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El contrato de hipoteca está regulado de los artículos 2893 a 2943 del Código
Civil del Distrito Federal.
se encuentra dispuesta, para los acreedores hipotecarios, en el capítulo II, del
Título 1o., de la 3a. parte del libro 4o. del Código Civil antes citado.
Precedentes: Amparo civil directo 5033/40. Montes de Oca Varela José. 4 de
septiembre de 1941. Unanimidad de cuatro votos. La publicación no menciona
el nombre del ponente.”6
Los bienes hipotecados quedan sujetos al gravamen impuesto, aunque pasen a
poder de tercero. La hipoteca sólo puede recaer sobre bienes especialmente
determinados.
La hipoteca se extiende aunque no se exprese:
I. A las accesiones naturales del bien hipotecado;
II. A las mejoras hechas por el propietario en los bienes gravados;
III. A los objetos muebles incorporados permanentemente por el propietario a la
finca y que no puedan separarse sin menoscabo de ésta o deterioro de esos
objetos;
IV. A los nuevos edificios que el propietario construya sobre el terreno
hipotecado,
y a los nuevos pisos que levante sobre los edificios hipotecados.
Salvo pacto en contrario, la hipoteca no comprenderá:
I. Los frutos industriales de los bienes hipotecados, siempre que esos frutos se
hayan producido antes de que el acreedor exija el pago de su crédito;
II. Las rentas vencidas y no satisfechas al tiempo de exigirse el cumplimiento de
la obligación garantizada.
No se podrán hipotecar:
I. Los frutos y rentas pendientes con separación del predio que los produzca;
II. Los objetos muebles colocados permanentemente en los edificios, bien para su
adorno o comodidad, o bien para el servicio de alguna industria, a no ser que se
hipotequen juntamente con dichos edificios;
III. Las servidumbres, a no ser que se hipotequen juntamente con el predio
dominante;
IV. El derecho de percibir los frutos en el usufructo concedido por este código a
los
ascendientes sobre los bienes de sus descendientes;
Ibídem.
Pueden también ser hipotecados los bienes que ya lo estén anteriormente, aunque
sea con el pacto de no volverlos a hipotecar, salvo en todo caso los derechos de
prelación que establece el Código Civil del Distrito Federal. El pacto de no volver
a
hipotecar es nulo.
El predio común no puede ser hipotecado sino con consentimiento de todos los
propietarios. El copropietario puede hipotecar su porción indivisa, y al dividirse
la
cosa común la hipoteca gravará la parte que le corresponde en la división. El
acreedor tiene derecho de intervenir en la división para impedir que a su deudor se
le aplique una parte de la finca con valor inferior al que le corresponda.
La hipoteca puede ser constituida tanto por el deudor como por otro a su favor. El
propietario cuyo derecho sea condicional o de cualquiera otra manera limitado,
deberá declarar en el contrato la naturaleza de su propiedad, si la conoce. Sólo
puede hipotecar el que puede enajenar, y solamente pueden ser hipotecados los
bienes que pueden ser enajenados.
Si el inmueble hipotecado se hiciere, con o sin culpa del deudor, insuficiente para
la seguridad de la deuda, podrá el acreedor exigir que se mejore la hipoteca hasta
que a juicio de peritos garantice debidamente la obligación principal.
Cuando se hipotequen varias fincas para la seguridad de un crédito, es forzoso
determinar por qué porción del crédito responde cada finca, y puede cada una de
ellas ser redimida del gravamen, pagándose la parte de crédito que garantiza.
Cuando una finca hipotecada susceptible de ser fraccionada convenientemente se
divida, se repartirá equitativamente el gravamen hipotecario entre las fracciones.
Al efecto, se pondrán de acuerdo el dueño de la finca y el acreedor hipotecario; y
si no se consiguiere ese acuerdo, la distribución del gravamen se hará por
decisión judicial, previa audiencia de peritos.
La hipoteca constituida a favor de un crédito que devengue intereses, no garantiza
en perjuicio de tercero, además del capital, sino los intereses de tres años; a
menos que se haya pactado expresamente que garantizará los intereses por más
tiempo, con tal que no exceda del término para la prescripción de los intereses, y
de que se haya tomado razón de esta estipulación en el Registro Público.
El acreedor hipotecario puede adquirir la cosa hipotecada, en remate judicial, o
por
adjudicación, en los casos en que no se presente otro postor, de acuerdo con lo
que establezca el Código de Procedimientos Civiles.
Los contratos en los que se consigne garantía hipotecaria otorgada con motivo de
la enajenación de terrenos o casas por el Gobierno del Distrito Federal para la
constitución del patrimonio familiar o para personas de escasos recursos, cuando
el valor del inmueble hipotecado no exceda del valor máximo establecido en el
artículo 2317 del Código Civil del Distrito Federal, se observarán las formalidades
establecidas en el párrafo segundo de dicho precepto.
