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COMO OBTENER LA SALVACION

Por Huang Lin, China

Yo solía ser una creyente corriente de la Iglesia Pentecostal, y desde que


empecé a tener fe en el Señor no me perdí un solo servicio. Se debía
sobre todo a que sabía que estábamos en los últimos días y las profecías
de la Biblia sobre el regreso del Señor básicamente se habían cumplido; el
Señor pronto regresaría, así que asistía a los servicios con aún mayor
entusiasmo, esperando con ansia Su regreso para no perderme la
oportunidad de conocer al Señor.

Un día me visitó mi hermana menor y me dijo alegremente: “Eh, hoy he


venido a contarte la mejor noticia de todas: ¡el Señor Jesús ha regresado!
Y es más, ha regresado en la carne; está expresando la verdad y
realizando Su obra de los últimos días para juzgar y purificar al hombre,
cumpliendo así la profecía de la Biblia: ‘Porque es tiempo de que el
juicio comience por la casa de Dios’ (1 Pedro 4:17). ¡No pierdas más
tiempo! ¡Sigue la nueva obra de Dios!”. Cuando me enteré de la noticia de
que el Señor había regresado, me quedé asombrada y llena de dudas.
Dije: “En el Apocalipsis dice: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le
verá’ (Apocalipsis 1:7). Y los pastores y ancianos a menudo nos cuentan
que cuando el Señor regrese, vendrá a nosotros sobre una nube blanca.
Dices que el Señor ha regresado y ha venido en la carne. ¿Cómo es
posible?”. Mi hermana dijo con solemnidad: “Tú dices que el Señor
Jesús volverá con las nubes, ¿pero estás segura de eso? También se
profetiza en la Biblia: ‘He aquí, vengo como ladrón’ (Apocalipsis 16:15), y
‘Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a
recibirlo.»’ (Mateo 25:6). ¿Te atreves a decir que el Señor no podría venir
en secreto? Hay un misterio en el regreso del Señor, así que debemos
buscarlo con la mente abierta. Si nos aferramos a nuestras propias
nociones e imaginaciones, ¿cómo podríamos entonces dar la bienvenida
al regreso del Señor?”. Pero no importaba cuánto me comunicara ella, yo
seguía sin estar convencida de aquello, en cambio creía que el Señor
regresaría sobre una nube blanca y que era imposible que viniera en la
carne. Mi hermana le predicó luego el evangelio al resto de la familia, y
después de compartir su comunicación varias veces, mi esposo, mi hijo
menor y su esposa (que habían sido incrédulos) aceptaron la obra de Dios
Todopoderoso de los últimos días. Sin embargo, yo seguí aferrada a mis
propias nociones, negándome a aceptarla.

Después de eso, continué asistiendo a los servicios de mi antigua iglesia,


mientras que mi esposo, mi hijo menor y su esposa asistían a las
reuniones de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Cada vez que volvía a casa
de un servicio, me sentía apática y me parecía que lo hacían todo de
memoria; mi corazón estaba vacío y no obtenía nada. Ellos, por otro lado,
siempre estaban muy contentos cuando volvían de una reunión, y a
menudo comunicaban y buscaban juntos respecto a cosas como el
carácter corrupto que revelaban cuando se topaban con algún problema,
la mejor manera de buscar la voluntad de Dios o cómo debían conocerse
y reflexionar sobre sí mismos. También debatían sobre cómo practicar la
verdad y vivir según las palabras de Dios, cómo desechar su carácter
corrupto y ser purificados y también otros temas. Escucharlos hablar de
aquellas cosas me dejaba perpleja, y pensé: “Hace muy poco que tienen
fe; ¿cómo saben que necesitan buscar la voluntad de Dios cuando se
topan con problemas, cómo son capaces de encontrar un camino de
práctica? ¿Y cómo es que todo lo que dicen está tan bien razonado? He
creído en el Señor Jesús durante todos estos años; he orado, asistido al
servicio y leído la Biblia de manera constante, así que ¿por qué nunca soy
capaz de entender la voluntad del Señor cuando me sucede algo? Y no
solo yo, todos mis hermanos y hermanas en la iglesia son iguales.
Estamos atados por toda clase de pecados y no podemos liberarnos;
nuestro espíritu está marchito, oscuro y carente de esperanza, y sentimos
que nos estamos alejando cada vez más del Señor. ¿Qué rayos está
pasando?”. Los temas que estaban discutiendo eran muy frescos y
novedosos; hablaban sobre el carácter corrupto que estaban revelando,
sobre cómo reflexionar y conocerse a sí mismos, sobre cómo ser
purificados, y así sucesivamente. Yo llevaba creyendo en el Señor muchos
años, pero nunca había oído a los pastores o a los ancianos de mi iglesia
predicar acerca de esas cosas, ¡y me resultaba difícil de entender cómo
habían llegado a comprender tanto! Estaba perdida.

