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Temple Grandin, PhD y Autista

Pienso en imágenes. Las palabras son como un segundo idioma para mí. Traduzco las
palabras, tanto las habladas como las escritas, a películas de cine a todo color,
acompañadas de sonidos, que pasan por mi mente como una cinta de video. Cuando
alguien me habla, sus palabras se me traducen instantáneamente en imágenes.
Quienes piensan básicamente por medio del lenguaje suelen encontrar que este
fenómeno es difícil de entender, pero el pensamiento visual significa una enorme
ventaja en mi trabajo como diseñadora de equipo para la industria.

Quedé cautivado con la película Temple Grandin, ganadora de 7 Emmys, incluyendo el


Emmy a mejor película para TV en 2010. Realmente te recomiendo esta película,
disponible en HBO.

Temple Grandin es una autista que se integró a la sociedad en forma sobresaliente. Ha


publicado decenas de artículos, escrito varios libros, tiene un doctorado y múltiples
innovaciones para la industria agropecuaria. Es uno de los primeros casos que ha
permitido a los estudiosos conocer la mente de los autistas y como tal es conferencista
frecuente en foros donde se estudia el autismo.

Sostiene que ha logrado esto con base al apoyo que recibió de sus maestros y en
particular de su madre, y ha ayudado a establecer buenas prácticas para la educación
y apoyo a los autistas.

Algo que era desconocido y difícil de imaginar por los estudiosos del autismo es la
forma en que los autistas perciben el mundo. Gracias a Temple Grandin se entendió
con mayor claridad la enorme capacidad de visualización que tienen. Ahora se sabe
que la mayoría de los autistas interpretan el mundo en forma visual, incluyendo las
palabras habladas.
Temple Grandin ha explicado con detalle cómo traduce las palabras en forma
inmediata en imágenes, y cómo funciona su memoria fotográfica que le permite notar
patrones que para la mayoría de nosotros pasan desapercibidos.

Por ejemplo, al estudiar su primer posgrado en Animal Science notó los costos
que implicaba a la industria ganadera el nerviosismo de las reses a la hora de
desparasitarlas o directamente en el rastro. Observó cómo los reflejos de
charcos, metales colgantes en los rastros y cercas abiertas hacían muy
inefectivo y costoso el transporte. Notó que las reses caminan en círculos, así
que ideó un sistema circular para hacer natural su traslado. En la actualidad, el
50% de los rastros y ganaderías en E.U. utilizan sistemas de transporte ideados
por Grandin.

Gracias a su desarrollo interpersonal, poco frecuente en autistas, logró conectarse con


grupos de estudiosos de autismo y pudieron comprenderse por primera vez las razones
por las que los autistas se comportan de esta manera, cuáles son sus temores y cómo
puede crearse una situación controlada para ellos, incluyendo algunas conductas que
les tranquilizan como girar sobre ellos mismos.

Por ejemplo, se entendió que son excesivavmente sensibles, por lo que un abrazo de
sus padres puede abrumarlos, un cambio en el tipo de ropa que usan es intolerable y ni
hablar de los ruidos, luces y sonidos en un centro comercial. Antes de Temple Grandin,
esto era incomprensible y exasperante para los científicos. También gracias a ella se
supo la razón por las que ellos son tan poco hábiles verbalmente: todo lo visualizan en
imágenes.

Premiación de Temple Grandin como mejor película en los Emmys 2010.


El enfoque de Temple Grandin sobre el bienestar del ganado
Hoard's Dairyman, August 2010

El manejo de calidad se paga porque los animales que no tienen miedo son mas productivos

Los productores de leche deben usar listas de revisión para determinar el


comportamiento o las instalaciones que necesitan cambiar. "Se maneja lo que se
mide", dice Temple Grandin, una reconocida diseñadora internacional de instalaciones
para manejo de ganado.

La cuantificación numérica permite a un encargado o administrador lechero determinar


si las prácticas en su granja se están mejorando o deteriorando. “Sin mediciones —
señala — lo malo se vuelve normal, ya que las practicás se deterioran paulatinamente
sin que nadie se dé cuenta". Grandin reconoce que lograr y mantener altos estándares
requiere medición continua. "Si no sigue uno midiendo, la situación se revertira", dice.

Grandin es una "gran creyente" de que tenemos que ser más observadores. El ganado
lechero, como todos los animales, piensa según lo que ve. Como la mente humana
normal deja fuera los detalles, le aconseja a los productores caminar por sus corrales
con una actitud deliberadamente abierta y observadora. "El mundo animal está
conformado por muchas sensaciones", explica y agrega: "Uno tiene que pensar en lo
que ve como si fueran fotografías o sensaciones de sonido y tacto".
Un buen sistema de revisión o "auditoría" no debe ser vago. Prohíba las palabras
"apropiado", "adecuado" y "suficiente". Grandin dice que señalar lo que es “apropiado"
para un auditor podría ser considerado "terrible" para otro. Los materiales también
tienen que ser traducidos al español, un área que contribuye mucho a problemas de
comunicación (Nota del editor: Aunque la autora claramente se eliere a las operaciones
lecheras de Estados Unidos que tienen muchos empleados de habla hispana, el
problema también se extiende a los materiales educativos e instructivos traducidos
para uso en granjas lecheras de países en donde se habla español. Es por eso que
incluso las traducciones tienen que ser precisas, pues en muchas ocasiones están en
"spanglish" 0 usando términos que no corresponden a los que se usan en nuestro
idioma cuando los temas son la industria lechera y otros relacionados).

Puntos críticos de control al sacrificio


Descartando los enfoques europeos de calidad como “demasiado complicados",
Grandin desarrolló los “Puntos Críticos Básicos de Control del Instituto de la Carne"
para las plantas procesadoras de carne (rastros). En el instructivo se enlistan cinco
criterios fundamentales y establecen calificaciones de aprobación para cada uno de
ellos, incluyendo el porcentaje de mente al primer intento, que quedaron inconscientes,
que fueron arreados con un bastón eléctrico, que mugieron, se resbalaron o cayeron.

"Funcionó mejor que en mis sueños más fantasiosos", señalo Grandin y prosiguió: "Por
ejemplo, el porcentaje de aprobación de animales que fueron abatidos al primer intento
fue de 95%. La razón número uno en las plantas que fallaron fue la falta de
mantenimiento a la pistola de aire. Es interesante notar que en los seis meses
siguientes, 90% de las plantas que no fueron aprobadas debido a sus malas prácticas
de abatimiento de animales en la primera auditoría, lo fueron en la segunda.

No importa si la instalación es una planta empacadora de carne o una granja lechera.


Grandin propugna por un sistema de calificación objetivo que deje fuera las minucias y
señala que al escoger unas cuantas cosas que midan una multitud de problemas, es
posible ubicar objetivamente muchos problemas distintos que afectan el bienestar.

Puntos críticos de control en granjas lecheras


La lista de puntos críticos de control de Grandin para una granja lechera incluye:

 Porcentaje de vacas que están rengas, calificadas como sí o no con base en la


forma en que caminan en la sala de ordeño. Califique sí incluso a la vaca que
camina con una cojera obvia y todavía puede mantener el paso con el resto del
hato. La meta es de 5% o menos de vacas rengas.
 Porcentaje de vacas que están demasiado delgadas y descarnadas. Por lo
menos 90% de las vacas deben tener una condición corporal de más de 2 y
debe haber menos de 3% con calificación de menos de 2.
 Porcentaje de becerras que no han recibido calostro dentro de las primeras
horas después del nacimiento (Nota del editor: En realidad esto debe ser lo más
pronto posible después del nacimiento, es más, dentro de la primera hora de
vida). Las becerras deben estar secas y poder pararse y caminar fácilmente sin
asistencia antes de ser transportadas a donde van a ser criadas, excepto
cuando han de ser transportadas a un lugar de crianza a menos de horas de
distancia.
 Prevención de vacas caídas, no ambulatorias. 90% de los casos de vacas
caídas se pueden prevenir ya sea por mejor manejo o selección genética de
vacas con buenas patas y pezuñas.
 Está prohibido arrastrar a las vacas caídas y los animales que no se van a
recuperar, deben ser sacrificados en la granja.
 Lineamientos de bienestar para procedimientos quirúrgicos como corre de colas
y descornado.
 Niveles de amoniaco en lugares cerrados usados para confinamiento de
animales. La meta es diez partes por millón (ppm); el maximo es 25 ppm.
 Requerimientos de espacio de vacas y recomendaciones específicas de
bienestar.
 Porcentaje de vacas sucias. Las vacas son calificadas como sucias si hay
estiércol en su cuerpo, panza o porciones superiores de sus miembros.
 Porcentaje de vacas con problemas de salud obvios que no han sido atendidos,
por ejemplo ojos enfermos, áreas alopécicas (sin pelo) debido a falla en el
tratamiento de parásitos externos, larvas de moscas bajo la piel (en zonas
endémicas) o lesiones severas.
 Porcentaje de vacas con hinchazones en sus patas. Califique sí si la hinchazón
es mayor al tamaño de una pelota de béisbol. La meta es menos de 1%.

Mientras que los productores de leche pueden usar la calificación para encontrar y dar
seguimiento a los cambios, las modificaciones realizadas en su operación mejoran los
rubros de manejo y calidad. Se necesita vigilancia constante para lograr que funcione
un programa de calidad y para evitar retrocesos.

Son criticas las habilidades de manejo


Hay un interés creciente en el buen manejo, pero eso requiere tiempo y diligencia.
Grandin dice que "tal vez será necesario elevar el estatus de nuestra gente a cargo del
ganado. Necesitamos invertir más tiempo y dinero en entrenarlos y monitorearlos".

Esta posición requiere adoptar cierta conducta. ‘“Es difícil enseñarle a la gente a
mantener la calma y mantener la boca cerrada", dijo y añadió: ‘“La atención al detalle
es clave en el buen manejo, hay que ser observador. Por ejemplo, siempre que uno ve
la parte blanca de los ojos de un animal (la conjuntiva), estará frente a un animal que
está asustándose, inquietándose".

El manejo de calidad es rentable porque los animales que no tienen miedo son más
productivos. Cuando un animal lechero sufre maltrato, se le aplica un arreador eléctrico
o tiene miedo, se provoca un aumento en la secreción de cortisol, una hormona del
estrés. Eso disminuye la función inmune, haciendo a los animales más susceptibles a
enfermarse y también causa una caída en la producción de leche, dijo Grandin, quien
también est
LA ZONA DE FUGA Y EL PUNTO DE BALANCE:
CÓMO ENTENDERLOS
Por Temple Grandin
Depto. de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, CO 80523-1171

Las manadas de bovinos se comportan de manera muy parecida. Se puede observar


que las ovejas se mueven en círculo alrededor de los pastores, a la vez que se
mantienen a una distancia segura de ellos y tratan de tenerlos a la vista. También se
nota que las ovejas tienden a moverse en sentido contrario al del pastor. Por esta
razón, para mover a un grupo de animales en cierta dirección, el ganadero puede
caminar en la dirección contraria a la deseada en los animales. Si se camina en
dirección contraria, los animales tienden a acelerar su movimiento; si se camina en la
misma dirección, el movimiento animal tiende a hacerse más lento. Estos principios se
cumplen en todas las especies que viven en manada. 
 
El punto de balance se encuentra en la cruz del animal. Todas las especies de ganado
se moverán hacia adelante si el ganadero está ubicado detrás del punto de balance, y
retrocederán si está ubicado adelante de dicho punto. Muchas personas, al trabajar con
el ganado, cometen el error de quedarse parados adelante del punto de balance
cuando tratan de hacer que un animal avance en una manga. Una vez que están
adentro de una manga, los bovinos y los porcinos tenderán a avanzar sin necesidad de
aplicarles picanas eléctricas, si el trabajador del ganado camina hacia atrás, en
dirección opuesta a los animales, pasando sucesivamente el punto de balance de cada
uno de ellos. No es necesario picanear a cada animal. Si los animales están avanzando
por sí mismos en la manga, hay que dejarlos seguir solos. Frecuentemente avanzarán
con sólo golpear la pared de la manga con la palma de la mano.
 
El siguiente diagrama ilustra la zona de fuga general de un animal. El tamaño efectivo
de la zona de fuga de cada animal en particular variará según su nivel de
amansamiento. La zona de fuga también depende del nivel de calma que tenga el
animal, y se agranda cuando éste se pone nervioso o cuando uno se le aproxima de
frente. Los animales tranquilos son más fáciles de manejar; cuando se ponen
nerviosos, se necesitan 20 a 30 minutos para que se vuelvan a calmar. 
 
 
                                                                                                         ZONA
CIEGA             
                                                                                (DETRÁS DEL ANIMAL)
     
 PUNTO DE BALANCE               (LÍNEA DE LA CRUZ DEL ANIMAL)
 
 
Cuando el trabajador se mueva hacia la posición A, que está fuera de la zona de fuga,
el animal dejará de alejarse. Si pasa a la posición B, penetrará en la zona de fuga y
hará que el animal comience a moverse. Si se trabaja con el ganado entendiendo los
conceptos de la zona de fuga y el punto de balance, se consigue moverlo más
fácilmente. La zona de fuga es el espacio personal del animal, y su tamaño está
determinado por su nivel de domesticación o salvajismo. Los animales totalmente
mansos no tienen zona de fuga, y la gente los puede tocar. El animal comienza a
apartarse del ganadero cuando éste atraviesa el límite de su zona de fuga. Si todos los
animales de un grupo están mirando de frente al ganadero, significa que éste se
encuentra fuera de su zona de fuga. 
Cuando el ganadero está afuera de la zona de fuga, los animales se dan vuelta y lo
miran de frente  manteniéndose a una distancia segura:
 
 

                                                                                                        
Cuando el ganadero entra en la zona de fuga, los animales se dan vuelta y se alejan
de él:
    

El siguiente es el esquema del movimiento del ganadero para hacer que el ganado
avance, trabajando del lado interior de una manga curva:  
 
Cada uno de los animales avanza cuando el operario ganadero cruza su punto de
balance, caminando hacia atrás. Para volver adelante de la manga, el ganadero debe ir
directamente, alejándose de los animales.
Si se trabaja en una manga recta, el movimiento del operario ganadero para mover a
los animales hacia el cepo o casilla de sujeción es el siguiente:
Para hacer que los animales se adelanten, hay que caminar paralelamente a ellos pero
en sentido contrario. Para volver hacia adelante, hay que caminar en sentido oblicuo,
alejándose para dejar la zona de fuga de los animales que están en la manga.
 
Los bovinos, así como otros rumiantes, tienen la tendencia a moverse en la dirección
opuesta cuando se penetra directamente su zona de fuga. El principio que ilustran
estos dos diagramas es que el ganadero debe entrar en la zona de fuga en la dirección
opuesta a la del movimiento que desea producir. Cuando regrese a su posición inicial,
el ganadero caminará en la misma dirección del ganado, pero deberá hacerlo fuera de
su zona de fuga.
Cuando se sujeta a un animal en el cepo, el operario debería pararse fuera de su zona
de fuga. Para mover al siguiente animal hacia el cepo, el ganadero entrará en su zona
de fuga desde adelante, y el animal se adelantará cuando crucen el punto de balance a
la altura de su hombro.
Para hacer que se mueva solamente el animal de adelante, el operario deberá
detenerse cuando haya atravesado su punto de balance.

Cuando se arrea ganado en terrenos amplios y abiertos, el movimiento calmo y


ordenado de los animales se logra muy  fácilmente siempre que se entienda el
funcionamiento de la zona de fuga y se apliquen unos pocos principios básicos. Para
hacer que los animales se muevan ordenadamente, el vaquero debe alternar su
posición, entrando y saliendo sucesivamente de la zona de fuga colectiva de la
manada:
 

 
 
La presión no debe ser continua, sino que es más efectiva una presión oscilante sobre
el límite de la zona de fuga. 
El jinete se debe mover en zig-zag, adelantándose y atrasándose con respecto a la
manada. Cuando vaya hacia atrás, en dirección opuesta a la manada, entrará en su
zona de fuga y acelerará el movimiento. Cuando vaya hacia adelante, en la misma
dirección que la manada, se alejará de la zona de fuga de la manada, y frenará su
movimiento.
Para que los animales se mantengan en calma y se los pueda mover fácilmente, el
ganadero debe trabajar en el borde de la zona de fuga. Para hacer que los animales se
muevan, entrará en la zona de fuga; para hacer que se detengan, retrocederá hasta
salir de la zona de fuga. El operario debe evitar el punto ciego del animal, que está
detrás de su cola. Es conveniente abstenerse de penetrar profundamente en la zona de
fuga. Los animales se ponen muy inquietos si una persona se mete en su espacio
personal y no tienen la posibilidad de alejarse. Si el ganado se da vuelta y se escapa
hacia atrás del jinete cuando se lo arrea por un callejón en los corrales, la causa más
probable es un exceso de penetración en su zona de fuga: al no poder fugar hacia
adelante porque hay otros animales ocupando el espacio, los animales se dan vuelta
para tratar de escapar del vaquero que los empuja. Cuando esto sucede, el vaquero
debe retroceder para aumentar la distancia que hay entre él y los animales. Este
retroceso debe hacerse a la primera indicación de que hay animales que quieren darse
vuelta y escapar hacia atrás. Si un grupo de animales retrocede al olfatear algo o ver
una sombra adelante, hay que tener paciencia y darle tiempo al primero para que
supere el obstáculo; el resto de los animales lo seguirá. Si los animales retroceden en
una manga, hay que alejarse de ellos; no hay que tocarlos ni golpearlos, pues
retroceden en un intento por aumentar la distancia entre ellos y la gente. Normalmente,
se tranquilizarán si se los deja solos.                                                           
                                                                                                                                            
 
 
 
 
 
 
 
 
 
                                                                                                                                            
                                                               

Un grupo de animales que se mueve en manada mantiene contacto visual entre sí, de
modo que toda la manada se puede mover como un conjunto coordinado. El animal
que está en la segunda posición, tras el que va adelante, está ubicado precisamente
atrás de su punto de balance. Esa es la posición que debería ocupar una persona para
mover esos animales.                                                             

 Usando los principios de


comportamiento animal en la zona de
fuga, un operario ganadero podrá hacer
entrar el ganado en un corral de manera
tranquila y ordenada. Las posiciones que
se ilustran en este diagrama permiten
controlar el flujo de ganado a través de la
puerta. Se puede acelerar o frenar el
movimiento del ganado mediante el
acercamiento y alejamiento (moviéndose
hacia los animales y luego hacia atrás).
Si el operario se mueve en el mismo
plano, sin acercarse ni alejarse de los
animales, su control del movimiento no será tan efectivo.  

 
 

                                                       REFERENCIAS                                                       

Grandin, T. (Editor) 1993 Livestock Handling and Transport. CAB International,


Wallingford Oxon, United Kingdom
Grandin, T. (1989) Behavioral Principles of Livestock Handling
Professional Animal Scientist
December 1989 pages 1-11

Kilgour R. and Dalton D.C. 1984 Livestock Behaviour, A Practical Guide


Collins Technical Books
Glasgow United Kingdom

HÁGALA FÁCIL
Dra. Temple Grandin

He aquí algunas maneras simples de mejorar el manejo del ganado.

Es una maravilla ver que los ganaderos tienen cada vez más interés en el manejo de la
hacienda sin estrés. El manejo calmo del ganado tiene muchos beneficios, que incluyen
la mejora en la ganancia de peso y la mayor seguridad para los trabajadores.

El ganado se fija en los detalles, y cosas pequeñas que uno puede pasar por alto
hacen que el buen manejo sea difícil y hasta imposible. He aquí unas pocas medidas
simples para mejorar tanto las instalaciones como el manejo de la hacienda.
Elimine las distracciones visuales
Los vacunos son muy sensibles a los movimientos bruscos y a los contrastes de luces
y sombras. Una pequeña cadena colgando en la entrada de una manga, por ejemplo,
puede hacer que los animales reculen, y debería ser quitada. Hace años que vengo
llamando la atención sobre las cadenas colgantes, y sin embargo mucha gente todavía
no se da cuenta de que son otro pequeño detalle más que asusta al ganado.
Recomiendo meterse en la manga y mirar lo que ven los animales. Puede haber, por
ejemplo, papelitos en el piso, o camperas colgadas sobre el cerco.

El ganado también puede negarse a avanzar si ve gente adelante, o vehículos en


movimiento. Por esta razón muchas mangas funcionan mejor cuando tienen paredes
ciegas. Si la manga tiene muchas puertas colgantes rebatibles, para que el ganado no
pueda retroceder, el avance se puede retardar. En muchas instalaciones he podido
mejorar el movimiento del ganado atando algunas de estas puertas para que queden
siempre abiertas. Cuando esas puertas están justo en la entrada de la manga,
conviene dotarlas de un mecanismo de control remoto, como una soga, para
mantenerlas abiertas mientras entran los animales, de modo que no tengan que
empujarlas cada uno de ellos para abrirlas.

Los reflejos de luz en pisos mojados o en metales también pueden ser un problema.
Las superficies opacas son mejores para el movimiento de la hacienda. Lo
recomendable es pintar las instalaciones de un color simple y uniforme.

A veces, los animales también se resisten a pasar de un piso de tierra a uno de


cemento. Este problema se puede resolver echando un poco de tierra sobre el
hormigón para reducir el contraste entre ambas superficies.

Al vacuno no le gustan los edificios oscuros


Las instalaciones ubicadas dentro de edificaciones suelen tener más problemas con
ganado que recula que las que están en espacios abiertos. En un día soleado, los
animales frecuentemente se rehúsan a entrar a una construcción oscura, por algo que
yo denomino el efecto “agujero negro”.

Para resolver este problema, se necesita que la luz natural llegue al interior del edificio.
Esto se puede resolver retirando alguna parte de las paredes laterales, o instalando
paneles de plástico transparentes en el techo o paredes, para permitir la entrada de
mucha luz solar en los lugares sombreados.

El movimiento mejora si se eliminan las sombras. En un día luminoso, la luz artificial


dentro de la construcción no proveerá suficiente claridad como para eliminar el efecto
“agujero negro” porque la luz solar es mucho más fuerte que la artificial. A la noche, la
iluminación eléctrica indirecta es muy efectiva para atraer al ganado de modo que entre
a los edificios o camiones.
Pisos antideslizantes
Los animales entran en pánico si comienzan a resbalarse. Un piso antideslizante es
esencial para manejar el ganado con poco estrés, debido a que los animales tranquilos
se manejan más fácilmente.

Cuando los animales se agitan, les lleva entre 20 y 30 minutos recuperar el ritmo
cardíaco normal. Si el cepo o la manga tienen piso resbaladizo, el ganado suele
agitarse cuando sus pezuñas tienen pequeños resbalones repetidos. Los resbalones
tienden a ser el principal problema en los espacios pequeños de encierro, como las
balanzas, mangas y toriles.

Un piso de hormigón alisado por el uso se puede convertir en antideslizante instalando


una malla de neumáticos usados a modo de felpudo, o una rejilla hecha con barras de
acero. Si se usan las barras de acero, se las debe cortar y soldar de modo que la grilla
quede apoyada completamente plana sobre el piso. No hay que soldar las barras
cruzadas unas sobre otras, porque se forman rendijas y los animales se pueden
lastimar las pezuñas cuando quedan atrapadas entre la barra y el piso.

Aproveche el comportamiento de seguimiento del vacuno


Los vacunos tienden a seguir al líder. Por eso, entrarán a la manga más fácilmente si
ésta está parcialmente o casi totalmente vacía antes de intentar llenarla. Si en la
manga hay lugar para que entren tres o más animales, se puede aprovechar el
comportamiento natural seguidor del vacuno.

El corral de encierre, embudo o toril que precede a la manga no debería cargarse antes
de que haya lugar en la manga para permitir que algunos animales entren
inmediatamente en ella. El “corral de encierre” debería rebautizarse como “corral de
paso”. El ganado entrará más fácilmente a la manga si no ha sido retenida en el corral
porque la manga está llena. Si los animales son retenidos mucho tiempo en el corral de
encierre, se puede hacer más difícil hacerlos entrar a la manga debido a que se han
dado vuelta durante la espera.

