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El Imperialismo: Un capitalismo muy avanzado

“Ayer estuve en el East End londinense [un barrio de clase obrera] y acudí a una asamblea
de parados. Escuché discursos desaforados cuya nota dominante era ‘¡pan!, ¡pan!’ y,
pensando sobre ello al volver a casa, me convencí más que nunca de la importancia del
imperialismo (…) La idea que acaricio es la solución al problema social: para salvar a los
cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros,
los políticos colonialistas, debemos apoderarnos de nuevos territorios en los que asentar el
exceso de población y que constituyan nuevos mercados para los productos de nuestras
fábricas y minas. El imperio, como siempre he dicho, es una cuestión de pan. Si quieres
evitar la guerra civil, debes convertirte en imperialista”. (Cecil Rhodes,1895)

“Hasta se podría decir, aunque a algunos les pueda resultar paradójico, que el crecimiento
de la población urbana e industrial en un futuro más o menos próximo puede verse más
dificultado por la falta de materias primas para la industria, que por la falta de alimentos”.
(Schilder)

“El imperialismo es un producto del capitalismo industrial altamente desarrollado.


Consiste en la tendencia de toda nación capitalista industrial a someter o anexionarse
cada vez más regiones agrarias, sin tener en cuenta a las naciones que las habitan”.
(Kautzky)

“El nuevo imperialismo se diferencia del viejo, primero, en que sustituye la ambición de un
solo imperio en expansión por la teoría y la práctica de imperios competidores con idéntica
ambición de expansión política y ganancia comercial; segundo, en la prevalencia de los
intereses financieros o relacionados con la inversión de capital sobre los comerciales”
(Hobson, “El Imperialismo” (1902))

A continuación, se presentarán como se dio comienzo a la etapa de las conquistas


coloniales, el origen del imperialismo, definición del imperialismo, las características del
imperialismo, la decadencia del capitalismo, el parasitismo y las críticas al imperialismo.
Capítulo 1: Las conquistas coloniales
El capitalismo, donde predominaba la libre competencia, llegó a su límite en las décadas
de 1860 y 1870. Es justamente después de este período cuando comienza el enorme
“auge” de las conquistas coloniales, cuando la lucha por el reparto territorial del mundo se
convierte en muy aguda, es ahí donde nace el imperialismo como tal.
La entrada del capitalismo en su fase monopolista, de capital financiero, está relacionada
con la intensificación de la lucha por el reparto del mundo.
La carrera por las colonias a finales del siglo XIX, particularmente desde la década de los
80, por parte de todos los estados capitalistas es un hecho sobradamente conocido de la
historia de la diplomacia y la política exterior. La desigualdad en la expansión colonial es
muy grande.
El capital financiero fue fundamental para las conquistas coloniales ya que es una fuerza
tan decisiva en todas las relaciones económicas e internacionales, que es capaz de
someter incluso a los Estados que disfrutan de la más completa independencia política.
Por lo tanto, el capital financiero es una forma de dominación que implica la pérdida de la
independencia política de los países y los pueblos sometidos.
Los intereses de la exportación de capitales también impulsan a la conquista de colonias,
pues en el mercado colonial es más fácil recurrir a métodos monopolistas, para eliminar
competidores, asegurarse suministros, salvaguardar las necesarias “relaciones”, etc.
En esta nueva fase del capitalismo, el principal rasgo es el dominio de las asociaciones
monopolistas de los grandes empresarios. Estos monopolios adquieren la máxima
robustez cuando se apoderan de todas las fuentes de materias primas ya que esto le
garantiza el éxito completo al monopolio en su pugna con los competidores.
Cuanto más desarrollado está el capitalismo, cuanto más se hace sentir la escasez de
materias primas, cuanto más cruda es la competencia y la búsqueda de fuentes de
materias primas en todo el mundo, más encarnizada es la lucha por la posesión de
colonias.
Esta época no sólo se caracteriza por la existencia de dos grandes grupos de países (los
colonizadores y los colonizados), sino también por las formas variadas de países
dependientes que, aunque gozan formalmente de independencia política, en la práctica
están atrapados en las redes de la dependencia financiera y diplomática.
Relaciones de esta clase entre grandes y pequeños estados han existido siempre, pero en
la época del imperialismo capitalista se convierten en un sistema general, forman parte,
como un elemento más, del conjunto de relaciones que rigen el “reparto del mundo”, se
convierten en eslabones de la cadena de operaciones del capital financiero mundial.
Capítulo 2: El imperialismo
Orígenes del imperialismo
El imperialismo surgió como desarrollo y continuación directa de las características
fundamentales del capitalismo en general. El capitalismo solamente se convirtió en
imperialismo capitalista cuando su desarrollo alcanzó un grado muy alto.
Sin embargo, la política colonial y el imperialismo ya existían antes de la fase
contemporánea del capitalismo e incluso antes del capitalismo. Roma, basada en la
esclavitud, mantuvo una política colonial y practicó el imperialismo.
Lo esencial de este proceso es la sustitución de la libre competencia capitalista por el
monopolio capitalista.
La libre competencia es el rasgo fundamental del capitalismo y de la producción mercantil
en general; el monopolio es exactamente lo opuesto a la libre competencia, creando la
gran producción y desplazando a la pequeña, reemplazando la gran producción por otra
todavía mayor y concentrando la producción y el capital hasta tal punto, que de su seno
ha surgido y surge el monopolio: los cárteles, los consorcios, los trusts y, fusionándose con
ellos, el capital de alrededor de una docena de bancos que manejan miles de millones.
El reparto del mundo es la transición de una política colonial que se extiende sin
obstáculos a territorios que ninguna potencia capitalista se apropió todavía, a una política
colonial de posesión monopolista de un planeta ya completamente repartido.