El tiempo pasó rápido y llegó el momento de la cosecha. Mis dos hijos


recogieron su maíz y lo trajeron a casa. En años anteriores, siempre
ayudaba primero a mi hijo mayor a pelar el maíz y luego al menor, pero
ese año mi hijo menor y su familia lo hicieron por su cuenta. Pensé para
mí: “Esta vez no he ayudado a la familia de mi hijo menor en el trabajo,
seguro que su esposa está enfadada conmigo. Dirá que estoy mostrando
favoritismo”. Pero para mi sorpresa, no solo no estaba enfadada, sino que
me dijo alegremente: “Mamá, tú y papá no sois dos jovencitos. No os
preocupéis más por ayudarnos con nuestro trabajo. ¡Cuidad vuestra
salud!”. Me sorprendió mucho oírla decir aquello. Era la primera vez que
decía algo tan considerado sobre nosotros. Ella nunca había dicho nada
semejante. Y luego volvió a suceder, les dije a mis hijos y a sus esposas:
“Tus hijos van a empezar la escuela secundaria, así que voy a comprarles
una bicicleta a cada uno”. Así que le compré una bicicleta al hijo de mi
hijo mayor, pero luego surgió algo y tuve que gastar todo el dinero que
me quedaba; ya no podía permitirme comprarle una bicicleta al chico de
mi hijo menor. Al final, se la compró la madre de mi nuera. Me sentí mal y
pensé: “Mi nuera tiene que estar enfadada conmigo y va a decir que no
cumplo con lo que digo”. Pero para mi sorpresa, no solo no estaba
molesta, sino que me consoló diciendo: “Mamá, no hay necesidad de que
te disculpes por no haberle comprado una bicicleta a mi hijo. De ahora en
adelante, tú y papá podéis guardar vuestro dinero y gastarlo en vuestras
cosas. ¡No te preocupes por nosotros!”. Me sorprendieron mucho estos
dos sucesos. Desde que mi nuera había empezado a creer en Dios
Todopoderoso, ya no se peleaba conmigo por nada, sino que mostraba
cuidado y consideración con nosotros; realmente había cambiado. Y mi
esposo siempre perdía los estribos conmigo en un santiamén: la más
mínima cosa le ponía los nervios de punta. Pero ahora siempre tenía una
sonrisa cuando me hablaba, e incluso a veces, cuando yo estaba enfadada
con él, lo soportaba pacientemente y me decía con calma: “Creemos en el
mismo Dios. Nuestra relación carnal es la de marido y mujer, pero
espiritualmente hablando somos hermano y hermana. Debemos amarnos
el uno al otro, ser comprensivos, perdonarnos y vivir por la palabra de
Dios. ¿No piensas lo mismo? Solía tener mal genio y me enfadaba muy
fácilmente, y esto era consecuencia de mi carácter satánico y corrupto. Era
demasiado arrogante y engreído y carecía de la humanidad adecuada.
Ahora, he leído muchas de las palabras de Dios Todopoderoso, y he
llegado a entender que la obra de Dios en los últimos días es salvar a la
humanidad expresando Sus palabras. En la búsqueda de la salvación de
Dios, la gente necesita poner en práctica Sus palabras en la vida real, y
gestionar cada asunto de acuerdo con los principios de la verdad. Tengo
que abandonar mi carne, practicar de acuerdo con las palabras de Dios, y
vivir una humanidad adecuada”. Al mirar a mi marido, mi hijo y su esposa,
me quedé pensando de corazón: “Solo aceptaron la obra de Dios
Todopoderoso de los últimos días hace dos años, ¿cómo han podido
cambiar tanto? Me resulta inevitable no convencerme con esto. He creído
en el Señor muchos años y he leído la Biblia y orado todos los días, así
que ¿por qué no he cambiado en todo este tiempo? Cuando algo me
sucede, ¿por qué siempre me sumo en el pecado de tal modo que no
puedo liberarme? Solo Dios tiene el poder de cambiar a la gente. ¿Podría
ser que el Dios Todopoderoso en el que ellos creen sea el Señor Jesús
retornado Si esto es verdad y sigo negándome a aceptarlo, ¿acaso no me
abandonará el Señor? ¿No sería una tonta si teniendo ante mí una
salvación tan grande, no la obtengo?”. Al considerar aquello, no pude
evitar sentir un poco de ansiedad. Quería buscarla y estudiarla, pero me
daba vergüenza hablar de ello con mi familia.

