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El encuentro de la Fe y la Razón
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Guadalajara, Jalisco, México.
Mayo 2020
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Para mi hija Diana Esther;
TQM
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PRESENTACIÓN
Areópago fue, por más de ocho siglos, el lugar donde los magistrados de Atenas
juzgaban a los delincuentes de la ciudad; era lo que en la actualidad llamaríamos un
tribunal de justicia.
Y allí mismo fue citado San Pablo, para que explicara acerca de su nueva doctrina
de Jesucristo, pues la gente lo acusaba de anunciar nuevos dioses y de blasfemar
contra los dioses del Olimpo. Podría ser, aunque no se menciona nada en la Biblia,
que también los sacerdotes judíos de la sinagoga local lo hayan acusado de
provocar alborotos pues consideraban a la nueva doctrina como una herejía. Esta
misma acusación de herejía se hizo por sacerdotes judíos en otras ciudades griegas
y del Imperio Romano donde San Pablo predicó, antes y después de visitar Atenas.
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De hecho, el cristianismo en tiempos de San Pablo ya mostraba gran influencia
filosófica, particularmente neoplatónica, además de su base judía del Viejo
Testamento. Hay evidencia circunstancial de que los primeros cristianos griegos
habrían reinterpretado a Platón a la luz de la nueva fe en Cristo y así abrazaron la
nueva doctrina con disposición gnóstica. Hay que notar aquí que en esos años aún
no se escribía ninguno de los evangelios del Nuevo Testamento; de hecho, los
primeros escritos del Nuevo Testamento fueron precisamente las cartas que San
Pablo escribió a los líderes de las iglesias que había formado en Roma, Grecia y Asia
Menor (hoy Turquía). No obstante, algunos historiadores expertos consideran que
en esos años ya estaba en circulación un texto que narraba las palabras de Jesús y
algunos de sus milagros, atribuido al Apóstol Tomás, el cual no fue incluido entre
los textos bíblicos debido a su inclinación al gnosticismo.
En el centro del debate estaban dos ideas distintas pero que buscaban un mismo
fin: ¿Para ser uno con Cristo era necesario conocer sus enseñanzas, estudiarlas y
buscar sus mensajes ocultos, o bien, bastaba con tener fe sincera en sus promesas?
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San Pablo se inclinó definitivamente por la opción de la fe; esto lo llevó a
enfrentarse a los filósofos que a todo le buscaban una explicación racional, y a
quienes pretendían acceder a Cristo por la vía del conocimiento del mensaje divino.
A estos últimos se les conoció como “gnósticos” del griego gnosis o conocimiento.
Algunos gnósticos tenían a Cristo como un simple profeta con gran sabiduría; otros
lo veían como un fantasma o dios inmaterial. A ambos se enfrentó San Pablo,
porque era necesario que Cristo fuera tenido como verdadero dios y verdadero
hombre.
Con base en los textos de la época antigua que han llegado hasta nosotros, he
podido reponer conversaciones que bien pudieron haber ocurrido entre San Pablo
y los filósofos de las distintas escuelas. Las posturas de San Pablo son bien
conocidas pues están plasmadas en el mismo libro de Hechos y en sus cartas que
escribió y que están incluidas en la Biblia.
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deja la Biblia en este interesante aspecto de la labor predicadora de San Pablo y los
asuntos y los problemas ideológicos a los que sin duda se enfrentó. Por lo demás,
con esta novela cumplo una inquietud que surgió en mí en 2012 a partir de mi
interés por la filosofía y luego de haber leído a Hechos 17, 16-34. Ojalá les guste.
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las frases célebres que el profeta Jesús dijo en su corta vida de predicación, pues a
sus 33 años había sido crucificado bajo cargos de sedición por Poncius Pilatus,
Gobernador de Judea, veintidós años antes.
Preguntaron a Amancio qué religión profesaba y éste dijo ser judío del Camino. 1
Acudía regularmente a las explicaciones que hacía un predicador llamado Pablo de
Tarsus en los lugares públicos de la ciudad y en otras ciudades de Asia Menor, pero
aunque éste aconsejaba no creer en hechiceros y charlatanes, Amancio seguía
siendo un idólatra. Ya estaba todo listo para iniciar el exorcismo cuando Yasser, el
menor de los siete hermanos hechiceros, tomó el Papiro de Tomás y, tras abrir
parcialmente el rollo, exclamó:
Al ver y escuchar esto, los seis hermanos se asustaron como nunca en sus vidas.
Entendieron que el mal se había posesionado de Yasser e intentaron exorcizarlo
pero entre todos no podían someterlo. Forcejearon por dos o tres minutos y
finalmente, al verse derrotados y muy golpeados, huyeron todos del lugar y fueron
a contarle lo sucedido a Esceva, quien estaba predicando en la sinagoga. Al ver que
los exorcistas huían despavoridos, Jaziel entró a la choza para ver a su hermano
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Secta del judaísmo que ya para el siglo II eran conocidos como “cristianos”, para
distinguirlos de los judíos.
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pero también fue expulsado a golpes por Yasser quien, luego de unos minutos, se
sentó en el suelo y se quedó dormido.
Todavía visiblemente sacudido por los hechos, Jaziel sintió que una mano le
tocaba el hombro. Era Pablo de Tarsus; con él estaban Timoteo, Silas, Erasto y su
escribano Lucas. Cuando Jaziel vio a los cinco alrededor de él, se sintió más
tranquilo.
– “Vete a casa y avísale a tus parientes, para que vengan por el cuerpo de tu
hermano; nosotros haremos oración por su alma”, le ordenó Pablo en nombre de
él y sus acompañantes.
Apenas se había ido Jaziel, comenzó a llegar al lugar gente creyente, tanto judíos
como griegos, trayendo amuletos, textos exotéricos, ídolos y libros de magia, para
también quemarlos. Gran cantidad de textos fueron quemados ese día y en los
cinco días siguientes, como rechazo a las doctrinas gnósticas y místicas;
proclamando en cambio su fe en Jesús y adhiriéndose a la nueva creencia del
Camino. Días después Esceva y sus siete hijos tuvieron que abandonar la ciudad
bajo amenaza de linchamiento. Al ver esto, Pablo entendió que ya era el momento
de dejar Éfeso, donde había estado predicando el Camino por dos años. Le ordenó
a Silas, a Timoteo y a Erasto que se fueran a predicar a Macedonia y Pablo decidió
quedarse unos días más en Éfeso con su escribano, porque ya tenían planeado
viajar de regreso a Jerusalén.
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Pablo venía huyendo de Berea y por eso zarpó sigilosamente de noche, sin que
nadie lo reconociera, utilizando un barco que transportaba vino. Sus discípulos no
le permitieron ir hacia el sur por el camino de a pié, para evitar que lo capturaran
sus enemigos. Los principales de las sinagogas de Berea, y más los de Tesalónica y
Filipo, querían dar con él para presentarlo ante las autoridades romanas por cargos
de sedición, pero más que nada porque ya había causado muchos problemas por
predicar su doctrina anti-idólatra del Camino entre los gentiles idólatras, en
Macedonia pero también en Éfeso y toda la región de Asia Menor 3, lo cual les
había traído problemas también a ellos. Los judíos se consolaban a sí mismos por
no ser idólatras como el resto de la población del mar Mediterráneo, pero no
andaban queriendo convertir a los gentiles al Judaísmo. Esto permitía una especie
de tolerancia entre intolerantes; una estabilidad donde lo conveniente era ignorar
al prójimo.
Por ser la del Camino una doctrina arraigada en la tradición judía milenaria, para
los gentiles no había diferencia entre judíos puros y judíos del Camino. No hacía ni
ocho años que toda la comunidad judía de Roma había sido expulsada de la ciudad
por culpa de un seguidor del Camino llamado Cresto. “Justos pagaron por
pecadores”, decían las autoridades de las sinagogas. Sin embargo, tampoco podían
denunciarlos como “no-judíos” porque sí eran judíos; cumplían las leyes de Moisés,
observaban las festividades religiosas, sus parientes en su mayoría eran judíos
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Hoy puerto de El Pireo.
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Hoy Turquía.
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ortodoxos. Por otro lado los conversos paganos, griegos y romanos, por ser
ciudadanos del Imperio Romano tenían un trato preferencial por las leyes.
En el caso de Pablo había esta doble combinación; era ciudadano romano nacido
en Tarsus, en la región de Cilicia 4 el mismo año que murió el rey Herodes el
Grande, 5 siendo emperador romano Augusto César. Era judío ortodoxo puesto
que sus padres eran judíos practicantes y celosos de sus tradiciones. No obstante
esto, y las protecciones legales que tenía como ciudadano, Pablo era ya un
problema mayúsculo y por eso debía ser eliminado a como diera lugar.
Su gran pecado era haber admitido a Jesús como el hijo de Dios, como el
“Mesías”, como el Cristo. Y al no tener aceptación su mensaje en las sinagogas,
comenzó a convertir a los paganos, convenciéndolos de abandonar sus mitos, su
idolatría y en lugar de eso adoraran al verdadero Dios y redentor de todas las
almas.
Luego de dos horas de espera, por fin arribó el barco al muelle. El viaje había
durado poco más de día y medio. Zarparon de Berea después del ocaso del sol y el
arribo al puerto estaba programado al medio día del siguiente día, pero un fuerte
viento desvió la ruta del barco pues inicialmente se había planeado pasar por un
estrecho entre el continente y las islas Sporades, pero al final tuvieron que rodear
las islas por el oriente y así continuaron hacia el sur por la costa de la isla de Eubea,
entrando a la bahía de Faliro por el estrecho de Andros.
