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Corazón que duele.

Un amor tan tormentoso (Adrián y Graciela) .

Otoniel Bravo Jeanpoe

Introducción.
En estos días Televisa ha estado retransmitiendo el melodrama Esmeralda, que es una versión de la
telenovela homónima de 1971, escrita por Delia Fiallo. La trama de la adaptación de 1997 (que no
difiere de la telenovela original) refiere que Crisanta y Dominga alteran el destino de la familia Peñarreal
al cambiar a la hija de Blanca por creer que ha perdido la vida. Dominga descubre que la pequeña no
está muerta, pero decide ocultar el secreto por el bien de todos, aunque esto terminará a la hora de que
Esmeralda y José Armando se encuentren en una gruta.

Sin embargo, muchos coincidimos en que


difícilmente los protagonistas sobresalieron tal y
como es lo común en las telenovelas. Quienes
realmente destacaron fueron los personajes
secundarios de Adrián y Graciela, interpretados
por Alejandro Ruíz y Nora Salinas,
respectivamente. Razones son muchas, pero la
principal es que ambos personajes mantuvieron
durante la mayor parte de la trama una fuerza de
atracción tan intensa, que superó a la de los
protagonistas.

Es por ello que quiero dedicar estas líneas a una


de las parejas más emblemáticas del melodrama en español, así como a analizar las repercusiones que
tienen en la actualidad.

Los complejos del melodrama.


Para empezar, comentaremos que este melodrama maneja uno de los topicos más comunes que vemos
en las telenovelas, el cual establece que dos personas de diferente condición social se enamoran entre sí
y deciden luchar contra todos los que opongan a su idilio, para que este último prevalezca sobre todas
las cosas. Como podrán darse cuenta, esto se ve muy exagerado, pero queramos o no, este tópico es
parte fundamental de diferentes melodramas, ya que sin exageraciones como esta, un melodrama no
sería tal cuál. En pocas palabras, pierde su esencia y se transforma en otra cuestión narrativa.

Pero seamos realistas. Las telenovelas son ante todo representaciones un tanto fantasiosas de la
realidad que nos rodea. Un youtuber afirma que es totalmente absurdo definir a las telenovelas como
algo desproporcionado, sin saber que esa es su sustancia y que sin ella, no sería un melodrama, el cual
se define como drama exagerado.

Se que el fin de los melodramas es entretener a un determinado público, pero a veces nos creemos
demasiado lo que nos plantean, que quisiéramos repetirlos. Eso lo considero algo imposible, ya que
representan situaciones reales, aunque un tanto desmesuradas y, por lo tanto difíciles de imitar.

Adrián y Graciela.

Personalidad.
Dejando de lado este tema, pasemos al tema que nos incumbe en este momento; Adrián y Graciela. Dos
mundos diferentes, dos realidades discordantes. Él de origen humilde, ella de origen acomodado. Él con
fuerza de voluntad y deseo inefable de superación, ella con falta de carácter y debilidad constante.

Adrián es un hombre que desde chico supo lo que es ganar el pan con el sudor de la frente. Hijo del
capataz de la Casa Grande de los Peñarreal, el mismo asegura que sus únicas riquezas son sus manos,
para luchar por sus sueños y su corazón, para querer sin condición a la mujer que va a estar a su lado en
todo momento. También es un tipo desprendido, el cual no tiene reparos a la hora de amar, ya que el lo
da todo sin esperar nada a cambio.

Por otro lado, Graciela es una joven que tuvo todo lo que quiso desde pequeña, ya que nació en el seno
de una familia acomodada. Hija de un hermano de Rodolfo Peñarreal, no es capaz de decir no cuando es
preciso y siempre está sometida al control absoluto de su madre, la cual siempre le dice lo que tiene que
hacer.

Un amor secreto.
Adrián y Graciela coinciden en la Casa Grande de los Peñarreal en múltiples ocasiones. Poco a poco
surge entre ellos una atracción tan fuerte que les es difícil de disimular. Sin embargo, ambos se separan
y el decide ir a buscarla a la ciudad, decidido a luchar con quien sea, con tal de ganarse el cariño de
Graciela.

Ella no estaba del todo convencida del cariño de Adrián, aunado a que estaba obligada a casarse con
José Armando. Adrián había hecho, hasta lo imposible por ganarse el amor de Graciela, pero todo se va
por un tubo cuando en el periódico aparece la nota de la eventual boda de Graciela con José Armando,
situación que agobia a Adrián.

