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HISTORIA DE ESPAÑA

CONTENIDOS EXAMEN 2. TRIMESTRE I

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9. Expulsión de los judíos (1492) y de los moriscos 1 (1609)
La intolerancia religiosa, especialmente en épocas de crisis económica, fue
frecuente durante la Edad Media. Algunos judíos eran prestamistas y banqueros, y
estaban protegidos por el Rey. Pero eso no les libró del rechazo general y de falsas
acusaciones (asalto a juderías en 1391). A finales del siglo XV, los RRCC querían
completar su unión dinástica y territorial con una unidad religiosa bajo el cristianismo
católico. Se presionó a los judíos para que se convirtieran el cristianismo y se llevó a
cabo un control muy estricto de los conversos con la creación del tribunal de la
Inquisición en 1478, única institución, junto a la Corona, con jurisdicción en todos los
reinos hispanos, que sería un instrumento de control so solo religioso sino también político
e ideológico de la población. Su finalidad era perseguir la herejía y las doctrinas filosóficas
y científicas que la Iglesia consideraba contrarias al cristianismo. En España no fue
abolida hasta 1812. Finalmente en 1492 se decretó la expulsión de los hebreos de
todos los reinos de los RRCC.
Siguiendo la política de unidad religiosa, los Reyes decretaron en 1502 la
obligación de todos los musulmanes (mudéjares) de la Corona de Castilla de convertirse
al cristianismo. Años después, también se forzó a los de la Corona de Aragón. La mayoría
lo hizo oficialmente y se convirtieron en moriscos, pero mantuvieron sus costumbres y su
fe de forma privada. El siglo XVI se caracterizó por la presión continua que sobre ellos
ejercieron las autoridades, obligándolos a abandonar su lengua y sus costumbres. Esa
opresión produjo rebeliones como la de los moriscos de las Alpujarras. Finalmente,
durante el reinado de Felipe III (1609) fueron expulsados de España acusados de
apoyar a los piratas berberiscos.
La expulsión de judios y moriscos provocó un desastre demográfico y
económico: muchos judíos y moriscos eran profesionales y obreros cualificados,
médicos, comerciantes, artesanos, albañiles, agricultores...

1 Morisco: Los moriscos (palabra que deriva de moro) fueron los musulmanes de Al-Ándalus que se
convirtieron al cristianismo. Tanto los convertidos con anterioridad al catolicismo de forma voluntaria, como los
convertidos obligatoriamente en adelante pasaron a ser denominados moriscos.
10. Conquista y colonización de América. Leyes de Indias.

En 1492 Cristóbal Colón descubre América bajo bandera de la Corona de


Castilla. En 1494 se firmó el Tratado de Tordesillas, por el que Castilla y Portugal
acordaban repartirse las zonas de expansión y conquista en el Atlántico. El
descubrimiento y posterior conquista del imperio americano proporcionarán enormes
recursos en metales preciosos (oro y plata), que costearon las continuas campañas
militares de la Monarquía Hispánica.
Con la llegada de los españoles, en la primera mitad del siglo XVI, se llevó a cabo
una política de conquista y colonización de los territorios de América, que supuso la
dominación de la población indígena y la conquista de los imperios inca (Pizarro) y azteca
(Hernán Cortés). La población nativa fue parcialmente aniquilada por las guerras de
conquista, la llegada de nuevas enfermedades ("choque microbiano"), la pérdida de sus
mejores tierras de cultivo y su empleo como mano de obra forzada en minas y cultivos.
Con el tiempo, su disminución provocó la llegada forzosa de mano de obra esclava
procedente de África.
Para administrar el inmenso imperio de las Indias, se crearon una serie de
instituciones político-administrativas en América y en España. En América se creó
una organización política basada en los virreinatos, divisiones territoriales bajo el
gobierno y control de un Virrey, y unas audiencias con competencias judiciales. En
España se creó el Consejo de Indias,que controlaba la administración de las colonias y la
promulgación de las Leyes de Indias, que regían la vida en los territorios americanos.
También se estableció la Casa de Contratación de Sevilla, creada por los RR.CC., para
controlar, fomentar y regular el comercio y la navegación con los territorios españoles en
Ultramar.
Las Leyes de Indias constituyen la legislación promulgada por los monarcas
españoles para regular la vida social, política y económica entre los pobladores de la
parte americana de la Monarquía Hispánica. Las Leyes de Burgos de 1512 surgen por la
preocupación de la Corona por el constante maltrato a los indígenas, de acuerdo a los
informes de los padres dominicos. El obispo dominico Bartolomé de las Casas, levantó
un debate en torno al maltrato a los indígenas con el sistema de las encomiendas2, por lo
que el Emperador Carlos V convocó a una Junta de Juristas a fin de resolver la
controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas en 1542, que ponían a
los indígenas bajo la protección de la Corona.
Después de muchas controversias jurídicas, durante el reinado de Carlos II, se
publicó en 1680 la obra Recopilación de las Leyes de Indias.