Pablo sabía que alguien lo esperaba en el puerto para llevarlo a Atenas, pero no
sabía precisamente quién. Dionisio, por su parte, había escuchado de las hazañas
de Pablo pero no lo conocía en persona. Podía ser cualquiera entre una decena de
pasajeros varones con alrededor de 50 años de edad. No le quedó otra a Dionisio
que preguntar a cada persona que cumpliera el perfil y la descripción; sabía que era
4
Hoy sureste de Turquía.
5
Herodes el Grande murió en el año 4 de nuestra Era.
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un judío de complexión mediana, ojos claros, nariz aguileña, cara ovalada, pelo
corto y medio calvo en la frente. Preguntó a tres personas hasta que finalmente dio
con su huésped.
– “Sí, ¡soy soy!”, respondió Pablo con una sonrisa de alivio, pero fatigada.
– “Gracias y paz a ti, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”, respondió
Pablo inclinando un poco la cabeza al saludarlo con ambas manos. “El viaje ha sido
largo y apenas pude comer algunas aceitunas y un pan de trigo, de los que
acostumbran en Berea”.
Los dos caminaron hasta el carruaje que se encontraba a 200 metros del muelle.
Era una biga 6 jalada por dos caballos mansos. En el trayecto a Atenas, Pablo
preguntó a Dionisio a qué se dedicaba, y éste le respondió que formaba parte de
un grupo de jueces que dictaban justicia en la Colina de Ares. 7 En ese mismo lugar,
también conocido como Areópago, 500 años antes el renombrado filósofo Sócrates
había sido condenado a muerte, bajo cargos de corromper a los jóvenes con sus
enseñanzas peligrosas para la sociedad ateniense de esa época. 8
– “Un grupo de hermanos del Camino nos reuniremos para darle la bienvenida y
para escuchar su mensaje”, le anticipó Dionisio a Pablo. “Somos pocos
actualmente, unos catorce o quince incluyendo mujeres”.
– “Con buen consejo llevaremos el fuego del don de Dios a todas las almas de
todos los hombres, judíos y gentiles”, expresó Pablo con gran confianza.
6
Carruaje pequeño con arnés para dos caballos; la triga es para tres caballos, etc.
7
En griego Areópago es Colina o Peñasco de Ares, donde según la mitología griega el Dios
de la Guerra (Ares) fue juzgado y castigado por el homicidio de Halirrotio, hijo de
Poseidón.
8
Sócrates fue condenado a muerte porque promovía un método de estudio que nunca
llegaba a una conclusión definitiva sobre algún tema; esto fue considerado peligroso pues
en esa sociedad se valoraba más la decisión firme, útil para la actividad física y militar.
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Dionisio detuvo el carruaje frente a la casa de Dámaris. No era una casa humilde;
era grande pues ocupaba más de la mitad del bloque habitacional dentro de la
zona central de Atenas y ubicada a trescientos cincuenta metros del Areópago.
Desde la casa se apreciaba el Partenón de la Acrópolis, aunque parcialmente pues
obstruían la vista los peñascos de Ares. Contaba con jardines y hasta una pequeña
capilla para hacer oración. Estaba adornada en la fachada con árboles, macetas y
cuatro estatuas de yeso representando las cuatro virtudes de Celso: la Sabiduría
(Sofía), la Inteligencia (Ennoia), el Conocimiento (Episteme) y Excelencia (Areté). La
finca había sido de la familia de Dámaris desde que Pericles “El Olímpico” gobernó
la ciudad estado de Atenas más de quinientos años antes. El esposo de Dámaris,
Cecilio, era un acaudalado mercader romano, propietario de tres barcos mercantes
que viajaban por todo el Mar Mediterráneo, desde Iberia 9 hasta Siria. Era
originario de una acaudalada familia de Roma que contaba entre sus miembros a
varios Senadores cercanos al recién nombrado emperador Nerón Claudio César
Augusto Germánico, mejor conocido como “Nerón”.
– “¡Magistrado Dionisio! Puede pasar, mi ama lo esperaba desde hace rato”, dijo
el portero con tono de preocupación. “Soy Epicteto, esclavo de mi ama Dámaris.
Estaré a su servicio mientras ustedes estén en esta casa”.
Pablo cruzo una mirada breve con el esclavo pero no hubo intercambio de
palabras entre ellos. Pablo se sorprendió de la lozanía y tranquilidad de Epicteto;
no parecía actuar como un esclavo sino como un miembro de la familia. Parecía
incluso contento con su esclavitud. Mientras caminaban por el pasillo rumbo a la
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Actual España.
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sala de huéspedes, Pablo comentó esto con Dionisio y le pidió su opinión sobre el
por qué de la sumisión alegre del esclavo.
Dejaron el tema porque ya iban llegando a la sala donde los esperaba Dámaris y
otras seis mujeres de la doctrina del Camino.
En la mesa había cordero asado, pescado también asado a la leña con verduras
cocidas. Completaban el menú un queso de Creta y vino producido localmente de
uvas cultivadas en el Peloponeso, cerca de Esparta. Nadie había comido y ya faltaba
poco para el ocaso del sol, por lo que todos se sentaron y enseguida comenzó el
banquete de recepción. Pablo no tenía problema para platicar sobre cualquier
tema porque era trilingüe; hablaba su nativo hebreo pero también dominaba
perfectamente el griego y un poco el latín. El griego era la lengua franca en todo el
Mediterráneo y los territorios del Imperio Romano, desde Egipto hasta la el sur de
Iberia. En el norte de Iberia, Galia y la Tierra Angla, el idioma común era el latín.
Durante el banquete, Dámaris presentó a las mujeres de la congregación una a una
por su nombre: Agnes, Calista, Dorotea, Galena, Lyssa y Petra. Todas ellas de
Atenas excepto Lyssa quien estaba de visita desde Corinto.
– “Pero antes, les diré a qué he venido a Atenas”, expuso Pablo. “He venido a
darles advertencia de las falsas doctrinas; para que no presten atención a fábulas y
genealogías interminables; a vanas palabrerías de las cuales nacen envidias, pleitos
y blasfemias. Si alguno enseña otra cosa que no sea conforme a las sanas palabras
de Nuestro Señor Jesucristo y a su doctrina de piedad, ese hombre está envanecido
y no sabe de lo que está hablando. He sabido que aquí en Atenas hay muchos
filósofos que predican muchos modos de vivir y de convivir con el prójimo; son
hombres necios, corruptos en entendimiento y privados de la Verdad; apártense de
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ellos. La verdadera fe es la fe en Jesús el Cristo, quien venció a la muerte y alcanzó
la resurrección para juzgar a todos los hombres según sus acciones y sus omisiones,
y resucitará a los que tengan merecimiento de ello, en el día del juicio final.
También les recuerdo que a este mundo llegamos sin nada y nada nos llevaremos.
A los ricos les pido que sean ricos en buenas obras, que sean dadivosos y
generosos, porque la raíz de todas las maldades es el amor al dinero; por lo cual les
pido que no tomen la piedad como fuente para hacer ganancias materiales; lo que
han de hacer es tener ganancia ante los ojos de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. Hay mucha idolatría en el mundo pero aquí en Atenas, cuando venía del
puerto con Dionisio, vi a la pasada que han erigido monumentos para la adoración
de incontables dioses, y por si alguno les haya faltado, también vi un monumento a
un dios desconocido. Absténganse pues de idolatrías, porque Dios no habita en
monumentos ni en estatuas, ni tampoco son muchos sino un solo Dios creador de
todas las cosas del mundo. Los exhorto también a que hagan oración, a que pidan a
Dios y le den gracias, por todos los hombres. No reprendan sino más bien ayuden y
consuelen a los ancianos y a las viudas. No impongan las manos a alguno sin
méritos y tampoco participen en pecados ajenos, para que así se conserven puros.
Sigan pues en justicia, en piedad, en fe, en paciencia y en mansedumbre. No
olviden que es por fe que la Verdad es accesible al hombre, no por
argumentaciones altaneras donde cada hombre dice estar en la verdad. Hagan el
bien para que hagan fundamento para el porvenir y echen mano de la vida eterna
en Cristo nuestro Señor”.
Epicteto, quien escuchaba desde la puerta todo lo que Pablo decía, entendió que
el recién llegado venía predicando sobre nuevos dioses. Se preguntaba a sí mismo,
¿quién es este Cristo del que habla? ¿Será un nuevo dios de los judíos? El banquete
terminó y los comensales se levantaron de la mesa para dar por concluida la
reunión. Entonces Epicteto se retiró rápidamente del lugar para no ser visto.
– “Yo también me retiro”, dijo Dionisio. “Tengo que atender mis labores en el
Areópago. Muchas gracias por el banquete señora Dámaris. Y Dios bendiga su
ministerio aquí en Atenas, apóstol Pablo”.
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– “No tienes por qué dar las gracias”, dijo Dámaris. “Al contrario, gracias a ti por
habernos apoyado en ir al puerto y traer al Apóstol hasta aquí. ¡Dios te lo
compense!”
En la casa, Pablo fue conducido por Dámaris a una habitación para visitas donde
sería su hospedaje por los próximos tres meses. De allí salía diariamente a las
plazas públicas y a las sinagogas para predicar y cumplir su ministerio de difusión
de la nueva fe en Cristo. Por tradición, Atenas era una ciudad entregada a la
investigación de cosas nuevas, al debate público donde distintos oradores
confrontaban sus ideas y argumentaban los méritos de las mismas. Esto fue
favorable para Pablo porque tuvo durante algunos días la atención de los
pobladores a su nuevo mensaje de esperanza y fe.