Un día, cuando mi marido estaba fuera, cogí en secreto el libro que


siempre estaba leyendo. En cuanto miré la portada, me saltaron a la vista
las seis grandes palabras “La Palabra manifestada en carne” escritas en
dorado brillante, y pensé: “¿Qué misterios contiene este libro
exactamente? Es capaz de cambiar mucho a las personas, tengo que
leerlo con atención”. Con cuidado, abrí el libro y vi estas palabras escritas
en él: “Esta encarnación es la segunda de Dios tras la terminación de
la obra de Jesús. Por supuesto, no ocurre de forma independiente,
sino que es la tercera etapa después de la Era de la Ley y la de la
Gracia. Cada nueva etapa de la obra de Dios siempre trae un nuevo
comienzo y una nueva era. Así también hay cambios
correspondientes en el carácter de Dios, en Su forma de obrar, en el
lugar de Su obra y en Su nombre. No es de extrañar, por tanto, que al
hombre le resulte difícil aceptar la obra de Dios en la nueva era. Pero
independientemente de cómo se le oponga el hombre, Dios siempre
está realizando Su obra, y guiando a toda la humanidad hacia
adelante. Cuando Jesús vino al mundo del hombre, trajo la Era de la
Gracia y terminó la de la Ley. Durante los últimos días, Dios se hizo
carne una vez más y, esta vez acabó la Era de la Gracia y trajo la del
Reino. Todos aquellos que acepten la segunda encarnación de Dios
serán conducidos a la Era del Reino, y podrán aceptar personalmente
Su dirección” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). Tras leer
aquello, reflexioné: si la segunda encarnación de Dios puso fin a la obra
de la Era de la Gracia, ¿será que Dios ya no está obrando en las iglesias
desde la Era de la Gracia? ¿Hemos entrado ahora en la Era del Reino? Dice
aquí: “Todos aquellos que acepten la segunda encarnación de Dios
serán conducidos a la Era del Reino, y podrán aceptar personalmente
Su dirección”. Es verdad que desde que mi esposo, mi hijo y su esposa
aceptaron la obra de Dios Todopoderoso, han cambiado mucho. ¿Podría
ser posible que el Dios Todopoderoso en el que ellos creen sea realmente
el Señor Jesús retornado que estén siguiendo las huellas de Dios y
aceptando Su guía personal? De lo contrario, ¿cómo podrían entender
tantas verdades y haber cambiado tanto? Esto debe ser el resultado de la
obra del Espíritu Santo; no es algo que puedan lograr por sí mismos, sin la
obra del Espíritu Santo. Justo cuando me sobrevenía ese pensamiento, de
repente me di cuenta de que mi marido estaba volviendo a casa. A toda
prisa, devolví el libro a su lugar y pensé: no debe enterarse de que lo he
estado leyendo, o se reirá de mí.
Al día siguiente, cuando mi marido salió para asistir a una reunión, volví a
coger el libro y empecé a leer. Leí este pasaje: “Aunque Jesús hizo
mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la
humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre,
pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente
de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los
pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también
que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al
hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así,
después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios
volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la
obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más
elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una
verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán
realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”
(‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). Reflexioné a conciencia
sobre este pasaje. El Señor Jesús redimió a toda la humanidad al ser
crucificado, pero no eliminó el carácter corrupto del hombre. Una
naturaleza pecaminosa permanece dentro de él; eso es absolutamente
cierto. En cuanto a aquellos de nosotros que creemos en el Señor, a
menudo fracasamos en cumplir Sus enseñanzas; mentimos y engañamos,
pecamos a diario y luego confesamos, estamos constantemente sumidos
en el pecado y somos incapaces de liberarnos de sus ataduras. Es un
hecho innegable. En ese momento me vinieron a la mente estas palabras
de Dios en la Biblia: “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico
11:45). Dios nos pide que alcancemos la santidad y, sin embargo, a
menudo pecamos y desagradamos al Señor: ¿qué tiene eso de santo?
Dios es santo, y su reino no puede ser empañado. Entonces, ¿cómo
podríamos nosotros, que pecamos tan a menudo, entrar en el reino de los
cielos? Este pensamiento me dejó un poco frustrada y releí este pasaje:
“Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo
requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda
por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para
librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido
corrompido por Satanás”. ¿Podría ser que la obra de Dios
Todopoderoso de los últimos días sea aún mayor que la obra realizada
por el Señor Jesús encarnado? ¿Solo aceptando y experimentando el
juicio de Dios Todopoderoso podemos librarnos del pecado y ser
purificados y transformados? ¿Es posible que los cambios que se han
producido en mi esposo y mi nuera provengan de sus experiencias de la
obra de castigo y juicio de Dios Todopoderoso? Mi esposo, mi hijo y su
esposa creían en Dios desde hacía poco y, sin embargo, habían llegado a
comprender algunas verdades, podían además articular la comprensión
de su propio carácter corrupto, buscar la voluntad de Dios cuando les
sucedía algo y encontrar un camino de práctica. Mientras que yo, por otro
lado, había creído en el Señor muchos años y, sin embargo, si alguien me
hubiera preguntado qué era exactamente la fe en Dios o cuál era en
concreto Su voluntad, siendo honesta, me habría quedado muda; aún
menos capaz hubiera sido de hablar de cualquier cambio en mi carácter.
Al pensar en mí misma en comparación con ellos, ¡me sentí realmente
avergonzada! Me pareció que tenía que estudiar seriamente la obra de
Dios Todopoderoso de los últimos días.

