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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

Licenciatura en Sociología

García Mendivil, Leonardo Saidd

601/Turno Vespertino

El Concepto de Enfermedad Desde una Posición Critica

Desarrollo del Pensamiento Científico

Impartida por Cesar Martin Acosta Garcia

Tijuana, B. C. 6 de enero del 2021


El concepto de enfermedad desde una posición critica

La enfermedad también ha sido un concepto que ha sufrido cambios en su definición por parte de

las disciplinas a cargo del estudio e intervención de la salud. La medicina argumenta que la

enfermedad consiste en la alteración de los componentes y del funcionamiento del cuerpo

humano, provocada por agentes externos como un virus, una bacteria, etc., (Cuba & Campuzano,

2017). Estas perturbaciones en la estructura y/o el funcionamiento en el cuerpo serían

sobrellevadas a través de dolencias, que provocarían que la persona perciba y/o sienta la

enfermedad y acuda a consulta con algún/a profesional de la medicina. Cuando una persona

padece dolencias y acude a una consulta con el/la profesional en medicina, ésta será

diagnosticada y se le prescribiría tratamiento de acuerdo a los signos y síntomas que presenta.

La psicología y la psiquiatría estudian e intervienen las alteraciones que sufre el ser

humano a través de una perspectiva cognitiva-conductual de los comportamientos que realiza la

persona, definiendo a las alteraciones de éstos como trastorno mental. Esta categoría se cimenta

en el discernimiento de un espectro de comportamientos y conductas que son inadecuadas por lo

cual resulta en una perturbación de las áreas del desarrollo de la vida cotidiana. El espectro de

cada trastorno no sería exclusivo y representativo del mismo, sino que la gama de

comportamientos y conductas que contendría también en ocasiones podrían encajar con otros

trastornos mentales, lo cual haría que una parte de éste mismo espectro sea el organizador de un

repertorio de comorbilidades psicopatológicas.

Todo lo anterior se encuentra plasmado en un manual diagnóstico que se sostiene como

una guía para el estudio, la intervención y el tratamiento psicoterapéutico y/o psicofarmacológico.


El compendió donde se clasifican y codifican los trastornos se ubica en el Manual Diagnóstico de

los Trastornos Mentales (por sus siglas en ingles DSM). Sin embargo, aunque éste se nombra

fiable y acertado en las enunciaciones que realiza, todavía se encuentran fallas en la propia

definición de trastorno, ya que aun en la actualidad se “carece de una definición operacional

consistente que englobe todas las posibilidades” (APA, trad. 1995, p. XXI) a causa de que las

conductas y comportamientos que se superponen a los trastornos tienen mutaciones que

ocasionan que se mantengan dudas sobre qué acontecimientos serán los que afectaran al

desenvolvimiento de la vida en la persona y se deberán considerar parte de un trastorno

psicológico/psiquiátrico, y cuales sucesos son los que no serán anómalos y perjudiciales para la

salud mental de la persona.

Este manual lo utilizan el personal de la salud mental ya que se le distingue por nombrarse

legítimo para el diagnóstico, intervención y tratamiento de los trastornos que afectan el bienestar

mental. Además podría decirse, que aun con diferencias en la definición de la ontología de la

enfermedad entre la medicina y la psicología, estas dos sostienen coincidencias epistemológicas

que les hacen entrecruzarse en el estudio e intervención de la salud mental; ello se deja entrever

en el cruce de estas dos disciplinas para el diagnóstico un daño orgánico en alguno de los lóbulos

cerebrales o de los trastornos neurológicos y mentales como la demencia, la esquizofrenia, la

afasia, la discapacidad intelectual, etc.

Aun con el trabajo que han hecho en conjunto las disciplinas de la salud y las de las

ciencias sociales, el trabajo en diagnóstico, intervención y tratamiento por la psicología se ha ido

reduciendo. Ello podría deberse a la creación de nuevas fórmulas fármaco-químicas que son

prescritas por parte de las y los profesionales de la psiquiatría según el trastorno mental que le fue

diagnosticado a la persona, por lo cual la persona de psicología ha tenido que readaptar la


epistemología y la praxis de sus investigaciones e intervenciones a las maneras de estudiar y

practicar de la psiquiatría en el bienestar mental. Con esto la psicología comenzó a reproducir en

sus estudios y prácticas las perspectivas e ideas que la ciencia biomédica plantea, con ello la

psique se volvió un instrumento y objeto por estudiar, el cual es analizada a través de pruebas

científicas, de las cuales se sacan estadísticas que demuestran la existencia de un nivel de

normatividad o media en aspectos como la inteligencia, el estado de ánimo, la personalidad, la

capacidad, etc.