Todos los corrales de encierre, independientemente de su diseño, deben llenarse sólo


hasta la mitad. Uno de los errores más comunes en el manejo del ganado es llenarlos
completamente. La gente a veces hace esto para caminar menos, pero el buen manejo
de la hacienda requiere caminar más.

Medir el manejo de la hacienda


Sólo se puede manejar lo que se mide. A lo largo de mi carrera he trabajado con
muchos ganaderos y corrales de engorde para mejorar el manejo del ganado. Yo
puedo mejorar drásticamente el manejo mientras estoy en el lugar, pero cuando
regreso al año siguiente, frecuentemente han vuelto los gritos y el uso de la picana
eléctrica. En general, la gente no se da cuenta de que ha pasado esto, porque el
regreso a las viejas prácticas suele suceder lentamente.
Para prevenir esto, el manejo debería medirse con números. La medición hace posible
determinar si las prácticas están mejorando o empeorando. Para medir el manejo, hay
que anotar el número de animales que sufren las siguientes fallas de manejo, y
determinar los porcentajes:

 Porcentaje que cae al piso durante el manejo.


 Porcentaje que es movido más rápido que al trote.
 Porcentaje que atropella una puerta o cerco.
 Porcentaje que es movido con la picana eléctrica.
 Porcentaje que vocaliza (bala o muge) cuando lo sujetan en el cepo. No hay que
anotar a los animales que balan cuando se los caravanea u otros procedimientos
similares.

Si se está haciendo un buen trabajo en el manejo de bajo estrés, el porcentaje de


animales que sufren alguno de estos problemas es muy bajo. La guía de la National
Cattlemen’s Beef Association establece que las prácticas de manejo necesitan ser
revisadas si más del 2% de los animales se cae o se mueve más del 10% usando la
picana eléctrica. Numerosos ganaderos y corrales de engorde están trabajando mucho
mejor que eso.

LA CONDUCTA ANIMAL Y SU IMPORTANCIA EN EL MANEJO DEL GANADO


 
Por Temple Grandin
Departamento de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, CO 80523-1171, EE.UU.

Es muy importante que las personas que se dedican a la crianza y al manejo del
ganado conozcan y comprendan su comportamiento natural, para facilitar su trabajo y
evitar accidentes.

Los bovinos dependen en alto grado de su visión (10) y son sensibles a los contrastes
bruscos entre luz y oscuridad en los corrales y mangas de manejo, razón por la cual
con frecuencia se rehusarán a cruzar un área sombreada o de luz muy brillante en una
manga. Tienen visión periférica en un ángulo amplio, de 360°, y pueden ver hacia atrás
de ellos sin necesidad de voltear la cabeza
Fig. 1. El ganado tiene visión panorámica. El área gris clara muestra el campo de visión
del animal donde no tiene percepción de la profundidad. El sector gris oscuro frente a
la cabeza del animal representa el campo de visión binocular. Tiene percepción de
profundidad en un ángulo de 25 a 50 grados.
 
En las plantas de faena, el drenaje debe situarse fuera de los cercos, porque el ganado
puede retroceder al tener que pasar sobre las rejillas de desagüe.
Es frecuente observar que al retroceder el primer animal de un grupo, la situación se
vuelva un problema colectivo. Una vez que un animal se rehúsa, la tendencia a hacerlo
se manifiesta en el siguiente, que está parado junto a él en la manga de manejo (5).
Cuando los animales son colocados en una manga de una sola fila, no se les debe
forzar a avanzar, a menos que puedan ver un espacio abierto hacia donde dirigirse. Un
animal que se rehúsa a moverse una vez, continuará haciéndolo con cierta frecuencia.
 
Las paredes cerradas en mangas y corrales de encierro
Las paredes de las mangas de trabajo de una sola fila, las rampas de embarque y los
corrales de encierro deben ser cerradas. Con ello se evita que el ganado se distraiga
con personas, camiones u otros objetos fuera de la manga,  que percibe con su visión
periférica, y los animales se moverán con mayor fluidez (8 ).
Los animales se rehusarán a avanzar si la manga parece un callejón sin salida, por lo
que deben poder ver una vía de escape (9 ). Las puertas corredizas al final de una
manga de una sola fila deben construirse con tubos, a fin de que el ganado que se
aproxima vea animales al otro lado de la misma, estimulando en esta forma la conducta
de seguimiento.
Es muy importante contar con un corral de encierro bien diseñado, ya que facilitará la
entrada de los animales a la manga en una sola fila. Las paredes y la puerta trasera del
mismo deben ser cerradas (2, 16). Para evitar aglomeraciones en la puerta de acceso a
la manga, una de las paredes del corral de encierro debe formar una línea recta con un
lado de la manda, y la otra pared debe estar en un ángulo de 30° (figura 2).
 
 

 
Fig. 2. Corral de encierro circular con paredes cerradas y puerta giratoria sólida. Una persona puede
operar la puerta desde afuera del corral. Se deben instalar pequeñas puertas de escape para los
trabajadores. El corral de encierro debe terminar en un  embudo a la entrada de la manga, con  una
pared recta y la otra en ángulo de 30°. Los animales tenderán a atascarse si ambos lados están en
ángulo respecto de las paredes de la manga.
 
El corral de encierro debe estar construído sobre piso plano. Un corral hecho en 
declive  provocará resbalones y caídas. Si se requiere una rampa, ésta debe situarse
en la manga en una sola fila.
 
La eliminación de sitios oscuros
El ganado con frecuencia se rehusará a entrar a edificios, porque adentro éstos están
más oscuros que el exterior. De noche, se facilitará la entrada a un edificio o vehículo si
se ilumina su interior. Las luces no deben ser dirigidas directamente a los ojos de los
animales que se acercan. El ganado tiende a acercarse a la luz, pero no si ésta los
deslumbra, como lo hace el sol, por ejemplo. Las rampas de embarque y las mangas
deben por ello orientarse al norte o al sur para evitar que tengan al sol de frente.
Durante el día, la conducción del ganado hacia un edificio, como por ejemplo, una
planta de faena, será más fácil si la manga de una sola fila, que sale del corral de
encierro, se extiende 3 o 4 m hacia afuera de la pared o del techo. Los animales se
movilizarán con mayor facilidad si están ya alineados en una sola fila antes de entrar al
edificio. La pared del edificio jamás debe coincidir con la unión de la manga y el corral
de encierro (6 ).  Las mangas deben techarse únicamente con materiales cerrados, al
igual que las básculas y otros sitios donde se maneja ganado. No deben usarse techos
con espacios abiertos, pues los animales se rehusarán a circular por áreas de luz y
oscuridad alternadas, que produzcan sombras en el piso.
 
Los efectos del ruido
El ruido excesivo distrae mucho a los bovinos, ya que escuchan frecuencias más
elevadas que el humano (1, 2). La sensibilidad auditiva del ganado alcanza su máximo
a los 8000 hz, mientras que los humanos somos más sensibles entre los 1000 y 3000
hz. El bovino se moverá con mayor facilidad si se reducen los gritos y otros ruidos. Las
puertas metálicas ruidosas pueden recubrirse con material de caucho para reducir el
nivel de ruido.
 
Las mangas curvas
La manga curva (Fig. 3) tiene ventajas sobre la recta por dos razones. Primero, evita
que el animal vea el acoplado, el cepo o el cajón de noqueo antes de estar casi adentro
de ellos. Segundo, la manga curva también utiliza la tendencia natural a caminar en
círculo alrededor de una persona. Cuando alguien entra a un corral, generalmente los
animales se voltean y lo miran. Conforme la persona camina por el corral, los animales
se moverán en círculo alrededor de él (5).
 
 Fig. 4. Manga curva de una sola fila. El trabajador ganadero camina por la pasarela
ubicada en el lado interno. Las paredes deben ser cerradas, pero la puerta corrediza
de  ingreso a la manga debe estar construida de tal forma que los animales vean a
través de ella.
 
Los bovinos pueden ser arreados con mayor facilidad si la persona se ubica en ángulo
respecto de la parte posterior del animal (Bud Williams,  Comunicación personal, 1978)
(Fig. 4).
Fig. 4. Posiciones para manejar a un solo animal más eficientemente.
 
 
 La figura 5 muestra la mejor posición para el vaquero cuando se mueve al hato a lo
largo de un cerco.  Si la persona se acerca demasiado al grupo, los animales tenderán
a escaparse de él hacia afuera.
Fig. 5. Posiciones para manejar más eficientemente a un grupo de bovinos a lo largo
de una barda.
Una manga de manejo de una sola fila debe contar con una pasarela a lo largo del
radio interno para uso de los trabajadores (ver Fig. 3). Esta pasarela debe ir a lo largo
de toda la manga y debe estar por lo menos un metro por debajo de su borde superior.
Cuando la persona camina a lo largo de ella está obligada a mantenerse en el ángulo
mostrado en la figura 4. Las paredes cerradas eliminarán todas las distracciones
visuales, salvo la persona en la pasarela. Las figuras 6 y 7 muestran  corrales curvos
para manejo del ganado. El diseño de la ilustración 7 puede utilizarse en un rancho o
en un corral de engorda. Si se elimina la rampa de embarque el diseño puede utilizarse
para una planta de faena.
Fig. 6. Diseño de un corral curvo. La manga curva y el corral de encierro circular de las
figuras 2 y 3 pueden usarse en este diseño. El corral de encierro circular tiene 3,5 m de
radio. La manga curva, el corral de encierro circular y el  pasillo curvo se diseñan
dibujando tres semicírculos a lo largo de la línea punteada.

Fig. 7. Vista aérea de un corral curvo que conduce a un bañadero. Es el mismo diseño
básico de la figura 6. Se pueden bañar 600 animales por hora en este sistema.
La distancia de fuga
Cuando una persona invade los límites de la zona de fuga de un animal (Fig. 4), éste
tenderá a cambiar de lugar. Si se penetra más profundamente en esta zona, el animal
escapará o bien se volverá para perseguir a la persona. Kilgour (l0) demostró en sus
experimentos la existencia de una zona de fuga. Unos toros, al moverse, mantenían
una distancia constante entre sí y una pared móvil. Cuando la pared se les aproximaba
mucho, los toros se alejaban corriendo.
El mejor lugar para trabajar es el límite de la zona de fuga (Fig. 4). La persona penetra
esta zona para obligar al animal a moverse y se retira de ella para que el animal se
detenga. La figura 8 muestra la zona de fuga de los ovinos, que tienen principios de
comportamiento similares a los bovinos:
Fig. 8. Un hato de borregos rodea a dos personas. El área libre alrededor de ellos es la
zona de fuga.
 
 La amplitud de la zona de fuga depende de la domesticidad o ferocidad del animal.
Para determinarla, camine lentamente hacia el animal; cuando éste empiece a
moverse, se habrá alcanzado el límite de la zona de fuga. Un animal manso que
permite que la persona lo toque será difícil de arrear. Se recomienda guiar a este tipo
de animales atados con una cuerda o atrayéndolos con alimento.
En ocasiones, el ganado llega a tratar de saltar afuera de la manga de manejo. La
causa más común es la invasión profunda de su zona de fuga, por lo que trata de huir.
El trabajador ganadero debe retirarse de esta zona, logrando así que el animal se
tranquilice. Lo peor que puede hacer es tratar de sujetar al animal para forzarlo a que
baje, ya que con ello se encabritará aun más al invadir más profundamente su zona de
fuga. Si se arrea ganado por un pasillo o hacia un corral de encierro, el trabajador
ganadero debe ser muy cuidadoso y evitar penetrar en la zona de fuga (6 ). Los
animales, al ver una persona muy cerca, se sentirán atrapados y tratarán de enfrentarla
o de huir. Cuando el operario observa que el ganado que lleva en arreo empieza a
darse vuelta y trata de retroceder, debe retirarse y salir de la zona de fuga que ha
penetrado. Bajo ningún concepto debe acercarse más al animal, sino que siempre
deberá retroceder al percibir el primer indicio de inseguridad en los animales
Cuando se maneja ganado en un área confinada, tal como una manga o corral de
encierro, no deben usarse perros. En estas situaciones el perro suele penetrar
profundamente en la zona de fuga, y los bovinos no tienen posibilidad de huir de él. El
perro que penetra la zona de fuga provoca una situación que causa gran tensión para
el ganado que está confinado en un área reducida, y sólo deben utilizarse perros en
áreas abiertas y en corrales espaciosos, donde los animales tengan lugar para escapar
(7).
Los bovinos son animales gregarios, y si se aísla a un individuo, éste se tornará
sumamente excitado y agitado. El animal que se queda solo en el corral de encierro
una vez que sus compañeros han entrado a la manga, intentará saltar hacia afuera
porque no quiere quedarse solo. Si un animal aislado se rehúsa a entrar en la manga,
deben ponerse más animales junto con él.

Reducir el miedo aumenta la producción de leche

La gente ha sabido durante mucho tiempo que el manejo rudo y el estrés perjudican al
ganado lechero. Hace más de 100 años, W.D. Hoard, fundador de Hoard's Dairyman,
escribió que la gente que trabaja con vacas lecheras debería tener paciencia y
benevolencia. Sabía que el tratamiento rudo disminuía el flujo de leche. De la misma
manera, Jack Albright, profesor emérito de la Universidad de Purdue, señaló que las
vacas lecheras mansas y dispuestas a acercarse a la gente darán más leche. A pesar
de estos hechos bien conocidos, la gente ha olvidado el mensaje de Hoard y Albright.

A lo largo de los años, los investigadores han documentado, usando métodos


estadísticos, los efectos perjudiciales del manejo rudo. De hecho, asustar a una vaca o
pegarle puede reducir la producción de leche un 10%. Las vacas que tienen miedo a la
gente son menos productivas, demostró el australiano Paul Hemsworth. El miedo fue
medido según el grado de inquietud que mostraba una vaca cuando una persona
estaba cerca de ella durante el ordeño. Las vacas que evitaban a la gente y que se
mostraban inquietas cuando había una persona cerca tenían menos producción de
leche. Más aun, sus observaciones en una granja lechera grande indicaron que las
vacas mansas daban más leche.

Cómo se forma la memoria del miedo


¿Qué hace que una vaca tenga miedo de la gente? Los animales tienen excelente
memoria de sus experiencias, tanto buenas como malas. Investigaciones de Joseph
LeDoux, de la Universidad de Nueva York, sobre el cerebro animal, han demostrado
que los animales tienen recuerdos imborrables de sus experiencias de miedo. La
memoria del miedo se ubica en un lugar del cerebro llamado las amígdalas, que son la
parte inferior y más primitiva del cerebro, debajo de la corteza.

Los recuerdos ligados al miedo son permanentes. En los tiempos en que los bovinos
eran animales salvajes, era más probable que sus predadores se los comieran si no
recordaban adonde habían visto a un león. Con el tiempo, los animales pueden
aprender a superar un recuerdo del miedo, y asustarse menos del lugar en que tuvieron
una experiencia atemorizante. Pero solamente pueden superar ese recuerdo del miedo,
jamás lo podrán borrar. Por ello, el esfuerzo debe apuntar a prevenir recuerdos del
miedo.

Los vacunos, como otros animales, tienden a desarrollar recuerdos del miedo que
están ligados tanto a lugares malos como a objetos prominentes. Es muy probable que
adquieran miedo a un lugar específico, o a una persona que usa cierto tipo de
vestimenta, si ellos están asociados a una experiencia dolorosa o atemorizante.

Sería muy perjudicial para la producción de leche que la vaca adquiriera miedo a la
sala de ordeño. Es esencial que la primera experiencia de una vaquilla en la sala de
ordeño sea buena. La primera experiencia marca una gran impresión en los animales.
Si una vaquilla se cae o recibe un choque de picana eléctrica la primera vez que entra
a la sala, es posible que desarrolle un recuerdo del miedo asociado a ese lugar.

Investigaciones realizadas con ratas demuestran el poderoso efecto que tiene la


formación de un recuerdo del miedo. Se colocó a ratas en un laberinto, y se les permitió
explorar todos los pasillos. Si una rata recibía un choque eléctrico la primera vez que
entraba a un pasillo nuevo, jamás volvería a entrar al mismo. Por otro lado, cuando una
rata entraba a un pasillo varias veces y siempre hallaba comida, esto le producía un
recuerdo positivo. Si recibía un choque eléctrico después de la quinta vez de haber
entrado, y todavía encontraba comida, la rata probablemente seguiría entrando a ese
pasillo.

Si un animal tiene una experiencia dolorosa o atemorizante la primera vez que está en
un lugar nuevo, el recuerdo del miedo estará asociado a ese lugar. Sin embargo, si
esto le sucede en un lugar conocido que hasta entonces ha sido seguro, lo más
probable es que el vacuno asocie la mala experiencia con alguna otra cosa, como ser
una persona que lleva un impermeable amarillo. El recuerdo del miedo quedará ligado
al impermeable amarillo y no al lugar, y podrá aflorar nuevamente en cualquier
situación en que la vaca vea un impermeable amarillo.

Cómo entrar las vaquillas a la sala de ordeño

Se debe tener cuidado de asegurar que nada malo ocurra a una vaquilla nueva la
primera vez que entra a la sala. Los animales son naturalmente temerosos de los
lugares nuevos. Si el animal es lanzado bruscamente a la nueva experiencia, lo más
probable es que tenga miedo. Para presentar a los animales un lugar nuevo sin
provocarles estrés, una de las mejores formas es dejarlos que la exploren
voluntariamente. En granjas lecheras pequeñas, se puede dejar que las vaquillas
nuevas exploren la sala de ordeño y caminen dentro de ella antes de parir. Es posible
que esto no sea práctico en granjas grandes.

Investigadores franceses han descubierto que las terneras que han sido manejadas
frecuentemente por personas (y que han tenido experiencias favorables con éstas) se
convierten más adelante en vacas más tranquilas, que tienen una distancia de fuga
más pequeña.

En una granja lechera grande, se podría contratar una persona para que maneje a las
terneras y las trate como mascotas. Es indispensable que se trate de una persona
tranquila y protectora. Una vez que las vaquillas crecen, se las podrá seguir
amansando y apaciguando haciendo que una persona camine todos los días dentro de
sus corrales. Eso hará que aprendan a reconocer la voz y la forma de caminar de esa
persona. Quien haga este trabajo debería también usar la misma vestimenta que los
operarios de la sala de ordeño, por ejemplo, un delantal amarillo. Esto ayudará a que
las vaquillas asocien la ropa del ordeñador con una buena experiencia. Cuando vayan
por primera vez a la sala de ordeño, serán calmadas por el sonido y la vista de una
persona conocida, atenta y de su confianza.

A veces, las vacas necesitan tratamientos veterinarios que pueden causarles algún
dolor o molestia. Es importante que esas experiencias no queden asociadas al ordeño.
Para ello, nunca hay que dar una inyección cuando la vaca está en su puesto de
ordeño: hay que llevarla a una zona de tratamiento veterinario. De esta forma, la vaca
aprende que el resto de la granja es "seguro".

Dentro de lo posible, los ordeñadores no deben dar inyecciones. En caso contrario, el


ordeñador deberá usar una vestimenta muy diferente, por ejemplo, sacarse el delantal
amarillo y ponerse un gran sombrero azul. Así, las vacas aprenderán que pueden estar
tranquilas cuando ven el delantal amarillo, y solamente se pondrán ansiosas cuando
observen el sombrero azul. Este sombrero debería ser algo realmente insólito, que
nadie querría usar en circunstancias normales. Después de usarlo, habría que
guardarlo en un lugar donde las vacas no puedan verlo. Esto dará resultado siempre
que la vaca no haya tenido una mala experiencia con delantales amarillos cuando era
ternera. Las vacas no reconocen caras humanas; reconocen lugares, olores, voces,
vestimentas llamativas y algunos objetos.

Los recuerdos son como fotografías

Como los animales no tienen lenguaje, almacenan sus recuerdos como fotografías en
un álbum, o como mensajes cortos en una grabadora. Por ejemplo, si una vaca
adquirió miedo a los impermeables amarillos cuando era ternera, todo aquello que se
asemeje a un impermeable amarillo podrá atemorizarla. Este miedo se podría extender
a los delantales amarillos. Básicamente, la vaca coteja lo que está viendo u oyendo con
los recuerdos del miedo que hay en su cerebro.

Algunos encargados de granjas lecheras han comprobado que los cepos para sujetar a
las vacas del cuello aumentan los niveles de estrés. Esto puede deberse a los métodos
empleados la primera vez que los aplica a las vacas. Antes de aplicarlo, siempre hay
que hacer que los animales los asocien con la comida. Si el cepo es asociado con
inyecciones, es más probable que la vaca le tenga miedo. Para evitarlo, la primera
experiencia del animal en el cepo debe ser alimentarse. Si los terneros son entrenados
con suavidad a comer en los cepos, lo más probable es que no los asocien con
inyecciones, aun en el caso de que hayan recibido inyecciones estando en el cepo.

Es más probable que las vacas asocien las inyecciones con objetos tales como un
estuche rojo que contiene las agujas. Mientras no vean ese estuche, estarán en calma.
Decía W.D. Hoard: "La regla a ser cumplida siempre en mi granja lechera con los
animales, jóvenes o viejos, es la paciencia y la amabilidad. La utilidad de una persona
con los animales cesa en el instante en que pierde la calma y les imparte un trato rudo.
Las personas deben ser pacientes. Los vacunos no son seres que razonan. Recuerden
que este es el Hogar de las Madres. Traten a cada vaca como una Madre debería ser
tratada. Dar leche es una función de la Maternidad; el trato rudo disminuye el flujo. Eso
me hiere a mí tanto como a la vaca. Tengan siempre presentes estas ideas al trabajar
con mi ganado."

La sabiduría de W.D. Hoard ha sido comprobada por la ciencia. Los científicos han
trazado los circuitos del miedo en el cerebro, y saben cómo operan dichos circuitos.
Los administradores de granjas lecheras pueden usar esta información para entrenar a
sus empleados acerca de la importancia de tratar bien a las vacas lecheras.

TRES SOLUCIONES PARA LOS PROBLEMAS DEL


MANEJO DE ANIMALES
Basándose en 20 años de experiencia personal, la autora describe tres caminos para
mejorar el manejo del ganado vacuno y porcino: seleccionar animales de
temperamento calmo, corregir los problemas de las instalaciones que interfieran con el
movimiento del ganado, y entrenar al personal.

Para resolver problemas en el manejo de animales, los veterinarios deben determinar si


las dificultades surgen de uno o más de los siguientes factores:

1. Un problema de temperamento del animal


2. Un problema de las instalaciones
3. Un problema del personal

Durante los últimos años, he observado que una cantidad creciente de problemas de
manejo se debe a porcinos o vacunos nerviosos, huidizos y excitables. Tanto los
productores como los criadores de reproductores deberían ser alentados a seleccionar
animales con un temperamento calmo. Si los animales reculan o se rehúsan a avanzar
por una manga u otra instalación, ello también puede deberse a una amplia gama de
defectos en las instalaciones, que van desde las grandes fallas de diseño a problemas
fácilmente subsanables, como una iluminación inadecuada. En relación con el
personal, los problemas más comunes son el manejo rudo, el uso excesivo de la picana
eléctrica y el hacinamiento de animales en el corral de encierro. Los vacunos y los
porcinos recuerdan las experiencias malas, y aquellos animales que han sido
manejados con rudeza se harán más difíciles de manejar en el futuro. 1,2 El éxito en la
identificación y corrección de los factores que contribuyen a generar problemas en el
manejo de los animales podrá ayudar a producir carne de mejor calidad, así como
proveer un medio ambiente más seguro, tanto para los animales como para los
trabajadores. La agitación durante el manejo inmediatamente anterior a la matanza
aumenta la frecuencia de defectos en la calidad de la carne, tales como la carne de
cerdo pálida, suave y exudativa y la carne vacuna de color oscuro. Ambas condiciones
reducen la calidad y el valor de la carne.