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“¡Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida!, dijo el Señor”. Con esta frase comenzó
Pablo su sermón en la sinagoga judía de Atenas, que estaba ubicada en la orilla de
la ciudad por el camino a Corinto. “Yo, Pablo de Tarsus, perseguí a los santos del
Camino 10 por mucho tiempo en Jerusalén, pero ahora, soy siervo de Dios Altísimo
y he venido a anunciarles el Camino de Salvación. Ese camino es Jesús el Nazareno,
pues quien cree en Él no morirá, sino que vivirá para siempre…”
– “Yo, Pablo de Tarsus, perseguí a los santos del Camino por mucho tiempo en
Jerusalén”, continuó Pablo haciendo poco caso al inconforme. “Con poderes de los
sumos sacerdotes encerré en cárceles a muchos de ellos; y cuando los hacían
morir, yo concurría con mi voto. Muchas veces los forzaba a blasfemar,
castigándolos por todas las sinagogas; y sobremanera furioso contra ellos, los
perseguía hasta las ciudades extranjeras. Para esto mismo, yendo yo a Damasco,
provisto de poderes y comisión de los sumos sacerdotes, siendo el mediodía, vi, oh
rey, en el camino una luz del cielo, más resplandeciente que el sol, la cual brillaba
en derredor de mí y de los que me acompañaban. Caídos todos nosotros a tierra, oí
una voz que me decía en lengua hebrea: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Duro es para ti dar coces contra el aguijón”. Yo respondí: “¿Quién eres, Señor?” Y
dijo el Señor: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Más levántate y ponte sobre tus
pies; porque para esto me he aparecido a ti para predestinarte ministro y testigo
de las cosas que has visto y de aquellas por las cuales aún me apareceré a ti,
librándote del pueblo, y de los gentiles, a los cuales yo te envío”. 11
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Los santos del Camino son los líderes cristianos.
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Santa Biblia. Hechos 26, 10-17
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– “¿Y cómo Jesús vive si murió en la cruz, según la doctrina del Camino?”,
increpó otro asistente de la secta de los saduceos que no creen en la resurrección
de los muertos. “¡Lo tuyo es herejía!”
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5
Días después, aviso del escándalo en la sinagoga llegó a los oídos de un miembro
del Tribunal de Justicia de la ciudad, advirtiendo de un provocador que andaba
anunciando a nuevos dioses y blasfemando en contra de los dioses del Olimpo.
Esto fue llevado ante los magistrados quienes reunidos en el Areópago conversaron
sobre el asunto. La reunión era al aire libre, sobre un gran peñasco ubicado en el
centro de Atenas donde, según la mitología local, el Dios de la Guerra, Ares, fue
juzgado y castigado por el homicidio de Halirrotio, hijo de Poseidón. Se decía que
Halirrotio 12 había intentado violar a Alcipe, una de las hijas de Ares y este, cegado
por la ira pues su naturaleza era la violencia y la fuerza bruta, lo mató. Ares era hijo
de Zeus y hermano de Atenea, su archirrival. Tuvo dos hijos bastardos con Afrodita,
Fobos y Deimos, con quienes se hacía acompañar para ir a la guerra, pues no le
gustaba ir solo. Atenea siempre lo vencía en combate, pues ella era inteligente y
Ares un bruto irracional. Otro hijo famoso de Ares fue Eros, dios del Amor erótico.
Tras el homicidio de su hijo, Poseidón citó a Ares ante el Tribunal Divino que se
reunió sobre el gran peñasco que ahora lleva su nombre.
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Halirrotio significa Espuma de mar.
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– “No creo que sea algo grave”, se apresuró a responder Dionisio, el más
veterano de los magistrados. “No tenemos ninguna queja presentada por ningún
ciudadano, ¿o sí?”
– “Si no hay denuncia, no podemos citar a nadie, según las leyes que tenemos”,
intervino otro magistrado de nombre Anatole. “¿Bajo qué cargos lo traeríamos
ante nosotros? Sería ilícito hacerlo…”.
– “Solo hacía el comentario para que estuvieran enterados”, insistió Demian. “Si
no hay quien lo acuse, no hay delito bajo el Derecho Romano”.
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6
A buen trote dos caballos jalaban el carruaje de Dionisio por las calles de Atenas;
se dirigía presurosamente a la casa de Dámaris pues le llevaba un recado urgente.
Al llegar a la puerta principal de la casa observó a tres hombres griegos pero de
aspecto foráneo.
– “Somos del Camino; buscamos al Apóstol Pablo”, respondió uno. “Soy Lucas, el
escribano del Apóstol; ellos son Timoteo y Silas. Hemos recibido recado del Apóstol
que lo acompañemos en su ministerio aquí en Atenas, y por eso hemos venido de
Berea”.
– “Sí, lo lamento”.
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– “¿Y qué decidieron los magistrados?”.
– “Nada. Nadie ha hecho cargos contra el Apóstol Pablo. Por ahora está a salvo”.
– “De cualquier manera tenemos que hablar con el Apóstol, para que evite
causar problemas”, advirtió Dionisio. “Yo solo tengo mi voto para protegerlo, pero
los otros magistrados no van a ser tan tolerantes. Y de los tres hombres que
llegaron de Berea, dicen ser hermanos en Cristo, ¿qué hay de ellos?”.
– “Mi esclavo ya les dijo que el Apóstol puede estar en la plaza. Ya se retiraron”.
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7
En la plaza, también conocida como el ágora, a toda hora del día se reunían los
ciudadanos interesados en las novedades de la ciudad; era el lugar donde podían
enterarse de las noticias provenientes de todo el Imperio Romano y más allá.
Estaba ubicada en el centro de la ciudad y consistía en un edificio rectangular con
techos en todo su alrededor soportados por 200 columnas cilíndricas de cantera
labrada con remate jónico. En el centro había un patio sin techar tan grande como
la cancha de un estadio para deportes.
Al oír esto, Pablo entendió que si bien sus interlocutores lo habían escuchado
con atención por casi media hora, ahora era su turno de escuchar, lo cual hizo más
por obligación que de voluntad. Escuchar los argumentos de estos Cínicos, no
13
Cínico es una palabra griega que se traduce como “lo relativo a los perros” o vivir como
un perro.
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Gentiles eran los no-judíos, particularmente los griegos y los romanos.
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obstante, podría servirle para tener una mejor estrategia para convencerlos de las
bondades del Camino. No iba a ser convencido por lo que dijeran estos griegos,
pero no dejaba de ser una pérdida de tiempo prestar oído a sus palabrerías.
Antístenes era el mayor de los tres y el más estudiado en su filosofía. La escuela de
los Cínicos ya tenía 400 años de tradición en Grecia, desde que algunos discípulos
de Sócrates optaron por una vida con la máxima libertad y las mínimas posesiones
materiales.
– “Veo que eres un hombre noble, amigo Pablo; si no lo fueras no estarías aquí
procurando para nosotros nuestra felicidad”, continuó Antístenes. “Todos
buscamos la felicidad, pero unos la buscan como algo que algún día llegará, y otros,
como nosotros los cínicos, somos felices a cada momento, cada día. Yo busco la
felicidad siendo feliz, aquí y ahora. Y tú, ¿eres feliz?”.
Pablo hizo por responder pero Antístenes se lo impidió y siguió hablando: “Por lo
que veo no eres feliz, puesto que tienes en nada esta vida y hablas de otra vida
mejor que esta, una vida eterna y completamente feliz después de la muerte.
¿Acaso me estás pidiendo es que me suicide ahora mismo?, pues si la verdadera
felicidad está después de la muerte, ¿por qué esperar? ¿Por qué no morir ya, de
una vez y sin dilación?”.
“Yo, en cambio, soy feliz con mi filosofía, porque me permite hablar con mí
mismo y conocerme”, continuó el gentil. “Prefiero vivir feliz y así morir feliz. Si hay
otra vida después de ésta, ya me tocará vivirla, o tal vez no. Tus promesas de vida
eterna me suenan vacías, igual que las de uno de mis alumnos que prometió
pagarme las clases ya que tuviera dinero, y no me ha pagado. Has de saber que no
es de sabios vivir por leyes, porque cuando uno está obligado, cualquiera hace lo
que lo obligan a hacer. Lo virtud es mejor”.
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soy de una manera y actúo de otra. Me basta mi manto, mi morral y mi bastón.
¡Riquezas…! ¿para qué las quiero? ¿Acaso para ser un adorador el dinero? No,
amigo; me tengo a mí y eso me basta. Si alguien prefiere vivir atado a leyes, a
costumbres y a esperanzas, que así viva; a mí no me interesa en lo más mínimo,
porque ¿qué tengo yo en eso?, puras aflicciones innecesarias. Discúlpame si te
hablo con tanta franqueza, amigo Pablo”.
Ante esto, Pablo quedó pasmado por tanto derroche de insensibilidad social y
humana, presentada con tanta naturalidad y sentido común. Más aún, Antístenes
no ocultaba su desprecio por la vida en sociedad. Ahora entendía Pablo la
irreligiosidad de los Cínicos. No era que no creyeran en dioses y en ídolos, sino que
los dioses y los ídolos eran nada para su estilo de vida.
– “Es posible que Antístenes diga la verdad”, irrumpió Crates. “Yo soy un cínico
porque soy un ciudadano del mundo; vivo conforme a la naturaleza y por eso
encuentro gratificación en este sol que nos ilumina y en este aire que respiramos.