Estas modificaciones produjeron nuevas formas de estudiar e intervenir en los problemas

corporales por parte de la psicología y la biomedicina: el cuerpo se hizo territorio a explorar

mediante la investigación e intervención de la ciencia, se convierte en sustancia dotada de

discursos y prácticas que deberán de ser modificadas para adecuarse a las disposiciones que

existan en el momento. El cuerpo se catalogaría a través de lo que se considera por la ciencia la

correcta composición del cuerpo y el buen funcionamiento a través de las adversidades que llega

a enfrentar. Ello tiene como consecuencia que se desarrolle la visión de un cuerpo omnipotente en

su composición y dotado de una función que no necesitaría investigación o intervención alguna,

sino que pasaría a ser en definitiva el modelo legítimo y global de definición del cuerpo.

Se comenzó a crear la visión de un cuerpo normotipo dotado de una estructura usual y un

funcionamiento regular exterior e interiormente. A éste le sería inherente una línea cronológica de

etapas de desarrollo que al acercarse cada vez más a la etapa de envejecimiento, le causaría una

debilitación que culminaría con la muerte. Esto hizo que los cuerpos y las mentes fueran vistos a

través de un paradigma en el que el modelo global y legitimo les jerarquizaría a través de su

estructura y funcionamiento. Con ello la persona que disfrute de tener un cuerpo omnipotente y

una mente superdotada, sería digna de prestigios que le ayudarían a no sufrir malestares. Por su
parte, los cuerpos y mentes que se encuentren en una línea media o se consideren normotipo,

aspirarían a alcanzar la culmine de la jerarquía con la competencia entre ellos mismos, a través de

la exposición de las capacidades que podrían ser iguales o semejantes del patrón omnipotente,

aunque hemos de decir que estos cuerpos y mentes si correrían el riesgo de sufrir malestares

pudiendo en ocasiones violar los límites y fronteras que hay entre lo normotipo y lo anormal.

Las personas que tengan cuerpos y mentes anormales al contrario de las normotipo por

más que se esfuercen y traten de competir con las demás, no podrán ser acreedoras de lograr la

normatividad y alcanzar la jerarquía más alta de esta pirámide ya que son patológicos para la

sociedad. Por lo cual esta clase de cuerpos y mentes serían intervenidos con el objeto de

eliminarlos hasta no tener alguna de estas desestructuraciones y disfuncionalidades que

perjudican a la sociedad. Asimismo, al resultar los cuerpos y mentes anormales tan dañinos para

la sociedad, existiría la necesidad de mantenerles cautivos en instituciones donde no ocasionen

dificultades a las personas normotipo y super dotadas, como lo serían el psiquiátrico, la cárcel, la

escuela, etc., (Foucault, trad. 2002).

Con estos cambios macropolíticos se vive al mismo tiempo una transformación

micropolítica de la definición de los cuerpos y mentes: por un lado estarán los cuerpos que

definirán como sus objetivos principales el de mantenerse jóvenes y buscar por cualquier vía la

inmortalidad, por su parte, estarán las personas que se determinarán mediante las inteligencias y

el intelecto que ha logrado a través de la resolución de las distintas problemáticas que enfrentan

en la vida cotidiana. Mientras tanto, el cuerpo anómalo no podrá tener objetivos claros sino que

serán impuestos por agentes exteriores, éste no pretenderá ser joven e inmortal sino que deberá

ser disciplinado por imposición a través de métodos agresivos y violentos como el encierro y la

tortura (Canguilhem, trad. 1971).


Asimismo, las mentes consideradas anormales serán forzadas a determinarse a sí mismas

como enfermas para ser atendidas por la biomedicina y la psicología a través de la psicoterapia y

la psicofarmacología con el objetivo de apaciguar o eliminar totalmente las dinámicas no

adecuadas y abrasivas para el orden social que ellas portan y podrían afectar a las demás.
Referencias

APA. (1995). DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

Canguilhem, G. (1971). Lo normal y lo patológico.

Cuba, M., & Campuzano, J. (2017). Explorando la salud, la dolencia y la enfermedad. Rev. Med.

Hered., 28, 116–121.

Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión.

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