1. La elección de líneas genéticas menos excitables


Un factor que contribuye a crear problemas de manejo es el temperamento excitable de
los animales. Los cerdos de líneas genéticas excitables son más difíciles de arrear a lo
largo de las mangas, porque tienen la tendencia a amontonarse. 3 Tanto los porcinos
como los vacunos de genética excitable tienen una mayor tendencia a recular o a
retroceder cuando se las trata de hacer avanzar por una manga, o cuando deben entrar
a un dispositivo de inmovilización. Los animales excitables parecen tener una actitud
más vigilante y cautelosa ante las cosas novedosas (como los sonidos que nunca
habían oído anteriormente) que los animales de temperamento más calmo. He
observado cómo los animales excitables reculan ante pequeñas distracciones, tales
como una sombra o un charco, que un animal más tranquilo pasaría por alto. El ganado
de temperamento nervioso también es más propenso a agitarse y a lastimarse cuando
se lo somete a una experiencia nueva, como el manejo en un local de remates. El
ganado excitable que ha sido tratado cuidadosamente puede ser tranquilo y sereno
mientras está en un entorno conocido, pero también puede ponerse muy agitado
cuando se lo lleva a un mercado ganadero o a un corral de engorde.

El temperamento nervioso o excitable parece causar problemas de manejo que son


algo diferentes del comportamiento agitado provocado por una experiencia de manejo
rudo. Cuando se inmoviliza a los animales excitables, su comportamiento se asemeja al
de un caballo frenético que ha metido una pata entre las tablas de la cerca. Estos
animales de temperamento nervioso son más propensos a vocalizar o a lastimarse
cuando se trabaja con ellos. Recientemente observé un grupo de vaquillonas que
balaba incesantemente en el corral de encierro de una planta de faena. Los animales
estaban muy nerviosos, y saltaban o se encabritaban mucho más que otros animales
que habían pasado antes por ese corral. Estas vaquillonas tenían una apariencia
masculina, probablemente a causa del uso excesivo de implantes de crecimiento
androgénicos. Otro día, observé un segundo grupo de vaquillonas de cruzas europeas
continentales, que balaban constantemente y pateaban a los trabajadores. Tres
animales habían llegado a la planta con graves lesiones en las pezuñas, pero el
ganado parecía normal en otros aspectos. Estas lesiones habían ocurrido al llegar al
corral de engorde, cuando los animales entraron en pánico cuando sus patas quedaron
trabadas en la rampa de bajada del camión.

La presencia creciente de animales huidizos y excitables coincide con la tendencia a


producir porcinos y vacunos cada vez más magros. En mi opinión, la selección
indiscriminada en favor de animales de crecimiento rápido y baja deposición de grasa
produce individuos de temperamento más excitable. Mis observaciones en plantas de
faena indican que la creciente excitabilidad está generando graves problemas de
manejo. Algunos lotes de vacunos o de cerdos son fáciles de arrear, y otros reculan
constantemente y muestran señales de agitación. Esto último no sólo puede reducir la
calidad de la carne, sino también generar un problema de bienestar animal, pues los
animales que se rehúsan a avanzar en las instalaciones de manejo son los candidatos
más probables a ser tratados abusivamente por empleados frustrados. La experiencia
práctica demuestra que los animales huidizos y excitables son más propensos a tener
carne de calidad defectuosa (por ejemplo, la carne de cerdo PSE o la carne vacuna
oscura).

Los problemas más graves de temperamento en bovinos tienden a presentarse con las
razas europeas continentales. Algunas líneas genéticas de estas razas producen
animales excitables. La historia de las razas continentales puede explicar por qué son
más propensas que las británicas a ponerse frenéticas cuando se las sujeta en la
manga de compresión. Mi hipótesis es que las razas de países como Francia e Italia
presentan más problemas de temperamento que las razas de Gran Bretaña porque no
han sido desarrolladas bajo condiciones extensivas, en tierras abiertas donde tenían
escaso contacto con la gente. Durante siglos, el ganado vacuno francés ha sido
amansado, sujetado con bozales y ordeñado a diario. Hoy en día, en las plantas de
faena de Francia, los animales son llevados a corrales pequeños, donde se los ata con
un bozal como si estuvieran en una de nuestras.

Los veterinarios deberían informar a los criadores de ganados generales y de


reproductores, de modo que seleccionen animales que además de ser magros tengan
buen temperamento. Un método sencillo para calificar el temperamento del ganado
reproductor consiste en fijarles un puntaje según su reacción cuando se lo sujeta en
una manga de compresión o una balanza. Cada animal debe ser calificado
individualmente, porque las diferencias de temperamento son menos manifiestas
cuando los animales están en su grupo. La que sigue es una escala simple de puntaje,
basada en el comportamiento del animal:

1. Permanece en calma, se queda quieto


2. Se pone levemente inquieto
3. Se pone muy inquieto
4. Sacude vigorosamente la manga de compresión y trata de escapar
5. Se pone frenético, enloquecido

También es indispensable que se evalúe más de una vez el temperamento de cada


animal. En un estudio, el 9 por ciento un lote de 53 toros obtuvo un puntaje de 4 o 5 en
cuatro sesiones distintas de trabajo, mientras casi la mitad del conjunto se mantuvo
siempre en calma, recibiendo puntajes de 1 o 2 en las mismas mediciones. El resto de
los animales tuvo puntajes mixtos.4 Resultados similares se obtuvieron con un lote de
102 novillos: el 6 por ciento siempre se puso muy agitado, mientras que el 64 por ciento
siempre se mantuvo en calma. Por esta razón, las decisiones sobre selección y
descarte por temperamento deberían estar basadas en dos o tres evaluaciones. Los
animales que exhiben una mala disposición de manera persistente cuando se trabaja
con ellos son los que hay que descartar. La selección sobre la base de una sola
evaluación puede descartar un buen animal que se puso nervioso solamente porque
otro animal cercano estaba excitado. La excitación tiende a desparramarse por todo el
grupo de vacunos o porcinos, y un animal nervioso puede excitar a otros animales que
normalmente estarían tranquilos.

2. Cómo resolver problemas de las instalaciones


El primer paso para resolver problemas de las instalaciones es distinguir entre los
errores graves de diseño y las fallas fáciles de corregir. El error de diseño más serio es
que la manga de una sola fila que conduce a la manga de compresión parezca un
camino sin salida. La manga no debe tener una curva cerrada en su unión con el corral
de encierro. Unas instalaciones cuya manga parece un callejón sin salida funcionarán
con muchas dificultades, porque los animales se rehusarán a entrar a la manga. Para
inducirlos a entrar, los vacunos y los porcinos que están en el corral de encierro deben
ser capaces de ver al menos dos largos de cuerpo hacia adelante en la manga de una
sola fila. Para los vacunos, la manga curva es más efectiva porque les impide ver la
gente que está hacia adelante. La figura 1 muestra unas instalaciones curvas
diseñadas por mí para el manejo de ganado de engorde a corral

Figura 1: Instalaciones curvas de un corral de engorde

Para facilitar el movimiento del ganado, la manga, el corral de encierro y el callejón


curvo de acceso tienen paredes cerradas. Las curvas mejoran el flujo del ganado
porque los animales no pueden ver a las personas que están esperándolos en la
manga. La manga debe estar diseñada de manera tal que los animales que están en el
corral de encierro puedan ver hacia adelante una distancia equivalente a dos largos de
cuerpo.

Los cerdos se rehusarán a salir del galpón para ser embarcados en el camión cuando
hace mucho frío o está muy luminoso afuera. Si las instalaciones para el embarque son
incluídas dentro del galpón de engorde, el movimiento de salida de los cerdos suele
mejorar.

EVALUACIÓN DEL ESTRÉS DURANTE EL MANEJO Y


TRANSPORTE
RESUMEN

El miedo es un poderoso causante de estrés, y la gran variación en los resultados de


los estudios sobre manejo y transporte puede deberse a diferencias en los niveles de
estrés psicológico. El estrés psicológico se debe al miedo. Algunos ejemplos son la
inmovilización, el contacto con la gente o la exposición a novedades. En muchas
especies animales, la estimulación de la amígdala cerebral mediante electrodos
implantados desencadena un patrón complejo de comportamiento, y respuestas
autónomas que se asemejan a las del miedo en los seres humanos. Tanto las
experiencias previas como los factores genéticos que afectan el temperamento
interactúan de maneras complejas para determinar cuánto miedo va a tener un animal
cuando se lo maneje o transporte. El ganado vacuno entrenado y habituado a pasar por
una manga de compresión puede tener niveles de cortisol normales y mantenerse en
calma al ser inmovilizado, en tanto que otros animales, criados extensivamente,
pueden tener niveles elevados de cortisol en la misma situación. La manga de
compresión es percibida como neutral y carente de amenazas en un caso, mientras
que en el otro puede desencadenar un miedo intenso. La novedad es un gran factor de
estrés cuando el animal es súbitamente expuesto a la misma. Para evaluar con
exactitud la reacción de un animal, se debe hacer una combinación de mediciones del
comportamiento y las reacciones fisiológicas, que proveerán una mejor medida general
de la incomodidad que está sufriendo.

Los estudios para determinar el nivel de estrés de los animales de granja durante el
manejo de rutina y el transporte suelen arrojar resultados altamente variables, que son
difíciles de interpretar desde el punto de vista del bienestar animal. Este artículo trata
algunos de los factores que influyen sobre la forma en que el animal reacciona durante
el manejo. Gran parte de la variabilidad en los resultados de los estudios sobre manejo
animal posiblemente se deban a las diferencias en los niveles de estrés psicológico. Los animales
pueden padecer de estrés psicológico debido a:

 Restricción en sus movimientos


 Manejo
 Novedades

O también padecer de estrés físico por:

 Hambre
 Sed
 Fatiga
 Lesiones
 Extremos térmicos

Los procedimientos tales como la restricción de movimientos en una manga de


compresión no causan dolor, por lo general, pero el miedo puede ocasionar un gran
estrés psicológico al ganado que ha sido criado bajo métodos extensivos. Muchos
resultados aparentemente contradictorios de distintos estudios pueden ser explicados
si se tienen en cuenta las variaciones en los niveles de estrés psicológico y físico que
se producían en cada uno de ellos. Las respuestas de miedo en cada situación
particular son difíciles de predecir, porque dependen de la forma en que un animal
percibe la experiencia de manejo o de transporte. Las reacciones de cada animal están
regidas por una interacción compleja entre su constitución genética y sus experiencias
previas. Por ejemplo, los animales con experiencias previas de manejo rudo las
recordarán, y en el futuro, cuando se las exponga al manejo, podrían sufrir más estrés
que los animales cuyas experiencias previas de manejo fueron benignas.

Las experiencias previas de manejo interactúan con los factores genéticos. El manejo
rudo puede ser más dañino y estresante para los animales que tienen un
temperamento excitable, en comparación con los animales que tienen un
temperamento más plácido. Por ejemplo, el ganado de cruzas con Brahman tiene
niveles más altos de cortisol que el de razas británicas cuando se lo sujeta en una
manga de compresión (Zavy y otros, 1992). El rango social de un animal dentro del
grupo también puede afectar sus niveles de estrés. McGlone y otros (1993) hallaron
que los cerdos sumisos y subordinados sufrían más estrés que los cerdos dominantes
luego de cuatro horas de transporte. Este artículo solamente considera el estrés debido
a acciones de corto plazo, como el manejo y el transporte, pues la medición del estrés
crónico impuesto por el medio ambiente o los diferentes sistemas de alojamiento es un
problema mucho más complejo.

La importancia del miedo y los efectos de la novedad


El miedo es una emoción universal en el reino animal, y mueve a los animales a evitar
a sus predadores. Todos los vertebrados pueden ser condicionados por el miedo
(LeDoux, 1994). La amígdala, en el cerebro, es probablemente el sistema central del
miedo, que influye tanto en la reacción ante el miedo como en la adquisición de miedos
condicionados (Davis, 1992). Davis (1992) cita más de 20 diferentes estudios de
laboratorio sobre animales, que muestran cómo la estimulación eléctrica de la amígdala
mediante electrodos implantados desencadena una secuencia compleja de
comportamientos en reacciones autónomas, que se asemejan a las del miedo en los
seres humanos. En la especie humana, la estimulación eléctrica de la amígdala suscita
sensaciones de miedo (Gloor y otros, 1981). Hay estudios que también han mostrado
que la estimulación eléctrica de la amígdala incrementa la corticosterona en el plasma
de gatos (Setekliev y otros, 1961; Matheson y otros, 1971) y de ratas (Redgate y
Fahringer, 1973). Las lesiones en la amígdala bloquean las respuestas ante el miedo,
sean o no condicionadas (Davis, 1992). Si estas lesiones son grandes, se reduce la
respuesta emocional en las ratas, medida a través de la distancia de fuga (Kemble y
otros, 1984). Kemble y otros (1984) también han notado que las lesiones en la
amígdala tenían un efecto amansador sobre ratas salvajes. LeDoux (1994) explica que
el acondicionamiento del miedo se desarrolla a través de un circuito subcortical, y que
es muy difícil erradicar una respuesta condicionada de miedo porque eso requiere que
el animal suprima el recuerdo del miedo mediante un proceso activo de aprendizaje. Un
único suceso muy atemorizante puede producir una respuesta condicionada muy
fuerte, pero es mucho más difícil extinguir esta reacción de miedo.
Observaciones realizadas por la autora en ranchos ganaderos muestran que para
evitar que el ganado bovino u ovino adquiera sentimientos de rechazo o miedo frente a
una nueva manga de compresión o un sistema de corrales, es necesario evitar que los
animales reciban un tratamiento doloroso o muy atemorizante la primera vez que pasan
por dichas instalaciones. El mismo principio también vale para las ratas. Las ratas que
reciben un choque eléctrico fuerte la primera vez que ingresan a un pasillo nuevo de un
laberinto se rehusarán a entrar en él otra vez (Miller, 1960). Sin embargo, si la rata es
sometida a una serie de choques gradualmente crecientes en intensidad, continuará
entrando al pasillo en pos de una recompensa alimenticia. Por ello, Hutson (1993)
sugiere que se puede reducir el estrés de las ovejas durante tratamientos de rutina si
los animales son condicionados gradualmente a los procedimientos de manejo. Los
procedimientos menos severos deben ser aplicados primero (Stephens y Toner, 1975;
Dantzer y Mormede, 1983). La novedad es una causa muy poderosa de estrés
(Stephens y Toner, 1975; Moberg y Wood, 1982; Dantzer y Mormede, 1983). Esto es
especialmente cierto cuando el animal es enfrentado súbitamente a ella. En la vida
salvaje, las novedades y los sonidos o imágenes extrañas suelen ser señales de
peligro (Grandin, 1993a). Durante el movimiento a través de instalaciones de manejo, el
ganado suele recular ante las sombras o las diferencias en el piso (Grandin, 1980). Los
cerdos que han sido entrenados a seguir procedimientos de laboratorio responderán a
las desviaciones en su rutina diaria con aumentos de presión sanguínea (Miller y
Twohill, 1983). Reid y Mills (1962) han sugerido que el ganado puede ser entrenado
para que acepte cambios en las rutinas de manejo que provocarían aumentos
significativos en las mediciones fisiológicas de otros animales no entrenados. La
exposición gradual de los animales a las experiencias novedosas permite que éstos se
acostumbren a estímulos indoloros que anteriormente les habían provocado una
reacción de fuga. Grandin y otros (1995b) informan que el entrenamiento del antílope
Nyala para que coopere durante la toma de muestras de sangre debe hacerse muy
lentamente para evitar que se desencadene una reacción masiva de fuga. Los
animales están muy alertas y reaccionan ante cualquier sonido o imagen que no
reconozcan.

En algunas situaciones, lo novedoso atrae a los animales. El ganado vacuno y porcino


suele acercarse y tocar pedazos de papel arrojados en el piso. La autora ha observado
que el mismo pedazo de papel hace que los animales reculen y salten para alejarse si
se los obliga a caminar hacia él. Por lo tanto, el papel puede ser percibido como una
amenaza en una situación y como algo inofensivo en otra. En las Filipinas, la autora ha
observado que el ganado rara vez reacciona ante automóviles, camiones y otras
distracciones mientras pastorea la franja intermedia de las autopistas. Los vehículos ya
no son novedosos, porque los ven desde que nacen. En el caso de los antílopes Nyala,
los animales nacidos después de que los adultos fueron entrenados a cooperar con las
tomas de muestras de sangre aprendieron más rápidamente a cooperar (Grandin y
otros, 1995b).

El ganado vacuno puede acostumbrarse a procedimientos repetitivos que no generan


rechazo, tales como los pesajes o las extracciones de sangre mediante una sonda
(Peischel y otros, 1980; Alam y Dobson, 1986). Las ovejas, los cerdos y las jirafas han
sido entrenados a entrar voluntariamente a un dispositivo de restricción de movimientos
(Panepinto, 1983; Wienker, 1986; Grandin, 1989).

Sin embargo, los animales no se habitúan a procedimientos que les generan mucha
aversión (Hargreaves y Hutson, 1990a). Un procedimiento puede causarles aversión
sin necesariamente ser doloroso. La inversión completa, poniendo al animal con las
patas para arriba, provoca una aversión extrema a las ovejas. El tiempo que se
requería para hacer que las ovejas atravesaran una manga a cuyo final había un
dispositivo de sujeción que las invertía aumentaba al segundo año (Hutson, 1985).
Cuando los vacunos eran sometidos varias veces a viajes en camión en los que se
caían al piso, sus niveles de cortisol no disminuían con la experiencia (Fell y Shutt,
1986). Hargreaves y Hutson (1990a) encontraron que la repetición de unos ensayos
falsos de esquila no disminuía la respuesta de estrés de las ovejas. Estas tampoco se
habituaban a 6 horas de inmovilización en las que se les ataban las patas (Coppinger y
otros, 1991). Apple y otros (1995) hallaron que en las ovejas, 6 horas de estrés de
inmovilización hacían que aumentara la carne oscura (dark cutters) y los niveles de
cortisol se elevaran mucho (>110 ng/mL). La aplicación epidural de lidocaína, que
impide que los animales contraigan sus músculos y luchen contra la inmovilización, no
lograba inhibir el metabolismo del glucógeno. Este experimento indica que el estrés
psicológico fue probablemente un factor significativo.

Los bovinos son muy sensibles a la aversión que provocan las distintas partes de los
procedimientos de manejo. Cuando se trabajó con ellos cada 30 días en una manga de
compresión y una balanza individual, la tendencia a recular a la entrada de la balanza
fue disminuyendo con cada experiencia sucesiva, mientras que aumentaba levemente
la resistencia a entrar a la manga de compresión (Grandin, 1992). Los animales
aprendieron que la balanza nunca les causaba malestar. El ganado que había sido
maltratado en una manga de compresión, y que se había golpeado con fuerza contra la
puerta de salida, era más propenso a resistirse a entrar en el futuro (Grandin y otros,
1994), en comparación con el ganado que nunca se había golpeado con la puerta.

La adaptación al manejo: efectos en el estrés


Los animales amansados, que están acostumbrados a un manejo frecuente y a un
contacto estrecho con gente, tienen por lo general menos estrés que los animales que
rara vez ven gente cuando se los sujeta y se trabaja con ellos. Binstead (1987),
Fordyce y otros (1985) y Fordyce (1987) informan que el entrenamiento de terneras al
destete producía animales más calmos y fáciles de manejar cuando eran adultos. El
entrenamiento de estas terneras, que habían sido criadas extensivamente, incluyó
caminar lentamente entre ellas mientras estaban encerradas en corrales, enseñarles a
seguir a un jinete líder y a pasar en calma a través de la manga. La forma en que un
animal es manejado en las etapas tempranas de su vida tendrá un efecto perdurable en
su respuesta fisiológica a situaciones de estrés en el resto de su vida. En una estación
experimental universitaria, unos terneros que se habían acostumbrado a que los
visitantes los acariciaran tuvieron, tras ser inmovilizados, niveles de cortisol más bajos
que otros terneros que habían tenido un contacto menos frecuente con gente (Broadlee
y otros, 1989). Lay y otros (1992a) hallaron que, para el ganado criado extensivamente,
la sujeción en la manga de compresión era casi tan estresante como la marca con un
hierro al rojo. Para terneros criados artificialmente, en cambio, la marcación era mucho
más estresante que la inmovilización (Lay y otros, 1992b).

El amansamiento puede reducir la reactividad fisiológica del sistema nervioso. Hastings


y otros (1992) comprobaron que los ciervos criados artificialmente tenían, tras ser
inmovilizados, niveles más bajos de cortisol que los ciervos criados en libertad. Aunque
la respuesta fisiológica a la sujeción era más baja en los animales amansados, los
ciervos criados artificialmente se resistieron en la manga casi tan violentamente como
los ciervos salvajes (Hastings y otros, 1992). Las asociaciones que los animales hacen
parecen ser bastante específicas. Mateo y otros (1991) encontraron que las ovejas
amansadas se acercaban más rápidamente a una persona, pero otras mediciones del
comportamiento de lucha indicaron que el amansamiento no se generalizaba a otros
procedimientos de trabajo. Descubrimientos similares de Hargreaves y Hutson (1990a y
b) demuestran que el buen trato y la reducción de la zona de fuga de las ovejas no
alcanzaba a reducir su aversión a la esquila. Los animales amansados pueden a veces
tener reacciones extremas de fuga cuando se los enfrenta a novedades que son
percibidas como una amenaza. Informes de rancheros y de domadores de caballos
indican que tanto equinos como vacunos que son tranquilos y fáciles de manejar en su
campo de origen se ponen a veces sumamente agitados cuando enfrentan la
experiencia desconocida de un concurso o un remate. La reacción de comportamiento
del animal parece ser menos susceptible de generalizar a otros procedimientos que su
reacción fisiológica. Moberg y Wood (1982) descubrieron que las experiencias durante
la crianza afectaban fuertemente el comportamiento de unos corderos en un ensayo a
campo abierto, pero tenían escaso efecto en su reacción adrenocortical. La exposición
de cerditos a ruidos nuevos durante 20 minutos aumentó tanto su ritmo cardíaco como
su actividad motriz. Su pulso se habituó más rápidamente que su motricidad a una
grabación con los sonidos de una planta de matanza (Spensley y otros, 1995).

Los efectos de las experiencias previas sobre la respuesta de un animal ante el miedo
pueden aportar una explicación de los resultados a menudo divergentes de los estudios
sobre manejo y transporte. Por ejemplo, los animales que se han criado en condiciones
extensivas pueden tener más estrés psicológico o por miedo que los criados más
intensivamente cuando se los carga o descarga para transportarlos. Los investigadores
británicos han descubierto que la carga y descarga de corderos o terneros era la parte
más estresante del proceso de transporte (Trunkfield y Broom, 1990; Knowles, 1995).
En un estudio irlandés sobre ganado bovino, Kenney y Tarrant (1987) informaron en
cambio que el viaje en sí era más estresante que la carga y descarga. Las causales
físicas de estrés durante la travesía, como los barquinazos, tenían más impacto que el
estrés del embarque y desembarque. Una posible explicación de esta discrepancia
entre estos dos estudios puede ser el nivel de contacto que cada grupo de animales
había tenido con la gente. Puede haber una gran diferencia en el grado de estrés por
miedo entre ganado norteamericano, criado en campos extensivos donde rara vez ven
gente, y ganado europeo, criado en pasturas pequeñas. Las diferencias en el nivel de
estrés psicológico pueden explicar por qué el exceso de paradas durante viajes de
larga distancia es perjudicial para la salud de terneros de destete criados en las
condiciones típicas de EE.UU. Los operadores de corrales de engorde han aprendido a
través de la experiencia práctica que los terneros de 200 a 300 kg, enviados a Texas
desde los estados del sudeste, tendrán menos problemas de salud si se los transporta
sin escalas durante las 32 horas que dura el viaje. Para estos terneros criados
extensivamente, las paradas de descanso se pueden convertir en paradas de estrés.
Hacen falta investigaciones que determinan de manera concluyente qué factores hacen
que las paradas de descanso causen estrés. La legislación que impone muchas
paradas de descanso puede ser perjudicial para la salud. Una hipótesis es que se
produzca estrés por miedo durante las descargas y vueltas a cargar de las paradas de
descanso, y otra hipótesis es que los terneros se contagien las enfermedades en los
corrales de las paradas de descanso. Muchos de los terneros embarcados en estos
viajes no están adecuadamente vacunados. Puede haber una interacción entre
paradas y enfermedades. Las paradas frecuentes pueden ser beneficiosas para
terneros plenamente inmunizados.

