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Rebaño mío, a partir del año que está por comenzar y años subsiguientes, seréis purificados
como se purifica el oro en el fuego. Orad y permaneced firmes en la fe, para que podáis
sobrellevar los días de angustia, desolación y purificación, que os están llegando. Mi Aviso ya
está tocando a la puerta, ¡corred, corred, a poner vuestras cuentas en orden, porque mis
Casas están por cerrarse y ya no vais a encontrar a ninguno de mis Sacerdotes para que os
reciba en confesión! Rebaño mío, la tribulación que está por llegar, jamás mortal alguno la ha
vivido; por eso hijos míos, que los días de la gran purificación os cojan en Gracia de Dios,
para que podáis perseverar hasta el final y así obtengáis la corona de la vida. Este mundo
anda en tinieblas hijos míos, la maldad y el pecado han llegado al límite; la cizaña ha crecido y
ahoga la cosecha, es tiempo de la siega, porque de seguir creciendo la cizaña se me perderá
la cosecha.
Hijos míos, así como a mis discípulos hoy también os digo: por un tiempo ya no estaré con
vosotros y ese tiempo está llegando; más en otro tiempo me volveréis a ver y vuestro gozo
nada ni nadie os lo quitará. Estaréis en este mundo como ovejas en medio de lobos, pero no
temáis, Yo no os abandonaré; mi Madre y mis Ángeles estarán con vosotros; refugiaos en el
Seno Virginal de mi Madre, porque ella, será el Sagrario donde permaneceré en esos días de
angustia, desolación y purificación. Amaos y socorreos mutuamente, para que la fuerza del
Amor, la Oración, y Confianza en Dios, sean la fortaleza que os mantenga firmes en la
fe. Acordaos: si permanecéis unidos a Mí, como el sarmiento a la vid, nada ni nadie podrá
robaros mi Paz. Caminad pues mis pequeños como hijos de la luz que sois, para que
alumbréis la oscuridad y las tinieblas que ya se ciernen sobre la tierra.
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca