Cuando ya era de noche y no quedaba alma viva por la calle, el anciano se
marchó a su casa, un edificio frío y lúgubre. Se preparó para irse a dormir, pero cuando estaba a punto de acostarse, sin poder salir de su asombro vio un fantasma que se apareció frente a él: lo reconoció al instante, era su antiguo socio Marley, muerto unos años antes. Marley le dijo que estaba allí para hacerle abrir los ojos, que todavía estaba a tiempo de cambiar su vida. El espectro le contó que su alma no descansaba en paz por culpa de la vida que había llevado, y que Scrooge iba por el mismo camino. Le dijo que en las siguientes noches, tres espíritus vendrían a visitarlo. Al terminar de pronunciar estas palabras, el fantasma de Marley desapareció.