La genética

Los factores genéticos, como el temperamento, interactúan de maneras complejas con


las experiencias de manejo previas y el aprendizaje que haya tenido el animal,
determinando la forma en que éste reaccionará durante un procedimient

HAY QUE PENSAR COMO LOS ANIMALES


Publicado en Western Horseman, noviembre de 1997, pp.140-145

Temple Grandin es profesora asistente de Ciencia Animal en Colorado State University.


Es autora del libro Thinking in Pictures. Sus presentaciones televisivas incluyen los
programas 20/20, CBS This Morning y 48 Hours. La Dra. Grandin padece de autismo, y
su propia experiencia le ha servido para entender el comportamiento de los animales.
Dicta un curso sobre manejo de animales en la Universidad y es consultora sobre
diseño de instalaciones para el trabajo con ganado. Este artículo presenta una visión
única, propia de una persona dotada de una comprensión singular.

Siendo una persona que padece de autismo, me resulta fácil entender cómo piensan
los animales, pues mis procesos de pensamiento son similares a los de ellos. El
autismo es un trastorno neurológico con que nacen algunas personas. Los
investigadores científicos del autismo creen que es causado por el desarrollo inmaduro
de algunos circuitos cerebrales, junto con el desarrollo excesivo de otros circuitos. Es
un trastorno complejo, cuya gravedad varía entre las versiones leves (como la mía) y
las graves, en las que el niño está incapacitado para aprender a hablar. La película
Rain Man describe a un hombre que sufre de una versión bastante grave de la
enfermedad.
Yo carezco de todo tipo de pensamiento basado en el lenguaje. Mis pensamientos son
en imágenes, como si tuviera una cinta de video en la mente. Cuando rescato algo de
mi memoria, solamente veo imágenes. Durante mucho tiempo, pensé que todo el
mundo pensaba así, hasta que comencé a hablar con otras personas sobre la forma en
que pensaban. Comprendí que hay una escala muy amplia en los estilos de
pensamiento, desde el pensamiento totalmente visual, como el mío, hasta el
pensamiento totalmente verbal. Los artistas, los ingenieros y los buenos entrenadores
de animales, tienden a tener un pensamiento muy visual; los contadores, los banqueros
y la gente que opera en los mercados de futuros tienden a desarrollar un pensamiento
muy verbal, y sus procesos mentales contienen escasas imágenes.

La mayoría de las personas usan una combinación de ambas herramientas, las


visuales y las verbales. Varios años atrás, ideé un pequeño test para descubrir qué
estilo de pensamiento tiene una persona. La consigna era pensar en campanarios de
iglesias. La mayoría de las personas tendrán en mente la imagen de un campanario
genérico. Yo sólo puedo pensar en campanarios específicos, no puedo formarme una
imagen genérica de campanario. Las imágenes de campanarios que mi memoria
guarda comienzan a fluir por mi mente como si fueran diapositivas que uno pasara muy
rápidamente, o como imágenes en la pantalla de una computadora. En el otro extremo,
los pensadores altamente verbales llegan a "ver" la palabra "campanario", o ven una
imagen simplificada con forma de campanario.

Una vez, en una estación de radio, hablé con una persona que me dijo que jamás
había tenido una imagen en su mente. Ella pensaba en términos de emociones y de
palabras. He comprobado que las personas cuyo pensamiento es muy verbal y que
trabajan en profesiones abstractas, como los agentes de bolsa o los vendedores,
suelen tener dificultad para entender a los animales. Dado que sólo piensan en
palabras, les resulta difícil imaginar que un animal pueda pensar. He descubierto que
los entrenadores de animales que son realmente buenos tienden a imaginar
campanarios más detallados. Me resulta claro que las aptitudes para el pensamiento
visual son indispensables para el entrenamiento de caballos, pero suele suceder que
los pensadores visuales no tienen la capacidad para verbalizar y explicar a otros qué es
lo que ellos "ven".

El pensamiento asociativo
Una vez, un entrenador de caballos me dijo: "Los animales no piensan, solamente
hacen asociaciones". Yo le respondí a esto diciéndole "Si hacer asociaciones no es
pensar, entonces debería llegar a la conclusión de que yo no pienso". Tanto la gente
que padece de autismo como los animales piensa mediante asociaciones visuales.
Estas asociaciones se asemejan a fotografías de sucesos, y tienden a ser muy
específicas. Por ejemplo, un caballo puede tenerle miedo a los hombres con barba
cuando los ven dentro del galpón, pero tolerarlos en la pista de equitación. El animal
teme a los barbudos en el galpón porque en el pasado tuvo una mala experiencia con
un barbudo en un galpón.
Los animales también tienden a hacer asociaciones que son específicas para un lugar
determinado. Esto significa que si un caballo tuvo anteriormente malas experiencias en
un galpón con claraboyas, quizás le tenga miedo a todos los galpones con claraboyas
pero no tenga problemas en un galpón de techo cerrado. Por esta razón es muy
importante que la primera asociación de un animal con algo nuevo sea una buena
experiencia.

Hace unos años, un científico llamado N. Miller descubrió que si una rata recibía un
choque eléctrico la primera vez que entraba a un pasillo de un laberinto, jamás volvería
a entrar a ese pasillo. Lo mismo puede suceder con los caballos, Por ejemplo, sin un
caballo se cae al suelo la primera vez que se lo sube a un acoplado de transporte,
posiblemente le tome miedo a todos los acoplados en que se lo quiera hacer subir. En
cambio, si se cae en un acoplado para que viajen dos caballos lado a lado, la vigésimo
quinta vez que es embarcado en uno de ellos, es probable que haga una asociación
más específica. En vez de asociar a todos los acoplados con una experiencia dolorosa
o atemorizante, podrá tenerle miedo a los acoplados dobles, o a una persona asociada
con el "acoplado malo". Ya ha aprendido, en experiencias previas, que los acoplados
son seguros, de modo que es difícil que desarrolle un miedo genérico hacia ellos.

El miedo es la principal emoción


En los autistas, el miedo es la emoción más importante, y también lo es en los animales
de presa, como los caballos y las vacas. Las cosas que asustan a equinos y bovinos
también asustan a los niños autistas. Cualquier cosa que parezca fuera de lugar, como
un pedazo de papel llevado por el viento, puede causar temor. Los objetos que se
mueven bruscamente son los que más miedo provocan. En la vida salvaje, los
movimientos bruscos son temibles porque los predadores hacen movimientos bruscos.

Tanto los animales como las personas que padecen de autismo también tienen miedo a
los ruidos agudos. Yo misma todavía tengo problemas con estos ruidos. La alarma que
tienen los camiones recolectores de basura cuando marchan hacia atrás aún hoy me
acelera el pulso si me hace despertar en medio de la noche. El estruendo de los
truenos, en cambio, no me afecta. Las especies de presa, como los vacunos y los
equinos, tienen oídos muy sensibles, y un ruido fuerte puede hacerles doler. Cuando
era niña, el sonido del timbre en la escuela era como un torno de dentista en mi oído.
Es posible que el sistema de altavoces en una exposición equina tenga un efecto
similar en los oídos de los caballos.

La gente que tiene autismo posee emociones, pero son más simples y más parecidas a
las emociones de un miembro de una especie animal de presa en estado de vigilancia.
Los investigadores en neurología han localizado los circuitos del miedo en el cerebro
de los animales. Cuando un animal fija un recuerdo del miedo, éste se almacena en la
amígdala, que está ubicada en la parte inferior, más primitiva, del cerebro. J.E. LeDoux
y M. Davis han descubierto que los recuerdos del miedo no pueden ser borrados del
cerebro. Por eso es tan importante impedir la formación de recuerdos de miedo
asociados a ser montados por un jinete o subir a un acoplado, etc.
Para que un caballo que ya ha sufrido miedo a los acoplados pueda superarlo, es
preciso que los centros superiores de la corteza cerebral envíen a la amígdala una
señal supresora del miedo. Esto se denomina sobreimposición cortical, y es una señal
que bloqueará el recuerdo del miedo, pero no lo borrará. Si el animal se torna ansioso

el viejo recuerdo del miedo puede aflorar nuevamente, pues la corteza cerebral deja de
enviar la señal supresora del miedo.

Los comportamientos basados en el miedo son complejos. El miedo puede hacer que
un caballo luche o huya. Por ejemplo, muchas veces cuando un caballo patea o
muerde, se debe al miedo y no a la agresión. En una situación atemorizante en la que
el caballo no tiene posibilidades de huir, aprende a luchar. Los entrenadores de perros
han descubierto que cuando castigan una conducta basada en el miedo, la reacción
puede ser peor. Cuando un caballo retrocede, patea o se porta mal durante el
entrenamiento, puede hacer que el entrenador se enoje, y piense, equivocadamente,
que el caballo también está enojado. Pero es mucho más probable que el caballo esté
asustado. Por eso es importante que los entrenadores equinos sean personas
tranquilas. Un entrenador enojado puede darle miedo al caballo. Hay muchas
situaciones donde un caballo puede ser realmente agresivo hacia la gente, pero
cuando retrocede, patea o se desboca mientras es entrenado o montado, es mucho
más probable que tenga miedo.

El efecto de la genética
En todos los animales, tanto los factores genéticos como la experiencia determinan
cómo se comportarán ante una situación que les provoque miedo. La temerosidad es
un rasgo estable de la personalidad y el temperamento de los animales. Los animales
de temperamento levantisco, nervioso, son generalmente más temerosos, y forman
recuerdos del miedo más fuertes que los animales de temperamento calmo y plácido.
Las investigaciones sobre porcinos realizadas por Ted Strong y sus estudiantes en
Texas A&M University han demostrado que algunos cerdos se habitúan a un
procedimiento forzado pero no doloroso, mientras que otros se tornan cada vez más
miedosos ante el mismo. Por ejemplo, se puso a los cerdos en un estanque donde
tenían que nadar por un breve tiempo. Al principio, esta tarea era atemorizante para
todos los cerdos, y hacía que les subiera el nivel de adrenalina, que es una sustancia
que segregan tanto animales como humanos cuando tienen miedo. Luego de varias
pruebas de natación, algunos cerdos se habituaban y ya no sentían miedo, mientras
que otros seguían teniendo miedo en las pruebas sucesivas. En los cerdos que no se
acostumbraban, el nivel de adrenalina seguía siendo alto, lo que demuestra que
seguían teniendo miedo.

Es posible que los caballos podrían responder de manera similar a distintos métodos
de entrenamiento. Los caballos de carácter plácido y sereno tendrán más
probabilidades de adaptarse a métodos rudos de manejo y de entrenamiento que
aquellos que tengan un carácter tenso y fogoso. Estos, en cambio, pueden ser
arruinados por los métodos de manejo rudos, pues adquieren tanto miedo que no
logran aprender o habituarse.
En igual sentido, un animal dotado de un sistema nervioso calmo y poco reactivo se
habituará más fácilmente a una serie de prácticas de entrenamiento forzosas pero
indoloras, a las que el animal huidizo, tenso y nervioso quizás no logre adaptarse
nunca. Los caballos que están constantemente sacudiendo sus colas aunque no haya
moscas, o que mantienen levantadas sus cabezas, suelen ser animales temerosos. En
la vida salvaje, los equinos alzan sus cabezas para detectar el peligro.

Los efectos de la novedad


Como criatura de fuga que es el caballo, sus reacciones ante situaciones novedosas o
inusuales, o cuando se encuentra en lugares que no conoce, pueden servir para captar
su verdadero temperamento. El científico francés Robert Dantzer descubrió que una
novedad súbita, arrojada sin preámbulos en la cara del animal, puede ser muy
estresante. Un caballo de naturaleza tensa y temerosa puede ser tranquilo y bien
educado cuando se lo monta en su hogar. Sin embargo, su verdadero temperamento
está oculto, pues se siente distendido y seguro en su entorno familiar. Cuando se lo
enfrenta bruscamente con las imágenes y los sonidos desconocidos de una exposición
equina, puede estallar sin aviso previo. Los caballos que tienen más dificultades en
situaciones novedosas son los más tensos y temerosos. En la exposición, habrá
muchas imágenes y sonidos que no son habituales, como los globos y los altavoces,
que jamás han sido vistos u oídos en su hogar. Un animal nervioso está en calma
mientras permanece en un entorno familiar, que ha aprendido a reconocer como
seguro, pero probablemente entre en pánico cuando se lo enfrente súbitamente con
cosas nuevas.

Lo paradójico de la novedad es que puede ser extremadamente atractiva a un animal


cuando éste puede acercarse voluntariamente a ella. Un pedazo de papel en un
pastizal puede hacer que un caballo curioso se acerque a verlo, pero el mismo papel,
tirado en la senda de equitación, puede inhibirlo. La gente que trabaja con caballos y
otros animales necesita pensar más sobre la forma en que ellos perciben las
situaciones en que los ponemos.

LA GENÉTICA DEL COMPORTAMIENTO ANIMAL


Publicado en: Temple Grandin (comp.), Genetics and the Behavior of Domestic Animals. San
Diego, California: Academic Press, 1998 (Cap. 1)

Un sol anaranjado brillante se está poniendo en el horizonte prehistórico. El cazador


solitario vuelve al hogar tras un mal día de caza. Mientras atraviesa la última loma
antes de llegar a casa, un movimiento rápido en unas rocas, a su derecha, atrae su
atención. Al ir a mirar, descubre unos cachorros de lobo escondidos en una guarida
poco profunda. Exclama "¡Huy... qué bueno! El enemigo... en su versión infantil".

Luego de una rápida revisión del lugar para ver si hay lobos adultos, se acerca con
cautela. Los cachorros están visiblemente asustados y se amontonan unos contra otros
mientras él se arrodilla ante la guarida... todos, excepto uno. El cachorro de pelaje más
oscuro no demuestra ningún temor ante el acercamiento del hombre. "¡Ven aquí,
pequeño enemigo! Déjame echarte un vistazo", le dice. Tras un intercambio mutuo de
caricias del hombre y lamidas del cachorro, el hombre tiene una idea. "Si te llevo a casa
conmigo esta noche, quizás mi mujer y mis hijos me perdonen por no haber cazado la
cena... otra vez".

INTRODUCCIÓN

Los párrafos antecedentes describen un escenario hipotético sobre el primer hombre


que domesticó al lobo. Aunque hemos tratado de poner claridad en este asunto, el
hecho es que nadie sabe con precisión cómo o por qué se produjo este primer
encuentro. La estimación arqueológica más remota indica que sucedió en el Período
Glacial tardío, aproximadamente 14.000 años AC (Boessneck, 1985). Otro escenario
sería que los lobos se hayan domesticado a sí mismos. La presunción es que lobos
tranquilos, con bajos niveles de miedo, fueron más propensos a alimentarse de carroña
cerca de los agrupamientos humanos. Tanto Coppinger y Smith (1983) como Zeuner
(1963) sugieren que las especies salvajes que luego fueron domesticadas comenzaron
como seguidores de campamentos. Se cree que algunos lobos se alimentaban cerca
de los grupos humanos o seguían a las partidas de cazadores; el ganado vacuno
salvaje supuestamente invadía los sembradíos, y los felinos salvajes podrían haber
incursionado en los graneros en busca de ratones. Sin embargo, las evidencias más
recientes, obtenidas mediante secuencias del ADN mitocondrial de 67 razas de perros
y lobos de 27 distintos lugares indica que los perros podrían haberse separado de los
lobos hace más de 100.000 años (Vita y otros, 1997). En cualquier caso, los lobos
convertidos en acompañantes tendrían que haber sido fáciles de tratar y dispuestos a
relacionarse con los seres humanos. En el transcurso de unas pocas generaciones, los
primitivos humanos podrían haber convertido a los lobos en perros mediante la
selección y la crianza de los más mansos. Miles de años atrás, los seres humanos no
sabían que el comportamiento animal era heredable. Sin embargo, incluso hoy las
personas que crían perros, caballos, cerdos, vacunos o pollos notan que hay
diferencias en el comportamiento de las crías. Algunos animales son amistosos y se
acercan fácilmente a la gente, mientras que otros son tímidos y nerviosos.

EFECTOS GENÉTICOS DE LA DOMESTICACIÓN

Price (1984) definió la domesticación como un proceso por el cual una población de
animales se adapta al hombre y al ambiente de cautiverio mediante una combinación
de cambios genéticos, que suceden a lo largo de generaciones, y acontecimientos
evolutivos inducidos por el ambiente, que se repiten en cada generación. En
experimentos selectivos a largo plazo, diseñados para estudiar las consecuencias de la
selección de animales de comportamiento del tipo manso o domesticado, Belyaev
(1979) y Belyaev y otros (1981) estudiaron los zorros criados para la producción de
pieles. El zorro colorado (Vulpes fulva) ha sido criado en granjas peleteras
seminaturales durante más de 100 años, siendo seleccionado por características de su
piel, no del comportamiento. Sin embargo, exhiben tres respuestas características
distintivas en su respuesta al hombre. El 30% eran extremadamente agresivos hacia el
hombre, el 60% eran temerosos o agresivos-temerosos, y el 10% demostraban una
reacción exploratoria tranquila, sin miedo ni agresividad. El objetivo de los
experimentos era producir animales cuyo comportamiento fuera similar al de los perros
domésticos. Mediante la selección y la reproducción de los individuos más mansos, en
20 años el experimento logró convertir zorros salvajes en zorros-perros mansos, del
tipo de los Border Collies. La población altamente seleccionada por mansedumbre de
estos zorros-perros buscaba activamente el contacto humano, y gimoteaban y movían
la cola cuando la gente se les acercaba (Belyaev, 1979). Esta conducta contrastaba
totalmente con la de los zorros salvajes, que exhibían una respuesta altamente
agresiva y temerosa hacia los seres humanos. Keeler y otros (1970) describieron este
comportamiento:

El zorro colorado salvaje (Vulpes fulva) es un manojo de nervios discordantes.


Habíamos observado que el zorro colorado, cuando se lo somete por primera vez al
cautiverio como adulto, despliega una cantidad de síntomas que se parecen mucho a
los observados en casos de psicosis. Se parecen a una amplia gama de fobias,
especialmente el miedo a los espacios abiertos, al movimiento, a los objetos de color
blanco, a los sonidos, a los ojos, a los anteojos, a los objetos grandes y al hombre. Los
animales exhiben pánico, ansiedad, miedo, aprehensión, y una desconfianza profunda
en el entorno, que se manifiestan a través de: 1) posturas congeladas, de tipo
cataléptico, acompañadas de una mirada perdida; 2) miedo a sentarse; 3) conducta
retraída; 4) reacciones de fuga descontrolada, y 5) agresividad. Algunas veces, la
tensión del cautiverio hace que se tornen profundamente perturbados y confusos, o les
produce un estado de tipo depresivo. En algunos individuos, también se puede
observar una excitación o inquietud extrema en respuesta a cambios múltiples en su
entorno físico. Poco después de ser capturados, la mayoría de los zorros colorados
adultos rompen sus dientes caninos contra las aberturas de nuestros cubículos de
metal desplegado, en sus intentos por escapar. En un caso, un zorro recién capturado
atacó frenéticamente la puerta de madera de su cubículo hasta caer muerto por
agotamiento.

Aunque el estrés de la domesticación es grande, Belyaev (1979) y Belyaev y otros


(1981) concluyeron que la selección por mansedumbre era efectiva a pesar de los
muchos rasgos indeseables asociados con la mansedumbre. Por ejemplo, los zorros
mansos tenían cría en la estación menos conveniente del año, desarrollaban un pelaje
negro con rayas blancas y mostraban cambios en su patrón hormonal. Esto significa
que su ciclo monoestral (celo una vez al año) se había perturbado, y los animales
podían reproducirse en cualquier época del año. Además, hubo cambios de conducta
simultáneos a los cambios en la posición de la cola y el perfil de las orejas, y a la
aparición del hocico blanco, la raya blanca en la frente y el pelaje blanco en el hombro.
El patrón de distribución del pelo blanco en la cabeza es parecido al de muchos
animales domésticos (Belyaev, 1979). Los zorros más parecidos a los perros tenían
manchas y franjas blancas en la cabeza, orejas caídas y colas alzadas en rulo, y se
asemejaban más a los perros que a los zorros que evitaban a la gente. Los cambios en
el comportamiento y en la morfología (apariencia externa) también se correlacionaron
con cambios en los niveles de las hormonas sexuales. Los zorros mansos tenían
niveles más altos de serotonina neurotransmisora (Popova y otros, 1975). La
serotonina es reconocida como inhibidora de ciertos tipos de agresión (Belyaev, 1979),
y los niveles de serotonina aumentan en el cerebro de quienes consumen Prozac
(fluoxetina).

El estudio de la genética del comportamiento puede contribuir a explicar por qué la


selección a favor del temperamento calmo se relacionó con cambios físicos y
neuroquímicos en los zorros de Belyaev. Los genetistas del comportamiento y los
zootécnicos están interesados en entender los efectos que tienen sobre la conducta
animal las influencias genéticas y los cambios en el ambiente o en el aprendizaje.

BREVE REVISIÓN HISTÓRICA DEL ESTUDIO DEL COMPORTAMIENTO


ANIMAL
Esta revisión histórica no pretende ser exhaustiva; nuestro objetivo es considerar
algunos de los descubrimientos previos que tienen importancia para nuestro
conocimiento actual del comportamiento animal, con énfasis particular en el tema de la
influencia genética en la conducta de los animales domésticos.

En la primera mitad del siglo XVII, Descartes llegó a la conclusión de que "los cuerpos
de los animales y los hombres actúan enteramente como máquinas, y se mueven de
acuerdo con leyes meramente mecánicas" (citado en Huxley, 1874). Luego de
Descartes, otros tomaron la tarea de explicar la conducta como una reacción a sucesos
puramente físicos, químicos o mecánicos. Durante los siguientes tres siglos, el
pensamiento científico acerca del comportamiento osciló entre la visión mecanicista,
según la cual los animales son "autómatas" que se mueven por la vida sin conciencia ni
sentido de su propia existencia, y una visión opuesta según la cual los animales tienen
pensamientos y sentimientos similares a los de los seres humanos.

En El origen de las especies (1859), las ideas de Darwin sobre la evolución


comenzaron a despertar serias dudas acerca de la visión mecanicista del
comportamiento animal. Darwin observó que los animales comparten muchas
características físicas, y fue uno de los primeros en ocuparse de la variación dentro de
una misma especie, tanto en el comportamiento como en la apariencia física. Él creía
que la selección artificial y la selección natural estaban íntimamente asociadas (Darwin,
1868), y delineó con gran sagacidad la teoría de la evolución sin tener ningún
conocimiento de genética. En El origen del hombre (1871), llegó a la conclusión de que
los rasgos del temperamento de los animales son heredados. También creía, como
muchos otros científicos de su época, que los animales tienen sensaciones subjetivas y
que pueden pensar. Escribió: "Las diferencias entre la mente del hombre y la de los
animales superiores, por grandes que sean, son por cierto de grado y no de clase".

Otros científicos se hicieron eco de las implicancias de la teoría de Darwin en cuanto al


comportamiento animal, y llevaron a cabo experimentos para investigar los instintos.
Herrick (1908) observó el comportamiento de las aves salvajes con el objeto de
determinar, primero, cómo se modifican sus instintos por obra de su capacidad de
aprender, y segundo, el grado de inteligencia que alcanzan. Respecto del tema del
pensamiento animal, Schroeder (1914) concluyó: "La solución, si algún día llega,
difícilmente evite ilustrar, si no la mente animal, al menos la del hombre". Para los
científicos que estudiaban el comportamiento animal en situaciones naturales, ya era
evidente a fines del siglo XIX que el enfoque mecanicista no podía explicar todas las
conductas.

El conductismo

A mediados del siglo XX, el pensamiento científico revirtió nuevamente hacia el


enfoque mecanicista, y en Estados Unidos se impuso el conductismo. Los conductistas
dejaban de lado tanto los efectos genéticos sobre el comportamiento como la
capacidad de los animales para adentrarse en soluciones flexibles a los problemas. El
fundador del conductismo, J.B. Watson (1930), afirmó que las diferencias en el
ambiente pueden explicar todas las diferencias en el comportamiento, y no creía que la
genética tuviera efecto alguno sobre la conducta. En The Behavior of Organisms (El
comportamiento de los organismos), el psicólogo B.F. Skinner (1958) escribió que todo
comportamiento puede ser explicado por medio de los principios de estímulo-respuesta
y del condicionamiento operativo. La autora principal entrevistó al Dr. Skinner en la
Universidad de Harvard en 1968. Ante una pregunta de ella sobre la necesidad de
hacer investigación sobre el cerebro, él respondió: "No necesitamos saber acerca del
cerebro, porque tenemos el condicionamiento operativo" (T. Grandin, comunicación
personal, 1968).