Las normas políticas son cadenas que nos esclavizan. Yo, por mi parte, he buscado
y buscado tratando de encontrar un hombre honesto aquí en Atenas y en todo el
Mediterráneo, pero aún no lo he encontrado. Antístenes es mi maestro, pero
¿cómo puedo saber si sus convicciones y sus enseñanzas son buenas? Sólo yo,
viviendo una vida virtuosa podré afirmar sin ser incongruente en mis actos que lo
aprendido de mi maestro sirvió para algo bueno. La bondad, pienso, no es algo a lo
que se aspira o algo que ha quedado atrás en el tiempo y ya no es; en cambio, lo
bueno es algo que se vive; es lo que cada persona vive. Si me ves vivir como un
perro, en la calle, no por cierto es malo, porque así soy libre, y ser es libre es algo
bueno, ¿no crees?, amigo Pablo”.
– “Pero si tanto desprecian las normas sociales y las tradiciones religiosas, ¿por
qué no viven libres y solitarios en el monte, como ermitaños?”, preguntó Pablo a
los tres.
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gobernados, moribundos en vida y muertos eternamente vivos. Y al final, todos
somos una misma especie humana, y somos uno con la naturaleza pues sin ella
moriríamos en un instante, o ¿quién puede vivir sin aire en el tiempo que toma
caminar alrededor a esta ágora? Vivimos por la phisis, 15 no por la sociedad o por
los dioses. Entonces, vive sin problemas ni preocupaciones, buen hombre; si el
Cristo que tú predicas es tan poderoso, ¿por qué murió en la cruz de los romanos?
No encuentro coherencia en tus palabras pues, ¿cómo podrá un muerto darme
vida? Te pido perdón si he sido muy sarcástica mi discurso, y tal vez mis ideas son
impopulares, pero algo deseaba decir y lo he dicho”.
Pablo quedó aún más sorprendido ante la habilidad retórica de estos callejeros
harapientos. La humillación de su predicación habría sido fulminante si no fuera
por su firme convicción en la verdad del camino de Cristo. No había más que
hablar; un argumento más a favor de Jesucristo parecía una confirmación adicional
de la verdad retórica de los Cínicos; claro, desde la perspectiva de sus
interlocutores. La verdad del Camino requería de interlocutores que por lo menos
tuvieran una esperanza en una vida mejor; gente creyente, con fe, aunque fuera en
ídolos. Éstos, en cambio, no parecían creer ni en ellos mismos. Pablo les agradeció
su disposición al diálogo, pues incluso el dialogo racional era rechazado
habitualmente por los filósofos cínicos. Se despidió de ellos y regresó a casa de
Dámaris, pues ya se estaba ocultando el sol tras el horizonte.
Cuando Pablo se había ido, los filósofos comentaban burlonamente entre ellos:
“¿Para qué más dioses; qué acaso no son suficientes los que ya tenemos?”.
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Phisis significa lo natural; la Naturaleza.
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8
Salía Pablo del ágora con paso apresurado, pensativo, más bien distraído,
cuando fue interceptado por Timoteo, Silas y Lucas. Lo habían estado viendo de
lejos, platicando con los Cínicos, pero no quisieron interrumpir y prefirieron
esperar en la entrada pues Pablo debía salir por allí mismo.
– “Muchos que antes no eran, ya son hermanos en la fe”, explicó Timoteo. “Les
impuse las manos y los bauticé en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, y son como
cuarenta en Tesalónica y quince en Berea. Pero todo ha sido en resguardo porque
los judíos de las sinagogas no aprueban el Camino. Todos los nuevos hermanos son
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gentiles; los judío dicen que tienen prohibido escucharnos pues enseñamos
doctrinas y costumbres que no son lícitas de recibir y hacer, porque son contrarias
a la Ley Romana”.
– “Cuatro hermanos nuestros fueron azotados con látigo en Berea, hace veinte
días, igual como nos azotaron a nosotros en Tesalónica”, expuso Lucas. “No los
encarcelaron, pero tienen advertido no hacer más provocaciones”.
– “Es solo que me parece muy pesada esta cruz”, respondió Silas. “Aún tengo las
marcas de los azotes; aún me duelen en las noches. ¿Cómo negar este
sufrimiento?”.
Al decir esto Pablo recordó las palabras de los filósofos Cínicos, quienes dijeron
preferir una vida feliz, aquí y ahora, en este mundo. En cambio, en el Camino
parecía necesario sufrir ahora para aspirar a la felicidad futura. Pensativo, Pablo les
dio las buenas noches a sus discípulos y todos se acostaron a dormir.
32
9
– “No pude dormir; pensaba en las molestias que te hemos causado”, dijo Pablo.
– “Le estamos muy agradecidos por su bondad”, intervino Timoteo. “Creo que
será mejor que el Apóstol Pablo que quede aquí a descansar un poco; nosotros
podemos ir al ágora a predicar”.
33
34
10
– “…tengan pues mucho cuidado con los dogmas, con esas verdades absolutas,
porque son engaños para la mente y aflicción para el corazón”, expuso Sexto. “No
sean como los seguidores de Aristóteles, como los epicúreos y los estoicos, que
aseguran conocer la verdad de las cosas. Tampoco sean como los académicos entre
ellos Gorgias, Clitómaco, Carnéades y sus seguidores sofistas, quienes dicen que no
podemos conocer la verdad de las cosas, o que la verdad es lo conveniente para el
discurso. Lo mejor es seguir las enseñanzas de Pirrón de Elis, que nos invita a
continuar investigando, pues mientras no estemos seguros de una cosa, lo racional
es no afirmar ni negar nada; es preferible, pues, mantener la serenidad y vivir
tranquilos”.
Uno de los griegos allí presentes tomó la palabra para intentar refutarlo, dijo:
“Maestro, hoy por la mañana caí de mi caballo y me hice un raspón en la mano,
¡véalo por usted mismo!”, y le mostró su mano con el raspón. “¿Este raspón es
verdad o no?”.
– “No podría decirte que sí es verdad o que no es verdad”, respondió Sexto. “Si
te digo que es verdad y no lo es, me dirán que soy un mentiroso. Si te digo que no
es verdad y si lo es, también quedaré ante todos como Sexto “El ignorante”; pero
no soy mentiroso ni ignorante sino empírico, porque la verdad como idea no existe,
16
La ciudad de Alejandría estaba ubicada cerca del delta del río Nilo, en el norte del actual
Egipto.
35
solo hay hechos y cosas que ocurren en la vida. Investiguemos, pues, este hecho
que ahora mencionas: Veo que tu mano parece tener un raspón, pero el raspón
como tal no es verdadero ni falso, simplemente parece ser un raspón conforme a lo
que se acostumbra aquí llamar “raspón”; he estado en otros lugares donde le
llaman de otra manera. No te puedo decir desde donde estoy si tu raspón es
grande o es chico, porque ahora me parece chico, pero si me acerco me parecerá
grande. Tampoco te podría decir si tu raspón es doloroso, puesto que yo no siento
ningún dolor. Y tampoco puedo saber si tu herida es grave, puesto que había que
compararla y decir que es más grave que…, o menos grave que… otra herida”.
– “Pero a mí sí me duele la mano, y mucho, ¿puedo aún decir, contra esto, que
no me he golpeado?”, insistió el interlocutor.
– “Son palabrerías las tuyas”, irrumpió Pablo, con voz alta y visiblemente
perturbado por lo que acababa de escuchar. “Bien has dicho que hay hechos y
cosas que ocurren en la vida, y que esos hechos y esas cosas nos parecen difíciles
de explicar y por lo tanto sería un error afirmar que algo es verdad. Pues bien, yo te
digo que si las cosas no tuvieran algo de verdad, no existirían. ¿Cuál verdad?, no
por cierto la verdad por sí mismas, como bien los explicas, ni tampoco una verdad
36
dada por el hombre, sino una verdad que hace que las cosas sean lo que son y esa
verdad la tienen de su Creador, Dios todopoderoso que todo lo ha hecho conforme
a la naturaleza de cada cosa, de cada animal y de cada hombre. No podemos decir
cuál cosa es mejor o cuál es peor por sí misma, pero sí podemos decir que las cosas
son, existen. ¿Y por qué existen? No por cierto de lo que digamos de ellas, pues yo
antes de decir cualquier cosa de ti, tú ya existías. Es difícil decir que el dolor es
bueno o es malo con respecto a un fin, pero en los hechos, el dolor duele, y si no, la
persona con el raspón puede por él mismo decirnos. Lo que yo diga del dolor es
pura palabrería, con respecto al hecho del dolor y a la persona que lo sufre. Yo si le
creo que duele ese raspón, pero tú, no te atreves a creer y solo quieres conocer a
ciencia cierta; por esta vía del conocimiento nunca podrás sentir el dolor ajeno”.
– “Si quieres investigar, investiga pues”, contestó Pablo. “Ya no pienso seguir
escuchando tus palabrerías, porque para mí son pérdida de tiempo. Mis creencias
son ciertas y por ellas me hago vivir, en esta vida y en la venidera. Yo tengo por
verdad a mi Señor Jesucristo y a ninguna otra”.
17
Las cuatro causas postuladas por Aristóteles son: la material, la formal, la eficiente y la
final.
37
En ese momento Pablo y Lucas se retiraron del lugar. Retomando Sexto la
palabra, dijo: “Ustedes lo han visto, señores; vivir de dogmas nos lleva a la
intolerancia y la molestia por opiniones que no son las propias. Si por este señor
fuera, nos mandaría callar a todos, nos impondría su verdad y nos obligaría a creer
en ella, bajo pena de muerte. El dogmatismo solo trae problemas y sufrimientos;
esto es lo que queremos evitar pues queremos vivir tranquilos, sin pleitos y sin
guerras. ¿Qué acaso las guerras no han sido causadas por reyes que buscan
imponer sus leyes y sus dogmas a otros pueblos, por la fuerza?”.
