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Capítulo Criminológico Vol.

27, No 2, Agosto 1999, 85-98


ISSN: 0798-9598

LA PROTECCIÓN Y REPARACIÓN
DE LA VÍCTIMA EN EL CÓDIGO ORGÁNICO
PROCESAL PENAL

Pablo Leonte Han Chen*

Este trabajo es un avance preliminar del Proyecto de Investigación "La Víctima en el Código
Orgánico Procesal Penal", cofinanciado por el CONDES, según oficio de aprobación
V AC-CONDES 0392-99. Investigador Responsable Prof. Pablo Leonte Han Chen, Co-investigador
Responsable Prof. Jesús Enrique Párraga Meléndez.

* Abogado. Profesor de Derecho Penal. Investigador del Instituto de Criminología de la Universidad


del Zulia. E-rnail: pablohan@cantv.net
La protección y reparación de la víctúna
en el Código Orgánico Procesal Penal 87

RESUMEN
El presente trabajo pretende realizar una revisión del nuevo tra-
tamiento que se le confiere a la víctima de un delito en el Código
Orgánico Procesal Penal. Ciertamente, la víctima ha sido mar-
ginada completamente dentro de la práctica judicial en Venezue-
la bajo el imperio del sistema inquisitivo, no obstante siendo ella
quien se lesiona con el bien jurídico violado. Por lo cual, el le-
gislador adjetivo en procura de lograr un adecuado equilibrio
entre las partes intervinientes en el nuevo proceso penal venezo-
lano, le ha otorgado la debida atención y protección a la figura
de la víctima. En consecuencia, en este artículo se presenta a la
consideración del lector, algunas ideas y reflexiones en torno a
la afirmación que establece el nuevo Código, al señalar que la
protección y reparación del daño causado a la víctima del delito
son objetivos del nuevo proceso. Pero, ¿hasta dónde es factible
cumplir dichos objetivos?, y por otro lado, ¿está suficientemente
preparada la víctima para asumir con eficacia su función dentro
del nuevo proceso? Las expectativas son encontrar respuestas
satisfactorias a las interrogantes formuladas en la práctica judi-
cial del nuevo Código.
Palabras clave: Proceso, penal, víctima, protección, reparación.

THE PROTECTION AND RETRffiUTION OF THE VICTIM


IN THE ORGANIC PENAL PROCESS CODE

ABSTRACT

This paper offers a preliminary look at the new legal treatment


that is given to the victim of a crime under the Organic Penal
Process Code. Certainly the victim has been completely forgot-
ten within the judicial process in Venezuela, under operation of
the inquisitive system, even though it was the victim who had suf-
fered under the violation of the judicial right. For this reason,

Recibido: 02-02-99 • Aceptado: 27-05-99


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the framers of the legislation have striven to create an adequate


balance between the intervening parts in the new penal process
code, and have given due attention and protection to the victim.
In consequence, in this article the reader will be presented with
certain ideas and thoughts in relation to the assertion the new
code establishes in pointing out that the protection and retribu-
tion of the damages suffered by the victim of the crime is an ob-
jective of the new process. But just how far can the law go in
guaranteeing this objective? And is the victim sufficiently pre-
pared to play his role in this new process? The expectations are
to find satisfactory answers to these questions in the judicial
practice ofthe new code.
Key words: Process, penal, victim, protection, retribution.

l. INTRODUCCION

Venezuela a partir del 1° de julio de 1999* ha acogido el sistema acu-


satorio como forma de realizar el proceso penal, dejando atrás casi un siglo
de modelo inquisitivo, el cual se había convertido en un modelo violatorio
de los principios elementales del debido proceso, tales como la presunción
de inocencia, el derecho a la defensa, la igualdad de tratamiento de las par-
tes en el juicio, etc. Además, el modelo inquisitivo previsto en el Código de
Enjuiciamiento Criminal se volvió ineficiente al servicio de la justicia penal
y se transformó en un canal para corruptelas, negociaciones inconfesables,
terrorismo judicial y cuantos vicios imaginables.
Ahora, el nuevo proceso abre paso a un sistema distinto, al menos en
la teoría, más garantista de los principios del debido proceso que práctica-
mente constituían letra muerta en nuestra Constitución, Convenios Interna-
cionales y demás leyes del país.
La entrada en vigencia del nuevo Código Orgánico Procesal Penal, es
apenas el comienzo de un arduo camino para la reforma y modernización

* Fecha de instrumentación del nuevo Código Orgánico Procesal Penal.


