Está en la página 1de 3

MADUREZ ESPIRITUAL

LA MENTE

La empresa Gallup ha preguntado en la sociedad americana cuántas personas creen en Dios, y la respuesta ha
variado de un 87 a 64 por ciento, dependiendo de cómo la pregunta es hecha. Si la pregunta es simplemente
para responder sí/no, entonces, encontramos el más alto porcentaje (87%). Por otro lado, “La investigación del
grupo Barna muestra que solo el 17 por ciento de los cristianos que consideran importante su fe y asisten a la
iglesia regularmente tienen una cosmovisión bíblica”. Sin lugar a duda, estos números han ido descendiendo
con el paso de los años debido a la idea de que creer en un Dios creador y redentor es poco sofisticado y
contrario a la ciencia.

John Stott dijo en una ocasión, “Si quieres vivir bien, tienes que pensar bien”. Yo agregaría que, para pensar
bien, tienes que estar bien informado bíblicamente, sano en lo emocional y espiritualmente maduro.

El uso de nuestra mente es vital para la vida diaria porque todas nuestras acciones son precedidas por
pensamientos que nos llevan a tomar decisiones que a su vez determinan nuestra manera de vivir. Si revisamos
la historia bíblica y la historia de la humanidad en general, descubriremos que cada consecuencia negativa que
el ser humano ha vivido ha sido el resultado de malas ideas o malos pensamientos:

 Adán y Eva pensaron pecaminosamente y fracasaron (Gn 3).


 Abraham y Sara tuvieron una idea errada y luego vivieron sus
 consecuencias (Gn 16).
 David pensó de forma errónea cuando decidió hacer un censo (1 Cr 21).
 Pedro tuvo una pésima idea cuando trató de detener a Jesús para que no
 fuera a Jerusalén y fue reprendido por el Señor (Mt 16:22-24).
 Ananías y Safira mintieron después de haber pensado cómo lucir mejor
 ante los demás miembros de la iglesia (Hch 5:1-11).

La lista es inmensa y por eso prefiero no seguir citando ejemplos. Ahora, si llevamos la reflexión un poco más
allá, nos percataremos de que el problema con cada una de esas decisiones estuvo en la sustitución de la verdad
por la mentira.
 La primera pareja no creyó la palabra dada por Dios.
 Abraham y Sara pensaron que Dios no cumpliría su promesa y
 sustituyeron la promesa verdadera de Isaac por la idea pecaminosa de
 Ismael.
 David concluyó que necesitaba conocer con cuántos hombres contaba para
 la guerra y se olvidó de que contaba con Dios.
 Pedro no tuvo en mente las cosas de Dios, según Cristo afirmó, sino las de
 los hombres.
 Ananías y Safira pensaron que podían engañar a la iglesia y sus líderes,
 pero no podían mentirle al Espíritu Santo.

El problema de la humanidad es que opera sobre la base de la mentira desde el jardín del Edén hasta el día de
hoy. La mentira es el resultado de una naturaleza caída, un corazón engañoso (Jr 17:9) que termina engañándose
y engañando a otros. Ese corazón dañado tiene deseos caídos que distorsionan nuestra manera de pensar. Como
consecuencia, la humanidad vive esclavizada a patrones de pensamientos y de conductas, aunque vive creyendo
todo el tiempo que es absolutamente libre.

