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Señor

Juez promiscuo municipal de Curumani


E. S. D.

Ref. : Tutela

Actor: DAIRO ALBERTO MATEUS


Demandado: CONCEJO MUNICIPAL DE PAILITAS

DAIRO ALBERTO MATEUS ESTRADA actor en la oportunidad señalada por el decreto


2591 de 1991, Art. 31, impugno, la decisión tomada por este despacho, de fecha 12 de
abril del 2016, notificada personalmente el día 13 de abril del 2016, relativa al asunto
de la referencia.

I. Fundamentos de la impugnación

Que el supervisor revise la decisión de primera instancia, por carecer de las


condiciones necesarias a la sentencia congruente, teniendo en cuenta que: a) no se
ajusta a decisiones anteriores tomadas por incurrir el fallador en error esencial de
derecho, especialmente respecto del ejercicio de la acción de tutela, que resulta inane
a las pretensiones del actor, por errónea interpretación de sus principios,

II. Crítica de los motivos de hecho y de derecho de la decisión

El juzgado declara la improcedencia de la tutela por existir otros medios ordinarios


para solicitar la nulidad del acto administrativo,

Es impertinente, por lo tanto, la afirmación que se hace en el oficio en referencia: “……


Su Señoría puede percatarse que (sic) el poderdante no usó (sic) los recursos que
establece la ley para asegurar la consecución (sic) de los derechos que se pretenden
de las autoridades públicas”. Según la doctrina, los recursos que se interponen contra
decisiones adversas ofrecen las siguientes características: 1. Son actos procesales. 2.
Provienen de una parte del proceso. 3. Procuran corregir los errores cometidos en la
decisión recurrida.
De lo anterior se infiere que no era el caso de “corregir los errores cometidos en la
decisión”, sencillamente porque la administración no profirió ninguna decisión, pues
dejo de actuar e incurrió en conducta omisiva.
En el oficio en cita se afirma que “…….. a la fecha se han sucedido muchas
administraciones…..”, afirmación impertinente, porque el concepto de administración
es uno y no se determina por el funcionario que la ejerce. En la teoría del orden
jurídico, tanto administración como Estado conforman unidad, porque en la actividad
del Estado no hay solución de continuidad. No hubo entonces negligencia de mi
poderdante en interponer ningún recurso, simplemente porque no existía decisión
administrativa que se debiera revocar, modificar o aclarar. Reitero consideraciones que
no fueron objeto de ningún examen por parte del Señor Juez. No tuvo en cuenta, por
ejemplo la extrañeza de……. que dirigió comunicación al señor procurador general de
la Nación, solicitándole el nombramiento de un investigador para determinar la
conducta de sus propios subalternos en relación con la falta de decisión administrativa
favorable, no obstante el cumplimiento de los requisitos a cargo de mi poderdante y su
correspondiente aprobación. Es evidente que esa actitud de sorpresa se debía a la
diferencia de tratamiento, puesto que, respecto de otras solicitudes, la entidad a su
cargo había actuado prontamente y sin dilaciones. Esto significa, en materia probatoria
elemental, que es el propio representante legal de la entidad………quien aporta el
elemento necesario para una decisión favorable por vía de la tutela, ante la práctica
inutilidad de hacerlo directamente ante el funcionario a que le competía hacerlo. Al
Punto Y. No es cierto que sea discrecional de la administración conceder o no, la
autorización que reclama el interesado. En este punto no existe discrecionalidad, pues
la Constitución garantiza la obtención del beneficio, luego que se satisfagan las
exigencias legales para su concesión. Y es lamentable el esfuerzo por crear diferencias
entre las personas, contra expreso texto constitucional que prohibe la discriminación
de todo género; en la práctica se observa que, respecto de algunas, existe un como
deliberado propósito de desatención, en tanto que, respecto de otras, las autoridades
se muestran en extremo solícitas y aun complacientes. En este sentido, como el Señor
Juez lo pudo comprobar, los funcionarios fueron “delicadamente sensibles” a los
deseos y peticiones de otros, punto que no desarrollo en detalle pero que permite
intuir, si no favorecimiento, sí a lo menos una conducta que merece ser investigada y
sopesadas sus razones, pues resultan inexplicables. Quiero referirme, en particular, al
argumento fundado en el decreto 284 de 1992. Conocido el tenor de esta norma, no
encontré, por ninguna parte, nada que pueda denominarse “viabilidad geopolítica”,
como obstáculo a la concesión que se impetra y a la cual han aludido diversos
funcionarios subalternos para justificar; de alguna manera, la ausencia de actividad
administrativa a la solicitud de mi poderdante. Se trata, esta vez, de una infortunada
imprecisión, a no ser que la copia a disposición de……….. sea distinta de la que yo
poseo; en la copia que obtuve en………, no existe nada que pueda llamarse así, o que
justifique una negativa a la petición. Se trata de una débil excusa, para no decir otra
cosa, impropia de una entidad pública que representa la majestad del estado, y a cuyo
cargo está, en el campo de su competencia, el mantenimiento del orden justo,
inherente al ejercicio del poder. Es deber oficioso de los agentes del Estado, la defensa
de la legalidad, sin necesidad de un estímulo constante de quienes son víctimas de
tratamiento injusto o de daño antijurídico.
“Geopolítica”, se define – en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua
(Madrid, Espasa - Calpe, decimonona edición), “Ciencia que pretende fundar la política
nacional o internacional en el estudio sistemático de los factores geográficos,
económicos y raciales”; que se sepa, hasta ahora no se ha realizado esa clase de
estudios; y de existir, debieron divulgarse ampliamente si contenían restricciones o
prohibiciones para el ejercicio de derechos garantizados por la Constitución. Nada más
estrafalario que alegar una pretendida falta de viabilidad geopolítica, para negarse a
conocer el beneficio que se pretende. Las razones realmente justificativas del
funcionario que se niega a la concesión impetrada debieron ser argumentos de orden
técnico, y no una noción imprecisa y extraña, como la “falta de viabilidad geopolítica”.
Dentro de la sindéresis de la impugnación no he debido referirme a esta norma, en
particular, porque es posterior, y pretender aplicarla al caso de autos implica la
incongruencia de aplicarla retroactivamente. 

