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Oración para Atar y Desatar
Oración para Atar y Desatar
Una oración de oraciones es lo que te traigo aquí y que bebe en las fuentes de La
Biblia.
Usala para atar o desatar deseos.
Preparación:
Vamos a proceder a realizar esta invocación. Es recomendable, aunque no
imprescindible, antes de recitarla proceder a encender una vela de color blanco.
Inicia toda oración con la marca de la cruz.
Posteriormente es aconsejable en estos momentos no pensar más en la petición y
quedar en paz procurando tener la mente en blanco unos segundos.
Oración:
Tengo las llaves del reino y lo que sea que ate en la tierra es atado en el cielo y lo
que desate en la tierra es desatado en el cielo (Mateo 16:19).
Ato a los reyes con grillos y a los nobles con cadenas de hierro (Salmos 149:8).
Ato al fuerte y lo despojo de sus bienes (Mateo 12:29).
Ato a leviatán y a todo espíritu soberbio que venga contra mi vida (Job 41:5).
Ato a los principados, potestades, gobernantes de las tinieblas de este mundo y a
la maldad espiritual en lugares altos (Efesios 6:12).
Ato toda dolencia y enfermedad que haya caído sobre mi mente o mi cuerpo.
Que los prisioneros agobiados sean libertados (Salmos 146:7).
Desato a los condenados a muerte (Salmos 102:20).
Suelto las ataduras de mi cuello (Isaías 52:2).
Me suelto de las ataduras de maldad (Isaías 58:6).
Me desato de las ligaduras de Orión (Job 38:31).
Rompo todas mis prisiones (Salmos 116:16).
Desato mi mente, mi voluntad y mis emociones de todo plan y espíritu de las
tinieblas, en el nombre de Jesús.
Libero mi ciudad y mi región de todo plan del infierno.
Libero mis finanzas de todo espíritu de pobreza, deuda y carencia.
Amén.
La palabra atar es la palabra griega deo que significa: Cualquier tipo de atadura,
ligadura, prohibición, aprisionamiento.
Lucas 13:10-16
10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;
11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el
día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos,
pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.
15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no
desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le
debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?
Esta mujer había sido atada durante dieciocho años por un espíritu de enfermedad
y Jesús la desató. Esa ligadura había impedido que la mujer se enderece.
La atadura impide que la persona pueda actuar libremente.
1 Juan 3:8
8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio.
Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.
Juan 14:12
12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las
hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Como creyentes no solo podemos hacer las obras que hizo Jesús hizo sino aún
mayores.
Lucas 10:19
19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza
del enemigo, y nada os dañará.
Mateo 28:18
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y
en la tierra.
Jesús recibió toda la autoridad (exousia) en el cielo y en la tierra.
¿Sobre que?
Filipenses 2:8-11
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre,
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Efesios 1:19-23
19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, según la operación del poder de su fuerza,
20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra
en los lugares celestiales,
21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que
se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;
22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Jesús le dio esta autoridad sobre todo nombre a la iglesia, es decir, a nosotros.
Marcos 16:17-18
17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas;
18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará
daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Mateo 12:29
29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear
sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.
Para derrotar al diablo, lo primero que debemos hacer es atarlo a él y sus obras.
Hebreos 1:14
14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los
que serán herederos de la salvación?
¿Quiénes son estos espíritus ministradores? Los ángeles. ¿Quiénes son los
herederos de la salvación? Nosotros.
Salmo 103:20
20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que
ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto.
Cada vez que la Palabra de Dios sale de nuestra boca los ángeles salen para
ejecutarla.
Nosotros debemos atar las fuerzas del diablo en el nombre de Jesús para prohibir
e impedir que sigan actuando en nuestra contra, debemos atar a los demonios, la
enfermedad, la pobreza y toda obra del enemigo para poder recuperar lo que nos
ha robado.
Luego, debemos desatar las fuerzas del cielo, a los ángeles, para permitir que las
bendiciones del cielo lleguen a nuestras vidas y podamos apropiarnos de nuestras
oraciones.
“Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado
en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos”.
Muchas personas creen que, con estas palabras de Jesús a Pedro como base, y
por extensión a los apóstoles y a todos los demás creyentes, podemos “desatar”
bendiciones para nuestras vidas y “atar” toda maldición o espíritu malo que venga
contra nosotros.
No es raro oír en algunas iglesias frases como “desato prosperidad para ti”, o “ato
todo espíritu de mal en este lugar”. Incluso hay quienes “atan al diablo” para que
no les haga daño.
¿Es esa la aplicación correcta del pasaje? ¿A qué se refiere la Biblia por atar y
desatar?