LA PRECEDENCIA DE LOS PENSAMIENTOS


Antes de nosotros pecar de palabras o de acción, primero pecamos de pensamiento en esa misma área. Toda acción, sea
esta pecaminosa o no, va precedida de un pensamiento malvado o de un pensamiento santo. Aquello que logre controlar
mi mente ganará la batalla. Esto significa que las batallas son ganadas o perdidas en lo profundo de nuestra mente. Pablo
estaba consciente de lo que acabo de decir y por eso al escribir su segunda carta a los Corintios, les advierte: “Pero temo
que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, las mentes de ustedes sean desviadas de la sencillez y pureza de la
devoción a Cristo” (2 Co 11:3).
Pablo hace referencia a la manera en que Eva fue engañada a través de una conversación que logró desviar la atención de
su mente. Pablo se preocupó de que la serpiente lograra hacer algo similar en los corintios, desviar su atención de la pura
y sencilla devoción a Cristo. Si nuestra mente se entretiene con pensamientos pecaminosos, corremos el gran peligro de
obrar contrario a la voluntad de Dios.
La “vida de la mente” es central a la realidad humana. El autor de Proverbios lo dijo de esta forma: “pues como piensa
dentro de sí, así es” (Pr 27:30). Nuestras vidas son tan santas o tan pecaminosas como lo son nuestros pensamientos.
Usando sus preciosas metáforas para ilustrar una verdad, Jesús nos dice, “no es lo que entra en la boca lo que le contamina
al hombre, sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre” (Mt 15:11).
EL PAPEL DE LA MENTE EN LA VIDA CRISTIANA
La mente juega un rol vital en la vida cristiana. Esto se observa claramente cuando nos damos cuenta de que el más
grande mandamiento de la ley de Dios nos ordena: “. . .amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente , y con toda tu fuerza” (Mc 12:30, énfasis añadido). La mente se nutre con la verdad de Dios o es
“intoxicada” con la mentira del mundo caído. La verdad de la Palabra nos lleva a honrar y glorificar a Dios en verdadera
libertad. La mentira que compramos da origen al ídolo esclavizante que luego adoramos.
Entender esto es tan importante que Pablo lo explica para darnos a entender el origen de toda idolatría, “Porque ellos
cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por
los siglos. Amén” (Ro 1:25). Pablo explica la idolatría en términos de la corrupción de la verdad. Eso hicieron Adán y Eva
en el jardín del Edén al cambiar la verdad que Dios había revelado de que si comían de la fruta morirían, por la mentira de
que si comían de la fruta serían como Dios. Los seres humanos siempre están dispuestos a creer una mentira cuando esta
les promete algo que desean, aun si eso fuera prohibido.

¿EN QUÉ DEBEMOS OCUPAR NUESTRAS MENTES? (FILIPENSES4:8-9)


Pablo era conocedor de esa realidad y por eso llama a los filipenses y, por ende, a nosotros, a meditar o pensar en una
serie de cosas que nos protegerán de la caída, porque nos llevarán a pensar de una manera que sea conforme a la mente de
Cristo:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten” (Fil 4:8).
Madurez no viene necesariamente de la mano de la edad, logros y estudios pues hay muchas personas que tienen todo
esto, pero igualmente son inmaduras.
El deseo de Dios es que nosotros podamos madurar y perfeccionarnos en nuestra vida Cristiana. Dice la palabra que Jesús
crecía en sabiduría y en estatura, y en el favor de Dios y de toda la gente (Lucas 2:52). Madurez incluye crecer en
entendimiento, en carácter, en relación para con Dios y con nuestros prójimos.
Dios está interesado en que nosotros lleguemos a ser personas con un carácter maduro y que al final recibamos la vida
eterna, que ha prometido a quienes lo aman (Santiago 1.12).
Santiago en la Biblia nos hace recuerdo que hay por lo menos 5 marcas de una persona que tiene madurez espiritual:
1. Una persona madura es Positiva cuando hay presiones: Es justamente bajo presión en la vida que uno demuestra su
madurez. Santiago agrega que debemos sentirnos muy felices cuando pasemos por toda clase de dificultades (Santiago
1.2-4).
2. Una persona madura asume Responsabilidad: “Es que fue el Diablo que me tentó!” No es cierto tu caíste en tu
propia trampa. El maduro no busca un “chivo expiatorio”, asume sus actos. Santiago indica que cuando somos tentados,
son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan (Santiago 1:13).
3. Una persona madura domina su Boca: Todos cometemos muchas faltas al hablar. ¿Quién, entonces, es una persona
madura? Sólo quien es capaz de dominar su lengua (Santiago 3.2). En Proverbios dice que las personas maduras hablan
siempre con sabiduría, pero cuando los tontos hablan, sólo dicen tonterías (Proverbios 10.31; 15.2).
4. Una persona madura es una persona que busca la Paz: ¿Sabes por qué hay guerras y pleitos entre nosotros? Porque
no sabemos dominar nuestro egoísmo y maldad (Santiago 4.1). ¿Soy una persona que siempre argumenta todo? ¿Me
pongo defensivo ante cualquier situación? La marca de una persona madura es que es una persona que busca la paz y la
sigue (Salmos 34.14).
5. Una persona madura sabe Orar correctamente: Hay personas que oran “Bendíceme, protégeme, ayúdame y toda su
oración termina en “me, me, me”. Por ello Santiago dice que muchas veces cuando pedimos, lo hacemos mal, porque lo
único que queremos es satisfacer nuestros malos deseos (Santiago 4.2-3). Una persona madura busca el rostro de Dios y
no siempre Su bolsillo!
“Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos
adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento”. Hebreos 6:1

También podría gustarte