2 Encomienda: era una fórmula legal por la cual un español recibía de manos del rey un lote de tierra para su
cultivo, con los indios que vivían en él incluidos. El encomendero debía cuidar del indio, instruirlo, curarlo en caso de
enfermedad y hacerlo trabajar en su hacienda, debiendo pagar el "quinto real" a la Corona. En estos recintos de las
encomiendas es donde fray Bartolomé de las Casas encontró mayores abusos y no cesó de denunciarlos ante el rey.
11. Política exterior de la Monarquía Hispánica en el reinado de
Felipe II (1556-1598).
Con Felipe II la hegemonía española llega a su apogeo. Felipe II heredó un
inmenso imperio de su padre, el emperador Carlos V: las posesiones españolas en
América, más amplios territorios en el centro y sur de Europa (Países Bajos, Franco
Condado, Luxemburgo, Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña), así como numerosos
enclaves en el norte de África. Aunque ya no fue emperador de Alemania, como su
padre, fue, sin embargo, rey de Portugal y puso bajo su control el enorme imperio
marítimo portugués.
Desde estos territorios estratégicamente situados, Felipe II pudo hacer frente
con cierto éxito a sus enemigos: Francia, el Imperio Turco, la Holanda calvinista e
Inglaterra. A los franceses los venció en la batalla de San Quintín y a los turcos en
Lepanto. Sin embargo, no logró derrotar a los ingleses (fracaso de la "Armada Invencible")
ni evitar que los calvinistas holandeses se independizaran.
El objetivo era mantener la hegemonía político-militar mundial de la que gozó su
padre. Para ello contó con numerosos recursos en metales preciosos (sobre todo plata),
que llegaban de América y que sirvieron para financiar sus ejércitos (los tercios). Y como
Carlos V, Felipe II utilizó una justificación religiosa para explicar su política exterior,
considerándose la espada de Dios y defensor de la Iglesia católica frente a herejes
(protestantes) e infieles (musulmanes).
Uno de sus mayores triunfos fue conseguir la unidad ibérica con la anexión de
Portugal y sus dominios, al hacer valer sus derechos sucesorios en 1581 en las Cortes de
Tomar, tras morir sin descendencia el rey portugués Sebastián. La anexión significó la
unión de dos enormes imperios. Las posesiones portuguesas en Brasil, África y Asia
pasaron al Imperio de Felipe II. Un imperio “en donde nunca se ponía el sol”.
Durante el reinado de Felipe II se consolidó la hegemonía hispánica en el mundo,
pero el esfuerzo militar y económico que exigieron sus empresas europeas dio lugar a un
grave desequilibrio de la Hacienda Real, que conoció sucesivas bancarrotas3. Las
grandes cantidades de oro y plata americanos no pudieron compensar la sangría
económica (endeudamiento) y humana que suponían los esfuerzos militares y tuvieron
un efecto negativo sobre la economía hispana, al cuadruplicarse los precios en todo el
siglo -efecto inflacionista-.

12. Conde-Duque de Olivares, rebelión de Cataluña e


3 Bancarrota: Hundimiento económico o falta de recursos de un Estado o Administración.
independencia de Portugal.
Durante el siglo XVII, la Monarquía Hispánica sufrió una grave crisis general,
socioeconómica y política. Fue el siglo de la decadencia del Imperio Español bajo el
reinado de los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), reyes débiles que
dejaron el gobierno en manos de validos4 de la alta nobleza, en los que el rey depositaba
su total confianza. Durante el largo reinado de Felipe IV (1621-65), el valido más
destacado fue Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares (conde Olivares y
duque de Sanlúcar la Mayor), que controló el gobierno durante más de veinte años (1622-
1642). Olivares trató sin éxito de mantener la hegemonía hispana en Europa, participando
en la Guerra de los Treinta Años y soportando un continuo conflicto con Francia que
arruinó al país.
Gaspar de Guzmán tenía una amplia visión política, la cual se plasmó en unos
proyectos de reforma para mejorar la situación interna y externa de la monarquía.
El Gran Memorial fue un informe confidencial, elaborado por el valido para Felipe
IV, en el que relataba la difícil situación por la que atravesaba la Monarquía Hispánica y
exponía los remedios para superarla. En síntesis, lo que proponía Olivares era una
política centralizadora, uniformizar las leyes e instituciones de los "Reinos, Estados y
Señoríos" de la Monarquía, para conseguir que la autoridad del Rey saliera reforzada, al
alcanzar en todos ellos el mismo poder que tenía en la Corona de Castilla.
La primera plasmación concreta de esta nueva política sería el proyecto de la
Unión de Armas. La necesidad de obtener más recursos llevó al Conde-Duque a poner
en marcha dicho proyecto, con el que pretendía crear un gran ejército de 140.000
soldados, que debía ser costeado por todos los reinos de España, y no solo por Castilla.
Todo ello provocó las rebeliones de Portugal y Cataluña en 1640, que pudieron
haber terminado con la quiebra del Estado. Cataluña, después de aliarse con Francia,
terminó rindiéndose a Felipe IV, pero conservó sus fueros y libertades propias. Portugal,
sin embargo, se independizó en 1668 después de una larga guerra (Guerra de
Restauración).