La acción hipotecaria prescribirá a los diez años, contados desde que pueda
ejercitarse con arreglo al título inscrito.
La hipoteca nunca es tácita, ni general; para producir efectos contra tercero
necesita siempre de registro, y se contrae por voluntad, en los convenios y por
necesidad, cuando la ley sujeta a alguna persona a prestar esa garantía sobre
bienes determinados. En el primer caso se llama voluntaria; en el segundo,
necesaria.
Son hipotecas voluntarias las convenidas entre partes o impuestas por disposición
del dueño de los bienes sobre que se constituyen. La hipoteca constituida para la
seguridad de una obligación futura o sujeta a condiciones suspensivas inscritas,
surtirá efecto contra tercero desde su inscripción, si la obligación llega a
realizarse
o la condición a cumplirse.
Texto: Lo dispuesto en la fracción III del artículo 2941 del Código Civil del
Distrito Federal, respecto a que la hipoteca se extingue cuando se resuelve el
derecho del deudor sobre el bien hipotecado, no es aplicable al caso en que el
deudor hipotecario pierda la propiedad porque otro la adquiera por prescripción,
pues de acuerdo con los artículos 2893 y 2894 del mismo código, la hipoteca
constituye una garantía real, y los bienes hipotecados quedan sujetos al
gravamen impuesto, aunque pasen a poder de tercero, sin que en el último de
los preceptos citados, se establezca distinción alguna por lo que ve a la causa
que origine la transmisión de la propiedad. Por tanto, la fracción III, del
artículo
2941 mencionado, no es una norma legal que abarque todos los casos de
extinción del derecho de propiedad del dueño del predio hipotecado, y sólo es
aplicable cuando ese derecho es condicional o limitado.
Precedentes: Amparo civil directo 4852/41. García J. Dolores. 25 de marzo de
1943. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del
ponente.”
I. Introducción
Transcurrido el primer año de vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación,
merece un estudio particular el análisis de cómo sus normas operativas han sido
interpretadas y puestas en práctica hasta este momento.
Como toda regulación nueva, algunos aspectos han suscitado cierta incertidumbre en
cuanto a su aplicación. Tarea fundamental realizan los doctrinarios y abogados al
estudiar y razonar el nuevo Código. A su vez, los jueces como intérpretes de la
ley, colaboran a la hora de disipar dudas, sentando las bases de una nueva
jurisprudencia.
Conclusión
Las exigencias de la sociedad actual y sus prácticas comerciales y financieras han
exigido la modernización de la legislación civil y comercial. En consecuencia se ha
consagrado la hipoteca abierta, favoreciendo el uso del crédito hipotecario.
Continuando con los avalúos para efecto de sacar a remate los bienes
secuestrados, se tiene que, cuando en la almoneda respectiva no comparecen postores
ni solicita el ejecutante la adjudicación de los bienes inmuebles secuestrados, y
transcurren más de seis meses, incluso años, para que el actor solicite se señale
fecha para la segunda almoneda o la que corresponda, también existen dos
criterios, uno, acordar de conformidad la petición del actor y el segundo, que,
previo a señalar fecha para la siguiente almoneda se ordena actualizar los avalúos,
tomando en consideración que con el transcurso del tiempo los bienes raíces tienden
a la alza en su valor; aunque al respecto no existe dispositivo legal que así lo
ordene pues el artículo 512 del Código
procesal Civil local y su correlativo del federal sólo hacen referencia a la
valuación de
los bienes cuando no lo hayan sido ya anteriormente o si los interesados no
hubieren
convenido precio para el caso de remate y a su vez el ordinal 514 contempla la
actualización empero del certificado de los gravámenes que pesan sobre el bien
embargado. En lo particular considero que en este supuesto es menester requerir a
los
peritos sobre la actualización de los avalúos, porque efectivamente, contrario a
los
muebles, los bienes inmuebles con el transcurso del tiempo tienden a la alza en su
valor.
Por otra parte en cuanto a las almonedas, cabe precisar que con frecuencia algunos
litigantes dejan pasar un tiempo considerable, seis meses un año o más para
solicitar fecha para la almoneda siguiente, algunos jueces lo autorizan de
conformidad, otros hacen requerimiento para la actualización de los avalúos cuando
se trata de bienes inmuebles, lo cual considero correcto porque éstos tienden a la
alza en su valor con el transcurso del tiempo y para estar en posibilidades de
adecuar su justo valor
a la realidad económica es que los peritos tendrían que actualizan los avalúos
rendidos.