38
11
Lucas intentó tranquilizar a Pablo, pues éste aún estaba muy molesto por las
palabrerías de Sexto “El Empírico”. El intercambio de palabras había sido ríspido
pues no había punto medio; no era posible un acuerdo ni un reconocimiento de la
postura del contrario. El problema con los escépticos, igual que con los cínicos, no
era la idolatría, sino su falta de fe. Lucas tampoco estaba de acuerdo con la filosofía
de Sexto, pero no se molestó.
Pablo y Lucas eran de personalidad muy diferente. Mientras que Pablo era ya
mayor, de 47 años, apasionado, totalmente entregado en cuerpo y alma a su
ministerio; Lucas era un joven de 32 años, calculador, más bien un estratega que
actuaba más por la mente que por el corazón. No obstante sus diferencias, ambos
habían hecho buena pareja. Lucas había acompañado a Pablo desde su primer viaje
misionero al Asia Menor, donde juntos predicaron el Camino en Atalia, Perge,
Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe y en Chipre. En más de una ocasión Lucas
logró evitar que Pablo fuera apresado por las autoridades o golpeado por
multitudes inconformes. En otras ocasiones su intercesión negociadora no fue
suficiente, como fue el caso en Listra, cuando a Bernabé lo confundieron con el
dios Júpiter y a Pablo con el dios Mercurio, pero luego ambos fueron apedreados y
arrastrados por los judíos hasta afuera de la ciudad, donde los dejaron tirados en el
suelo y los dieron por muertos.
Lucas tenía algo de escéptico, y por eso Pablo lo había escogido como su
escribano. Además de dominar la escritura griega, Lucas se interesaba por los
detalles, por investigar hechos pasados y por organizar sus escritos de manera que
fueran entendibles y aleccionadores. Era un investigador, un historiador, pero no se
metía a sí mismo a sus escritos porque siempre se mantenía aparte, como un
simple observador que veía las cosas pasar sin sentirse afectado; en este último
sentido era como los estoicos, porque trataba de amansar sus sentimientos. Lucas
no era judío sino que era un gentil. Era griego, médico de profesión, nacido en un
poblado de Macedonia, pero su gusto por el estudio y lo novedoso lo llevó a
explorar nuevos horizontes en Damasco, Siria donde conoció a Pablo poco después
de su conversión al Camino. Lucas no era idólatra pero tampoco era miembro de la
escuela escéptica de Pirrón, por lo que su conversión al cristianismo no fue
39
inmediata; su fe iba creciendo poco a poco pero firmemente, con el paso del
tiempo y las experiencias vividas, viendo como Pablo hacía milagros, curando a la
gente, o provocando un terremoto para escapar de la cárcel en la ciudad de Filipos.
Pero el mayor milagro, para Lucas, era la habilidad de Pablo para ablandar el
corazón de las personas, para que dejaran su camino de maldad e idolatría y
aceptaran la verdad del Camino.
– “Apóstol, creo que debemos regresar a casa”, dijo Lucas a Pablo. Ambos se
habían sentado a descansar sobre un bloque de cantera, bajo un árbol. “Le hará
bien descansar un poco”.
– “Creo que con la gente que sufre podremos tener más disposición a escuchar
la Palabra”, opinó Lucas. “Los estoicos y los epicúreos serán mejores para escuchar,
pues ellos si creen en dioses y en ídolos; están necesitados de escuchar sobre el
verdadero Dios”.
En eso estaban cuando se acercó a ellos la persona que había increpado a Sexto;
esa misma que había sufrido un raspón y tenía la mano adolorida. Su nombre era
Filón, un judío nativo de Alejandría en el norte de África, de 45 años de edad, barba
larga de color negro y un poco pasado de peso. Su oficio era maestro pues daba
clases de filosofía, pero tuvo que huir de Alejandría quince años antes, cuando un
grupo de griegos liderados por un gobernador romano de nombre Flaco ordenó
encarcelar a todos los judíos o matar a los que se resistiesen. Luego de vagar
durante cinco años por diversas ciudades del Mediterráneo, llegó a Atenas para
estudiar por cinco años en la Academia, escuela fundada por Platón 400 años
antes. Después dejó la Academia para estudiar un par de años en El Pórtico de los
estoicos y finalmente desarrolló su propia teología gnóstica 18 para estudiar el
significado de los cinco libros de Moisés, del Viejo Testamento de la Biblia.
18
La teología gnóstica consiste en un acercamiento a Dios por vía del conocimiento. Esta
teología fue prohibida por la Iglesia Cristiana en el Concilio de Nicea del año 325 d.C.,
porque no admite la fe en Dios.
40
– “Me he interesado por la filosofía y en mis días libres acudo al ágora para
aprender de los filósofos”, comentó Filón. “Y ustedes, me parece que también son
forasteros. ¿De dónde vienen y qué filosofía estudian?”
– “Yo antes era judío fariseo pero ahora soy judío del Camino; mi escribano
Lucas es gentil de Macedonia”, aclaró Pablo. “Soy ciudadano romano nacido en
Tarsus en Cilicia. Pero platícanos, ¿qué se dice de Jesús en Alejandría?”.
– “No mucho, la verdad”, continuó Filón. “Conocí unos monjes del desierto que
estudian las Logias 19 de Jesús el Viviente. Al parecer fue un profeta sabio de
Galilea…”
– “No es profeta sino Dios hijo de Dios”, irrumpió Pablo. “Murió crucificado en
tiempo de Poncio Pilatos pero resucitó al tercer día y subió al cielo. Y vendrá a
juzgar a todos los hombres; por eso proclamamos su evangelio para que todos se
arrepientan de sus pecados y los que crean en Jesucristo sean salvos y tengan vida
eterna”.
– “Te decía que en Alejandría se conoce poco de Jesús”, prosiguió Filón. “Bueno,
hace años que no he regresado, pero no pienso que haya muchos judíos allá; la
mayoría huyó de la violencia. Pero ¿ustedes predican la Ley de Dios a los gentiles
idólatras?
– “Nuestro Señor Jesucristo es Dios de todos los hombres por igual, de judíos y
de gentiles, de pobres y de ricos, de justos pero mucho más de pecadores”, aclaró
Pablo. “La ley no se hace para los justos sino para los trasgresores; y son los
pecadores los que más necesitan de Dios pues sus pasos van por senderos oscuros.
19
Logia significaba “los dichos o las palabras de… Jesús”. Así es el llamado “Evangelio de
Tomás Apóstol” pues, a diferencia de los evangelios bíblicos que son narrativas, el de
Tomás es una lista de frases célebres.
41
Y ciertamente tú no andas por buen camino pues es de ignorantes buscar a Dios
por la vía del conocimiento y las razones, porque es una búsqueda interminable y
de pura palabrería; solo teniendo fe en Jesucristo se llega a Dios, y con el auxilio del
Espíritu Santo que nos facilita cumplir sus dos mandamientos: ama a Dios sobre
todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo. Arrepiéntete, pues. No sigas
naufragando en la fe y sigue al Camino que es del Dios Vivo”.
– “No pienso poner a otro dios al que nombras Jesús delante del Dios que no me
es permitido nombrar”, 20 replicó Filón. “Mi filosofía es muy distinta pues Dios es
uno y lo es todo, pero como no puedo conocerlo a Él, solo puedo conocer su
creación. Tú me dices que con la fe puedo ir a Dios, pero yo te digo que es de
sabios conocer los mensajes ocultos en las Sagradas Escrituras. Dios no puede ser
contemplado, pero Él se conoce a sí mismo. Cuando el hombre se conoce a sí
mismo, podrá conocer a Dios y por eso yo estudio la Palabra de Dios por la
recompensa misma, esa recompensa es la Luz en mi vida. El que pregunta obtendrá
respuestas y sabiduría, pero la sabiduría no llega a mí por gracia divina, como tú
dices, por eso debo ejercitarme en las ciencias que descubren los mensajes ocultos.
Y el día de nuestra muerte, volveremos a ser uno con Dios, porque de Él venimos y
a Él regresaremos”.
Al escuchar esto, Pablo supo que estaba frente a un judío gnóstico pues sí creía
en Dios pero pensaba que es mediante el conocimiento y las ciencias exotéricas
como se llega a la Divinidad. Era clara la influencia de la escuela de Platón en su
modo de entender la religión.
20
Según la tradición judía ortodoxa, Dios no se puede conocer directamente y por lo tanto
no debe ser nombrado. A pesar de la prohibición de poner nombres a Dios, en la Biblia se
menciona con estos nombres: Eloh o Elohim y Yahveh o YHW. A veces se usa el nombre
Baal, pero para referirse a dioses paganos o ídolos.
42
hijos de Israel, que iban tras una ley de justicia no alcanzaron justicia, porque iban
tras ella no por fe sino por obras de la ley; por eso tropezaron en la piedra de los
tropiezos. Arrepiéntete y cree en Jesucristo. Escrito está que quien crea en Él, no
será avergonzado y anulará el pacto con la muerte”. 21 Para que camines el buen
camino, acompáñanos esta noche en casa de Dámaris esposa de Cecilio el Romano;
allí te expondremos el Camino”.
21
Isaías 28, 16-18.
43
44
12
Pablo caminaba por los jardines de la casa para relajarse, para bajar el estrés.
Reflexionaba sobre su obra de vida, sobre la enorme tarea por delante y sobre la
suficiencia de su labor para cumplir cabalmente con el encargo que le hizo
Jesucristo aquél día cuando iba camino a Damasco, quince años antes. Pensaba
también cómo hacerle para ganar el argumento a los filósofos.