La protección y reparación de la víctima
en el Código Orgánico Procesal Penal 89

integral de la justicia penal venezolana, ya que transformar la justicia penal


es tarea muy compleja y no basta con la puesta en vigencia de un nuevo ins-
trumento legal. No obstante, hay que reconocer que adoptar un nuevo mar-
co jurídico procesal penal es un paso de avance importante y decisivo, lue-
go tendrá que realizarse la reforma del Código Penal y otras leyes penales
sustantivas para armonizar su contexto con el nuevo proceso.

2. LA VICTIMA DE UN DELITO. CONCEPTO

En términos sencillos, la víctima de un delito es quien ha sido dañado


o afectado por la comisión de un hecho calificado como punible por la le-
gislación penal. En otras palabras, es quien ha sido perjudicada por las con-
secuencias de la lesión al bien jurídico, de cuyo derecho tiene la titularidad.
Siendo un poco más riguroso desde un punto de vista terminológico,
el autor Newman refiere que el vocablo" ... 'víctima' apela a dos variedades.
'Vincire': animales que se sacrifican a los dioses y deidades, o bien 'vine-
1
ere', que representa el sujeto vencido" .
Asimismo, el diccionario de La Real Academia Española, define a la
víctima como a la persona o animal destinado al sacrificio. Persona que se
expone a un grave riesgo en obsequio de otra. Persona que padece daño por
culpa o por causa fortuita.
En un sentido amplio, se entiende por víctima a la persona afectada
por cualquier hecho punible. Para la Victimología, la víctima que interesa a
los fines de este estudio es: " ... el ser humano que padece daño en los bienes
jurídicamente protegidos por el Derecho Penal cuya titularidad posee: vida,
salud, propiedad, honor, honestidad, etc., sea por el hecho de otro, o sea in-
cluso, por accidentes debidos a factores humanos, mecánicos, etc ... "2 .
Esta definición que ha aceptado la Victimología clásica, quizás por sus
orígenes positivistas, es incompleta y ha sido superada, por cuanto excluye
a las personas jurídicas, quienes también son sujetos de derechos y obliga-
ciones: tienen un patrimonio; un prestigio, que equivale al honor de las per-
sonas humanas; y, vida, ya que nacen y mueren. Por tanto, sin lugar a du-
das, cuando son titulares de los bienes jurídicos lesionados por el hecho pu-
3
nible son consideradas víctimas .
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De esa forma lo establece el nuevo Código Orgánico Procesal Penal,


que reconoce la cualidad de víctima a los socios, accionistas o miembros de
una persona jurídica, respecto a los delitos cometidos por quienes la dirigen,
4
administran o controlan • Inclusive, el C.O.P.P.* extiende su definición de
víctima a las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que
afectan intereses colectivos o difusos, siempre que el objeto de la agrupa-
ción se vincule directamente con esos intereses y se hayan constituido con
anterioridad a la perpetración del delito.

3. LA PROTECCIÓN DE LA VÍCTIMA EN EL NUEVO PROCESO


PENAL VENEZOLANO

El C.O.P.P., contempla dos niveles de protección a la víctima de un


delito. En primer lugar, un deber del Estado para que los daños causados a
la víctima puedan ser reparados con eficacia y en forma oportuna, a la vez
que sus intereses dentro del juicio sean cuidadosamente vigilados por el Mi-
nisterio Público. Así lo recoge la letra del artículo 115 del C.O.P.P. en con-
cordancia con lo establecido en el artículo 105, ordinal 12, ejusdem; donde
además de proclamar estos principios, consagra expresamente un mandato a
los operadores de la justicia para que la víctima se le respete y deje de ser
ese convidado de piedra en el proceso, a la vez que se ofrece vías alternati-
vas para su participación y la protección de sus derechos, así como para la
reparación del daño que se le ha causado, convirtiéndolos en objetivos del
proceso penal.
Obliga además al Ministerio Público a velar por los intereses de la víc-
tima en todas las fases del proceso, y a los jueces a garantizar la vigencia de
sus derechos, y el respeto, protección y reparación durante el proceso. Así
mismo, ordena a la policía y a los demás organismos auxiliares, a otorgarle
un trato acorde con su condición de afectado, lo que facilita al máximo su
participación en los trámites en que deba intervenir5 .