Desde entonces, cada día leía en secreto el libro La Palabra manifestada


en carne a espaldas de mi esposo, y cuanto más lo hacía, más
resplandeciente me sentía en mi corazón y más me gustaba leerlo. A
veces ni siquiera quería asistir al servicio en mi iglesia, sino que me
quedaba en casa leyendo el libro. Una vez leí estas palabras de Dios
Todopoderoso: “Yo iluminaré y esclareceré, sin la menor duda, a todos
los que tienen hambre y sed de justicia y buscan con sinceridad. Yo
os mostraré todos los misterios del mundo espiritual y os mostraré el
camino a seguir, haré que os despojéis de vuestro viejo carácter
corrupto tan pronto como sea posible para que consigáis la madurez
vital, seáis útiles para Mí y que la obra del evangelio pronto
transcurra sin obstáculos. Sólo entonces será satisfecha Mi voluntad;
sólo entonces se cumplirá tan pronto como sea posible el plan de
gestión de seis mil años de Dios. ¡Dios ganará el reino y este
descenderá a la tierra, y juntos entraremos en la gloria!” (‘Capítulo 8’
de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en
carne”). Entonces no pude evitar pensar en estas palabras del Señor Jesús:
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos
serán saciados” (Mateo 5:6). Cuanto más leía, más sentía que las palabras
de Dios Todopoderoso y las del Señor Jesús compartían un mismo origen.
Las palabras de ambos poseen autoridad y poder, y por eso me pareció
muy probable que Dios Todopoderoso fuera en realidad el Señor Jesús
retornado. Al pensar esto, me quedé atónita. Sabía que si era verdad,
tenía que apresurarme a aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los
últimos días, pues si seguía negándome a hacerlo, la obra de Dios me
dejaría atrás con. ¿Pero cómo iba a decírselo a mi familia? Tiempo atrás,
habían compartido bastante del evangelio conmigo, pero siempre me
había negado a aceptarlo. Si les decía ahora que estaba dispuesta a
aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, ¿qué pensarían
de mí? Cuando más dudaba en tomar la decisión, Dios me abrió un
camino.