En una esquina del jardín el esclavo Epicteto limpiaba las hojas secas y la hierba
nociva. Trabajaba con dedicación y sin quejarse del calor, que a medio día ya era
intenso; los moscos agregaban miseria a la labor del jardinero, pero éste no parecía
22
Sabath, o día de descanso. En la tradición judía, el sabath era un día en el cual se
suspendía toda actividad productiva, por Ley sagrada. Violar esta disposición religiosa
constituía un pecado grave. Por eso Jesucristo era muy criticado por hacer milagros y
ayudar al prójimo en día de descanso.
45
incomodarse en lo más mínimo. Durante los tres meses que Pablo había estado
viviendo en esa casa, apenas había cruzado cuatro o cinco palabras con el esclavo.
Siempre lo veía esmerado en sus actividades; nunca lo vio molesto, triste y por el
contrario su actitud era de una persona seria, plana de sentimientos, abocado a sus
labores. En una ocasión, cuando Pablo caminaba frente a la pequeña choza donde
dormía Epicteto, cerca del pozo de agua, lo observó escribiendo algo sobre un
papiro, en su tiempo de descanso. La choza era humilde pero muy limpia y
adornada con arte griego, como platones, jarrones y pequeñas estatuas. El esclavo
nunca asistía a la reunión de los hermanos de la fe, que se realizaban dos o tres
veces por semana en un salón de la casa acondicionado como biblioteca. Pablo
sabía que Epicteto era seguidor de la filosofía del Pórtico, también conocida como
el Estoa; por eso a sus adeptos se les conocía como “los estoicos”. La escuela se
hacía bajo unos portales o arcos cercanos al ágora y había sido fundada 350 años
antes por Zenón de Citio.
Pablo sabía que no le era lícito predicar por ser día de descanso, pero le
interesaba mucho conocer la filosofía de los estoicos y se atrevió a hacerle algunas
preguntas a Epicteto, y escuchar lo que él dijera.
– “Dime, pues, qué piensas de tu vida. Cómo tu filosofía que sirve para vivir feliz,
pues he notado que eres un hombre feliz”, insistió el Apóstol.
– “Cada persona vive su vida en distintas circunstancias, por eso no hay un modo
correcto de vivir. Unos son casados y tienen hijos, otros tienen sus negocios, otros
gobiernan y otros, como yo, somos esclavos, pues ese ha sido nuestro destino. Ir en
contra de mi destino me hace infeliz, porque estaría inconforme y enojado de mí
46
destino. Hay cosas que no puedo controlar, como mi destino y la manera como
otras personas me tratan, o lo que piensan de mí; tampoco puedo controlar el
sistema social donde vivo, pues he sabido que en otras ciudades no se permiten los
esclavos, pero aquí sí, y así soy un esclavo en Atenas. Pero hay otras cosas que sí
puedo controlar, como mis emociones, mis deseos, mis expectativas, mis
opiniones; de estas si me preocupo, pero no de las cosas que no pueda controlar.
Mi felicidad, mi tranquilidad y mi libertad comienzan con la comprensión de este
principio: lo que puedo controlar y lo que no. Cada persona puede elegir cómo vive
y cómo reacciona ante lo que le ocurre; si las personas no son capaces de entender
esto, viven en tormento, en frustración, en ansiedad, y sufren mucho”.
– “Dime más; ¿qué hacen los estoicos cuando una persona los trata mal?”,
preguntó el Apóstol.
– “Yo solo presto atención a mis verdaderas preocupaciones; lo que otros hagan
es asunto de ellos, no mío. Así no me afectan los insultos y nadie me puede
lastimar. Soy auténticamente libre en mi interior y eficaz en lo exterior, pues doy
buen uso a mis esfuerzos en lugar de malgastarlos criticando u oponiéndome a los
demás. Si conoces y prestas atención a tus verdaderas preocupaciones, nada ni
nadie te hará actuar contra tu voluntad; los demás no podrán herirte, no ganarás
enemigos ni padecerás ningún mal”.
Estas palabras le cayeron como balde de agua fría a Pablo. Recordó sus muchos
sufrimientos: los latigazos en Listra, el encarcelamiento en Filipos, los insultos en
las sinagogas donde predicaba el Camino. Se había hecho muchos enemigos, judíos
y gentiles, por su predicación del evangelio. Se preguntó a sí mismo ¿vale la pena
tanto sufrimiento? ¿Será que la filosofía de este esclavo es más sabia y eficaz que la
Palabra de Jesucristo? Pero, ¿y el mandamiento de amar al prójimo?
47
– “¿Qué piensas de los dioses y los ídolos?”, dijo Pablo.
– “Dime lo que piensas y te diré quién eres”, 24 respondió el esclavo, y siguió sus
labores en el jardín.
23
Epicteto. El Manual de la Vida. Versión de Sharon Lebell
24
Epicteto. El Manual de la Vida. Versión de Sharon Lebell
48
13
Atenas era una ciudad muy festiva. De los días del año, 120 eran de fiesta y cada
fiesta estaba dedicada a una deidad o dios. Una fiesta consistía en actividades
religiosas pero también en eventos cívico-patrióticos, deportivos, artísticos,
concursos de belleza, de mujeres y de hombres. La venta de ídolos o estatuillas
representativas de la multitud de dioses del Monte Olimpo era el principal negocio
de los artesanos atenienses; aunque también se vendían estatuillas de dioses
romanos y egipcios. Visitantes de origen griego provenientes de ciudades de todo
el Mediterráneo europeo, África y Asia Menor acudían para celebrar, hacer deporte
y adquirir ídolos para llevar de regreso a sus ciudades y venderlos, para su
veneración.
Según la mitología griega, todo había comenzado del Caos; de él nació Gea (la
Tierra o el mundo), Eros o dios del Amor, Tártaro (Abismo) y Érebo dios de las
sombras. De Gea surgió Urano dios del cielo; por intercesión de Eros quien propició
la unión de Urano y Gea, de esta unión nacieron los Titanes (Poseidón, Ceo, Crio,
Hiperión, Japeto, Tea, Rea-Cíbeles, Temis, Mnemósine, Phoebe, Tetis y finalmente
Cronos dios del tiempo); también produjeron a los monstruos cíclopes y a los
Hecatónquiros o monstruos de cien manos. Cronos, muy mal hijo, hace la guerra a
su papá Urano; lo vence y asume el liderazgo. De la unión de Cronos y Rea-Cíbeles
nacieron varios hijos, pero al nacer, Cronos se los comía para que no fueran a
destronarlo a él, tal como él había hecho con su padre. El último hijo, Zeus, fue
escondido por su madre pues se lo entregó a la ninfa Adrestea para que se lo
llevara a la isla de Creta. Cuando Cronos pide a su hijo para comerlo, la madre le
entregó una piedra envuelta en pañales y se la tragó, pensando que se había
comido al niño. Zeus, hecho ya un hombre y fortalecido por beber leche de cabra,
le da veneno a Cronos y éste vomita a sus hermanos que se había tragado; éstos
son Hestia, Démeter, Hera, Hades dios del inframundo y a Poseidón dios del mar.
Destronado Cronos tras una guerra contra los Titanes, Zeus asume el liderazgo y se
49
posiciona como dios del Monte Olimpo. Los hijos de Zeus fueros Dionisio dios de la
fiesta y del vino, Afrodita, Hermes dios mensajero, Éfeso, Artemina diosa de los
animales salvajes, Apolo dios del arte y Ares dios de la guerra, pero éste era un dios
bruto e irracional. De la unión extramarital de Zeus y la doncella Ío nació Palas
Atenea diosa de la guerra y de la sabiduría, pero a diferencia de Ares que era un
bruto, ésta era muy inteligente. Y la mitología sigue para incluir a otras decenas de
dioses y semi-dioses producto de la cruza de dioses con mujeres humanas.
La principal fiesta del año en Atenas comenzaba ese mismo día; era el día 16 del
mes del Hecatombeon. 25 Cada cuatro años la fiesta tenía una solemnidad especial
y este año era el caso; autoridades judiciales, civiles y religiosas organizaron la
fiesta con duración de cuatro días. El día comenzó por la mañana con la procesión
que inició en el Cerámico o Barrio de los Alfareros y pasando por la avenida
principal de la ciudad llegó a la Acrópolis, un centro ceremonial donde se
encuentran varios templos y altares siendo el principal el Partenón o templo a la
diosa Partenos Atenea. 26 Luego de llegar los peregrinos al templo y de cumplir las
formalidades religiosas, comenzaron los sacrificios. Cuatro bueyes y cuatro
carneros serían sacrificados a la diosa Atenea en memoria de la fundación de la
ciudad por el semi-dios Teseo, hijo de Egeo y Etra, quien logró la unidad de los
pobladores de la región griega de Ática, de la cual Atenas era la capital.
Terminando los sacrificios cívico-religiosos seguiría la matanza de reses; tantas
vacas eran degolladas como fueran necesarias para darle de comer a todos los
habitantes de la ciudad.
De todo esto fue testigo Pablo, Timoteo, Silas y Lucas. El Apóstol se retorcía de
coraje al ver tanto derroche de idolatría y lo peor fue que algunos hermanos de la
fe participaban fervientemente en la fiesta; otros hermanos tenían dudas de
participar y otros más se incluían en los festejos tímidamente, solo para no ser
señalados por sus amigos y vecinos. No participar en los festejos no solo era un
rechazo a lo religioso, sino que además era considerado un acto de deslealtad a la
ciudad; una especie de traición a la patria. Esto, obviamente, podría tener
consecuencias sociales pero también políticas y judiciales.