* La abreviatura C.O.P.P. traduce Código Orgánico Procesal Penal y así se entenderá cada
vez que aparece en el texto de aquí en adelante.
La protección y reparación de la víctima
en el Código Orgánico Procesal Penal 91

Una crítica a la redacción del artículo 115, es que la misma es suma-


mente general y programática, donde la efectividad de la protección confe-
rida por el Estado se ve altamente comprometida, sobre todo en el ámbito
policial, cuando el legislador utiliza términos como "la policía debe otorgar
un trato acorde con su condición de víctima", como también cuando se re-
fiere que debe "facilitar al máximo su participación en los trámites en que
deba intervenir". Ahora bien, quién califica si el trato otorgado es acorde o
no y cuándo debe interpretarse que la participación de la víctima no ha sido
facilitada al máximo? De modo que existen reservas en cuanto a la eficacia
y exigibilidad de cumplimiento de esta norma por parte de la víctima, sobre
todo cuando la experiencia hasta ahora ha evidenciado una práctica policial
de tratamiento a la víctima contraria a lo estipulado por el citado artículo
115 del C.O.P.P. De todas formas, la norma es expresa y corresponderá a
los operadores de la justicia penal aclarar cualquier duda de interpretación
en tomo al sentido y alcance en su aplicación y sobre todo procurar su efec-
tivo cumplimiento.
Esta primera protección otorgada por el código a la víctima, se entien-
de como una garantía procesal cuyos efectos prácticos se traduce en: parti-
cipación dentro del proceso, vigencia de sus derechos en cualquier fase del
juicio y procura de resarcimiento o compensación material por los daños su-
fridos.
El segundo nivel de protección a la víctima, es un derecho que posibilita
solicitar al Estado medidas de protección para resguardar su integridad física
o de miembros de su familia frente a eventuales atentados en su contra, mien-
tras dure el proceso (Art. 117, ordinal3°) del C.O.P.P. Esta facultad que pue-
de ser invocada por la víctima dentro del proceso en un país como Venezuela,
de tradición pacífica en su convivencia ciudadana, se pronostica que va a
constituir su aplicación en situación excepcional frente a la poca necesidad de
su uso, ya que la delincuencia organizada, mafias, sicariato, etc., es práctica-
mente incipiente en Venezuela en comparación con otros países (Estados
Unidos, Italia, Colombia, entre otros) de mayor índice de criminalidad vio-
lenta, a pesar de que la violencia en Venezuela se ha incrementado en los úl-
timos tiempos. Sobre todo en hechos involucrados con el narcotráfico, ya que
la geografía venezolana se ha convertido en tráfico de paso para otras latitu-
des, de la mercancía de la red de la droga internacional.
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De todas maneras, Venezuela no posee en los actuales momentos, ni


se tiene previsto con certeza la implantación de programas de protección a
víctimas y a testigos en un juicio penal, ya que se requiere para ello logísti-
ca, recurso humano entrenado y disposición presupuestaria significativa,
factores que sin duda alguna impide su concreción por ahora.

4. LA REPARACIÓN DE LA VÍCTIMA SEGÚN EL NUEVO


CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL

El delito per se, altera la normal situación de pacífica convivencia en


una sociedad, causando alarma a la población, a pesar de que forma parte de
su naturaleza, tal como lo señala Durkheim al sostener que es imposible
concebir una sociedad literalmente pura sin desviaciónes y conductas delic-
tivas. Pero, el delito no sólo viola la norma penal, que origina la persecu-
ción por parte del Estado en procura de la aplicación de una sanción de tipo
penal al culpable, sino que conlleva a la posibilidad de que la víctima del
mismo sea reparado por los daños y perjuicios que desde el punto de vista
patrimonial y moral haya sufrido.
En este orden de ideas, el C.O.P.P., prevé para restablecer el derecho
de las víctimas, ciertos mecanismos tales como la acción civil y los acuer-
dos reparatorios.
La Acción Civil: El C.O.P.P., contempla el ejercicio por parte de la
víctima de la acción civil para restituir, reparar e indemnizar de los daños y
perjuicios causados por el delito en contra del autor y los partícipes del deli-
to, que puede ser extensivo, si fuere el caso, contra un tercero civilmente
responsable.
En Venezuela, la experiencia judicial respecto de la acción civil deri-
vada de un delito como procedimiento para la reparación de la víctima bajo
la vigencia del Código de Enjuiciamiento Criminal ha sido escasa y de poco
uso, situación ésta que se estima no va a presentar mayor variación con el
nuevo C.O.P.P., en virtud de que las condiciones socioeconómicas tanto de
las víctimas como de los victimarios serían las mismas con una u otra ley,
de tal manera, que el escenario de crisis y miseria que envuelve el entorno
de la conducta delictiva en Venezuela no va a permitir considerar a la ac-
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ción civil como un mecanismo realmente eficaz para la reparación de las