El erudito William Hendricksen está de acuerdo. Él escribe que “el que ‘tiene las
llaves’ (ver Ap. 1:18; 3:7) del reino de los cielos determina quién debe ser admitido
y a quién se debe negar la admisión”.[2] Por otro lado, como bien comenta
Jonathan Leeman,
“Algunos estudiosos bíblicos hablan acerca de atar y desatar como una actividad
judicial o rabínica. Por ejemplo, el rabino decidía cuándo aplicar la ley a una
persona en particular y bajo qué circunstancias. Básicamente, Jesús otorgó a los
apóstoles esta clase de autoridad: la autoridad de colocarse frente a un
confesante, considerar su confesión, considerar su vida y emitir un juicio oficial en
nombre del cielo”.[3]
De manera que en Mateo 16:19 hay algo sorprendente: Jesús habla en
representación del cielo, le dice a Pedro que su confesión vino del Padre que está
en los cielos, y les da autorización a los apóstoles para también representar a Dios
en la tierra, atando y desatando aquí lo atado y desatado en el cielo. [4]
En otras palabras, los apóstoles tendrían autoridad para juzgar en la tierra quién
debía ser reconocido dentro del Reino de Dios y quién no. De hecho, esta
autoridad se menciona otra vez en Juan 20:23, cuando Jesús le dice a los
apóstoles: “A quienes perdonen los pecados, éstos les son perdonados; a quienes
retengan los pecados, éstos les son retenidos”.
“La suma de todo esto significa que cualquier cuerpo de creyentes debidamente
constituido, actuando de acuerdo con la Palabra de Dios, tiene la autoridad para
declarar si alguien es perdonado o no perdonado. La autoridad de la iglesia no es
determinar estas cosas, sino declarar el juicio del cielo basado en los principios de
la Palabra. Cuando hacen tales juicios sobre la base de la Palabra de Dios,
pueden estar seguros de que el cielo está de acuerdo. En otras palabras, todo lo
que ‘atan’ o ‘sueltan’ en la tierra ya está ‘atado’ o ‘desatado’ en el cielo. Cuando la
iglesia dice que la persona que no se arrepiente está atada al pecado, la iglesia
dice lo que Dios dice acerca de esa persona. Cuando la iglesia reconoce que una
persona arrepentida ha sido liberada de ese pecado, Dios está de acuerdo”. [6]
Una interpretación errada de algún pasaje bíblico puede conducirnos a
confusiones, y dejarnos sin entender y obedecer lo que Dios nos dice.
El siguiente ejemplo puede ayudarnos a entender mejor este asunto. [7]
Mateo 16:19 es un texto que nos ayuda a tener un entendimiento de la iglesia más
bíblico. Nos habla de la autoridad que tenemos como creyentes para recibir en el
nombre de Jesús a otros creyentes en el evangelio, y para dejar de reconocer
como creyentes a quienes se aparten de la verdad y no se arrepientan conforme a
la Biblia.
Sin embargo, una interpretación errada de este y cualquier otro pasaje bíblico
puede conducirnos a muchas confusiones, y dejarnos sin entender y obedecer lo
que Dios nos dice. Esto nos recuerda la importancia de 2 Timoteo 2:15: “Procura
con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad”.
Gracias al evangelio de Cristo, quien vino para salvarnos y darnos comunión con
Dios, tenemos su Espíritu Santo que nos guía a toda verdad, y recibimos perdón
por todos nuestros pecados (incluyendo las veces que hemos usado mal la Biblia).
Como pueblo redimido, tenemos la Palabra de Dios y lo necesario para
profundizar en ella cada día más.
Oremos que el Señor nos conceda ser cuidadosos al leer la Biblia, de manera que
podamos aplicar todo lo que nos corresponda aplicar, y enseñar todo lo que nos
toca enseñar.
[1]
NASB: The MacArthur Study Bible (Thomas Nelson), loc. 226741.
[2]
William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio según San
Mateo (Libros Desafío), p. 683.
[3]
Jonathan Leeman, La membresía de la iglesia (9Marks), p. 72.
[4]
Ibíd, p 71. Algunas Biblias, en sus versiones de estudio o notas al pie (como
LBLA), señalan que esa última frase también puede traducirse como “lo que ates
en la tierra, habrá sido atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, habrá sido
desatado en el cielo”. Así se hace más evidente que esto no se trata de nosotros
dictando la agenda del cielo, sino del cielo dictando la agenda que se cumple en la
tierra.
[5]
Vale destacar que estas son las únicas dos veces que Jesús menciona en los
evangelios la palabra que traducimos al español como “iglesia”.
[6]
NASB: The MacArthur Study Bible (Thomas Nelson), loc. 226741.
[7]
Esta ilustración está tomada y adaptada de Leeman, p. 31-32.
[8]
“Jesús condenó definitivamente todo atar y desatar que fuese arbitrario, caso en
que el prohibir y permitir, el excluir y admitir y readmitir equivale a una transgresión
del mandamiento de Dios (15:1–20; 23:13). Cuando una persona es excomulgada
injustamente, el Señor la recibe (Jn. 9:34–38)” (Hendriksen, p. 684).