25
Mes de julio.
26
Diosa Atenea Vírgen.
50
El banquete popular donde se comía la carne de los sacrificios implicaba otro
grave problema para los hermanos de la fe; era comer carne ofrecida a los ídolos.
Pablo tenía que poner un límite a tanta barbaridad y decidió convocar a todos
los hermanos en Cristo a una asamblea general. El tema central sería la idolatría y
qué estaban obligados a hacer los seguidores del Camino, en este caso.
– “¡Lucas!”, gritó Pablo muy molesto. “Ayúdame tú, Timoteo y Silas a visitar las
casas de los hermanos en la fe. Pídeles que hoy por la tarde se reúnan en casa de
Dámaris. Díganles que es muy urgente”.
– “Sí, Apóstol”, accedió Lucas. “Pero hoy están de fiesta; ¿qué pasa si acuden
pocos al llamado?”.
51
52
14
27
Éxodo 32, 7-8
28
Éxodo 20, 3-5
29
Hebreos 11, 1
30
La imposibilidad de conocer el Ser, pero ser uno con el Ser, es una tesis neoplatónica.
31
Romanos 6, 7-10
53
Las palabras de Pablo representaban un grave problema para muchos de los
presentes; muchos tendrían que dejar amistades e incluso parentela, si en verdad
iban a cumplir las instrucciones del Apóstol. Para quienes además quisieran
predicar el Camino, se podrían en contra de los artesanos y de las autoridades.
Pablo no era tan intransigente pues ya antes había dado muestras de flexibilidad
con respecto a la Ley Divina, para facilitar el ingreso de los gentiles a la secta del
Camino. Pero en este tema de la idolatría, no habría ninguna tolerancia.
Las religiones paganas eran muy tolerantes con otras prácticas y otros dioses,
pues se consideraban a sí mismas una más entre la multitud de creencias; la fe en
Cristo, en cambio, por ser la única válida y aceptable, obligaba no solo a dejar otras
creencias sino además oponerse firmemente a ellas, a denunciarlas públicamente
como demoniacas y tomar una actitud activa para erradicarlas de la sociedad. Para
algunos esto fue estremecedor e inaudito, pues en una sociedad cosmopolita y
abierta al diálogo racional, no estaban acostumbrados a tan radical exclusión.
54
15
Pero el Apóstol Pablo no estaba allí para ver quien deseaba admitir a Cristo y
bajo qué condiciones. No; el verdadero hermano en la fe debía admitir solo a
Cristo, sinceramente, dejar la idolatría y cumplir cabalmente los mandamientos y la
Ley Divina. 32
55
Algunos proponían ir con palos y piedras para linchar a los infames predicadores;
otros, en cambio, pedían llevar al líder ante las autoridades para que explicara qué
exactamente estaba predicando y por qué, pues no estaban seguros de que los
rumores que circulaban fueran ciertos. No fuera que, buscando hacer justicia por
propia mano terminaran haciendo una injusticia y derramando sangre inocente.
La denuncia sería bajo dos cargos: Predicar nuevos dioses y blasfemar contra los
dioses del Olimpo. El primero, por predicar nuevos dioses, no acarreaba una gran
pena; acaso su expulsión de la ciudad. El segundo, por blasfemar, era más grave y
podría tener pena de muerte. La gravedad de este cargo se basaba en que Atenas
había logrado su grandeza cultural, intelectual y comercial gracias a los dioses;
hablar mal de ellos y compararlos con demonios era igual que difamar contra la
historia y los modos de vida que los atenienses habían conocido por cientos o miles
de años. Reducir la muy venerada Atenea a un “malvado demonio” era la peor de
las ofensas.
33
Solo para hacer un comparativo: Atenas era una ciudad que vivía del comercio y el
turismo religioso; prohibir los ídolos era como prohibir comprar y tomar tequila en
Tequila, Jalisco, México. Era, pues, un problema existencial de la mayor gravedad.
56
16
Silas fue uno de los designados por el Concilio de Jerusalén, dos años antes, para
ser quien le notificara a los gentiles hermanos de la fe en Antioquía que serían
admitidos en la nueva fe sin tener que observar lo dispuesto por la Ley Divina con
respecto a la circuncisión y a la alimentación, sólo prohibiendo consumir sangre y
carne sin desangrar. Ya en Antioquía, no quiso regresar a Jerusalén y prefirió
acompañar a Pablo en su segundo viaje misionero por Cilicia, Asia Menor y Grecia.
Silas había estado preso con Pablo en Filipo donde fueron azotados y
milagrosamente lograron escapar de la cárcel pues un terremoto rompió las
cerraduras. Silas era de estatura baja, pelo negro rizado, barba corta y judío fariseo
converso a la fe en Cristo. Por su parte Timoteo, hijo de madre judía y padre gentil,
se había unido a la misión evangelizadora cuando Pablo estuvo en Listra, un año
antes. Corpulento y de pelo rojizo, Timoteo era el encargado de leer los mensajes a
los asistentes a las reuniones de hermanos en la fe; leía las cartas de los apóstoles
de Jerusalén.
Caminaban los dos cerca del ágora cuando vieron a dos gentiles; uno acostado
en el suelo a media calle, ahogado en vino; el otro, su hermano, tratando de
levantarlo para llevarlo a casa. La escena era muy común en la ciudad los días de la
fiesta y en días posteriores. Esto era el caso particularmente con los adoradores de
Dionisos dios de la embriaguez, la fiesta y los placeres. Daban rienda suelta a sus
pasiones y sentir el mayor placer era su objetivo o, mejor dicho, pensaban que así
le hacían reverencia al dios. Luego de varios intentos, el hermano sobrio no pudo
levantar al borracho quien se quedó dormido. Silas y Timoteo intentaron ayudar
pero el hermano optó por dejar que durmiera un poco, y se quedó a cuidarlo.
57
– “Mi nombre es Timoteo, vengo de Listra de Galacia; ¿cuál es tu nombre?”.
Al escuchar esto, Silas tomó a Timoteo del brazo; lo retiró del lugar y le dijo:
“Vámonos, no debemos tener parte con estos herejes”. Pero Timoteo no entendía
la molestia de Silas y le recordó que la Palabra la necesitan más quienes son
trasgresores de la Ley. De esta manera lo convenció que volvieran a seguir la
charla, a lo cual Silas accedió de manera renuente y dejó que Timoteo hablara con
los “epicoros”.
Esta filosofía había sido fundada por Epicuro de Samos 36 unos 350 años antes y
desde entonces se impartía en una escuela que más bien era un huerto conocido
como “El Jardín”, en las orillas de Atenas. De entre las escuelas de la ciudad, era la
que más gente prefería. A diferencia de otras escuelas filosóficas más bien
abocadas al conocimiento y los avances científicos como la platónica y la
aristotélica; o las escuelas sofistas, donde se enseñaban oficios, en El jardín se
enseñaba a los adeptos a procurar una vida feliz haciendo uso racional de los
placeres y evitar situaciones dolorosas lo más posible. Eran bienvenidos
gobernantes, comerciantes, mujeres de casa y esclavos. Todos podían asistir.
34
Hedonismo es la búsqueda de la felicidad por medio de los placeres.
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En tiempos de San Pablo, la palabra hebrea para referirse a los herejes era “Epicoros”.
Entonces, cuando se menciona la palabra Epicuro, Timoteo la entiende en su sentido
actual, como la persona que fundó una escuela filosófica; en cambio Silas, por su origen
judío y nativo de Jerusalén, entiende la palabra como “herejes”.
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Epicuro es palabra griega y significa “aliado o camarada”.
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arrepintiera de sus pecados pues estos no son aceptables a Dios. También lo invitó
a que aceptara a Cristo en su vida y siguiera sus mandamientos.
– “Veo que anuncias nuevos dioses, pues no había escuchado hablar del Cristo”,
dio Lucrecio.
– “Jesucristo sí toma muy en cuenta nuestras buenas obras, y también las malas
acciones”, interrumpió Timoteo. “Él murió en la cruz para el perdón de nuestros
pecados. Quien crea en Él no morirá y tendrá vida eterna”.
– “Te digo que no comprendo lo que dices”, insistió Lucrecio. “Si Cristo ha
muerto, entonces ya no es, ya no existe; ha vuelto a la naturaleza y su materia
corporal y su materia espiritual se han disuelto en lo indivisible. Y si ha muerto
entonces no era dios. ¿Cómo un hombre puede ser creador de todas las cosas?
Mejor harían ustedes en no temer a los dioses y a la muerte, porque cuando las
personas viven no hay muerte, y cuando las personas mueren, ya no sienten dolor
a la muerte. Es pues un absurdo temerles y por lo mismo adorarles. Y como decía,
los dioses ni ven a los hombres ni los mueven nuestros problemas. Mejor es vivir
con tranquilidad, disfrutando con prudencia los placeres de la vida, mientras
tengamos vida. Y eviten el dolor, los excesos, y las angustias innecesarias”.
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Los epicúreos entendían “lo indivisible”, como átomos o piezas de materia tan
pequeñas que ya no se podían sub-dividir en partes más pequeñas. Todas las cosas
estaban hechas de diversos compuestos de átomos y según su composición las cosas eran
gaseosas, líquidas o sólidas.
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– “No por cierto que no moriremos; nuestros cuerpos son polvo y en polvo se
convertirán, pero nuestra alma vivirá en Cristo”, replicó Timoteo, ya molesto.
– “Ven lo que les digo; ya están molestos por mis palabras”, prosiguió Lucrecio.
“Les pido me disculpen si en algo los he ofendido, pues no ha sido mi intención.