víctimas.
Los Acuerdos Reparatorios: Es así como en el artículo 34 del
C.O.P.P. establece que cuando el hecho punible recaiga sobre bienes jurídi-
cos disponibles de carácter patrimonial o cuando se trate de delitos culpo-
sos, el juez podrá, desde la fase preparatoria, aprobar acuerdos reparatorios
entre el imputado y la víctima, verificando que quienes concurran al acuer-
do hayan prestado su consentimiento en forma libre y con pleno conoci-
miento de sus derechos.
Según el referido artículo 34, en su último aparte, el cumplimiento
del acuerdo reparatorio extinguirá la acción penal respecto del imputado
que hubiere intervenido en él. Cuando existan varios imputados o vícti-
mas, el proceso continuará respecto de aquellos que no han concurrido al
acuerdo.
La posibilidad de celebrar acuerdos reparatorios en Venezuela ya es
una realidad, puesto que es una de las instituciones que entró en vigencia
anticipadamente respecto a otras figuras procesales del C.O.P.P., específica-
mente para el 23 de Marzo de 1998 conforme a lo establecido en el artículo
503 del C.O.P.P.
La puesta en vigencia de los acuerdos reparatorios ha presentado cier-
tas controversias en algunos sectores doctrinarios preocupados por el buen
uso que se le debe dar, y sobre todo, porque verdaderamente satisfaga las
aspiraciones de las partes involucradas.
"Mucho se ha debatido, sobre si los acuerdos reparatorios, sea una ins-
titución clasista, que dará lugar a irritantes privilegios, en razón de que las
personas pudientes podrían utilizar esta vía, incluso reiteradamente, para
cometer delitos y simplemente redimirlos con el ofrecimiento del pago" 6.
Otro sector de estudiosos de la materia, ha manifestado públicamente
sus reservas sobre la implantación en la cultura procesal penal venezolana,
de esta institución, alertando sobre el peligro de que dichos acuerdos no res-
pondan a la voluntad de la víctima, sino a presiones de otra índole, y que la
víctima, dada su posición de débil jurídico en el proceso, se vea obligada a
aceptar un acuerdo inconveniente.
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Otros han criticado que el C.O.P.P. no haya puesto un límite en el nú-


mero de oportunidades en que pueda extinguirse la acción por esta vía, y
deje a criterio del juez aprobar el acuerdo o no, y argumentan que podría ser
utilizado por estafadores y otros delincuentes de oficio, para lograr inmen-
sas ganancias, aprovechándose de las necesidades de la víctima de recupe-
rar, por lo menos una parte de lo que ha perdido. Sin embargo, el carácter
potestativo de esta institución en este Código (el juez podrá) señala clara-
mente que los tribunales pueden rechazar perfectamente los intentos de al-
gunas personas de hacer uso indebido o exorbitante de esta institución. In-
cluso, a pesar de que el Código no lo dice claramente, se asume que el fiscal
puede apelar válidamente del auto que apruebe acuerdos reparatorios mani-
fiestamente improcedentes o logrados con engaño, fraude o abuso de la fi-
gura, al amparo del ordinal 1o del artículo 4397 cuya letra dice: "Son recu-
rribles ante la Corte de Apelaciones las siguientes decisiones: 1o. Las que
pongan fin al proceso o hagan imposible su continuación ... ". En efecto, el
acuerdo reparatorio extingue la acción penal y finaliza el proceso.
"Algunos autores han sido más allá y han propuesto que el Es-
tado sea quien indemnice a la víctima, y ponga en manos de
éste protección, tal como se hizo en Alemania con la promul-
gación de la "Ley contra Crímenes Violentos" del año 1976,
que consiste en la indemnización de la víctima que no pueda
obtener compensación de otra forma, con medios públicos,
mediante la creación de una especie de seguro social, para
quien haya sufrido graves perjuicios para su salud o capacidad
de trabajo producto de un hecho violento, lo cual no se entien-
de como un resarcimiento civil"8.