Definición de Imperialismo
El imperialismo se puede definir brevemente como la fase monopolista del capitalismo.
Sin embargo, conviene dar una definición del imperialismo que incluya los siguientes cinco
rasgos básicos:
1) La concentración de la producción y del capital ha alcanzado un punto tan elevado de
desarrollo, que ha creado los monopolios, decisivos en la vida económica
2) La fusión del capital bancario con el industrial y la formación de la oligarquía financiera
3) La exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una
importancia excepcional
4) La formación de asociaciones capitalistas monopolistas internacionales, que se reparten
el mundo
5) La culminación del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias
capitalistas.

Características del Imperialismo

 El imperialismo tiene tendencia a las anexiones, no sólo de territorios agrarios,


sino incluso de las regiones más industrializadas porque, en primer lugar, dado que
el reparto del globo ya está finalizado, un nuevo reparto obliga a echarle la mano a
toda clase de territorios; en segundo lugar, es consustancial al imperialismo la
rivalidad entre varias grandes potencias por hacerse con la hegemonía.
 Lo característico del imperialismo no es el capital industrial, sino el capital
financiero.
 La base económica más profunda del imperialismo es el monopolio. Este es el
monopolio capitalista, es decir, un monopolio surgido del capitalismo, que existe
en las condiciones generales de éste, la producción mercantil y la competencia, y
está en permanente e irresoluble contradicción con ellas.
 Un rasgo del imperialismo relacionado es la disminución de la emigración desde los
países imperialistas y el aumento de la inmigración a los mismos procedente de
países atrasados, donde los salarios son más bajos.
Decadencia del capitalismo
Sin embargo, como todo monopolio, el monopolio capitalista engendra inevitablemente
una tendencia al estancamiento y la decadencia. Se fijan, aunque sea momentáneamente,
precios monopolistas, desaparecen en cierta medida los factores que estimulan el avance
técnico y, en consecuencia, cualquier otro avance, surgiendo así, además, la posibilidad
económica de retardar deliberadamente el progreso técnico.
El monopolio capitalista no puede eliminar del todo y por un tiempo muy prolongado la
competencia en el mercado mundial.
La posibilidad de rebajar los gastos de producción y aumentar los beneficios a través de
mejoras técnicas obra en favor de éstas. Pero la tendencia al estancamiento y la
decadencia, inherente al monopolio, sigue a su vez operando, y en ciertas ramas de la
industria y en ciertos países hay períodos en que se impone.
Parasitismo
La exportación de capital, una de las bases económicas más esenciales del imperialismo,
acentúa todavía más la total separación entre la capa rentista y la producción, imprime un
sello de parasitismo a todo el país, que vive de la explotación del trabajo de unos cuantos
países y de las colonias de ultramar.
El beneficio de los rentistas es cinco veces mayor que el beneficio del comercio exterior
del país más “comercial” del mundo. He aquí la esencia del imperialismo y del parasitismo
imperialista.
El mundo ha quedado dividido entre un puñado de Estados usurarios y una vasta mayoría
de Estados deudores.
El Estado rentista es un Estado del capitalismo parasitario y decadente, y esta
circunstancia no puede dejar de influir, tanto en todas las condiciones sociales y políticas
del país en general como en las dos corrientes fundamentales del movimiento obrero
Critica del Imperialismo
Por crítica del imperialismo, entendemos la actitud de las distintas clases sociales ante la
política imperialista en relación con la ideología general de las mismas.
La cuestión fundamental de la crítica del imperialismo es saber si es posible reformar sus
bases, si hay que avanzar, para intensificar y profundizar más los antagonismos que
genera el imperialismo, o si hay que retroceder, para mitigarlos.
Como los rasgos políticos del imperialismo son la reacción en toda regla y el
recrudecimiento de la opresión nacional, a principios del siglo XX surge en casi todos los
países imperialistas una oposición democrática pequeñoburguesa al imperialismo.
Conclusiones:

 El imperialismo es la época del capital financiero y de los monopolios, que


provocan en todas partes una tendencia a la dominación, y no a la libertad.
Particularmente se intensifica la opresión nacional y la tendencia a las anexiones,
es decir, a la violación de la independencia nacional.
 La superestructura extraeconómica que surge sobre la base del capital financiero,
la política e ideología de éste, estimula la tendencia a las conquistas coloniales.
 El capital financiero y la política internacional que conforma, que se reduce a la
lucha de las grandes potencias por el reparto económico y político del mundo, dan
lugar a diversas formas transitorias de dependencia estatal.

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