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Recuerda que este tipo de respiración es la de los bebés. Así que todos respiramos así durante un
tiempo. Recupérala.
Variaciones
Cuando el aire entra a tus pulmones, imagina que es aire dorado o energía luminosa y sanadora.
Observa la respiración y observa o piensa en ese aire dorado. Siéntelo. Sigue su recorrido.
Cuando sale, siente como se lleva consigo toda la tensión. Tu cuerpo se afloja. Imagínate que eres
una muñeca o muñeco de trapo.
Cuando sientas que lo puedes hacer de una manera fluida y fácil, hazlo con los ojos abiertos en
cualquier lugar en el que te encuentres, menos cuando manejas.
* Siéntate cómodamente con la espalda recta. Pon una mano en el pecho y la otra en el estómago.
* Inhala por la nariz. La mano sobre el estómago debe levantarse. La mano en el pecho debe
moverse muy poco.
* Exhala por la boca, expulsando el aire tanto como puedas mientras contraes los músculos
abdominales. La mano sobre el estómago debe moverse al exhalar, pero la otra mano debe
moverse muy poco.
* Continúa respirando por la nariz y exhalando por la boca. Trata de inhalar suficiente aire para
que la parte baja del abdomen se eleve y contraiga. Cuenta lentamente mientras exhalas.
Si tienes dificultades para respirar desde el abdomen mientras estás sentado, trata de acostarte
sobre el suelo. Coloca un pequeño libro sobre tu estómago y trata de respirar de manera que el
libro se eleve mientras inhalas y caigas mientras exhalas.
En cualquier momento del día en que requieras tranquilizarte, cuando estés cansado o hayas
trabajado mucho, haz el siguiente ejercicio:
Toma aire por la nariz, sostenlo unos momentos y expúlsalo suavemente, contando hasta cuatro,
en cada fase.
Cuatro tiempos para tomar aire, cuatro para sostenerlo y cuatro para dejarlo salir.
Recomendaciones generales.
De preferencia realiza los ejercicios dos veces al día, en el mismo horario y con el mismo ritual.
Sin embargo, puedes llevarlos a cabo antes, durante y después de cualquier situación estresante y
antes de dormir.
Puede suceder, que durante las primeras semanas de práctica sientas temblores en los músculos,
brazos o un párpado, palpitaciones del corazón, escalofríos, náuseas o vértigo.
Es normal, son descargas autógenas que señalan la lenta disminución del estrés.
No te preocupes y no te fuerces.
Disminuye la cantidad de respiraciones para que no te hiperventiles.