Un día, mi nuera y otra hermana vinieron a compartir el evangelio


conmigo. Entonces supe que era una oportunidad que Dios me había
dado, así que les dije con honestidad: “En realidad, he estado leyendo en
secreto muchas de las palabras de Dios Todopoderoso y siento que
provienen de Dios. Simplemente no hay forma de que un ser humano
pueda pronunciar palabras que porten tanta autoridad y poder”. Mi nuera
se sorprendió al oírme decir aquello, y miró a la otra hermana y se echó a
reír con alegría. Continué: “Pero hay algo que aún no entiendo. El Señor
Jesús profetizó: ‘Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una
nube con poder y gran gloria’ (Lucas 21:27). Todos los creyentes
anhelamos el regreso del Señor Jesús, para que descienda entre nosotros
en una nube blanca. Pero vosotros decís que el Señor ya ha regresado,
que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado. Entonces, ¿por qué
no hemos visto al Señor venir en una nube blanca? Por favor,
comunicadme sobre esto”.
La hermana respondió con seriedad: “¡Demos gracias a Dios! Como todos
sabemos, hay muchos versículos en la Biblia que profetizan el regreso del
Señor. Pero si nos fijamos bien, vemos que el regreso del Señor está
profetizado de dos maneras diferentes: Una dice que el Señor vendrá
abiertamente sobre una nube y todos lo verán, como en Lucas 21:27, que
dice: ‘Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con
poder y gran gloria’. La otra dice que el Señor vendrá en secreto, como
un ladrón, y nadie lo sabrá, como en Mateo 24:36: ‘Pero de aquel día y
hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo
el Padre’. Vemos así que la venida del Señor ocurrirá en dos etapas:
primero, Él vendrá en secreto, y después de realizar una etapa de Su obra,
entonces dará a conocer Su venida. Te refieres a la profecía de que el
Señor vendrá a la vista de todos, mientras que nosotros estamos
actualmente en la etapa en la que se cumple la profecía de Su venida
secreta. Esta es la etapa en la cual Dios se hace carne para realizar Su obra
y salvar a la humanidad. Una vez que Dios haya terminado de obrar en la
carne, vendrá abiertamente para que todos lo vean...”.
Escuchar esta comunicación me iluminó el corazón, y pensé: “Resulta que
está profetizado en la Biblia que el Señor vendrá de dos maneras
diferentes. Primero vendrá en secreto y después lo hará abiertamente;
esto es un auténtico misterio. He estado leyendo la Biblia todos estos
años, ¿cómo es que nunca me enteré de esto? Pero ahora que lo pienso,
¡estoy segura de que es así!”

Mi nuera me dijo: “Mamá, el periodo en el que Dios Todopoderoso realiza


su obra en la carne para juzgar y purificar al hombre mediante palabras es
la etapa en que Dios viene en secreto, y es cuando Dios expone a las
personas y nos separa según nuestra clase. Leamos las palabras de Dios
Todopoderoso para entender mejor este aspecto de la verdad”. Luego
leyó: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero
aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que
siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una
nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública
del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para
ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús
descender del cielo será también el momento en el que irás al
infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de
gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue
a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el
hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad.
Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto
hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y
entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la
creencia de que ‘El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es
un falso Cristo’ se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo
creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que
proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la
vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él
vuelva abiertamente sobre una nube blanca. Son demasiado tozudos,
confían demasiado en sí mismos, son demasiado arrogantes. ¿Cómo
puede recompensar Jesús a semejantes degenerados? El regreso de
Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar
la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de
condenación” (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de
Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra
manifestada en carne”).