En los Estados unidos, tanto a nivel federal como en varios estados y


ciudades han desarrollado programas de esta naturaleza. Un ejemplo de
ello, lo encontramos en el Estado de California, cuando
"la situación del movimiento por los derechos de las víctimas
se materializa en un modelo de ley llamada Ley Uniforme de
las Víctimas del Delito (Uniform Victims of Crime Act), y que
el Colegio de Abogados de América (American Bar Associa-
tion) ha adoptado y recomendado para su utilización en todo el
país. Este modelo de legislación se adoptó en 1992, en la ciu-
dad de San Francisco. La principal finalidad de la Ley Unifor-
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me de las Víctimas es conseguir que el Estado Norteamericano


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y el acusado indemnicen a las víctimas por el daño causado" .

En este orden de ideas, en México se dictó la Ley Sobre Auxilio a las


Víctimas de Delitos (1969), que no sólo ordena abrir fondo para subvencio-
nar a las víctimas de exiguos recursos, sino que posibilitó la creación de
servicios de atención victimológica de acuerdo a necesidades de naturaleza
médica, jurídica, educativa, social, afectiva y financiera.
Asimismo la Constitución Mexicana, en su artículo 20, señala que en
todo proceso penal, la víctima o el ofendido por algún delito tendrá derecho
a recibir asesoría jurídica, a que se le satisfaga la reparación del daño, a
coadyuvar con el Ministerio Público a que se le preste atención médica de
urgencia cuando lo requiera, y los demás que señalan las leyes.
Esta salida parece justa cuando la protección del Estado contra el deli-
to ha fracasado en Venezuela y la situación de escasez e insolvencia econó-
mica de las víctimas convierte casi en utopía su deseo de intentar una ac-
ción civil para procurar una reparación de los daños sufridos. Aun en el
caso de que se haga el esfuerzo de incoar la correspondiente acción civil,
sus resultados dependen de la capacidad económica del culpable para res-
ponder y hacer efectiva dicha reparación, y ya sabemos que los protagonis-
tas de la delincuencia más frecuente en el país corresponden en su gran ma-
yoría a la clase social más desfavorecida y marginal de la sociedad, enton-
ces, no hay respuesta satisfactoria a la pretensión de la víctima. En razón de
ello, el Estado venezolano debe intervenir en esta materia como ya se ha he-
cho en otros países, con políticas oficiales de reparación a las víctimas.

5. CONSIDERACIONES FINALES

No se pueden emitir conclusiones determinantes en torno a la posible


eficacia de la participación de las víctimas de delito con relación al ejercicio
de sus derechos y facultades consagrados en el Código Orgánico Procesal
Penal, ya que este trabajo es un avance preliminar de un proyecto de inves-
tigación en curso, y también porque cualquier intento de conclusión sería
meramente especulativo en virtud de no poseer datos empíricos con rela-
ción a esta situación, motivado a la reciente entrada en vigencia del
C.O.P.P. (1 o de julio de 1999), en la totalidad de sus instituciones.
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Sin embargo, en razón de la negativa experiencia del modo de partici-


pación que han tenido las víctimas en el actual sistema inquisitivo del Códi-
go de Enjuiciamiento Criminal, el pronóstico respecto a la actuación de la
víctima en el nuevo proceso ha de ser prudente, ya que durante casi un siglo
la víctima dentro de la justicia penal venezolana, ha sido un agente margi-
nal. Las vías que dispone con el Código de Enjuiciamiento Criminal se cir-
cunscriben fundamentalmente a ejercer el papel de denunciante, en algunas
ocasiones corno testigo y excepcionalmente bajo la condición de acusador
privado.
Es válido destacar que la postura de denunciante de la víctima de un de-
lito en Venezuela en la actualidad, según cifras obtenidas de investigaci(}-
nes10 recientemente realizadas en tomo a dicha materia no son nada halaga-
doras. Así tenernos, que sólo el 31% del total de las víctimas proceden a for-
malizar la denuncia por ante las autoridades respectivas, y su actuación corno
denunciante se queda con la mera formalidad de la denuncia, puesto que po-
cas víctimas le hacen un seguimiento al proceso instado por ella, entre otras
razones, porque no creen en que la investigación y el proceso penal arrojen
resultados que los satisfagan y mucho menos intentar acciones civiles.
En estos referidos estudios se afirma que un buen porcentaje de las
víctimas denunciantes en Venezuela, sobre todo en delitos que afectan inte-
reses patrimoniales, tales corno hurto y robo, realizan la misma en atención
a cumplir una formalidad administrativa exigida por instancia corno las
Compañías de Seguros para procurarse un resarcimiento de tipo dinerario y
no es de su interés la persecución penal del sujeto delincuente, ni tampoco
ir contra el autor o responsables del hecho para procurar reparación e in-
demnización mediante el ejercicio de la correspondiente acción civil.
Ante este panorama, cabe la interrogante: ¿qué razones pueden moti-
var un cambio radical de actitud en el comportamiento y mentalidad del
ciudadano en general y de la víctima en particular, con la entrada en vigen-
cia del nuevo proceso penal venezolano, que los anime a participar activa-
mente con conciencia cívica y dejar a un lado la indiferencia y apatía? Es
una tarea difícil, ya que es una cuestión sociocultural que amerita un gran
esfuerzo de concientización, información y sobre todo de educación en
nuestra población, que posibilite variar los números estadísticos de los que
actualmente se dispone, es decir, mayor número de denuncias en los casos
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de delitos y efectivo ejercicio de los derechos que le confiere la ley. Y se