El condicionamiento operativo utiliza recompensas y castigos alimenticios para entrenar


a los animales y modelar su comportamiento. En un experimento simple de la caja de
Skinner, una rata puede ser entrenada a empujar una palanca para obtener comida
cuando se enciende una luz verde, o a presionar muy rápidamente una palanca para
evitar un choque eléctrico cuando se enciende una luz roja. La señal lumínica es el
"estímulo condicionado". Las ratas y otros animales pueden ser entrenados para
cumplir con una secuencia compleja de comportamientos, mediante el encadenamiento
de una serie de respuestas condicionadas simples. Sin embargo, el comportamiento de
una rata en una caja de Skinner es muy limitado. Se trata de un mundo con muy pocas
variantes, y la rata tiene pocas oportunidades de utilizar sus comportamientos
naturales. Sólo aprende a empujar una palanca para obtener comida o evitar un
choque. Los principios de Skinner explican por qué una rata se comporta de cierta
manera en los confines estériles de una caja plástica de 30 cm x 30 cm, pero no
revelan mucho sobre el comportamiento de una rata en el basural local. Fuera del
laboratorio, la conducta de una rata es más compleja.

Instintos versus aprendizaje


La influencia de Skinner en el pensamiento científico se debilitó en 1961, tras la
publicación del artículo "The misbehavior of Organisms" (La inconducta de los
organismos), de Breland y Breland. En él se describía cómo los principios skinnerianos
chocaban con los instintos. Los Breland eran conductistas de la línea de Skinner, que
trataron de aplicar los principios fundamentales del condicionamiento operativo a los
animales amaestrados de las ferias y las exhibiciones circenses. Diez años antes de
este artículo clásico, los Breland (1951) habían escrito "somos totalmente afirmativos y
optimistas en el sentido de que los principios derivados del trabajo de laboratorio
pueden ser aplicados al control extensivo del comportamiento animal en condiciones
diferentes a las del laboratorio". Sin embargo, para 1961, luego de entrenar más de
6000 animales tan diversos como renos, cacatúas, mapaches, delfines y ballenas para
ser exhibidos en zoológicos, museos de historia natural, muestras en grandes tiendas,
convenciones de negocios y ferias, y programas de televisión, los Breland escribieron
un segundo artículo, que fue publicado en la revista American Psychologist en 1961, en
el cual sostuvieron "nuestra preparación en el conductismo no nos había preparado
para el choque de algunos de nuestros fracasos". Uno de estos fracasos ocurrió
cuando los Breland trataron de enseñar a unos pollos a permanecer quietos durante 10
a 12 segundos sobre una plataforma antes de recibir una recompensa alimenticia. Los
pollos se quedaban quietos sobre la plataforma al principio del entrenamiento, sin
embargo, una vez que aprendían a asociar la plataforma con la recompensa
alimenticia, la mitad de ellos (50%) comenzó a arañar la plataforma, y otro 25%
desarrolló otras conductas tales como picotear la plataforma. Los Breland salieron del
paso de este desastre al desarrollar una prueba totalmente imprevista, que realizaba un
pollo que encendía un aparato de música y bailaba. Comenzaron por enseñarle a los
pollos a tirar de un gancho de goma que ponía en marcha una música. Cuando ésta
arrancaba, los pollos saltaban sobre la plataforma y empezaban a arañarla y a
picotearla hasta que se les entregaba la recompensa alimenticia. La prueba
aprovechaba el comportamiento instintivo de los pollos en su búsqueda de alimento. La
autora principal recuerda haber visto, en su adolescencia, una prueba similar en la
Feria Estadual de Arizona, en la cual una gallina tocaba un piano en un pequeño
granero rojo. La gallina picoteaba las teclas de un piano de juguete cuando se metía
una moneda de un cuarto de dólar en una abertura, y dejaba de hacerlo cuando le
llegaba la comida por una canaleta. Esta prueba funcionaba porque era muy parecida a
la caja de Skinner de los ensayos de laboratorio.

Los Breland experimentaron otro fracaso notable cuando trataron de enseñar a


mapaches a poner monedas en una alcancía. Dado que los mapaches son propensos
a manipular objetos con las manos, esta tarea fue fácil al principio. A medida que el
entrenamiento avanzaba, sin embargo, los mapaches comenzaron a frotar las monedas
entes de depositarlas en la alcancía. Este comportamiento era semejante al
movimiento de lavar, que los mapaches hacían instintivamente para pedir comida. Los
animalitos tenían dificultades, al principio, para largar las monedas, y las retenían y
frotaban. Cuando los Breland introducían una segunda moneda, los mapaches se
hacían casi imposibles de entrenar. Mientras frotaban una moneda contra la otra "de
una manera muy avarienta", los mapaches se pusieron cada vez peores a medida que
pasaba el tiempo. Los Breland llegaron a la conclusión de que los comportamientos
innatos se suprimían en las etapas iniciales del entrenamiento, y a veces, durante
buena parte del mismo, pero a medida que éste avanzaba, los comportamientos
instintivos para la obtención de alimentos reemplazaban gradualmente a los
condicionados. Los animales eran incapaces de superar sus instintos, y entonces
ocurría un conflicto entre los comportamientos condicionados y los instintivos.
La etología

Mientras Skinner y sus compatriotas norteamericanos refinaban los principios del


condicionamiento operativo trabajando con millares de ratas y ratones, en Europa
comenzaba a desarrollarse la etología. Esta consiste en el estudio del comportamiento
animal en su ambiente natural, y el interés primario de los etólogos es el
comportamiento instintivo o innato (Eibl-Eibesfeldt y Kramer, 1958).

Básicamente, los etólogos creen que los secretos del comportamiento se encuentran
en los genes del animal y en la forma en que esos genes han sido modificados a lo
largo de la evolución para enfrentar entornos particulares. La tendencia etológica se
originó en Whitman (1898), quien consideraba a los instintos como reacciones
congénitas, que son tan constantes y características de cada especie que pueden tener
significación taxonómica, al igual que las estructuras morfológicas. Una opinión similar
fue sostenida por Heinroth (1918). Este entrenó pájaros que acababan de salir del
cascarón, separándolos de ejemplares adultos de su misma especie, y comprobó que
había movimientos instintivos que estas aves hacían sin haber observado a otras, tales
como limpiarse las plumas, trinar o rasguñar.

El interés primario de los etólogos es entender los mecanismos y la programación que


producen patrones innatos de comportamiento, y las motivaciones por las cuales los
animales se comportan de la forma en que lo hacen. Konrad Lorenz (1939, 1965, 1981)
y Niko Tinbergen (1948, 1951) catalogaron el comportamiento de numerosos animales
en su medio ambiente natural. Juntos desarrollaron el etograma, que es una lista
completa de todas las conductas que un animal despliega en su entorno natural. El
etograma incluye los comportamientos innatos tanto como los adquiridos. Una
contribución interesante a la etología provino de los estudios sobre la conducta de
hacer rodar huevos que tiene el ganso gris (Lorenz, 1965, 1981). Lorenz observó que
cuando una gansa clueca veía un huevo fuera de su nido, se le desencadenaba un
programa instintivo para recuperarlo. La gansa se concentraba en el huevo, se erguía
para extender su cuello más allá del mismo, y lo hacía rodar hacia atrás hasta meterlo
en el nido. Este comportamiento se desenvolvía de una manera muy mecánica. Si se
retiraba el huevo mientras la gansa comenzaba a extender el cuello, igualmente ella
completaba el patrón de hacer rodar un huevo inexistente hacia el nido. Lorenz (1939)
y Tinbergen (1948) llamaron a esto "patrón fijo de acción". Sorprendentemente,
Tinbergen también descubrió que una gansa clueca puede ser estimulada a hacer el
trabajo de rodar el huevo con cosas tales como una lata de cerveza o una pelota de
béisbol. El patrón fijo de acción de hacer rodar el huevo de vuelta al nido puede ser
desencadenado por cualquier cosa que haya fuera del nido que se parezca aun
marginalmente a un huevo. Tinbergen constató que las gansas poseen un mecanismo
genético de activación de este patrón fijo de acción. Lorenz y Tinbergen denominaron
"estímulo señal" al objeto que desencadena la activación de un patrón fijo de acción.
Cuando un ave madre ve la boca abierta de sus crías, esto desencadena el
comportamiento maternal de alimentarlas, y la madre alimenta a sus crías. La boca
abierta es otro ejemplo de estímulo señal, que actúa como un interruptor que enciende
un programa determinado genéticamente (Herrick, 1908; Tinbergen, 1951). Los
etólogos también explicaron la respuesta innata de escape de los gansos peq

Entender la motivación del animal

Publicado en Rural Heritage 2002, Vol. 27, Número 2, pp. 22-23

Es más fácil entrenar a un caballo, una mula, un buey o cualquier otro animal si uno
antes descubre qué lo motiva. Los caballos, así como otros animales, se mueven a
partir de cuatro impulsos básicos: (1) el miedo; (2) la agresión; (3) las respuestas
aprendidas y (4) los instintos.

El miedo y la agresión suelen ser malinterpretadas. ¿Nos pateó el caballo porque


estaba asustado o porque estaba agresivo o malo? Neurológicamente, el miedo y la
agresión son dos emociones diferentes que pueden terminar en comportamientos
semejantes, tales como patear o plegar las orejas hacia atrás. Es importante definir
cuál emoción motiva las patadas o las orejas plegadas, porque si se castiga a un
caballo por patear se empeorará su comportamiento ante el miedo. Si las patadas
ocurren durante un ejercicio de entrenamiento, es probable que se originen en el
miedo. También es probable que sea el miedo el que haga que el animal se agite
cuando se queda solo, se lo ata o se lo sujeta en una manga de compresión.

Otro factor es la genética. Un caballo o un buey de temperamento nervioso o arisco


serán más propensos a comportarse a partir del miedo que otros animales de
temperamento calmo y plácido. Es una lástima que algunos criadores seleccionen
caballos de tiro con temperamentales, porque este criterio selectivo tiende a acarrear
problemas debido a las reacciones basadas en el miedo. Un animal temperamental
puede fácilmente estallar cuando se lo enfrenta súbitamente con una experiencia
amenazante desconocida. Mucha gente me ha dicho: “Mi caballo se porta bien en casa,
pero se vuelve loco en los concursos”. Esto sucede porque en los concursos hay
muchas cosas amenazantes que el animal jamás ha visto en su hogar. Un animal
asustadizo deberá ser habituado a las banderas, los globos y a las motocicletas
corriendo carreras antes de ser llevado a un concurso. Una forma segura de
acostumbrar al caballo a los globos y las banderas es poner algunas en una pastura
grande y dejarlo que las explore. Una práctica peligrosa es confrontar a un caballo de
temperamento nervioso y asustadizo con un objeto amenazante, como una bandera,
cuando está encerrado en un espacio sin salida. Las banderas y los globos son
amenazantes porque se los puede mover bruscamente y tienen colores brillantes y
contrastantes. Las motocicletas asustan porque se mueven rápidamente y pueden
aparecer sorpresivamente. Si el caballo tiene la oportunidad de acercarse
voluntariamente a estos objetos, sin embargo, puede llegar a sentirse atraído por ellos.
Cómo eliminar el mal comportamiento adquirido
A menudo, un animal aprende malos comportamientos porque la gente, sin darse
cuenta, los premia. Una conducta problemática habitual en los caballos es patear y
golpear la puerta del establo a la hora de comer. El caballo hace esto porque piensa
que así acelerará el suministro de la comida. Si se le da la comida mientras está
golpeando la puerta del establo, su conducta indeseable se verá recompensada y
reforzada. Para erradicar este comportamiento, hay que darle el alimento en el preciso
instante en que deja de patear la puerta. El momento debe ser exacto para que el
caballo asocie dejar su pata quieta con recibir la comida. En resumen, para cortar el
hábito de patear, hay que premiar al caballo por mantener quietas las patas.

La agresión verdadera
El comportamiento verdaderamente agresivo sucede cuando el animal percibe a la
persona como un miembro de la manada que debe ser dominado. Este problema
ocurre especialmente con los toros. La castración reducirá la agresión en los animales
adultos y, si se la aplica a animales jóvenes, la eliminará casi por completo. En grandes
herbívoros, un animal huérfano criado lejos de su propia especie puede quedar fijado a
las personas que lo han criado, al punto de pensar que es uno más de ellos. El
comportamiento resultante es gracioso cuando el animal es pequeño, pero puede ser
peligroso cuando el macho alcanza la madurez. En ese momento, puede volverse
contra quienes lo han cuidado para probar que ahora es el macho dominante de la
manada.

La crianza de terneros machos enteros en grupos sociales de su propia especie ayuda


a prevenir la agresión contra las personas. Los toros y sementales jóvenes deben
aprender que no son personas. Los herbívoros machos huérfanos deben ser castrados,
o si no, ubicados en un grupo social de su misma especie a las seis semanas de
nacidos. Cuando crecen junto con otros semejantes a ellos, saben quiénes son, y la
agresión tiende a canalizarse hacia sus congéneres. El problema de la agresión en los
machos no se debe a que sean animales amansados sino a un error de identidad. El
comportamiento social en los grandes herbívoros debe ser aprendido: los animales
deben aprender el toma y daca normal de la vida en sociedad. Los equinos y los
bovinos criados en soledad tienden a convertirse en peleadores empedernidos cuando
se los mezcla con otros animales. Un semental joven criado en aislamiento puede
luchar permanentemente con otros caballos porque no ha aprendido que una vez que
se convierte en dominante no necesita seguir peleándose. Los sementales serán más
fáciles de manejar al llegar a la madurez si se los cría en una pastura llena de caballos
adultos.

Comportamiento instintivo
Los instintos, o patrones fijos de acción, son esquemas de comportamiento que están
fuertemente arraigados en un animal, como si fueran un programa de computación.
Estos programas innatos de conducta no dependen del aprendizaje, sino que se ponen
en marcha cuando los desencadena cierto estímulo específico que los especialistas en
comportamiento animal denominan signo. Las aves tienen muchos más patrones de
comportamiento instintivos que los mamíferos. La danza de apareamiento de los
pájaros es un buen ejemplo de conducta instintiva. En sementales y toros, el pliegue
del labio o flehmen es un caso de acción instintiva, que se desencadena al olfatear una
hembra en celo. Muchos comportamientos reproductivos son instintivos y están
fuertemente arraigados. Si se presiona con la mano la frente de un ternero, es posible
que se desencadene una reacción de toparnos. Esto puede convertirse en algo
peligroso cuando el animal sea adulto. Si se quiere inducir a un ternero a adoptar una
postura sumisa, habría que acariciarlo en la papada o en la cruz, nunca jugar a los
topetazos con él. Los comportamientos instintivos suelen interactuar con los
aprendidos. El comportamiento de apareamiento es instintivo, pero con quién se lo
hace es algo aprendido. Carneros criados por cabras nodrizas intentarán montar
cabras cuando maduren. Para establecer un comportamiento normal de apareamiento,
los animales criados como huérfanos deberían ser mantenidos en corrales con
miembros de su propia especie. La alimentación a biberón durante algunas semanas
no bastará, habitualmente, para que el animal quede fijado al ser humano, siempre que
se lo ponga en corrales con otros congéneres. La comprensión de las bases de la
motivación del comportamiento hace más fácil hacer frente a ese comportamiento y
mejorar el rendimiento del animal. El miedo al castigo puede empeorar las cosas,
aunque pueda hacer falta ejercer algo de fuerza para frenar una agresión verdadera.
Cuando se enfrenta una agresión, hay que imitar los patrones de comportamiento
instintivos naturales del animal. Un toro que está preparado para atacar hará un
despliegue lateral para demostrar cuán grande es, poniéndose de costado y mirando a
quien se propone dominar. La amenaza lateral es un comportamiento amenazante
instintivo, una expresión innata de agresión, y si un toro la ejecuta contra personas,
puede ser realmente muy peligroso. Algunos toros se subordinarán y se alejarán
cuando la persona haga una imitación de la amenaza lateral, mostrando una imagen
agrandada de sí misma. Si el toro no se somete y aparta, debería ser descartado para
evitar que algún día mate a alguien. Cualquier toro que cargue contra la gente en una
pastura es potencialmente peligroso y debería ser eliminado del rodeo. La agresión de
los toros contra las personas debe ser prevenida criándolos en grupos. Los animales
más pequeños, como los cerdos o las alpacas, pueden ser dominados si se ponen
agresivos mediante el uso de patrones de agresión típicos de la especie.
Personalmente, he impuesto mi dominio con eficacia sobre más de un cerdo joven
presionándolo en el cuello con una tabla de madera, en el mismo lugar en el que un
cerdo dominante lo habría mordido. La crianza social de los animales, sin embargo, es
la mejor manera de evitar problemas de identidad equivocada. El ejercicio del dominio
sobre un animal no significa golpearlo hasta que se someta. Durante el entrenamiento,
todos los animales responden a los condicionamientos positivos, tales como un premio
alimenticio, las caricias, o hablarles amablemente. Los entrenadores deben usar los
condicionamientos positivos para enseñar a los caballos, al ganado bovino y a otros
animales a hacer determinadas tareas. En cualquier competencia, los animales
preparados mediante estímulos positivos responden mejor que los tratados a fuerza de
latigazos. Los premios son mejor motivación que el miedo.
La transferencia de resultados de investigación del
comportamiento al sector productivo para mejorar el
bienestar animal en el campo y en la planta de faena
D.G.M. Wood-Gush Memorial Lecture
35th International Congress of the International Society of Applied Ethology.
Davis, California, 2001.

El conocimiento surgido de la investigación ha sido transferido a la producción


agropecuaria con eficacia en algunas áreas y sin ella en otras. El conocimiento
aplicable a la generación de productos farmacéuticos o de maquinaria tiene más
probabilidades de ser adoptado por la industria que las técnicas de manejo del
comportamiento que reduce el estrés para mejorar la productividad y el bienestar.
Durante su carrera, la autora ha observado que algunas personas adquieren nuevos
equipos para el manejo del ganado, diseñados a partir de los principios de
comportamiento animal, pero proseguirán tratando con dureza a sus animales. La
gente está más dispuesta a comprar equipos nuevos que a aprender técnicas sencillas
de manejo sin estrés para el trabajo con el ganado. Incluso cuando los beneficios
económicos son claros, algunos tienen dificultad en creer que un método de manejo
basado solamente en el comportamiento animal puede funcionar bien. Numerosos
estudios realizados en los últimos veinte años en establecimientos lecheros o porcinos
han demostrado a las claras los beneficios productivos de un buen manejo de los
animales. Lamentablemente, un amplio segmento de la industria ganadera ha sido
lento en la aplicación de mejoras de manejo del animal. Mi interpretación es que
algunas personas se resisten a aprender los métodos mejores de manejo porque para
ello hace falta reconocer que el animal es un ser consciente dotado de sentimientos.

Los etólogos, veterinarios y zootécnicos deberían dedicar más tiempo a transmitir los
resultados de sus investigaciones al sector productivo. La transferencia eficaz de
conocimiento y tecnología a la producción suele requerir más trabajo que la realización
de las investigaciones: se necesita que el método o el equipo resultante sea utilizado
exitosamente por quienes la adopten inicialmente. Si el nuevo equipo fracasa en el
primero o segundo lugar donde se lo adopta, se puede frustrar la transferencia a la
industria en su totalidad. En esta presentación, la autora describe un estudio de caso
exitoso de la transferencia de un sistema de inmovilización basado en principios de
comportamiento animal, analizando el proceso desde el laboratorio hasta su adopción
por la mitad de las grandes plantas de faena de bovinos de EE.UU. y Canadá. Los
científicos deberían buscar aquellos lugares donde la gerencia empresaria crea en los
resultados de sus investigaciones. Los investigadores deberían dedicar más tiempo a
lograr que su trabajo tenga relevancia para el sector productivo, escribiendo artículos
en publicaciones de la industria o de difusión general. La aplicación práctica de los
resultados de investigación también se consigue a través de conferencias en reuniones
de productores o de sitios de la red. Los pasos para la transferencia efectiva de la
investigación a la producción son: 1) Comunicar los resultados más allá de la
comunidad científica; 2) Estar dispuesto a dedicar mucho tiempo al primer lugar donde
se usen los nuevos conocimientos; 3) Supervisar a otros adoptantes tempranos para
impedir errores que puedan llevar el método o tecnología al fracaso; 4) No permitir que
el método o tecnología quede atascado en medio de disputas por patentes.

Introducción
Existe una gran cantidad de conocimientos sobre comportamiento animal que no han
sido transferidos eficazmente al sector productivo. En EE.UU., muchos miembros de la
industria de la carne porcina ignoran la extensa investigación disponible sobre el
comportamiento del cerdo. Algunos gerentes de nivel superior de grandes
establecimientos productores de cerdos no saben que el comportamiento del cerdo es
objeto de investigación científica. Es preciso trabajar mejor para la transformación de
resultados científicos en prácticas industriales.

Esta ponencia se divide en seis secciones: 1) Cómo hacer que la gente reconozca la
importancia del conocimiento del comportamiento animal y de los métodos de manejo
basados en ese conocimiento; 2) Por qué algunos integrantes de la industria no quieren
entender que determinadas prácticas productivas son estresantes o dolorosas; 3) La
transferencia eficaz a la producción de los equipos diseñados a partir de principios de
comportamiento; 4) El fracaso en la transferencia a la producción de buenos equipos
basados en la investigación del comportamiento; 5) Cómo mantener y estimular la
excelencia en el manejo de los animales; 6) Conclusiones

1. El reconocimiento de la importancia del manejo animal basado en principios de


comportamiento
Hace muchos años, W.D. Hoard, el fundador de la revista Hoard´s Dairyman, reconoció
la importancia del buen manejo de los animales (Rankin, 1925). Numerosos estudios
demuestran que el buen trato mejora la productividad animal. Jack Albright (1978)
comprobó que las vacas que tenían zonas de fuga pequeñas y permitían que las
personas se acercaran a ellas eran más productivas y daban más leche. El trabajo de
Seabrook (1972) también mostró la importancia del buen manejo animal en la
producción lechera. Hemsworth y colaboradores (1981) demostraron que las cerdas
madres que estaban dispuestas a acercarse más a la gente eran más productivas y
tenían más crías. En otro estudio, se observó que la producción de leche bajaba
cuando estaba presente un operario que anteriormente había tratado a las vacas de
modo altamente aversivo (Rushen et al., 1999). Un trabajo reciente (Munksgaard et al.,
2001) mostró que la presencia adicional de una persona que había hecho cosas
levemente aversivas a las vacas no afectaba la producción de leche. En este estudio,
las vacas eran ordeñadas por el mismo personal de siempre. En la mayoría de los
estudios donde se comprobó que el buen manejo mejoraba la productividad, la principal
variable era la conducta del operario o encargado habitual. Es posible que si las vacas
asociaran al operario con un trato aversivo, el impacto sobre la producción de leche
sería más dañino que si este tipo de trato se asociara a un simple observador.
Hemsworth y Coleman (1998) descubrieron que las personas que tienen una buena
actitud y a quienes les gustan los animales tienen ganado más productivo. Otras
investigaciones (Voisinet et al., 1997; Fell et al., 1999) comprobaron que los bovinos
que se agitaban más cuando se los inmovilizaba en la manga de compresión tenían
menores ganancias de peso y mayores índices de morbilidad.

Pese a que numerosos estudios demuestran las ventajas del buen manejo del ganado,
la adopción de las mejores prácticas ha sido más lenta que la incorporación de diseños
de instalaciones basados en el comportamiento animal. Durante los últimos 20 años, la
autora ha escrito muchos artículos sobre los principios de manejo del ganado
adecuados a su comportamiento (Grandin, 1980, 1987). Sin embargo, muchos siguen
tratando con dureza al ganado y carecen de aptitudes para el trabajo con animales. En
algunos grandes establecimientos lecheros, el nivel de capacidad de manejo animal es
todavía bajo. ¿A qué se debe que algunos sean tan reticentes a adoptar principios
fáciles de aprender para el manejo calmo del ganado? Esto ha sido muy frustrante para
mí.

