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‘‘AÑO NUEVO, VIDA NUEVA’’

Recibamos bien cada año y pongámoslo en las manos de dios.

Al iniciar este nuevo año pedimos perdón a nuestro Señor por las faltas y errores
cometidos y arrepentidos ofrecemos este acto de fe.
Una vela
encendida es un símbolo de vida. Cada uno de nosotros somos una vela encendida que día a día debe alumbrar
mejor para demostrar nuestra fe y la capacidad de ser mejores seres humanos para servir a Dios y a nuestros
semejantes.

Al encender estas velas pedimos al gran poder de Dios y a la Santísima Trinidad para que ellos, con la ayuda de
nuestra fe nos salven y defiendan de las asechanzas de nuestros enemigos.

Fe en Dios y en la Santísima Virgen María, sanos y salvos nos hemos de ver en este año y en toda nuestra vida.
Amén

1. Danos, Señor, con esta vela blanca la sinceridad y la franqueza para orar con rectitud; la honradez,
la recta intención y la buena fe para orar con justicia, con amor y caridad, principios y bases de una
verdadera paz y un esperado progreso, porque nuestro auxilio está en el Señor que hizo el cielo y la
tierra. Amen

2. Os invito a ofrecerla vela plateada al Dios omnipotente, bondadoso y dueño de la creación para
que con mano generosa nos traiga salud, trabajo y buena suerte, abundancia y prosperidad, buenos negocios y
progreso; y que nunca falte en nuestra mesa el pan de cada día. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen

3. Con la vela morada pedimos al Señor neutralice, anule, impida, ataje y destruya las fuerzas
negativas, las influencias satánicas, la mala fe, la brujería, los hechizos. Conjura, Señor, vence y
derrota todo lo que nos perjudique y aparte de ti. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor que vive y
reina por los siglos de los siglos. Amen

4. Y armados con tu poder, Señor y firme nuestra fe en Ti aumenta la esperanza simbolizada en esta
vela verde, para que creamos más en Ti y en las personas que nos rodee para que nuestros anhelos se
cumplan, para vivir seguros y obrar con firmeza, para no sentirnos defraudados, ni defraudar a nadie, porque
la esperanza es la fuerza que anima todos los actos de nuestra vida y nos da seguridad. Amen. (Rezar el Padre
Nuestro, Ave María y Gloria).
Simeón Velásquez Morantes.

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