Quiero referirme al argumento de que se operó el silencio administrativo negativo. Esto


no es cierto; según el decreto. ley 2304 de 1989, reformatorio del Código Contencioso
Administrativo, el legislador extraordinario pretendió crear la institución de la pérdida
de la competencia administrativa, respecto de peticiones que no se decidían dentro de
los sesenta (60) días siguientes a su presentación. La inactividad administrativa en ese
lapso, implicaba la pérdida definitiva de la competencia para atenderla. Tales
frustrados intentos fueron declarados inconstitucionales por la Corte Suprema de
Justicia. De donde, “contrario censu”, la oportunidad de los órganos de la
administración para decidir las peticiones que se les hacen, jamás es imprescindible,
salvo que el interesado acuda a la jurisdicción en relación con el mismo asunto. Acerca
del silencio administrativo negativo, dispone el Código Contencioso Administrativo (Art.
40, Inc. 2°), lo que a continuación se expresa: “La ocurrencia del silencio
administrativo negativo, no eximirá de responsabilidad a las autoridades ni las
excusará del deber de decidir sobre la petición inicial…..”.
Aquí, fracasa también el pretexto: aunque hubiera lugar al silencio administrativo
negativo, la administración, en ningún caso, pierde competencia para resolver la
petición, el argumento, de paso, contradice una vieja regla jurídica que prohíbe alegar
a favor del fraude propio: “nemo auditur propriam turpitudinem alegans”.
Sería extravagante que la administración dejará vencer los términos para declarar
después que no lo hace, pues su decisión es extemporánea.

En cuanto de los argumentos de la decisión que se impugna, contesto:

Al punto X. El funcionario judicial de primera instancia acepta que “tuvieron ocurrencia


las omisiones presuntamente violatorias….”.

Al punto Y. Improcedencia de la tutela. Debo presumir, con contrariedad, que el Señor


Juez no examinó mis argumentos acerca de la conducta omisiva de la administración.
Según ha reconocido la Corte Constitucional, si el daño se produjo y ya no quedan
vestigios iniciales, es improcedente la tutela. Pero, en nuestro caso, se trata de una
conducta omisiva. Mientras no haya cumplimiento (que se realiza expidiendo la
decisión pedida), subsiste la oportunidad. La Corte Constitucional decide que debe
concederse la tutela, aunque se trate de hechos anteriores a la Constitución de 1991.
Respecto de ello de afirma que la norma sobre la tutela (Constitución artículo 86)
establece su procedencia “en todo momento” (expresión que debe entenderse en su
sentido natural y obvio, esto es, “previo, coetáneo o posterior”). La conducta omisiva
es actual, y, por lo tanto, debe ser objeto de tutela.

En conclusión, en autos se probó:


Primero. El solicitante, subordinándose enteramente a la ley del momento, presentó su
escrito petitorio. Cumplió las exigencias impuestas en forma satisfactoria, como se
comprueba con los sucesivos “vistos buenos” insertos en el expediente. Sin embargo,
ninguno de los argumentos señalados en la solicitud de tutela mereció la atención del
Señor Juez, con grave detrimento del debido proceso; Segundo. Cumpliendo los
requisitos legales, el solicitante, en su petición original, tenía derecho a que la
administración le otorgara lo que le pedía, cosa que no ha ocurrido hasta ahora;
Tercero. La actitud omisiva de la administración, persiste; se trata, respecto de mi
poderdante, de una situación jurídica consolidada, por haberse sometido a las
exigencias del régimen legal existente, en el momento de dirigirse a la administración.
Por el contrario, la actitud de ……………constituye conducta irregular y arbitraria, objeto
de investigación de toda índole, consistente en dejar pasar el tiempo, para después
alegar, infructuosamente, imposibilidad de actuar por vencimiento de los plazos. La
verdad es que, a una sola situación consolidada…………. se opone la actitud omisiva del
órgano del Estado encargado de atenderla.

En los anteriores términos fundamento mi impugnación al fallo.

Señor Juez

………………….
T.P. No. …………….del C S de la J.

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