afirma esto, ya que, en la mayoría de los países con tradición de sistema
acusatorio, tales como Alemania, "que sólo entre un 2% y un 9%, los proce-
sos penales se ponen en marcha de oficio, mientras que entre un 73% y un
80% los procesos se activan con la denuncia de la víctima" 11 .
Además, a mayor número de denuncia de los casos delictivos la cifra
negra de la criminalidad se reduce y las estadísticas oficiales se acercan más
a la verdad de los hechos.
Como comentario final por ahora, se debe resaltar que el éxito en la
implantación del nuevo proceso penal venezolano es compromiso de todos
los integrantes de la sociedad venezolana, pero con referencia a la víctima,
ella misma debe propender y exigir que sus derechos y reivindicaciones
dentro del juicio penal sean no sólo letra muerta y teoría en el C.O.P.P.,
sino que sean derechos subjetivos verdaderamente ejercitados, por lo cual,
con ocasión de la entrada en vigencia del Código, deberá hacerse un gran
esfuerzo por incrementarse en Venezuela los organismos no gubernamenta-
les que puedan prestarle apoyo y asistencia desde todo punto de vista a las
víctimas de la criminalidad, sobre todo en casos de delitos de homicidio,
violación, lesiones graves a la integridad física, etc.
Igualmente, las instancias responsables de los operadores de la justicia
penal (Cuerpos Policiales de Investigación, Fiscales del Ministerio Público
y Jueces), deben asumir una actitud de cambio que se traduce en un nuevo
comportamiento acorde con las pautas que se le señalan en el nuevo proce-
so, es decir, ser más eficiente en sus labores, ofrecer respuestas contunden-
tes en razón del tiempo y la investigación del caso que se le presenta, y so-
bre todo mayor respeto en la relación Estado-Víctima, tal como lo obliga la
disposición del artículo 115 del C.O.P.P. y otras normas del código que ha-
cen referencia del mismo tenor, para así transformar la deteriorada imagen
del sistema de justicia penal en Venezuela y comenzar progresivamente a
ganarse nuevamente la confianza del ciudadano en el proceso penal. La la-
bor es cuesta arriba, ya que las leyes por sí solas, no cambian actitudes ni
conductas, pero son la única forma de que el sistema funcione y hay que in-
tentarlo.
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Pablo Han Chen


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LISTA DE REFERENCIAS

l. NEWMAN E. Victimología. El Rol de la Víctima en los Delitos Convencio-


nales y no Convencionales. Editorial Universidad, Buenos Aires (Argentina),
1984. p. 24.
2. GUÍA T. M.E. "La Víctima del Delito en el Proceso Penal", en: Código Orgá-
nico Procesal Penal. Editorial McGraw Hill. 1998. p. 104.
3. Idem.

4. Art. 116, Ordinal 3 del Código Orgánico Procesal Penal. Gaceta Oficial de la
República de Venezuela W 5208 del23-01-1998.
5. GUÍA T. M.E. Ob. cit. p. 111ss.

6. PÉREZ SARMIENTO E.L. Comentarios al Código Orgánico Procesal Pe-


nal. 2" ed., Vadell Editores, Caracas (Venezuela), 1998. p. 108.
7. Idem.

8. GUÍA T. M.E. Ob. cit. p. 129.

9. FLETCHER G.P. Las Víctimas ante el Jurado. Edit. Tirant lo Blanch, Valen-
cia (España), 1997. p. 257.
10. PÁRRAGA MELÉNDEZ J.E. "Aspectos relativos a delitos explorados a tra-
vés de un abordaje a víctimas". Capítulo Criminológico 27(1): 61, 1999.
11. GUÍA T. M.E. Ob. cit. p. 135.

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