He observado que hay mucha más rapidez para adoptar las instalaciones de trabajo
basadas en principios de comportamiento animal que para aprender dichos principios.
Mi empresa vende el doble de libros sobre el diseño de corrales y mangas adecuados
al comportamiento animal, que cuestan 55 dólares, que de los videos de 59 dólares
sobre cómo capacitar al personal ganadero para trabajar bien. Muchos prefieren
comprar una cosa nueva antes que aprender algo nuevo. Piensan que todo lo que
necesitan es comprar la tecnología.

Incluso cuando se ha demostrado que un método de trabajo sirve para ganar más
dinero, la gente ha sido lenta en adoptarlo. En una planta de faena, pude documentar
que si se capacitaba al personal a trabajar el ganado en calma, se podían ahorrar entre
500 y 1000 dólares por día. Cuando me fui, volvieron rápidamente a sus antiguos
hábitos de maltrato. ¿Por qué razón toda la investigación existente sobre el buen
manejo es pasada por alto por un amplio sector de la industria? Quisiera sugerir que
una de las posibles razones de que algunos se resistan a aprender buenas prácticas de
manejo es que para ser un buen ganadero uno debe reconocer que el animal es un ser
consciente que tiene sentimientos. No es una máquina o un simple ente económico.

2. Hay ciertas cosas de las que la gente no quiere enterarse


Muchos integrantes de la industria ganadera no quieren darse por enterados de que
ciertas prácticas de uso corriente son estresantes o dolorosas para los animales. Por
ejemplo, la investigación científica ha demostrado claramente que eso sucede cuando
se castra lechones sin anestesia (McGlone et al., 1993; McGlone y Hellman, 1988;
White et al., 1995). El intercambio de ideas con diferentes colegas me indica que puede
ser difícil conseguir financiación para investigaciones sobre temas en los que los
resultados pueden impulsar cambios en las prácticas productivas convencionales.
También he observado que hay un porcentaje de fisiólogos y veterinarios que no
reconocen la importancia del comportamiento. Un animal puede estar forcejeando
violentamente y vocalizando a todo volumen, pero el fisiólogo dirá: “No sufre de
malestar, porque sus índices fisiológicos están bajos”. ¿Diría lo mismo el fisiólogo si
una persona grita de dolor cuando el torno del dentista le toca un nervio? Para
entender este problema, se precisa más investigación sobre los sistemas
neurotransmisores del cerebro, de modo que se pueda correlacionar el comportamiento
con actividades en las zonas del cerebro asociadas con el malestar en los seres
humanos.

Cuando se analiza el malestar animal, es importante diferenciar el dolor del miedo.


Ambas sensaciones, ya sean por separado o combinadas, pueden provocar malestar.
Otra variante del amplio concepto de malestar es el estrés físico, por ejemplo, la fatiga
o el estrés calórico durante un largo viaje en camión. Todas estas variantes pueden
interactuar para causar malestar. Por ejemplo, un animal manso que está habituado al
manejo humano tendrá menos estrés por miedo durante la carga y descarga de un
camión, que uno que no está acostumbrado al trato humano (Grandin, 1997a).

3. Ejemplos de éxito en la transferencia de tecnología de comportamiento y


bienestar a la industria

Algunos resultados de investigación acerca de los métodos de manejo, transporte e


insensibilización de los animales han sido transferidos exitosamente al sector
productivo. Los trabajos de Hoenderken (1982) y Gregory y Wotton (1984) sobre los
parámetros eléctricos adecuados para insensibilizar porcinos y ovinos son usados en
todo el mundo. También tiene difusión mundial el trabajo de la autora en el diseño de
instalaciones de manejo para ranchos, corrales de engorde y plantas de faena
(Grandin, 1980, 1982, 1992, 1997b, 1998a, 2000). Las pautas sobre densidad animal
en el transporte por camión también son de amplio uso (Warriss, 1998; Knowles, 1998;
Tarrant y Grandin, 2000). Una de las razones por las que tuve éxito en transferir a la
industria diseños de instalaciones para el ganado es que escribí más de un centenar de
artículos en medios de prensa de la industria ganadera sobre el manejo basado en los
principios de comportamiento animal. Además, puse los diseños en mi sitio web
(www.grandin.com) y di charlas en reuniones de productores ganaderos. Puse a
disposición gratuita del público mis diseños, y me conformé con ganarme la vida con
mis honorarios por diseños por encargo y por consultoría. Mucha gente tiende a ser
muy reticente a brindar información. Yo descubrí que cuando puse al alcance del
público gran cantidad de información, recibí más pedidos de asesoramiento que los que
podía atender. No obstante ello, puede ser conveniente guardar silencio sobre las
nuevas ideas que todavía están en una etapa temprana de desarrollo.

3.1 Historia de un caso de transferencia exitosa de tecnología basada en el


comportamiento
El sistema de transporte e inmovilización de ganado de carril central o doble riel es
utilizado actualmente en 25 plantas de faena de EE.UU. y Canadá. La mitad del
ganado bovino de estos países es llevado a la faena mediante este sistema. La historia
de este sistema es un buen ejemplo de una tecnología que comenzó en el laboratorio
de investigación y fue adoptada por muchas de las plantas de faena más grandes del
mundo.

El proyecto originario fue financiado a comienzos de la década de 1970 por el Council


of Livestock Protection (Consejo de Protección del Ganado), un consorcio de grupos
norteamericanos interesados en el bienestar animal, que incluían a la Humane Society
y a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad con los Animales (ASPCA). Ellos
dieron un subsidio de 60.000 dólares a investigadores de la Universidad de
Connecticut, para que desarrollaran un método alternativo al vigente para la matanza
Kosher, que consistía en encadenar a los terneros u corderos conscientes y colgarlos
de una de las patas. Los investigadores de Connecticut comenzaron el proyecto con
una búsqueda a fondo de todas las patentes y publicaciones existentes, para
determinar cuál era el nivel alcanzado en la materia antes de inventar algo nuevo. Una
revisión completa de la bibliografía es importante para evitar “inventar la rueda”. A
estos investigadores se les ocurrió la idea de que el ternero o cordero quedara
montado a horcajadas sobre una línea transportadora, y comprobaron que este método
de inmovilización causaba poco estrés (Giger et al., 1977 y Westervelt et al., 1976). El
Consejo patentó el sistema de modo que otros no pudieran hacerlo para bloquear la
transmisión del invento a la industria.

Luego, el equipo de investigadores desarrolló un prototipo de laboratorio, aunque


muchas piezas debieron ser inventadas para poder llegar a un sistema apto para uso
comercial. En 1985, el Consejo de Protección del Ganado aportó otro subsidio, esta
vez de 100.000 dólares, para construir este sistema en una planta de faena de
terneros. Fui contratada para hacer este trabajo. Inventé un diseño nuevo de la entrada
para facilitar el ingreso de los terneros a la línea transportadora, y un sistema de
paredes ajustables que se adaptaba a los diferentes tamaños de los animales (Grandin,
1988). Para que estos diseños estuvieran a disposición de la industria, publiqué los
diseños y los puse en el dominio público. Esto impidió que fueran patentados fuera de
EE.UU. Este sistema fue instalado rápidamente en otras dos plantas de faena de
terneros.

Yo sabía que este sistema funcionaría perfectamente bien con animales grandes, pero
los gerentes de las plantas de faena fueron reticentes en adoptarlo hasta que obtuve un
segundo subsidio de parte de otro grupo interesado en el bienestar animal. Estos
fondos permitieron instalar una línea de transporte e inmovilización en una planta que
estaba dispuesta a hacerse cargo de los demás costos de remodelación. Dado que el
ganado mayor es más impetuoso y difícil de manejar que los terneros, que han sido
criados mediante la alimentación con sustituto lácteo y son muy mansos, debí hacer
nuevas modificaciones al sistema, de modo de mantener en calma a los animales
grandes. Agregué un techo sobre las cabezas de los animales, para bloquear su visión
e impedirles ver una vía de escape antes de estar plenamente inmovilizados (Grandin,
1991). Este techo no los presionaba físicamente hacia abajo ni los sujetaba (Figura 1),
sino que simplemente les tapaba la visión de una salida hasta que sus patas traseras
ya no pisaban la rampa de entrada, y los animales estaban completamente instalados
en la línea de transporte e inmovilización, apoyados sobre sus panzas y pechos.
También agregué un falso piso para impedir que los animales sufrieran un efecto visual
“de precipicio” cuando ingresaban a la línea transportadora (Figura 2). Como ésta
estaba montada a dos metros de altura, los animales tendían a rehusarse a entrar
cuando veían que había una caída brusca adelante (Grandin, 2001). El falso piso creó
la ilusión óptica de que había un piso firme sobre el cual apoyarse. Una vez que el
animal entraba, quedaba montado sobre la línea móvil y sus patas colgaban a 20 cm
del falso piso. Estos dos pedazos de metal, en el techo y en el piso, eran esenciales
porque controlaban lo que el animal podía ver. El ganado se mantenía en calma y
entraba fácilmente al transportador e inmovilizador cuando se contaba con estos
paneles que bloqueaban la visión. Antes de incorporar estos efectos visuales, el
ganado podía llegar a agitarse mLa transferencia de esta tecnología desde la primera
planta de faena exitosa al resto de la industria insumió mucho tiempo. Concurrí a las
siguientes siete plantas que instalaron este equipo para asegurar que se lo hiciera
correctamente. Los mayores problemas se originaron en errores en la instalación del
equipo o en alteraciones de diseño por parte de las empresas que soldaron las piezas
de acero. Era imprescindible que yo estuviera presente desde el primer momento para
corregir estos problemas. Quienes instalaban el equipo a veces omitían colocar el falso
piso o acortaban el techo que bloqueaba la visión del ganado. No entendían que por
una razón exclusivamente de comportamiento animal hubiera que poner más metal,
que luego habría que limpiar. En la segunda planta, los soldadores acortaron el techo, y
el ganado tendía a luchar al entrar a la línea transportadora. Les demostré la necesidad
de un techo más largo sosteniendo un pedazo de cartón de 70 cm de ancho para
alargar el techo: ese trozo de cartón logró que animales de 450 kg se calmaran
instantáneamente. Esta demostración del poder del comportamiento convenció a los
soldadores de reemplazar la pieza de cartón por una plancha de acero.

Tres diferentes empresas de construcción no pusieron el falso piso, y tuve que ir a las
plantas para asegurar que lo colocaran, porque el ganado retrocedía y se rehusaba a
entrar a la línea de transporte e inmovilización de modo de montarse en el doble carril
central. El falso piso estaba claramente dibujado en todos los planos suministrados a
las compañías constructoras. La transferencia de la tecnología de este sistema al resto
de la industria hubiera fracasado si no se hubieran corregido estos errores de los
primeros adherentes. Un mes antes de dictar la presente conferencia, visité la
instalación más reciente de este tipo de equipos. Habían construido correctamente el
falso piso y el techo, pero habían omitido el doble carril en el que el animal apoya su
pecho y panza, que lo mantiene centrado cuando ingresa a la línea de transporte. Este
doble carril es un tercer componente basado en el comportamiento de este sistema de
faena. Para inducir a un animal grande a montarse en la línea de transporte, hay que
hacer que ingrese a la misma con sus patas separadas a cada lado de la división
central. El separador de patas debe ser más ancho en la base (Figura 3), y si falta el
doble carril los animales son propensos a tratar de caminar por uno de los lados de la
división en lugar de montarse sobre ella.

. Mi trabajo sobre el sistema de transporte e inmovilización de doble carril central me


convenció del poder del comportamiento en el manejo de ganado mayor poco
habituado al contacto cercano con la gente. Algunas de las vacas de cría, provenientes
de explotaciones extensivas, eran animales muy impetuosos. Los principios de
comportamiento que hacen que los animales se mantengan en calma son:

1. Bloquear la visión de una vía de escape hasta que el animal está completamente
inmovilizado.
2. No permitir que los animales que entran vean un espacio abierto debajo (efecto
visual de precipicio).
3. La línea de transporte se debe mover con una velocidad estable, sin sobresaltos.
4. La rampa de ingreso al sistema debe ser antideslizante, porque los resbalones
asustan a los animales.
5. Presión óptima: los laterales ajustables deben sujetar al animal sin oprimirlo, de
modo que se sienta sujeto pero no tan ajustadamente que sufra dolor o
incomodidad.

3.2 Ejemplo de un enfoque sistémico total en el diseño de equipamiento

Los resultados de investigación sobre el alojamiento que fomenta el bienestar animal


de los porcinos han sido adoptados en la Unión Europea pero no han tenido una
aceptación amplia en otras partes del mundo. La principal razón de la investigación
sobre el manejo en el transporte y la faena ha tenido mayor aceptación es que la
incorporación de equipos mejores suele tener un beneficio económico, como la
reducción de contusiones o la disminución de los requerimientos laborales.

Por desgracia, el alojamiento favorable al bienestar animal suele costar más dinero. En
EE.UU., existe una preocupación creciente acerca de los cubículos individuales para
las cerdas madres. He estado pensando cómo reconvertir de manera económica
centenares de galpones de cría porcina totalmente compartimentados en alojamientos
colectivos. Para que el costo no suba, y para poder utilizar los sistemas existentes de
eliminación de deyecciones, el alojamiento grupal no debería tener una capa de paja en
el piso. No sería el sistema ideal, pero podría mantener los costos lo suficientemente
bajos como para que sea factible la reconversión en gran escala de los edificios
existentes para la cría porcina. Si este enfoque funciona o no dependerá de factores
tales como la genética porcina y el diseño de los comederos. Hay que mirar un sistema
total que tiene muchas variables, como la genética, los costos financieros y el clima.
Muchas regiones de EE.UU. son demasiado húmedas o demasiado frías para
mantener cerdas en crianza bajo sistemas pastoriles similares a los utilizados en el
Reino Unido.

Un análisis reciente excelente de la bibliografía sobre alojamiento de porcinos no tuvo


en cuenta las diferencias genéticas en la forma en que los cerdos responden a distintos
sistemas de alojamiento (Barnett et al., 2001). En cerdos alojados en un espacio
grupal, el genotipo de los porcinos puede ser un factor decisivo para que un sistema
con piso sin capa de paja fracase o triunfe. Algunas líneas genéticas porcinas son más
agresivas y se pelean más que otras (Busse y Shea-Moore, 1999). Las líneas más
agresivas de cerdas madres son propensas a tener más lesiones en ciertos tipos de
alojamientos grupales.

Las líneas más agresivas de cerdas madres son propensas a tener más lesiones en
ciertos tipos de alojamientos grupales. He observado que las cerdas alojadas en
grupos sobre un piso de concreto con ranuras, con un sistema de alimentación
electrónico individual, van a presentar lesiones debidas a las peleas. Mis observaciones
de distintos tipos de cerdas alojadas en distintas divisiones de un mismo galpón me
indican que las que pertenecían a líneas híbridas magras presentaban más lesiones y
más conductas anormales –como la succión de las orejas- que las pertenecientes a
líneas genéticas de mayor engarzamiento.

Si la meta es reemplazar con éxito los cubículos individuales por un sistema de


alojamiento techado grupal, con piso sin cama de paja, es probable que se
necesiten cerdas madres menos agresivas. La elección de la genética porcina
puede determinar si el reemplazo de los cubículos individuales por un
alojamiento colectivo tendrá éxito o no. Quienes critican los sistemas de
alojamiento grupal son rápidos en señalar las lesiones causadas por las peleas,
pero yo les respondo que el sistema grupal no produce las lesiones en los
hombros típicas de la forma en que las cerdas yacen en los cubículos
individuales. Es posible que el nivel promedio de lesiones de las cerdas sea
similar en 3.3 Cómo transferir conocimientos efectivamente
Es necesario que los científicos dediquen más tiempo a comunicarse con el público y
con el sector productivo, para que se entienda la importancia de sus trabajos. Esto
suele requerir que se escriban muchos artículos similares para distintas revistas
ganaderas. Los resultados de investigación también deben ser publicados en revistas
científicas para que se cuente con un repositorio permanente y accesible del
conocimiento. Esto impide que el saber se pierda.

Los científicos también deben aprender a escribir sin jerga. La literatura científica tiene
que ser precisa, y a veces, la palabra simple es la más precisa. Una de las cosas que
he aprendido a lo largo de una carrera transfiriendo con éxito conocimientos sobre el
comportamiento animal es que transmitir el conocimiento es más difícil, y absorbe más
tiempo, que realizar la investigación que genera ese conocimiento. Es extremadamente
importante que los primeros que adopten la tecnología tengan éxito. Si los adherentes
tempranos fracasan, se corre el rumor y será más difícil convencer a otros de que
hagan la prueba. Para que los primeros en adoptar la innovación tengan éxito, hay que
dedicarles mucho tiempo de modo que el método o el equipo sean usados
correctamente.

4. Fallas en la transferencia de resultados de investigación a la industria


Investigadores y productores han diseñado excelentes pesebres para cerdas madres,
que les permiten darse vuelta. Estos pesebres son económicos, y podrían ser
fácilmente adoptados por el resto de la industria. Lamentablemente, estos diseños no
cuentan con amplia aceptación en EE.UU.

Otro excelente diseño, basado en el comportamiento animal, que no ha sido adoptado


por las mayores empresas norteamericanas productoras de cerdos, es un comedero
adaptado a la ergonomía de la alimentación porcina, que impide que los animales
desperdicien comida. Para hacerlo, se utilizaron filmaciones en cámara
extremadamente lenta, que detectaron los movimientos del cerdo mientras se
alimentaba. Muchos comederos de diseño común tienen pérdidas de alimento de hasta
el 20 %. Lamentablemente, las medidas y las especificaciones del comedero diseñado
a partir de la ergonomía del cerdo nunca fueron publicadas en una revista de fácil
acceso. Para conocerlas, había que encontrar la tesis de doctorado de Ian Taylor en la
Universidad de Illinois, o conectarse directamente con él. Otro factor que redujo la
transferencia exitosa a gran escala fue que el diseño había sido hecho originariamente
para comederos de cerdas madres: si se lo hubiera publicitado para el engorde de
cerdos para faena, el mercado de usuarios potenciales hubiera sido mayor.

¿Por qué no se han difundido estos diseños basados en el comportamiento, que son
excelentes y económicos? En primer término, los diseños europeos de pesebres para
cría no tuvieron suficiente publicidad. Y segundo, algunos de los primeros en
adoptarlos trataron de modificarlos, y esto trajo problemas. En una granja de EE.UU.,
los cambios en algunas dimensiones hicieron que el pesebre funcionara peor que las
jaulas convencionales (que no permiten a la cerda darse vueltA

Figura 2: Diagrama del sistema de transporte e inmovilización de doble carril central. Un falso
piso bajo las patas del animal imide que vean, antes de entrar, la caída de 2 metros bajo la línea
de transporte. Es indispensable que la rampa de entrada sea antideslizante, porque el ganado
retrocede cuando ingresa a una pendiente resbaladiza.
LA ENSEÑANZA DE PRINCIPIOS DE COMPORTAMIENTO Y 

DISEÑO DE EQUIPOS PARA EL MANEJO DEL GANADO

 Presentado en el simposio "El impacto del movimiento por el bienestar y  los derechos 
del animal en los programas de enseñanza de la ciencia animal", LXXXIII Reunión 

Anual de la American Association of Animal Science, Laramie, Wyoming, 1992.

Publicado en: Journal of Animal Science (1993) 71: 1065-70

RESUMEN: Se describe un curso universitario sobre principios de comportamiento


animal y cómo su comprensión puede facilitar el manejo. Los principios de
comportamiento se refieren a los sentidos del ganado, la zona de fuga, la conducta de
manada durante el manejo, y los métodos que reducen el estrés durante el trabajo. Con
el fin de enseñar a pensar originalmente y resolver los problemas, los estudiantes
diseñan tres tipos diferentes de instalaciones de trabajo. También se estudia el diseño
de equipos de inmovilización y para la faena ritual. Se analizan sistemas existentes e
ideas para el futuro. Los estudiantes reciben información de las investigaciones
científicas y de las experiencias prácticas.  

Palabras clave: Comportamiento, Enseñanza, Manejo, Inmovilización

Introducción

La mejora del bienestar animal y la reducción del estrés requieren que los estudiantes
aprendan acerca del comportamiento animal durante su manejo. Mi curso se denomina
"Comportamiento y manejo animal", y lo dicto en el Departamento de Ciencia Animal de
Colorado State University. La mayoría de mis alumnos se especializan en ciencia
animal o ciencia equina. Ellos aprenden los principios del comportamiento y cómo se
los puede utilizar para facilitar el manejo en el embarque, los tratamientos en el corral
de engorde, la atención veterinaria, los apartes y la faena.

Se les presenta información proveniente de los estudios científicos y de la experiencia


práctica. Uno de los objetivos principales de este curso es estimular a los estudiantes a
pensar de manera original. Se pone el énfasis en aprender a utilizar los datos más que
en repetirlos de memoria en el examen.

Los temas principales del curso son los sentidos del animal, el principio de la zona de
fuga, diseño de las instalaciones, dispositivos de inmovilización, manejo y estrés,
matanza humanitaria, y el bienestar animal durante el manejo y el procesamiento. Para
estimular la capacidad de resolver problemas, los estudiantes diseñan tres tipos
diferentes de instalaciones para el manejo del ganado, así como dispositivos de
inmovilización de animaleS
El contenido del curso

Los sentidos del ganado

Es importante que los estudiantes aprendan la información básica sobre la forma en


que los bovinos, los porcinos y los ovinos perciben el mundo. Todas las especies de
ganado tienen una visión panorámica de un ángulo muy amplio (Prince, 1977). Este
hecho explica por qué la experiencia práctica ha demostrado que el uso de paredes
cerradas en rampas de embarque, mangas y corrales de encierro facilita el manejo y
reduce la agitación (Rider et al., 1973; Grandin, 1980 y 1982). La investigación
científica ha demostrado que los ovinos tienen percepción de la profundidad cuando
están parados y quietos (Lehman y Patterson, 1964). Hutson (1985a) sugiere que
puede haber una zona ciega a nivel del piso, y que los ovinos quizás no puedan utilizar
el paralaje o ángulo generado al moverse, ni la disparidad retinal, para percibir la
profundidad. Contra la creencia popular, el ganado tiene visión de los colores (Hebel y
Sambraus, 1976; Munkenbeck, 1982; Klopfer y Butler, 1984; Gilbert y Arave, 1986). Las
observaciones a campo han mostrado que los animales suelen frenarse ante charcos,
sombras y objetos que se mueven (Lynch y Alexander, 1973; Grandin, 1980). Se
exhibe a los estudiantes numerosas diapositivas de instalaciones de trabajo de ganado,
muchas de ellas tomadas desde la perspectiva del vacuno. Estas diapositivas muestran
tanto instalaciones bien diseñadas como otras de diseño mediocre, y se explica en
detalle cada imagen. Se muestran las cosas que hacen que el ganado se frene, tales
como las sombras, los charcos y las cadenas que cuelgan sobre las mangas y
callejones. El análisis de gran cantidad de fotografías ayuda a los estudiantes a
identificar y corregir los problemas que se presentan en el terreno.

Los bovinos y los ovinos son más sensibles que los humanos a los ruidos de alta
frecuencia (Ames y Arehart, 1972). Los sonidos excesivamente ruidosos generan
estrés, pero los animales se pueden adaptar a niveles de ruido razonables (Ames,
1974). Los ovinos faenados en un matadero ruidoso exhibieron niveles de cortisol más
elevados que los faenados en una instalación de investigación donde se trabajaba en
silencio (Pearson et al., 1977). Durante las clases, los estudiantes son informados
acerca de las formas de reducir los ruidos en las instalaciones para el manejo de
ganado. Ya se ha publicado con anterioridad información más detallada, basada en
experiencias prácticas (Grandin, 1987 y 1989a).

