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América y la filosofía
El surgimiento de lo nuevo
Durante muchos años, quienes intentaron separar la filosofía del terreno turbulento
de la historia y la política, comenzaron a marginarla del tiempo y del espacio. Fue así
como esta disciplina fundamental de la praxis humana -en tanto es la única que otorga la
totalización comprensiva3 de todas sus expresiones, aún de las más caóticas- se
transformó en una disciplina sin espacio -ya que las ideas filosóficas, antes que pertenecer
a una realidad histórica y espacial de la que surgían y sobre la cual retornaban
comprensivamente, pertenecían a la Historia de la Filosofía, especie de universo
platónico, absolutamente ideal y sin ninguna verificación empírica- y sin tiempo, o al
menos con la temporalidad propia de las historias de la filosofía, una torpe temporalidad
lineal en la que cada sistema filosófico seguía al anterior, comentándolo o quizás
enriqueciéndolo en algunos aspectos, pero prolongándolo siempre en ese universo
aséptico, incontaminado, donde los grandes genios del pensamiento -alejados de las
naciones y las concretas encrucijadas históricas en las que vivieron- discutían sobre los
grandes y eternos problemas de la condición humana.
Nuestra concepción de la filosofía, por el contrario, la compromete con el tiempo
y el espacio. El espacio de nuestra actividad reflexiva es la nación Argentina. Proponemos
un pensamiento situado. Pensamos desde nuestra estricta situación ontológica. Pensamos,
entonces, ante todo como argentinos, y advertimos que para pensar como argentinos
debemos pensar como latinoamericanos. He aquí nuestro segundo elemento ontológico:
América latina. ¿Por qué? Porque nuestra reflexión -que trabaja para la libertad de nuestro
ser comunitario- advierte que esta empresa es compartida por nuestros hermanos latinoa-
mericanos, compartida en el dolor, en la dependencia y en la necesidad y el lúcido deseo
de superar esta situación. Situación que, a su vez, es compartida por otros pueblos, cuya
precisa especificidad histórica los hermana a nuestro destino y los incorpora a nuestro
compromiso reflexivo y práctico: los pueblos del Sur, nuestro tercer elemento ontológico.
Los tres, claro está, son las distintas y entrelazadas facetas de un solo rostro y una sola
empresa histórica, política y ontológica (en tanto intenta transformar el equilibrio actual
de la historia, su presente status ontológico padecido por nosotros en el modo de la
injusticia): el surgimiento de los países nuevos.
GUÍA DE PREGUNTAS:
(1) ¿Qué relación existe entre el descubrimiento de América y la filosofía, según el autor?
(2) ¿Qué condiciones hicieron posible la creación del concepto de «mundo»? (3)
Relacione y diferencie los conceptos de mundo, capitalismo, civilización-barbarie y
3
La filosofía es la única que puede unificar en una totalidad coherente las diversas expresiones de la praxis.
«Totalización comprensiva» quiere decir comprender una diversidad en una unidad.
totalización. (4) ¿Cuál es la tarea de la filosofía nacional? (5) ¿Qué es la filosofía, para
Feinmann? (6) ¿Qué significa "pensar situadamente" y cuáles son los elementos
ontológicos requeridos para ello? (7) ¿Cuál es el objeto de la filosofía, para el autor?
Vínculos:
Feinmann “Filosofía aquí y ahora”: https://www.youtube.com/watch?v=ArhDEFgjvBU