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LOS CONTRATISTAS

Alfonso Marín Morales

Con Motivo de la expedición del Estatuto Anticorrupción, expedida con el fin de


controlar en algo la voracidad de los funcionarios y contratistas por lo que queda
del presupuesto ya al final de los mandatos de los alcaldes y gobernadores, han
vuelto a aparecer los consabidos escándalos por el uso y el abuso de esta figura
de la contratacion, indispensable para el desarrollo y progreso físico de las
regiones. No es nueva la figura del contratista, pues desde tiempos casi
inmemoriales se han venido contratando obras de todo tipo y condición
supuestamente desde el mismo día en que se pudo comprobar que los Estados y
las administraciones públicas eran pésimas ejecutoras de las obras de ingeniería.
Por considerarlo de interés y con el fin de que cada quien compare a su manera
lo que ha podido saber de los contratistas ahora que se habla de ellos por tantos
motivos algunos buenos y otros malos, me permito transcribir el análisis que de
ellos hiciera el escritor y político santandereano Carlos Martinez Silva publicado
en el mes de Junio de 1897 en el Repertorio Colombiano. “hombre paciente, de
humilde aspecto, de palabras blandas y melosas; con nadie riñe ni se incomoda;
tolera agravios y desaires; inclina la cabeza, formula excusas y perdones, y vuelve
a la brecha. Todas las armas se embotan contra aquel ser que parece forrado en
una espesa capa de algodón. Para el Contratista no hay amigos sino
instrumentos y cómplices. Agasaja y adula a quien puede explotar, y mina
sordamente a quien le presente resistencias. El Contratista no mete ruido; anda
con pisadas que apenas se sienten; habla siempre en voz baja y en tono
dulzarrón. Combate pero no pelea; tiene opositores y adversarios, pero no
enemigos. El odio y el amor son malos consejeros para los negocios de cierta
especie. Por eso el Contratista ni odia ni ama. Todos los tiempos son para él
buenos. En la guerra, mientras los unos se hacen matar en los campos de batalla,
él se queda en la corte apegado al gobierno, haciendo contratos de vestuarios, de
equipos, de víveres y provisiones, etc. Cuando viene la paz, negocia en rentas
nacionales, en construcciones, en provisión de útiles para las oficinas publicas,
para los establecimientos de beneficencia, para el servicio de los cuarteles,
descuenta sueldos y pensiones y hace prudentes anticipos a las cajas del
Estado, y cuando llega la hora de las grandes combinaciones, proyecta caminos,
ferrocarriles y bancos, asume el simpático papel de progresista, y sin
comprometer nada, va a todas las ganancias y a la par ensancha sus influencias.”
Como se puede apreciar del análisis anterior, es posible que los males de aquellos
tiempos que a decir verdad no eran pocos tuvieran su origen en estos personajes
que lo querían todo para sus bolsillos y que a juzgar por las palabras del Dr.
Martinez Silva estaban siempre pegados al presupuesto nacional sin importar
gobernantes ni partidos políticos en el poder. Noticias de la época dan fe de las
grandes fortunas en pocas manos, mientras aumentaba la pobreza en la mayoría
de la población.

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