La zona de fuga y el comportamiento durante el trabajo

Es muy importante que los estudiantes comprendan los conceptos de la zona de fuga y
el punto de balance. El conocimiento de estos principios les permitirá manejar ganado
de manera segura, humanitaria y eficiente. Los estudiantes deben aprender a
permanecer en el límite de la zona de fuga del animal. El tamaño de esta zona
depende del tamaño del lugar de encierro y del grado de contacto previo del animal con
gente (Hutson, 1982; Hargreaves y Hutson, 1990a). 
Quienes trabajan con ganado sin tener experiencia  suelen cometer el error de pararse
adelante del punto de balance situado en la cruz del animal, y picanearlo en la cabeza
para que avance. Una explicación práctica completa de estos principios está detallada
en Grandin (1980, 1987 y 1989a) y Kilgour y Dalton (1984). Se enseña a los alumnos el
funcionamiento de la zona de fuga mediante exposiciones en clase, videos y prácticas
con animales. Se enseña el funcionamiento del punto de balance mediante el encierro
de vacunos u ovinos en una manga de una sola fila. Avanzando desde la cabeza hacia
la cola, cuando los alumnos pasan caminando hacia atrás del punto de balance del
animal, éste se moverá hacia adelante.

Todas las especies de ganado son animales de manada, y padecerán estrés o


agitación cuando se los separe de sus compañeros de hato. Los estudiantes deben ser
prevenidos que un novillo que está en calma en su corral con un grupo de animales
puede atropellarlos y pasarles por encima cuando se lo aísla de sus compañeros.
Muchos de los accidentes graves en el trabajo con animales son provocados por un
animal aislado del resto.

Muchos estudiantes no comprenden que el comportamiento durante el manejo es


afectado por las experiencias anteriores. Los animales recuerdan experiencias
dolorosas o atemorizantes durante varios meses (Hutson, 1985b; Pascoe, 1986). La
autora ha observado que el ganado que proviene de corrales de engorde con manejo
rudo es más salvaje y tiene más contusiones que el que viene de corrales con un
manejo suave. También hay alguna evidencia en el sentido de que los ovinos pueden
recordar personas concretas que participaron de intervenciones quirúrgicas dolorosas
(Fell y Shutt, 1989).

Observaciones realizadas por la autora indican que algunos miembros individuales de


una manada pueden ponerse muy agitados en la manga de compresión. Los animales
de temperamento excitable deberían ser eliminados de cualquier programa de
enseñanza porque es probable que lesionen a los estudiantes.

Tanto por razones humanitarias como de seguridad personal, los establecimientos


universitarios deberían contar con instalaciones adecuadas de manejo animal para la
enseñanza de su alumnado. El mínimo indispensable para el trabajo con ganado sería
una manga de compresión, una manga de una sola fila, un corral de encierro y uno o
dos corrales de espera. Para mayor seguridad, es esencial que este equipamiento esté
en buen estado de mantenimiento. Las trabas de la manga de compresión deben ser
reemplazadas cuando se desgastan, para evitar accidentes. Para aumentar al máximo
su efecto educativo, se recomienda tener instalaciones modernas, con una manga
curva de paredes cerradas y un corral de encierro redondo. Es importante presentar a
los estudiantes instalaciones bien diseñadas, y muchas universidades,
lamentablemente, carecen de ellas.

Disposición y diseño de las instalaciones


En mis cursos, hago que los estudiantes diseñen y desarrollen tres tipos diferentes de
instalaciones, para una planta de faena, un corral de engorde y un rancho ganadero.
Para aumentar el realismo, los trabajos se basan en proyectos concretos tomados de
mi práctica como consultora. Encargo este trabajo a los estudiantes a mediados del
curso, cuando ya han conocido muchos tipos distintos de instalaciones, ya sea a través
de las diapositivas que exhibo en mis clases o de las visitas y el análisis crítico de las
instalaciones de manejo animal de Colorado State University. Durante las exposiciones
en clase, se exhiben diseños buenos y malos, y se los analiza a fondo. Los alumnos
reciben también una carpeta con planos de 30 distintas instalaciones para el manejo de
animales.

Entre los principios de diseño que se enseñan están el uso de paredes cerradas en
mangas y corrales de encierro, para evitar que los animales puedan ver hacia afuera
con su visión periférica amplia, así como el empleo de mangas curvas y corrales de
encierro redondos. Un corral de encierro redondo seguido de una manga curva reducen
hasta un 50% el tiempo necesario para el movimiento de los animales (Vowles y
Hollier, 1982).

La planificación del flujo del ganado a través de las instalaciones es una buena forma
de aprender a resolver problemas. Los estudiantes deben prever suficiente espacio en
los corrales para juntar los animales, y luego, contar con los corrales y el espacio
necesarios para apartarlos. Se les enseña a dibujar un diagrama de flujo con la
secuencia de las tareas a cumplir, como el arreo, el pesaje y los apartes, para
asegurarse de que el sistema que están diseñando será capaz de satisfacer esas
necesidades. Los alumnos cuentan con información adicional publicada anteriormente
sobre diseños de instalaciones ganaderas, que pueden usar en clase (Grandin, 1980,
1982, 1984a, 1989a y 1990a; Midwest Plan Service, 1987).

Es importante que los estudiantes aprendan las diferencias de comportamiento entre


las distintas especies, que deberán tener en cuenta para el diseño de las instalaciones.
La experiencia práctica ha demostrado que los corrales de encierro que terminan en un
embudo hacia la manga funcionan mejor si uno de los lados está en línea recta con una
de las paredes de la manga, y el otro lado tiene un ángulo de 30o con respecto a la otra
pared de la manga. Esto ayuda a que tanto bovinos como ovinos entren a una manga
de una sola fila o a una rampa. Los porcinos, en cambio, se atorarán en el embudo, así
que la entrada a la manga desde el corral de encierro debería ser abrupta. 

El empleo de los equipos de inmovilización

Se exhibe gran cantidad de diapositivas en el análisis de los equipos de inmovilización.


Se consideran tanto los equipos actuales como ideas para desarrollar nuevos sistemas.
Se pasa revista a las ventajas y desventajas de los distintos diseños de mangas de
compresión. Por ejemplo, un cepo de caños curvos para sujetar la cabeza puede servir
para una manga de compresión que se cierra por ambos lados, pero no es apta para
trabajar al final de una manga que tiene los lados fijos. Cuando se usa este tipo de
cepos, hay que sujetar al animal por ambos lados para evitar que se eche al piso y se
ahogue. Un cepo de caños rectos que no presionen contra la arteria carótida del animal
es más seguro para sujetar a un animal por el cuello al final de una manga de paredes
fijas. Es esencial que los estudiantes entiendan que si un animal comienza a perder
conciencia debido a la presión que el cepo ejerce en su carótida, se debe abrir el cepo
inmediatamente para impedir su muerte (White, 1961; Fowler, 1978). También se pone
énfasis en que jamás se debe dejar un animal sin atender en la manga de compresión.
Si se emplea una manga de compresión hidráulica, la válvula de seguridad debe estar
adecuadamente regulada para evitar lesiones graves a los animales. La experiencia de
campo indica que una manga hidráulica correctamente calibrada es más segura que un
cepo manual, tanto para el ganado como para los estudiantes. Hay recomendaciones
prácticas para mangas de compresión y cepos de cabeza en Grandin (1975 y 1983a).
El trabajo de Ewbank (1968) contiene información útil sobre el comportamiento de los
animales.

Para ciertos trabajos no se requiere una manga de compresión. Los ganaderos han
comprobado en la experiencia práctica que las vacas ariscas se quedan quietas
cuando se les hace el diagnóstico de preñez por tacto rectal en una casilla cerrada y
oscura. La vaca queda sujeta en un espacio reducido, de paredes, techo y frente
cerrados (Parsons et al., 1969). Los experimentos con aves de corral y bovinos indican
que la restricción visual en lugares de encierro oscuro reduce el estrés (Douglas et al.,
1984; Hale et al., 1987). El cajón oscuro es un buen ejemplo del uso de principios de
comportamiento para reducir la tendencia natural del animal a resistir la inmovilización.
A lo largo del curso hay un énfasis permanente en utilizar los patrones naturales de
comportamiento del animal para hacer que el manejo y la inmovilización se hagan de
manera más humanitaria y eficiente. Por ejemplo, se puede enseñar a los cerdos y las
ovejas a entrar voluntariamente a un dispositivo de inmovilización cuando éste es
relativamente cómodo (Panepinto et al., 1983; Grandin, 1989b). Los porcinos se
relajarán al punto de dormirse en una manga acolchada que los presione a ambos
lados (Grandin et al., 1989b). La aceptación voluntaria de la inmovilización puede ser
facilitada mediante estímulos alimenticios. Esto es especialmente útil con los animales
sujetos a investigación. Los animales pueden aprender de inmediato a discriminar entre
un método de sujeción extremadamente desagradable y otro menos desagradable,
como lo demuestran los experimentos en que se les presentan ambas opciones
(Grandin et al., 1986).

La experiencia práctica ha enseñado a la autora que los bovinos son extremadamente


adversos a ser sujetados con mochetas o pinzas de nariz. Las observaciones indican
que los animales que han sido inmovilizados reiteradamente para análisis de sangre
serán más cooperativos si se utiliza un bozal, y que el uso de mochetas hacía más
difícil sujetarlos la vez siguiente. En el curso, se recuerda constantemente a los
alumnos que la sujeción debe ser hecha lo más suavemente posible, y que el empleo
de métodos desagradables, como las mochetas, debe ser evitado.

Una de las tareas o preguntas del examen que tomo a mis alumnos es diseñar un
dispositivo humanitario de inmovilización para un animal imaginario con rasgos de
comportamiento raros, o para un animal fuera de lo convencional, como una medusa o
una oruga. Algunos de mis alumnos han imaginado esquemas muy inventivos, tales
como suspender la oruga en gelatina. El propósito de este ejercicio es estimular el
pensamiento original y la resolución de problemas. También ayuda a los estudiantes a
lograr una mejor comprensión del comportamiento de los vacunos, ovinos y porcinos.
Antes de encargarles la tarea, se consideran nuevas ideas para mejorar o reemplazar
las mangas de compresión. Uno de los enfoques es rediseñar o modificar los sistemas
existentes en uso en las plantas de faena. Algunos de los ejemplos analizados son las
líneas de transporte e inmovilización de doble riel central (Giger et al., 1977; Grandin,
1988) y de paredes laterales en V (Schmidt, 1972), y el cepo de sujeción vertical que se
emplea en la faena kasher (Marshall et al, 1963). La manga para matanza kasher
diseñada por Marshall y otros (1963) tiene lados que se cierran hacia adentro, y la
autora ha observado que los animales suelen estar más tranquilos que en las mangas
de compresión convencionales. Una posible explicación es que las paredes cerradas
retiran al operador de la manga de la zona de fuga del animal, y que el panel cerrado
adelante del cepo de cabeza bloquea la visión de un camino de escape. También se
alienta a los estudiantes a inventar conceptos completamente nuevos, diferentes de
cualquiera de los habituales en la industria.

 La reducción del estrés

Durante las clases, explico cómo la reducción del estrés en el manejo aporta beneficios
tanto en la mejora de la productividad como en el bienestar. Uno de los grandes
conceptos que procuro que mis alumnos entiendan es que el nivel de estrés que se
impone a un animal durante el manejo o la inmovilización puede variar mucho,
dependiendo de factores tales como las experiencias previas del animal, la genética, el
amansamiento, lo doloroso del procedimiento y la habilidad de los trabajadores
ganaderos.

Los animales pueden llegar a habituarse a procedimientos indoloros de manejo, tales


como el pesaje de vacunos o el paseo de porcinos por un callejón durante su engorde
final (Peischel et al., 1980; Grandin, 1989d). La primera vez que un animal experimenta
un procedimiento de manejo, puede tener un gran estrés debido a la novedad, pero
luego, una vez que se ha acostumbrado al tratamiento, puede tener poco o ningún
estrés. Sin embargo, los animales no se habitúan a los procedimientos que les generan
una aversión severa (Hargraves y Hutson, 1990b; Coppinger et al., 1991).

El ganado que está acostumbrado al contacto cercano con la gente es más tranquilo y
sufre menos estrés durante el manejo que el ganado que rara vez está con la gente.
Ried y Mills (1962) descubrieron que las ovejas criadas en un galpón, en estrecho
contacto con la gente, tenían una respuesta fisiológica menos intensa al manejo que
las ovejas criadas en el campo. Los alumnos deben aprender que el aislamiento es un
fuerte factor de estrés, tanto para los bovinos como para los ovinos (Kilgour y
DeLangen, 1970; Rushen, 1986).

Otro tema muy importante de mis clases es que el tratamiento suave de los animales
es bueno tanto para el bienestar como para la productividad. Las cerdas madres que
son temerosas de los seres humanos, y que reaccionan alejándose de ellos, producen
menos crías que las que no son temerosas (Hemsworth et al., 1981). En el manejo de
bovinos y ovinos, el estrés fue perjudicial para el rendimiento reproductivo (Doney et
al., 1976; Hixon et al., 1981). El maltrato también es perjudicial para los animales en
crecimiento. El maltrato ocasional de cerdos en engorde redujo sus ganancias de peso
(Hemsworth et al., 1987). El estrés durante el manejo y el transporte también puede
interferir con el funcionamiento del rumen y el sistema inmunológico (Galyean et al.,
1981; Kelly et al., 1981; Mertsching y Kelly, 1983; Blecha et al., 1984). La sección
dedicada al tema del estrés se completa con información sobre la importancia de la
relación entre humanos y animales sobre  la productividad y el estrés. Sobre este tema,
Seabrook (1984) y Hemsworth y Barnett (1987) han escrito buenas revisiones.

La matanza

También se tratan los temas del manejo en la planta de faena y los procedimientos
humanitarios de matanza. Todos los procedimientos que involucran a animales vivos
en plantas de faena bajo inspección federal están comprendidos por la Ley de Métodos
Humanitarios de Matanza y sus reglamentaciones (USDA, 1979). La matanza es una
de las pocas áreas de la producción animal que posee estrictas regulaciones para la
protección del bienestar.

Estas regulaciones exigen que los animales sean llevados a un estado de


insensibilidad al dolor antes de ser puestos en el gancho, desangrados y cortados. El
uso adecuado de equipos de noqueo mediante el  perno retráctil o la electricidad es
esencial para asegurar una insensibilización instantánea e indolora. Las prácticas
aconsejadas pueden ser consultadas en las Recomendaciones para el Manejo Animal
en las Plantas de Faena, publicadas por el American Meat Institute (Grandin, 1991) y
en los manuales de manejo de los equipos comerciales de insensibilización. Para
informaciones más detalladas sobre el noqueo eléctrico, se puede consultar las
publicaciones de Hoenderken (1978), Kirton et al. (1980-81), Blackmore y Newhook
(1981), Lambooy (1982), Hoenderken (1983), Gregory y Wotton (1984), Grandin (1985-
86) y Gregory (1988). El equipo de noqueo eléctrico debe hacer pasar suficiente
amperaje por el cerebro para inducir un ataque epileptiforme (Croft, 1952). Un
amperaje insuficiente causará sufrimiento a los animales. El curso también incluye el
diseño de dispositivos de inmovilización para sujetar a los animales durante la matanza
(Schmidt, 1972; Giger et al., 1977; Grandin, 1980, 1989c, 1990a, 1991b y 1991c).

 El bienestar animal

Se estudia el tema del bienestar animal, y se informa a los estudiantes que el mismo va
a adquirir cada vez más importancia. El creciente interés público por el bienestar animal
va a aumentar la necesidad de enseñar buenos métodos de manejo animal a los
estudiantes. Entre los principales temas que se tratan en las clases, se cuenta el que la
industria ganadera debe mejorar algunas de sus prácticas, y que el público debe recibir
una mayor educación sobre la agricultura. Un elevado porcentaje de problemas de
bienestar animal ocurre durante el manejo y se deben a un gerenciamiento deficiente.
Dos importantes áreas problemáticas son el tratamiento del ganado incapaz de
moverse y la prevención de lesiones inmovilizantes. Se pone énfasis en la prevención
de las caídas de animales mediante el uso de pisos antideslizantes, la venta anticipada
de animales con problemas y la eutanasia de los animales enfermos o débiles.
También se incluye la consideración de la marcación, la castración, la descornada y
otros procedimientos de manejo ganadero, desde el punto de vista del bienestar
animal.

Se analiza también el tema polémico de la matanza kasher. La matanza religiosa está


excluída de la Ley de Matanza Humanitaria. La propia experiencia de la autora en
numerosas plantas de faena kasher indica que el principal problema con este tipo de
faena son los métodos crueles de inmovilización utilizados en algunas de ellas. Dado
que la faena religiosa no cae dentro de las regulaciones, algunas plantas se rehúsan a
gastar dinero en dispositivos humanitarios de inmovilización. Más informaciones sobre
la matanza ritual y los equipos humanitarios de sujeción pueden obtenerse en las
publicaciones de Marshall et al. (1963), Giger et al. (1977), Dunn (1990) y Grandin
(1990b).

En las conclusiones del curso, se pone énfasis en la importancia del buen manejo. Las
instalaciones bien diseñadas proveen las herramientas que hacen posible el manejo
humanitario, pero el equipamiento debe tener un buen manejo para lograrlo. He
observado numerosos casos de abuso de los animales en buenas instalaciones, que se
debían a que los directivos no supervisaban a sus empleados. Les digo a mis alumnos
que ellos serán los gerentes del futuro, y que estarán en condiciones de imponer
estándares elevados de bienestar animal.

Hechos recientes, que involucran las acciones de personas que se denominan a sí


mismas  partidarias de "los derechos de los animales", son tratados en las clases, junto
con estudios de casos de las formas en que las industrias reaccionaron a sus reclamos.
Se analizan tanto casos de éxitos como de fracasos de las industrias. Se insta a los
alumnos a escribir cartas de lectores a los periódicos que publican historias negativas,
y a desarrollar discusiones activas en clase.

Implicancias

La enseñanza de principios de manejo basados en el comportamiento animal


contribuirá a formar líderes para la industria ganadera, capaces de reconocer los
beneficios tanto éticos como productivos de las buenas prácticas de trabajo y de
inmovilización.

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Pearson, A. M., R. Kilgour, H. de Langen y E. Payne

GUÍA PARA RESOLVER PROBLEMAS USUALES 


EN EL MANEJO DE LOS ANIMALES
 

Publicado en Meat & Poultry, marzo de 2000

Para atender las necesidades de los clientes de hoy en día, va a haber una demanda
cada más mayor de carne de calidad, que esté libre de defectos tales como la carne
vacuna oscura y la carne porcina pálida, suave y exudante (PSE). La carne vacuna
oscura es rechazada por los consumidores porque es más seca, tiene un color distinto,
su pH es más alto y su vida útil es más corta. La carne de cerdo PSE se seca
demasiado porque tiene poca capacidad de retención del agua.
El buen trato y el bienestar de los animales se están convirtiendo en un asunto cada
vez más importante para el consumidor, y los grandes compradores de carne, como la
empresa McDonald´s Corp., de Oak Brook, Illinois, han comenzado a ejercer auditorías
sobre las prácticas de manejo e insensibilización de los animales durante la faena. La
mayoría de los problemas del manejo de animales son fáciles de solucionar. El re-
entrenamiento de los empleados y una mejor supervisión bastan para resolver la mayor
parte de los problemas. Una auditoría sistemática ayudará luego a mantener las
buenas prácticas de manejo.
La gente controla el manejo de las cosas que puede medir. Los elevados niveles de
vocalización durante el procesamiento (chillidos, mugidos y balidos) son una señal de
problemas en el manejo. En las plantas que tienen un buen nivel, solamente el 3 por
ciento o menos de los animales emitirá señales vocales. Las mejores plantas de faena
de porcinos tienen salas de insensibilización que están en silencio la mitad del tiempo.
La carne PSE u oscura es causada por una combinación de factores internos y
externos a las plantas de faena. Esta guía de soluciones simples permitirá diferenciar
estos factores.
La carne vacuna oscura se produce cuando el animal agota sus reservas de
glucógeno, que es la fuente de energía de los músculos. Se parece a un automóvil que
marcha bien hasta que se le vacía el tanque de combustible. Algunos de los factores
que drenan las reservas del animal son los cambios severos en el clima, el exceso de
implantes promotores del crecimiento, el manejo rudo y la permanencia en los corrales
de la planta durante la noche previa a la faena. Ningún factor basta para producir la
carne oscura; generalmente se trata de una combinación de factores.
La carne porcina PSE es causada por una combinación de factores genéticos y
factores internos a la planta de faena, tales como el uso excesivo de la picana eléctrica
y las fallas en el proceso de enfriado. Las plantas que mejoran el manejo en la manga
de noqueo logran reducir el PSE en un 10 por ciento. Los últimos cinco minutos en la
manga de noqueo son críticos. Un buen cerdo puede ser arruinado justo antes de ser
insensibilizado para la faena.
Se puede utilizar esta guía para detectar y corregir aquellas fallas, tanto internas como
externas a la planta de faena, que pueden contribuir a que haya carne oscura o PSE.
Esta guía también servirá a quienes la sepan aprovechar para obtener puntajes
excelentes en las auditorías de McDonald's o de otro gran cliente.

Problema: altos niveles de carne oscura


Causas probables
Soluciones
Los animales de determinados corrales de engorde (feedlots) originan un porcentaje
elevado de carcasas de carne oscura
 
Trabajar junto con los corrales de engorde (feedlots) para reducir el uso excesivo de
implantes promotores de crecimiento. Los implantes de TBA (una hormona masculina
sintética) y de estrógenos están asociados a una mayor susceptibilidad a la carne
oscura. Estos productos deberían ser usados con mesura
 
Algunos animales de determinados corrales de engorde se agitan mucho y son difíciles
de manejar
 
Algunas cruzas con razas continentales son excitables. Antes de salir para la planta de
faena, los animales de estas cruzas debe ser acostumbrados a tolerar le presencia de
operarios que trabajan a pie. El ganado habituado a ser arreado a caballo en el corral
de engorde puede ser difícil de manejar por gente a pie cuando llega a la planta
 
Alto porcentaje de animales que se montan entre sí, produciendo más carcasas de
carne oscura
 
Controlar las orejas para detectar implantes aplastados. Suministrar más bebederos y
más espacio en los comederos de los corrales de engorde. Los animales que luchan
por llegar a un comedero o bebedero sobrecargado tienden a montarse más
 
Lotes de ganado que pasan la noche en corrales de espera
 
Reducir la cantidad de animales que pasan la noche en espera
 
 
Manejo rudo y exceso de uso de la picana eléctrica
 
Re-entrenar a los empleados y aplicar lo recomendado en la sección de esta guía
referida a los animales que retroceden
 
Cambios repentinos en la temperatura, o temperaturas extremadamente altas. Estos
factores tendrán un efecto mayor en los animales ariscos o que han sido implantados
para lograr la ganancia de peso máxima posible
 
La carne oscura aparece con mayor frecuencia entre las 24 y  las 48 horas posteriores
a cambios severos en el clima. Faenar el ganado de inmediato, o bien retenerlo en el
corral de engorde 10 a 15 días para que los animales puedan reponer sus reservas de
glucógeno
 
 Novillos castrados a una edad tardía
 
Algunos productores ganaderos hacen esto para lograr una alta ganancia de peso.
Trabajar con los proveedores de ganado para que castren los terneros a una edad más
temprana
 
 
Ganado de distinto origen se mezcla poco antes de la faena. Las montas,  topetazos y 
empujones agotan el glucógeno (energía) de los músculos de los animales
 
 
Abstenerse de mezclar ganado de lotes distintos, ya sean de engorde a corral o de
pasturas. Cuando se los mezcla, los animales luchan para establecer un nuevo orden
de dominación. Puede tomarles más de una semana recuperar sus niveles de
glucógeno
 
Problema: Altos niveles de carne porcina pálida, suave y exudante
Causas probables
Soluciones
Uso excesivo de picanas eléctricas en la zona de insensibilización previa a la faena
Re-entrenar a los empleados para que mejoren el movimiento de los animales. Retirar
las picanas eléctricas de las manos de los operarios y ponerlas en una repisa, donde
deberían estar la mayor parte del tiempo. Un caño de plástico, un banderín o una
paleta deberían ser las principales herramientas de arreo
Los cerdos de ciertos productores son excitables y difíciles de arrear
 
Asesorar a los productores para que hagan que sus empleados caminen dentro de los
corrales todos los días durante el período de engorde, para enseñar a los animales a
levantarse en calma y a moverse alrededor de las personas. Este problema también
puede reducirse mediante cambios en la genética
 
 
Los cerdos de ciertos productores tienen altos niveles de PSE, por más que se los
maneje en calma en la planta de faena
 
El productor ganadero necesita cambiar sus reproductores para eliminar los genes que
transmiten la propensión a sufrir estrés. También se puede cortar la alimentación antes
del embarque, pues los cerdos llenos de comida tienen más PSE
 
Los cerdos de gran tamaño,  mucho peso y músculos grandes tienen más PSE

que los cerdos pequeños. Esto sucede más frecuentemente en tiempos calurosos

Mejorar el enfriado de la carne. Las carcasas de mayor tamaño se enfrían más


lentamente y retienen más el calor corporal. Posiblemente convenga cambiar la
genética. Todos los cerdos deben tener por lo menos dos horas de descanso y deben
ser duchados antes de insensibilizarlos para la faena

Problema: Los animales se frenan y se resisten a avanzar a lo largo del sistema.