4 Los validos son personajes, miembros de la aristocracia, en los que el Rey depositaba su total confianza. El monarca
se desentendía de las labores de gobierno y el valido tomaba las principales decisiones.
13. Decretos de Nueva Planta y centralismo borbónico.

La muerte sin descendencia en 1700 de Carlos II (1665-1700), provocó un conflicto


internacional y una guerra civil, la Guerra de Sucesión5 (1700-14), que terminó con la
instauración de la nueva dinastía de los Borbones en la figura de Felipe V (apoyado por
Castilla, Navarra y País Vasco).
El cambio de dinastía se tradujo en profundas modificaciones, con el fin de
reforzar el poder del Rey frente a las instituciones y los estamentos privilegiados. Se
pasó de la monarquía descentralizada de los Austrias a otra centralizada, a semejanza
de la monarquía absoluta de los Borbones en Francia.

1. DECRETOS DE NUEVA PLANTA.

Los Decretos de Nueva Planta -1707 Aragón y Valencia, 1715 Mallorca y 1716
Cataluña- imponían las leyes de Castilla en los territorios de la Corona de Aragón
(que no habían apoyado a Felipe V cuando fue nombrado por Carlos II sucesor y
heredero de la Corona española), de modo que estos antiguos reinos perdían sus
fueros, parlamentos regionales, instituciones y leyes propias (fueros) que hasta
entonces habían respetado los reyes españoles. Los fueros de las provincias vascas y de
Navarra se mantuvieron, ya que apoyaron a Felipe V en la guerra.

2. CENTRALIZACIÓN DEL PODER POLÍTICO.

A. Los Borbones también reformaron la administración central consolidando


el establecimiento de una plena monarquía absoluta:
 Se suprimieron todos los Consejos, exceptuando el Consejo de Castilla,
que se convirtió en el gran órgano asesor del Rey.
 Se crearon las Secretarías de Despacho (Estado, Guerra, Marina,
Hacienda, Justicia e Indias), antecedentes de los actuales ministerios. En 1787 se
establece la Junta Suprema de Estado, antecedente del Consejo de Ministros.
 Asimismo, se crearon las Cortes Generales del Reino de España, a las
que acudían los representantes de las principales ciudades de Castilla y Aragón, cuya
única función era la jura del heredero de la Corona.
B. Se crea un nuevo modelo de administración territorial , basado en la
siguiente estructura:
a. División del territorio en provincias. Desaparecen los antiguos reinos.
b. Sustitución de los Virreyes por los Capitanes Generales como gobernadores
políticos de las provincias.
c. Las Reales Audiencias se mantienen para los asuntos judiciales.
d. Siguiendo el modelo francés, se creó la figura de los Intendentes, funcionarios
encargados de las cuestiones económicas en las provincias.
e. Finalmente, en los Ayuntamientos se mantuvieron los cargos de Corregidor,
Alcalde Mayor y se creó el de Síndico personero del común (elegido por el
pueblo para su defensa).

5 Los bandos enfrentados eran, por una parte, los partidarios de Felipe de Anjou (borbónicos), nieto del rey francés
Luis XIV, y, por otro, los del archiduque Carlos de Habsburgo (austracistas). En España, la Guerra de Sucesión
evolucionó hasta convertirse en una guerra civil entre borbónicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en la Corona de
Castilla, y austracistas, mayoritarios en la Corona de Aragón.
14. Carlos III y el despotismo ilustrado.

