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FASES EN LA PLANIFICACIÓN DE LOS PROYECTOS SOCIALES

DIAGNÓSTICO/ANÁLISIS DE LA REALIDAD

Es la fase en la que se estudian e identifican los problemas, las


necesidades y características de la población con su contexto.
La dificultad del diagnóstico estriba en llegar a una verdadera
comprensión de la realidad y de la práctica social
transformadora que intentamos llevar a cabo. Un buen
diagnóstico exigirá constatar las contradicciones existentes y el
nivel de coherencia entre el contexto, la práctica, los objetivos
y el proyecto de sociedad a que apuntamos.
Detectar necesidades
Entendemos por necesidad una discrepancia entre la
situación existente y la situación deseada, es decir, la
distancia entre lo que es y lo que debería ser. Esta fase,
que se puede llamar descriptiva, previa a la formulación
del problema, implica el reconocimiento, lo más completo
posible, de la situación a estudiar. Conviene analizar las
necesidades y los recursos de los que disponemos, tanto
personales como materiales, con el fin de salir a su
encuentro de una forma realista. Un proyecto sin un
diagnóstico adecuado corre el serio peligro de no generar
impacto alguno.
El objetivo del diagnóstico es el conocimiento de la realidad. Permite
ubicar los principales problemas, desentrañar sus causas de fondo y
ofrecer vías de acción. Constituye una de las herramientas teórico-
metodológicas más importantes para acercarnos al conocimiento
de la realidad objeto de estudio.
Cuando se conoce bien el pueblo, barrio, o grupo, con el que se va
a trabajar, cuáles son y en qué cantidad se requieren los servicios
necesarios, se podrá diseñar una acción pertinente. Es preciso llegar
a describir y explicar los problemas e intentar conseguir que todos los
miembros del grupo tomen conciencia de los mismos y de esta
forma será más fácil lograr una solución satisfactoria. Cuanto más
preciso y profundo es el conocimiento de la realidad existente previa
a la ejecución de un proyecto, más fácil será determinar el impacto
y los efectos que se logran con las acciones del mismo.
Situación antes del proyecto – Ejecución del proyecto – Nueva
situación
El diagnóstico requiere indagación, búsqueda y análisis de datos, método y
sistematización.
La descripción y explicación debe permitir responder a las preguntas siguientes:

 — ¿Existe un problema?
 — ¿Cuál es?
 — ¿Qué magnitud tiene? (estudio de base)
 — ¿Se cuenta con la información adecuada?
 — ¿Quiénes están afectados? (población afectada y objetivo)
 — ¿Cuál es el entorno demográfico, geográfico, económico y social del problema?
 — ¿Cuáles son los actores relevantes del problema?
 — ¿Cuáles son sus principales causas y consecuencias?
 — ¿Qué oferta existe para solucionarlo?
 — ¿Cuáles son las principales dificultades para enfrentarlo?
El agente social que desarrolla habilidades para analizar y diagnosticar la realidad
con precisión e intentar mejorarla, se convierte en un excepcional motor de
cambio. De ahí la importancia de potenciar este tipo de habilidades. El objetivo de
todas las técnicas de diagnóstico consiste en recoger información acerca del
problema en cuestión, garantizar que sea completa, verdadera y que no
distorsione la realidad.
En este apartado las técnicas a utilizar deben ser diversas, entre ellas se destacan:
— El análisis de contextos.
— Los cuestionarios, entrevistas, inventarios aplicados a diferentes fuentes: sujetos,
responsables, informantes clave, etc.
— Comparación con estándares sociales.
— Observación de la realidad.
— Consultas a expertos.
Según lo expresado, las acciones para llevar a cabo el diagnóstico son: establecer
prioridades, delimitar el problema, ubicación espacio-temporal del problema,
revisar la bibliografía, prever la población y los recursos.
Establecer prioridades
Es muy importante tener en cuenta este aspecto, pues en el campo social existen
necesidades muy diversas y no siempre es fácil identificar las que son más urgentes.
Ello exige del agente social una gran capacidad de discriminación, de indagación
y, en definitiva, de investigación para llegar con precisión las prioridades. En este
sentido, lo que es prioritario para unos puede no serlo para otros. Para llevar a
cabo cualquier proyecto es preciso establecer las prioridades que nos indican
hacia qué situación vamos a orientar nuestros esfuerzos.
Pérez Serrano, G. (2016). Diseño de Proyectos sociales: aplicaciones prácticas para
su planificación, gestión y evaluación. Madrid, Spain: Narcea Ediciones.
Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/uleam/46246?
Delimitar el problema
Consiste en formular el problema, objeto de estudio. El primer requisito para
alcanzar el impacto buscado y orientar el proyecto, es obtener una definición del
problema social, clara y precisa. No es una tarea fácil, dada la multiplicidad de
variables que afectan tanto a la población como a su contexto. Para identificar el
problema hay que recolectar y analizar toda la información disponible sobre el
tema y, lo que es más frecuente, a través de la experiencia de nuestras acciones.
La observación constituye una fuente privilegiada para detectar e identificar
problemas existentes en el grupo humano con el que trabajamos.
Para definir los problemas debemos:
1. Explicar en qué consisten, describirlos.
2. Justificar por qué es necesario investigarlos.
3. Precisar el objetivo que se persigue con la investigación.
Ubicar el proyecto
El proyecto se localiza en un lugar determinado y en un área concreta. En este
sentido, conviene especificar el lugar en el que se realiza, indicando algunos datos
significativos de la comunidad, provincia, barrio, etc. Es preciso caracterizar el
entorno, destacando aquellos aspectos más vinculados al problema que le dio
origen. Esto incluye:
 — La estructura demográfica, por edad y sexo.
 — Socioeconómicas de la población: distribución de ingresos, pobreza.
 — Socioculturales: nivel educacional, especificidades étnicas, etc.
 — El entorno geográfico: clima, terreno, etc.
 — Las vías y medios de transporte.
 — La economía y producción: áreas de especialización productiva y
principales agentes económicos.

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