Se necesita un uso constante de picanas eléctricas para mantener el ritmo
de avance de acuerdo con la velocidad de la faena
Causas probables
Soluciones
Los animales se frenan y se resisten a entrar en la manga de transporte e
inmovilización
Instalar una lámpara, como las de los atracaderos de  camiones, para 
iluminar la entrada de la manga. Se debe iluminar la entrada, y NUNCA apuntar
directamente a los ojos de los animales que avanzan. Si esto no funciona, controlar que
la parrilla del techo del transportador no toque el lomo de los animales. Si sigue
habiendo detenciones, pueden deberse a la falta de un piso falso bajo la línea de
transporte e inmovilización. Instalar un piso falso de acero o de cinta de transporte para
que los animales no puedan ver el espacio vacío abajo de la manga. Asegurarse de
que los animales no puedan ver a la gente o a los objetos que se mueven detrás de la
manga
 
 
En días soleados, los animales se resisten a entrar a un edificio o un espacio techado,
aunque se mueven sin problemas de noche o en días nublados

 
Los animales tienden a moverse de los lugares oscuros a los lugares iluminados. Para
que entre más luz, instalar paneles traslúcidos en el techo o en las paredes, que
permitan tener una iluminación natural con menos contrastes

A veces, los animales avanzan con facilidad, y otras veces, se ponen difíciles de arrear
sin motivos aparentes
Buscar si hay cambios en el funcionamiento de los conductos de aire de ventilación
situados sobre las mangas y callejones. Los animales se detendrán si sienten una
corriente de aire contra sus caras cuando entran a la manga de noqueo. Las corrientes
de aire pueden cambiar cuando se activan los diferentes ventiladores del sistema. Los
cambios en la dirección del viento y en las estaciones del año también pueden alterar
las corrientes de aire
 
Los animales se resisten a entrar al cajón de noqueo
 
 
Agregar un trozo de cinta transportadora a la parte inferior de la puerta, para que el
animal no pueda ver las manos del operario que le va a sujetar las patas. Instalar
silenciadores en las salidas de aire comprimido para reducir los ruidos. Instalar una
pantalla para que el animal no vea, antes de entrar al cajón, personas o carcasas en
movimiento adelante. Los animales también se frenarán si pueden ver bajo la puerta
las patas del animal noqueado previamente
 
Los animales se resisten a salir del corral de encierro y a entrar en la manga de una fila
 
 
Re-entrenar a los empleados para que arreen grupos más pequeños de vacunos o
porcinos y para que llenen el corral de encierro hasta la mitad. Los vacunos y porcinos
necesitan espacio para girar. Los ovinos pueden ser manejados en grandes grupos.
Recorrer la manga con la mirada a la misma altura que los animales para detectar
factores de distracción, tales como extremos de cadenas que se mueven, agua que
gotea en el reflejo de un charco, piezas de metal que traquetean o movimientos de
gente adelante. Reubicar las luces en el techo para eliminar reflejos. Suprimir chirridos
en la entrada de la manga
 
Los bovinos o porcinos se frenan en un callejón o en la báscula
 
Detectar objetos en movimiento que pueden no ser obvios, tales como las aletas de un
ventilador que se mueve lentamente por el viento, o un pedazo suelto de plástico o de
cinta aisladora que cuelga de un caño situado arriba de los animales
 
MÉTODOS DE BAJO ESTRÉS PARA MOVER EL GANADO EN PASTURAS,
PARCELAS Y CORRALES.

Bud Williams es un reconocido experto en manejo de animales, que a lo largo de


muchos años ha puesto en práctica y enseñado métodos para mover ganado con un
bajo nivel de estrés. Para quienes lo conocen y lo han observado trabajar con el
ganado, o han concurrido a una de las tantas clínicas que él ha efectuado a lo largo de
EE.UU. y Canadá, es evidente que esos métodos funcionan. Lo que Bud Williams hace
parece mágico. Sin embargo, muchos de los que han tratado de aplicar sus métodos
terminan frustrados, y abandonan sus intentos porque no logran que les den los
resultados esperados. En nuestra opinión, este problema se origina en la falta de
claridad de las instrucciones.

Es función de los especialistas en comportamiento animal interpretarlo y traducir a un


lenguaje claro la causa de las conductas y de las motivaciones que están detrás de
cada una de ellas. Durante años, hemos estado interesados en el método de Bud
Williams para mover el ganado, porque los métodos de bajo nivel de estrés en el
manejo de los animales mejoran tanto su productividad como su bienestar. Por
ejemplo, en una explotación de cría vacuna, cuando se lleva a los animales de la
pastura a los corrales, o cuando se los mueve dentro de una rotación de parcelas en
pastoreo, las vacas que se ponen nerviosas y corren descontroladas cuando se las
arrea pueden perder sus terneros, o bien éstos pueden sufrir mucho estrés y tener
menores ganancias de peso hasta el destete. El movimiento descontrolado y alocado
del ganado provoca estrés a los animales, desgasta y rompe las instalaciones y los
alambrados, y genera una mayor incidencia de lesiones tanto a los vaqueros como a
los animales. El movimiento lento y calmo del ganado en los corrales de engorde
también puede aminorar el estrés, reducir las enfermedades y permitir que los animales
retornen rápidamente a su régimen de alimentación. El ganado que corre
descontroladamente por los callejones hacia los corrales de trabajo ya está estresado,
antes de ser expuesto a un nuevo estrés cuando se lo inmoviliza para someterlo a los
tratamientos veterinarios habituales. Si se quiere disminuir el estrés y aumentar la
productividad, es muy importante que el ganado reciba un tratamiento calmo y tranquilo
en todos los aspectos del manejo. Los métodos desarrollados por Bud Williams para el
movimiento calmo y lento del ganado en las pasturas pueden ser definidos como una
relación de estímulo y respuesta. El "estímulo" es una persona que simula un
comportamiento de acecho propio de un predador, el cual suscita en el ganado el
comportamiento de evitar al predador. El comportamiento de acecho representado por
la persona se asemeja a la conducta de un predador de ganado, como el león o el lobo.
En primer término, el predador localiza a la manada. Luego, comienza un lento
relevamiento de la manada, caminando en sentido circular alrededor de ella para
detectar a los miembros más débiles o viejos. La conducta del predador, dando vueltas
alrededor de la manada, provoca ansiedad a sus integrantes. El ganado se torna
incómodo, mientras espera un ataque del predador, y comienza a juntarse. La
incomodidad y leve ansiedad antecede al miedo y a la fuga que suscita un ataque
concreto. Es importante tener presente, antes de intentar el uso de estos métodos, que
éstos funcionan sobre la base de a la ansiedad y no del miedo. Los métodos utilizados
por Bud Williams para mover manadas de ganado vacuno en pasturas, o para mover
lotes de animales en grandes corrales para engorde, son fáciles de aprender si se tiene
paciencia y se toma el tiempo necesario. El trabajador ganadero se debe mover a la
velocidad normal con que camina (como lo haría un predador al acecho), y no debe
haber ningún ruido, ya sea silbidos, gritos o golpes de látigo. Si los animales comienzan
a correr, estos métodos no funcionarán, pues sólo dan resultado si los animales están
levemente ansiosos, y no asustados al extremo de fugarse a la disparada para alejarse
de uno. Si los animales se ponen nerviosos y comienzan a correr al primer intento, se
los debe dejar tranquilizarse durante no menos de 30 minutos antes de volver a
intentarlo. Las maniobras del vaquero deben ser regulares y controladas, sin incurrir en
movimientos bruscos ni sacudir los brazos.

Estos métodos funcionan mejor con animales que tienen una zona de fuga amplia.
Hemos tratado de aplicarlos en un lote grande de animales amansados por el engorde
a corral, sin éxito alguno. Es muy difícil suscitar una conducta evasiva en ganado
manso, que ha tenido contacto prolongado con la gente. El ganado manso puede a
menudo ser movido poniéndose a la cabeza de ellos. Los movimientos de los vaqueros
pueden ser facilitados por algunos fenómenos que varían según la hora del día. Por
ejemplo, cuando el ganado pastorea activamente tiende a dispersarse, mientras que el
ganado que está descansando entre comidas tiende a agruparse.

Hay tres pasos en el proceso de mover ganado en pasturas grandes:

1. Juntar los animales en un grupo abierto: Este paso es el más importante. La


mayor parte de la manada debe haberse juntado en un grupo abierto antes
de intentar moverlo hacia algún lado. Según el tamaño de la manada, el
carácter arisco o manso del ganado, y la topografía, se necesitarán entre 5 y
20 minutos para inducir a la manada a formar un grupo abierto. Esto se
consigue aplicando una presión muy leve en el límite de la zona de fuga
colectiva, para inducir a los individuos a juntarse en un grupo abierto. El
vaquero deberá localizar el núcleo mayoritario de la manada, y comenzar a
hacer una serie de movimientos hacia atrás y hacia adelante contra el borde
de la manada. El movimiento se asemeja al de un limpiaparabrisas de
automóvil.
El arco del movimiento en zig-zag no debe exceder un cuarto de círculo. NO DAR
VUELTAS ALREDEDOR DE LOS ANIMALES. El movimiento debería ser en líneas
rectas o con curvas muy suaves.

El vaquero puede inducir a moverse a los animales que están en la parte de atrás de la
manada clavándoles la mirada con una postura de predador. Esto simula la conducta
inicial del predador al acecho, que le toma las medidas a la manada. Al mismo tiempo,
la persona debe mantenerse en constante movimiento hacia un lado y hacia el otro,
pues si se deja de moverse o permanece demasiado tiempo en el punto ciego de los
animales, éstos podrán darse vuelta para tenerlo a la vista. En pasturas abiertas, es
importante tomarse todo el tiempo necesario. Para juntar la manada en un grupo
abierto, se pueden necesitar entre seis y veinte movimientos amplios en zig-zag, de
100 metros o más cada uno. Los patrones de movimiento de un ganadero en una
pastura grande o en otro tipo de espacio abierto son mucho más amplios que los de
una persona que trabaja en espacios reducidos, como los callejones o corrales de
engorde. Los animales dispersos en grandes superficies requieren movimientos
mayores que los que ya están juntos en espacios pequeños. Los movimientos de ida y
vuelta del ganadero deben ser constantes, y deben extenderse hacia los costados lo
suficiente como para que puedan verlo los animales que van adelante (Figura 1).
Los animales que están apartados hacia los costados de la pastura serán atraídos por
la manada a medida que se va formando el grupo abierto. Los animales escondidos en
el matorral o el monte también van a ser atraídos hacia la manada, pues buscarán la
seguridad que ésta les ofrece. No hay que salir a perseguir a los animales dispersos.

Es muy importante que el ganadero resista la tentación de presionar al ganado para


que se agrupe rápidamente. Es bueno recordar que en esta etapa se procura causar
una ansiedad leve a los animales mediante la simulación de una conducta predatoria
de acecho. Esta conducta provoca ansiedad, y ésta hace que los animales busquen
juntarse para estar seguros. Tal ansiedad surge antes del miedo y la reacción de fuga
que provocan los ataques del predador. Hay que tomarse el tiempo necesario para
permitir que los animales se junten, y que los terneros encuentren a sus madres.

Iniciar el movimiento de la manada: Una vez que la mayor parte de la manada se ha


juntado en un grupo abierto, se puede aumentar la presión sobre la zona colectiva de
fuga para iniciar el movimiento en la dirección deseada.

El ganadero prosigue su movimiento de ida y vuelta, pero presiona a la manada desde


más cerca para inducirla a moverse hacia adelante. Este movimiento hará que la
manada comience a extenderse a lo largo.

El ganadero debe diferenciar entre el movimiento "bueno" y el movimiento "malo" del


ganado. Cuando el movimiento es "bueno", el ganado puede ser arreado fácilmente en
la dirección deseada, pues todos los animales están encaminados en un mismo sentido
y se mueven suavemente. Se parecen a un grupo de animales que camina hacia una
aguada, o que hace cualquier otro movimiento grupal voluntario en medio de una
pastura amplia. En un grupo grande de animales, el movimiento "bueno" comienza con
un animal, y otros animales lo siguen gradualmente. El movimiento "bueno" atrae a los
otros animales a seguirlo, y el malo, por el contrario, impide que otros animales lo sigan
de manera ordenada. Hay dos tipos de movimiento "malo":

1. Los animales se disparan, se cortan hacia atrás, y otros movimientos nacidos del
pánico.
2. Los animales dejan de moverse como una corriente ordenada en la dirección
deseada.

Las señales iniciales del mal movimiento son las frenadas, los vaivenes hacia donde
hay movimientos, o los animales que comienzan a darse vuelta hacia el ganadero, en
vez de seguir en la dirección deseada. La forma extrema del mal movimiento es el
remolino. El buen movimiento puede interrumpirse cuando los animales tratan de ubicar
la posición del ganadero. Esta es una reacción natural de las especies de presa para
protegerse de los predadores: quieren saber dónde está el atacante y cuáles son sus
intenciones. Los animales se darán vuelta para mirar a la persona o al perro que se
ubique en su punto ciego, detrás de su cola, o que quede afuera de su zona de fuga.
Las personas no deberían estar más que momentáneamente en el punto ciego de
cualquier animal, para lo cual la solución es caminar atravesándolo.
Para que el grupo se mueva, la presión debe ser aplicada a la vez sobre la zona de
fuga colectiva y sobre los animales que integran la manada en movimiento. Cuando un
animal responde a la presión del ganadero sobre la zona de fuga, éste debe cesar
inmediatamente su presión o cambiar la dirección de su movimiento para aflojar la
presión. Esto recompensa al animal por moverse en la dirección deseada, de modo que
es más probable que el animal continúe ese movimiento. Cuando el movimiento
deseado se debilita, el ganadero deberá aplicar presión nuevamente. Cada vez que se
trabaja con los animales, se les está enseñando a moverse. Se les puede enseñar a
ser fáciles de trabajar, y a tener buen movimiento, o se les puede enseñar a ser difíciles
y

a tener mal movimiento.

Controlar la dirección del movimiento:

Los animales deberán estar todos marchando en la misma dirección antes de hacer cualquier
intento de cambiar la dirección de avance de la manada. Una vez que se ha iniciado un buen
movimiento, el ganadero podrá controlar la dirección del mismo, moviéndose hacia la izquierda
cuando quiera que el ganado gire hacia la derecha, y viceversa.
Figura 3: Para mantener el movimiento en la dirección deseada, el ganadero sigue trabajando en
zig-zag sobre la retaguardia de la manada

Un principio básico es alternar entre la penetración y la retirada de la zona de fuga del animal.
Otros patrones de maniobra se e

"ACOSTUMBRAR, NO AGITAR": LOS BOVINOS Y EQUINOS DE


TEMPERAMENTO EXCITABLE DEBEN SER PRESENTADOS
 GRADUALMENTE A LAS EXPERIENCIAS NUEVAS

Publicado en Beef, junio de 1999, pp. 14-16

Cuando un toro está en su propio rancho está sereno y pacífico. Cuando se lo enfrenta
al entorno extraño de la estación de pruebas de rendimiento, el mismo toro se vuelve
incontrolable y carga contra la gente. ¿Por qué razón un caballo se mantiene en calma
cuando una bolsa de plástico pasa a su lado, llevada por el viento, y otro caballo se
vuelve loco?  Ambos animales pueden ser huidizos y tensos, que se vuelven temerosos
cuando se los enfrenta bruscamente a una imagen o un sonido nuevo. Los animales
que tienen una disposición genética que los hace huidizos son más reactivos
propensos a ponerse muy asustados cuando se los sitúa súbitamente en un medio
ambiente nuevo, o cuando perciben imágenes y sonidos nuevos.
 
Experiencia y genética
El comportamiento está determinado por los factores genéticos y por la experiencia. 
El ganado que rara vez ve gente será más arisco y tendrá una zona de fuga más
amplia que el ganado que ve gente todos los días.
Los animales que son manejados en calma tendrán zonas de fuga más pequeñas, y
serán más fáciles de trabajar, que aquellos que han sido manejados rudamente.
Un caballo con temperamento huidizo puede ser entrenado gradualmente para que
tolere las bolsas de plástico, pero se espantará más fácilmente si ve una cometa a la
que no se le ha enseñado a tolerar.
De modo que ¿cómo se determina el temperamento heredado de un animal, si la
experiencia tiene un efecto tan grande? La mejor manera de hacerlo es someter al
animal a una experiencia nueva que le provoque miedo. Uno de los mejores lugares
para observar la reactividad genética real de un animal es la pista de remates. Los
animales muy asustadizos intentarán saltar la cerca o la atropellarán.  
Un ranchero me dijo que cuando compra toros, entra al corral saltando el cerco para
sorprenderlo. Y jamás compra un toro que se asusta.
Los efectos de la experiencia prácticamente desaparecen cuando un caballo o un toro
son sorprendidos súbitamente por una imagen o un sonido nuevo. La tendencia a
sorprenderse o agitarse cuando se los somete a una experiencia nueva está
determinada por la propensión genética a asustarse. 
El nivel de temerosidad de un animal es el "temperamento" que se mide cuando se le
fija un puntaje numérico en la escala de reacción en la manga de compresión. Los
vacunos que se ponen altamente agitados al ser inmovilizados son los más temerosos.
Un caballo con un temperamento huidizo y excitable puede ser tranquilo en su hogar,
pero quizás retroceda, corra o corcovee la primera  vez que vea y oiga el ruido que
hacen las banderas que se usan para decorar los terrenos de las exposiciones.
 
Los mecanismos del miedo
El miedo es una emoción universal que mueve a los animales a escapar de sus
predadores. La investigación científica ha permitido hacer un mapa de los circuitos del
miedo en el cerebro de los animales. Joseph LeDoux, del Centro de Neurología de la
Universidad de Nueva York, descubrió que tanto los animales como las personas
pueden desarrollar recuerdos permanentes e imborrables del miedo.
Un buen ejemplo sería un caballo que ha golpeado su cabeza contra la entrada de un
acoplado de transporte la primera vez que se lo sube al mismo. Esto puede hacer que
sea difícil de embarcar por el resto de su vida. La memoria del miedo se registra en la
amígdala, un centro situado en el cerebro inferior. Los entrenadores de caballos deben
ser muy cuidadosos para impedir que se les formen recuerdos del miedo, que luego
podrían interferir con el entrenamiento.
Los problemas con los recuerdos del miedo tienden a presentarse con los caballos y
los vacunos muy huidizos y excitables. Si se forma un recuerdo de miedo, un caballo
puede ser capaz de superar el miedo a los acoplados, pero ese recuerdo puede llegar
a aflorar cuando menos se lo espera. Para superar el miedo de golpearse la cabeza, la
corteza (los centros superiores del cerebro) deberá enviar continuas señales para
suprimir el mal recuerdo. Los recuerdos del miedo se le pueden formar
instantáneamente, pero luego puede tomarle meses aprender a no tenerle miedo al
acoplado. Cuando se entrena caballos, el énfasis debe estar en impedir la formación de
este tipo de recuerdos.
Se necesitará mucho mayor cuidado con caballos tensos y huidizos que con caballos
calmos, de sangre fría. Los entrenadores deben saber reconocer estas diferencias
individuales cuando trabajen con los caballos.
 
Los métodos de entrenamiento y la genética
Un principio básico es que los animales genéticamente calmos pueden ser enfrentados
mucho más rápidamente a nuevas experiencias que los animales cuya reacción
genética es excitable. Si un animal excitable es forzado a hacer muchas cosas nuevas
a la vez, podría tornarse extremadamente temeroso y no ser capaz de recuperarse
fácilmente. No me agradan los métodos duros de entrenamiento de caballos, pero la
gente que los emplea dice que funcionan. Un método consiste en atar un potro a un
poste y agotarlo arrojándole bolsas, latas, objetos de plástico y cualquier otra cosa
hasta que deje de luchar. Esto puede funcionar con un potro genéticamente plácido,
calmo, pero probablemente arruine a un potro árabe excitable y tenso. Este es un buen
ejemplo de cómo interactúan la experiencia y la genética. Un potro árabe jamás se
acostumbrará, y seguirá asustándose. Los experimentos realizados con porcinos por
Ted Friend en Texas A&M University muestran vívidamente cómo reaccionan animales
diferentes al ser metidos a diario en un estanque para hacerlos nadar, durante varios
días. Todos los animales se asustaron la primera vez, y sus niveles de adrenalina
subieron por las nubes. Luego de varios días, los animales fueron divididos en dos
grupos. Los cerdos genéticamente excitables jamás se acostumbraron, y sus niveles de
adrenalina se mantuvieron elevados. En el grupo de cerdos más calmos, en cambio,
los niveles de adrenalina fueron descendiendo sucesivamente en cada inmersión. 
Cualquiera que entrene animales debe entender que los ejemplares extremadamente
huidizos deben ser enfrentados gradualmente a las nuevas experiencias, en lugar de
ser forzados súbitamente a ellas. 
 
Las primeras experiencias importan
Es importante, tanto para los caballos como para los vacunos, que sus primeras
experiencias con algo nuevo sean buenas. El caballo que se descontroló la primera vez
que se lo quiso hacer trotar quizás mantenga siempre la tendencia a corcovear o saltar
cuando cambie del paso al trote. Se le puede generar miedo, pues el cambio de
andadura se convierte para él en una experiencia atemorizante. Si el animal sigue
exhibiendo problemas con el trote, un cambio en la montura, que le haga sentir
diferente cuando trota, puede ayudar a evitar que se le desencadene la memoria del
miedo.
Las investigaciones realizadas con ratas demuestran que una primera experiencia mala
tiene un poderoso efecto negativo. Si se aplica un choque eléctrico a una rata cuando
entra por primera vez a un pasillo de un laberinto, jamás volverá a entrar a ese
corredor. Sin embargo, si la rata ya había entrado varias veces sin recibir el choque,
volverá a intentarlo luego de sufrirlo una vez.
Por esta razón, la primera experiencia de un caballo con un acoplado de transporte
debería ser buena, y lo mismo vale para la primera experiencia del ganado vacuno con
un corral (por ejemplo, darles forraje). Si estas primeras experiencias son malas, los
animales pueden adquirir un miedo permanente a los acoplados de transporte o a los
corrales. Las experiencias iniciales causan una gran impresión en las especies
animales de presa, como los vacunos y los equinos.
La paradoja de la novedad es que asusta al animal cuando se la impone súbitamente,
pero lo atrae si se le permite acercarse voluntariamente. Un tablero o una caja
colocados en una pastura o en un corral atraerán tanto a los caballos como a los
vacunos, que se acercarán, lo tocarán y lo olfatearán; pero si el viento mueve el objeto,
retrocederán rápidamente.
Los vacunos y equinos más excitables y huidizos son los que mostrarán una atracción
más fuerte por objetos nuevos en su entorno, pero serán los primeros en escapar si el
objeto se mueve. Los animales excitables están más alertas respecto de su medio
ambiente que los animales calmos y plácidos. Muchos entrenadores consideran que los
caballos más briosos y excitables son más inteligentes.
Las personas que trabajan con ganado vacuno o con caballos podrá pasarla mejor,
durante el tiempo que dedican a trabajar con ellos o a entrenarlos, si tratan de entender
esta interacción entre los factores genéticos y la experiencia. El principio básico es que
los animales de genética huidiza y excitable deben ser expuestos a las experiencias
nuevas de manera más gradual que los animales de temperamento sereno y tranquilo.

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