Graciela cree estar convencida de amar a Adrián, pero no tiene valor para luchar por ese amor, que
todos aseguran ilógico. A duras penas consigue romper su compromiso con José Armando. La presión de
Fátima, su madre, es más fuerte que el cariño que dice sentir por Adrián, que al final decide casarse con
Emiliano Valverde, un hombre de su clase social que la andaba cortejando desde tiempo atrás.

Cuando Adrián se entera de esto último, mantiene las esperanzas y hace un último esfuerzo por
persuadir a Graciela de que no se casara con Emiliano. Inclusive es capaz de raptarla si ella se lo pidiera,
lo cual no sucedió. Él mismo confesó que rogaba a Yavé que algo ocurriera, que Graciela se arrepintiera
a última hora, que le pudiera que la raptase, valga la redundancia. Tal parecería que Yavé no le hizo
caso.

¿Usted cree que no comprendo a Adrián? Yo lo entiendo perfectamente, se lo que sentía en esas horas
tan angustiantes. Él imploraba al Cielo por un milagro, quería que Gracielita le amase sin condición.
Como el mismo dijo después; dejó a su familia, soportó humillaciones, fue paciente en todo momento.
¿Y todo para qué? ¿Para qué en un momento todo se estropeara? ¿Para qué nada hubiera valido la
pena? ¿Para qué ella le diera con la puerta en las narices, aún a pesar de todo lo que él sacrificó por un
idilio, que más bien parecía un capricho juvenil? Francamente, esto era una situación bastante
intolerable.

Volver al principio.
Todo en esta vida se paga, afirman muchos. Caro le costó a Gracielita este desplante tan abominable.
Nunca volvió a ser feliz por completo. Nunca volvió a ser la misma. Su breve matrimonio fue un
desastre. No pudo hacer feliz a Emiliano. Tan grande fue la frustración, que pareciera que quería hundir
a Adrián en su tormento, pero el no lo permitió.

La vida esta llena de complejos, lo sé. Adrián no iba a quedarse todo el tiempo llorando a Graciela. Él
tenía derecho más que nadie a rehacer su vida. Él había dado todo, a cambio de nada. Él merecía volver
a empezar. Aurora entró en su vida. Una muchacha de 19 años, igual a él en muchos sentidos. La mujer
idónea para él. Se podría decir que es la mujer perfecta, aunque a muchos no les parezca.

Tarde comprendió Gracielita que Adrián la amo sinceramente, cuando y como nadie más lo hizo. Él se
había desvivido por ella, pero lo rechazó fácilmente, ya que pensó que podría conseguir tan fácilmente
el amor, cuando todos sabemos que no es así. La muerte de Emiliano le cayó como anillo al dedo, pero
ya era demasiado tarde. Adrián estaba decidido a rehacer su vida. Gracielita jura que luchará contra
todos por el cariño de Adrián, y que no dejará a nadie que se lo arrebate, en un claro ejemplo de
valentía tardía.

Morir de amor.
Sonará exagerado, pero para volver al principio, era necesario que ambos dejaran atrás su pasado, para
poder hallar la paz. Como Adrián había dado todo, sin recibir nada a cambio, le correspondía dejar su
pasado primero. Y como Graciela tardó en comprender la importancia del amor verdadero, le
correspondió dejar su pasado después.

Ese proceso yo lo denomine morir de amor. Si, morir a un amor tormentoso, para poder vivir una vida
mejor. Consistió en sufrir tormentos cada vez que se vieran o que supieran de las relaciones
sentimentales del otro. Adrián padeció todo eso el día que Graciela se casó con Emiliano y la mayor
parte de sus posteriores encuentros con Graciela. Ella padeció todo eso cuando comprendió la
importancia del amor sincero y cada que se enteraba del progreso de las relaciones de Adrián con
Aurorita.
Me dirán que no es posible lo planteado, pero yo
lo considero certero. Él estaba empeñado en
rehacer su vida, por lo tanto, decidió no ahogarse
con el recuerdo de Graciela. Ella no quería vivir
sin él cariño de Adrián. Y era porque nadie la
había querido como el. Por eso terminó muriendo
de verdad, tal y como ella misma sentenció en un
momento de la trama; prefería la muerte antes
que ver a Adrián casado con Aurorita.

Demasiado tarde.
Volviendo a la trama, Adrián trata de evadir a
Graciela de una y otra forma, sin obtener
resultados positivos. Ella se obsesiona con el, lo persigue, lo acosa sin cesar. Renunció a su posición
social, a una posible herencia de Emiliano, pero ya era tarde. Bien mencionó Esmeralda después de su
muerte: Su amor por Adrián era tan grande, que acabó con ella.