Deben dominar sus pasiones porque las pasiones causan dolor y sufrimiento. Veo
que tu compañero (Silas) tiene latigazos en los brazos y las piernas. 38 ¿Qué
hicieron para merecer tal castigo? Debió ser muy doloroso. Eviten pues el dolor del
cuerpo y los conflictos del espíritu; busquen la felicidad evitando destacar entre la
gente; mejor vivan discretamente, sin incomodar a nadie, para que nadie les azote
o les haga daño. Tampoco hagan caso a falsas promesas y locas esperanzas, lo cual
solo les traerá angustia, y la angustia no es buena. Mientras tengan vida, coman y
beban pero con moderación, para que esto no sea causa de males”.
– “Maldad es la tuya pues el diablo no deja que Cristo entre en tu vida”, reclamó
Silas, quien no pudo evitar meterse en la conversación.
– “La maldad no es cosa de dioses y te diré por qué. Los humanos somos
imperfectos y caemos en el error fácilmente, por eso debemos ejercitarnos en las
técnicas para evitar el dolor y alcanzar la tranquilidad y la felicidad. Si la maldad
fuera cosa de los dioses, y si los dioses son buenos, ¿por qué permiten la maldad en
el mundo y el sufrimiento humano? Será porque son malos; y si no quieren y
tampoco pueden evitar el mal, entonces son dioses malos, además de ser débiles y
sin poder. Valoren la felicidad por la felicidad misma, no por otra cosa de la cual no
estén completamente seguros que ocurrirá”.
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Silas, junto con Pablo, había sido castigado con látigo meses antes, en Filipos.
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– “No te preocupen; agradezco tu gran ayuda”, dijo Pablo. “¿Y qué me aconsejas
que haga?”
– “Mañana vendrán los quejosos por usted y le pedirán que los acompañe al
Areópago; le ruego que no se resista y ni trate de huir, pues será peor. Yo haré
todo lo posible para que el castigo sea el menor posible”.
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– “Y una cosa más: no diga blasfemias contra los dioses en frente de los
magistrados y por el contrario diga que esa acusación es mentira”, rogó Dionisio.
– “Ya veré qué decir; lo que me ilumine en ese momento el Espíritu Santo”.
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– “No lo niego; aquí está el Apóstol en Cristo”, respondió Dámaris. “Él de buena
gana los acompañará, si prometen lo causarle violencias”.
Pablo salió acompañado por Lucas, Timoteo, Silas y otros tres hermanos en la fe
que se ofrecieron de voluntarios para la protección del Apóstol. Todos caminaron
de prisa al Areópago donde los magistrados ya se encontraban tratando otros
asuntos del día.
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El ambiente era tenso, pues estaba en juego la vida del predicador, igual como
había ocurrido casi veinte años antes con el mismo Cristo en el tribunal de Poncio
Pilatos, en Judea. Pero había una gran diferencia entre ambos que los magistrados
desconocían. Jesús era Galileo, pero Pablo era ciudadano romano, por lo cual los
magistrados no tendrían autoridad para ordenar la muerte del Apóstol, sin previa
consulta con el representante del Emperador; y aún en este caso, Pablo podría
apelar el veredicto y pedir que fuese juzgado por el mismo César Nerón en Roma.
Le leyeron los cargos en su contra: predicar nuevos dioses y blasfemar contra los
dioses del Olimpo incluyendo la diosa Atenea, la más venerada por los locales. El
magistrado Demian fue el designado para examinar al acusado y escuchar de su
propia voz una explicación de lo ocurrido, pues todos los magistrados consideraban
que no había suficiente evidencia para sustentar los cargos; pudiera tratarse de
dichos sin justificación y por lo tanto injuriosos y falsos. Sus acusadores no habían
escuchado a Pablo directamente sino que alguien les había dicho que el Apóstol se
había referido a los dioses como “demonios”. Los acusadores hicieron ver a los
magistrados que previamente, en otras ciudades, los seguidores del Camino habían
incitado a la destrucción de ídolos, pero no estaban seguros de que Pablo estuviera
personalmente detrás de esas campañas anti-idólatras.
– “Si ha habido problemas en otras ciudades eso no nos incumbe ahora, pues no
juzgaremos de algo que le compete a otros juzgadores examinar”, aclaró Dionisio,
quien fungía como el magistrado mayor. “Y puesto que no hay testigos que hayan
presenciado y escuchado los supuestos ilícitos, preguntaremos al acusado qué hay
de verdad en lo que aquí se ha dicho”.
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– “¿Podemos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?”, preguntó
Demian. “Traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos saber de qué se trata tu
doctrina…” 39
Cuando los magistrados lo escucharon decir que era ciudadano romano, y que
además era judío, entendieron que la pena de muerte no sería una opción
aceptable. Los líderes judíos tenían acuerdo con el imperio para practicar
libremente su religión, sin mayor impedimento salvo evitar alborotos y no
oponerse a la legitimidad política del Emperador Romano.
– “En todo he observado que ustedes son muy religiosos”, continuó hablando
Pablo. “He recorrido las calles de la ciudad, he discutido con los judíos en la
sinagoga y en el ágora con los filósofos y la gente que concurre allí. He encontrado
que algunos no tienen de cierto a los dioses y contra ellos vengo a hablar. He visto
muchos monumentos y santuarios a los dioses, pero quiero hablar del altar al Dios
Desconocido, que está camino al puerto. Pues ustedes lo adoran sin conocerlo y les
digo que no lo conocerán; a este Dios los judíos tenemos prohibido decir su
nombre, porque al no conocerlo, cualquier nombre podría ser injusto y no apto
para designarlo en su infinita grandeza, pues Él hizo el mundo y todas las cosas y
todas las personas que en él habitan.
– “No por cierto”, respondió Pablo. “Este Dios, siendo Señor del Cielo, de la
Tierra y de los Mares, no habita en templos hechos por manos humanas, ni puede
ser honrado por estatuas o ídolos, porque estas representaciones no le hacen
justicia a su grandeza. Él es omnipresente y eterno, pues en Él todo es uno, de Él
todo ha sido hecho y sin Él nada existe. Dios no necesita de los hombres pues al
contrario, los hombres necesitamos de Él porque nos da vida y aliento”. 40
Al escuchar esto, el magistrado Dionisio vio que Pablo no hizo caso a su consejo.
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Hechos 17, 19-20
40
Hechos 17, 24-25
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No obstante esto, le pareció que el Apóstol había sido muy hábil en su
argumentación puesto que no habló de nuevos dioses sino de uno que ya era
adorado en la ciudad; también, dio a entender que la manera de adorar al Dios
Desconocido era muy diferente a los modos habituales de adoración a otros dioses,
pero aún así evitó referirse a los otros dioses como “demonios”. Todo esto dejó sin
sustento las acusaciones y abrió la puerta para que la adoración del dios predicado
por los seguidores del Camino pareciera aceptable ante los atenienses.
– “¿Osa alguno de ustedes, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de
los injustos, para que los injustos decidan lo que es justo? 42 No por cierto”, replicó
Pablo. “¿Acaso no saben que los santos y justos deben juzgar al mundo? Ustedes
son dignos de juzgar cosas de hombres corruptos y malvados, y de cosas injustas
que suceden en las vidas de este o de aquel hombre, pero ¿quién juzgará las cosas
justas y las cosas mayores que involucran a todos los hombres? Por cierto que Dios
lo hará, y por eso pide a todos los hombres que se arrepientan de sus pecados, aún
de los más pequeños e inofensivos. Porque la sabiduría sobre las cosas es
ignorancia de lo divino; no es por el conocimiento sino por la fe que podemos llegar
a Dios. La fe es la certeza de la espera; es la convicción de la verdadera existencia
del Desconocido que no se ve. Lo que se ve fue hecho por Aquel que no se ve. 43
41
Hechos 17, 27-29
42
1 Corintios 6, 1-2
43
Hebreos 11, 3
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– “Dime más sobre la fe y cómo es diferente del conocimiento”, dijo el
magistrado.
Demian y otros magistrados soltaron las carcajadas; así fue por casi un minuto,
hasta que el magistrado interrogador recuperó la compostura.
– “Otro días nos platicas más de la resurrección de los muertos”, le dijo Demian
a Pablo en tono de mofa, todavía riéndose de lo que había escuchado.
44
Hebreos 11, 30
68
20
Pablo y sus discípulos Timoteo, Silas y su escribano Lucas, salieron de Atenas por
el Poniente, rumbo a la próspera ciudad comercial de Corinto. Si en Atenas lo
importante era la razón y el conocimiento, en Corinto lo importante será la riqueza
y el dinero.
FIN.
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COMENTARIOS FINALES
Terminado el segundo viaje misionero de San Pablo, éste le pidió a Timoteo que
se hiciera cargo de la iglesia en Éfeso, de la cual fue designado Obispo por el mismo
San Pablo.
Tras varios años, los apóstoles de Jerusalén designaron a Dionisio como Segundo
Obispo de la Iglesia de Cristo en Atenas.
Según la tradición, Dámaris habría sido esposa de Dionisio, como lo relata San
Juan Crisóstomo en el siglo IV; de esto no se hace referencia en Hechos 17, 34 pues
solo se hace mención de Dionisio y “una mujer llamada Dámaris”. Es probable que
la unión matrimonial de Diosinio y Dámaris haya ocurrido después de la estadía de
San Pablo en Atenas, si este fuera el caso.
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BIBLIOGRAFÍA
* Aristóteles. Física.
* Platón. La República.
* www.es.wikipedia.org
* Ilustraciones: APG
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NOTAS:
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