La hermana continuó su comunicación. “A partir de las palabras de Dios,


nos damos cuenta de que mientras Dios Todopoderoso realiza Su obra en
secreto, Él solo hace la obra de juzgar y castigar a la gente mediante
palabras. Es decir, Él expresa todas las verdades para proveernos de lo
que necesitamos en la vida. Todos los que aceptan la obra de Dios de los
últimos días, que se someten al castigo y juicio de las palabras de Dios,
que llegan a entender la verdad y conocerlo, y cuyo carácter de vida
cambia, son los vencedores que creará Dios antes de los desastres. Una
vez que hayan sido creados estos vencedores, la gran obra de Dios se
completará con éxito, y la obra que Él realiza en secreto también llegará a
su fin. Será después cuando Dios venga con las nubes y se aparezca
abiertamente a todas las naciones y pueblos. Algunas personas se aferran
ciegamente a sus propias nociones, solo esperan que el Señor Jesús
venga con las nubes, pero rehúsan aceptar cualquiera de las verdades
expresadas por Dios mientras Él realiza Su obra en secreto. Estas son
personas que se rebelan contra Él y lo desafían, y si no pueden volverse
hacia Dios y aceptar Su salvación de los últimos días, acabarán llorando y
rechinando los dientes en medio de los grandes desastres. Está
profetizado en Apocalipsis 1:7, ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo
le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra
harán lamentación por Él; sí. Amén’. Piensa en ello: cuando el Señor
venga con las nubes, todo el mundo lo verá, y ¿qué otra opción les
quedará que no sea acoger Su venida con gran alegría? Entonces, ¿por
qué se lamentarán todos los pueblos? Porque cuando Dios venga
abiertamente verán que el Dios Todopoderoso a quien han desafiado es
en verdad el Señor Jesús que ha regresado, así que ¿cómo no podrían
entonces darse golpes en el pecho, llorar y rechinar los dientes?”.

Seguí asintiendo con la cabeza mientras escuchaba la comunicación de la


hermana, y le dije: “Ah, antes no entendía este versículo. Le pregunté al
pastor de mi iglesia, pero no me lo explicó con claridad. Resulta que este
versículo se refiere a todos aquellos que rehúsan aceptar la salvación de
Dios Todopoderoso en los últimos días, a todos aquellos que lo desafían”.
En ese momento, no pude evitar pensar en cómo una y otra vez mi familia
había compartido el evangelio conmigo y, sin embargo, me había
opuesto y negado a aceptarlo; me sentía muy angustiada. Con
remordimiento, le dije a la hermana: “Si no hubiera leído las palabras de
Dios Todopoderoso, si Sus palabras no hubieran abierto la puerta de mi
corazón y no me hubieran permitido tener un corazón de búsqueda, me
temo que ya no estaría escuchando vuestras comunicaciones, pero aun
así seguiría obsesionada esperando que el Señor Jesús viniera sobre una
nube blanca y se apareciera abiertamente a la gente. ¡Soy tan tonta e
ignorante! Recién ahora entiendo que la etapa de la obra secreta de Dios
es en verdad una maravillosa oportunidad para aceptar el juicio y castigo
de las palabras de Dios, y para que nos despojemos de nuestro carácter
corrupto con el fin de alcanzar la salvación completa. Cuando Dios venga
sobre una nube y se aparezca abiertamente al hombre, Su obra de
salvación ya habrá terminado, y comenzará a recompensar a los buenos y
a castigar a los malvados. Y cuando eso suceda, incluso si me siento
totalmente destruida por el arrepentimiento, será demasiado tarde. Doy
gracias a Dios por no abandonarme y concederme esta oportunidad de
salvación. ¡Deseo aceptar la obra de Dios Todopoderoso de los últimos
días!”.

Más tarde, tomé la iniciativa y pedí unirme a la Iglesia de Dios


Todopoderoso. Como mi esposo, mi hijo y mi nuera, leo las palabras de
Dios y la comunicación sobre la verdad todos los días, y estoy
experimentando el juicio, el castigo, la purificación y la salvación de las
palabras de Dios. En la gran familia de la Iglesia de Dios Todopoderoso,
vivo una verdadera vida de iglesia, y mi espíritu está lleno de paz y alegría.
Siento realmente cuán grande es el amor de Dios hacia mí; lo que sucedía
es que estaba aletargada e hice esperar a Dios demasiado tiempo. Le doy
gracias a Dios por Sus meticulosos arreglos para que todo tipo de
personas, eventos y cosas me condujeran y guiaran paso a paso de
regreso a la familia de Dios. ¡Le doy gracias a Dios por proporcionarme
una clase diferente de salvación!

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