Adrián trató por todos los medios que Graciela no sufriera por el, pero todo era inútil. Ella no quería
nada en su vida que no fuera el cariño de Adrián. Ella no pensaba en otra cosa que no fuese el. Toda su
energía estaba concentrada en él.

José Armando trataba de ayudar a Graciela a superar el pasado. En una ocasión le sugirió que se
dedicará a realizar otras actividades, sin conseguir más que una confesión de Graciela. Ella reconoció
que no sabía hacer nada. Oportuna fue la respuesta que le dio José Armando: Y así te pensabas casar
con Adrián.

Aunado a todo lo anterior, Gracielita tenía algunos problemas de salud. Fumaba demasiado y padecía
insomnio. Para colmo, tomaba tranquilizantes en exceso, que llegaron a un punto de no hacerle ningún
efecto. Tengo entendido que empezó a tomar fármacos de uso psiquiátrico como ansiolíticos e
hipnóticos. No estoy muy seguro. Sea lo que sea, tantos tranquilizantes le pasaron factura poco después.

En su obsesión por Adrián, fingió estar embarazada, para que nadie le impidiera casarse con él. Lo único
que consiguió fue que Fátima la encerrara en su habitación. Decidió fugarse, pero no contaba con que la
verdad saldría a la luz, situación que le acarreó el desprecio total y absoluto de Adrián, el cual no le
perdonó haberle engañado.

En un intento por arreglar las cosas, decide ir a la Casa Grande de los Peñarreal, después de enterarse
que Adrián se iba a casar con Aurora. Suplica el perdón de Adrián, pero el rehúsa dárselo, si eso
implicaba reanudar su relación con ella. Eso, más las consecuencias del alto consumo de fármacos, le
acarreron la muerte.

La última vez que aparecen juntos se ve a Gracielita vestida de blanco. No entiendo las razones de
semejante apología, alegoría o arquetipo. Él la carga en sus brazos, la lleva por diferentes lugares de la
Casa Grande, hasta llegar a una cruz, la cual había sido testigo de su amor, en palabras de propio Adrián.
Él le perdona sus astucias, le confiesa su amor y le promete que jamás volverán a separase. Con ese
consuelo, Gracielita muere dulcemente, en los brazos de aquel que le amo de forma tan limpia y sincera,
cuando y como nadie más lo había hecho.

Por eso no me extraña en lo absoluto que José Armando le diera las gracias a Adrián, después del
funeral. Nadie había querido a Gracielita como el lo hizo. La propia Fátima lo reconoció poco después.
Aceptó que los únicos momentos de felicidad de Gracielita los había vivido a sus espaldas y que Adrián
la amo de forma tan especial, como nadie lo hizo.

Conclusión.
Cuando Adrián y Gracielita se encontraron en la ciudad, él señaló que si ella había dicho que lo quería,
pues que lo quisiera y se olvidara de lo demás. Suena muy bonita esa expresión, pero es muy difícil de
aplicar, siendo sinceros. Cuesta mucho defender un amor de todos los peligros que hubieran en el
camino, pero nada es imposible. Efectivamente el amor lo puede todo, pero realmente es una fortaleza
para poder enfrentar la vida y los peligros que esta conlleva. Cuando hay amor verdadero, lo demás no
importa. Si el amor es falso, no podrá subsistir.

En la canción Hay otra en tu lugar, escrita por Rudy Pérez y Adrian Posse, interpretada por Pablo
Montero, se menciona que que, efectivamente otra mujer ocupaba el lugar de la primera, pero esta se
había llevado su amor. Más o menos eso ocurrió con Adrián. Aurorita ocupó el lugar de Gracielita, pero
ella se llevó el amor de él. Estará usted de acuerdo conmigo en que Adrián jamás amo a Aurorita con la
misma intensidad con la que amo a Gracielita.

Honestamente yo soy partidario de los que afirman que Adrián y Graciela debieron haber tenido un final
distinto al asignado en la versión de 1997. Pero ya nada podemos hacer, han pasado más de 20 años
desde la realización de la misma. Lo único que hacemos es soñar con aquel final feliz.

Con todo lo que he planeado, lo único que pretendo es mostrar una opinión sobre esta pareja de
telenovela, que sobresalió en su momento por todas las sensaciones que causaron a los espectadores de
la misma y que puso un antes y después en la realización de melodramas. Si alguien quiere discutir
conmigo un posible final, con mucho gusto lo hablamos.

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