A. EL DESPOTISMO ILUSTRADO

El Despotismo Ilustrado constituyó una forma de gobierno que trataba de conciliar


el absolutismo con las nuevas ideas de la Ilustración, intentando para ello conjugar los
intereses de la monarquía con el bienestar de los gobernados. Se desarrolló durante la
segunda mitad del siglo XVIII.
Partía de la defensa del absolutismo monárquico, pero haciendo hincapié en el
papel del gobernante como benefactor de su pueblo y como impulsor de reformas que
permitieran el progreso y la modernización del país. Pero al hacerlo, los monarcas
ilustrados prescindieron de su concurso y opinión. La famosa frase acuñada “Todo para el
pueblo, pero sin el pueblo” se hizo eco de una realidad que intentaba aunar la tradición con
la novedad.

B. CARLOS III. LAS REFORMAS DEL DESPOTISMO ILUSTRADO

Sin cuestionar el Antiguo Régimen, Carlos III (1759-1788) impulsó numerosas


reformas apoyándose en sus ministros ilustrados (Conde de Aranda, Floridablanca,
Campomanes) y en la creación de asociaciones como las Reales Sociedades
Económicas de Amigos del País 6. Se elaboraron diversos estudios y proyectos de reforma
como el Memorial Ajustado de Campomanes o el Informe sobre la Ley Agraria de
Jovellanos, que reflejaba la situación de la agricultura y los obstáculos que impedían su
desarrollo.
Las reformas impulsadas por el monarca y sus ministros se centraron en cuatro
aspectos:
1. Medidas legales para abolir algunos de los privilegios propios del Antiguo Régimen :
declaración de todas las profesiones como honestas.
2. Reforma de la educación: renovación de las enseñanzas universitaria y media;
fundación de Escuelas de Artes y Oficios, ligadas a conocimientos prácticos.
3. Defensa del poder del Estado frente a la Iglesia en cuestiones religiosas
(regalismo): Carlos III reclamó el derecho a nombrar los cargos eclesiásticos, a
controlar la Inquisición, a fundar monasterios y combatió el intento de la Iglesia de
constituir un poder dentro del Estado. En este contexto hay que entender la
expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, una orden religiosa de enorme poder.
4. Reformas económicas: convencidos de la necesidad de acabar con los
obstáculos que inmovilizaban la propiedad (bienes amortizados7) y que entorpecían
la libre circulación, se adoptaron una serie de medidas:
○ Intentos de reforma agraria: limitar los privilegios de la Mesta, protección de
los pequeños arrendatarios, apoyar los proyectos de Olavide de colonización de
nuevas tierras (Sierra Morena) e impulsar los proyectos de reforma agraria (los
cuales no se pudieron llevar a cabo por el inmovilismo del sistema).
○ Mejora de las comunicaciones e infraestructuras: desarrollo de caminos
carreteros, construcción de puentes, mejora de puertos.

6 Asociaciones surgidas en la segunda mitad del s. XVIII, cuya finalidad era difundir las nuevas ideas y
conocimientos científicos y técnicos de la Ilustración. Nacieron en el reinado de Carlos III, quien las puso bajo la
protección real para que fueran un instrumento del reformismo borbónico. En la actualidad, algunas de ellas todavía
permanecen activas y siguen teniendo como objetivo el fomento de la economía de los lugares donde se asientan y
de toda España.
7 Bienes amortizados: aquellos cuyos dueños podían disponer libremente de los frutos o de las rentas que generasen, pero
no podían enajenarlos (venderlos, cederlos o donarlos.)
○ Apoyos a la libre circulación de mercancías y a la libertad de precios.
○ Liberalización del comercio colonial con América (fin del monopolio del
puerto de Cádiz, que había sustituido al de Sevilla).
○ Incentivos a la actividad artesanal textil, construcción de astilleros y creación
de las manufacturas reales de productos de lujo y armamento.
SIGLO XIX
1. Describe la Guerra de la Independencia (1808-14): sus
causas, la composición de los bandos en conflicto y el
desarrollo de los acontecimientos.
I. CAUSAS (resumir este apartado)

La causa principal del desencadenamiento de la Guerra de Independencia fue la


oposición y el levantamiento generalizado de la población española contra la
invasión de las tropas napoleónicas del territorio español. Los antecedentes del
conflicto son los siguientes:
En 1789 se inicia la Revolución Francesa. Desde España, el rey Carlos IV
trata de evitar el contagio revolucionario (control de aduanas y estricta censura)
procedente del país vecino. En 1792 nombra primer ministro al extremeño Manuel Godoy
(favorito real).
La ejecución de Luis XVI en 1793 provocó la ruptura de la tradicional
alianza con Francia que se venía manteniendo durante todo el siglo XVIII (Pactos de
Familia). España se unió a una coalición internacional y participó en la denominada
Guerra de la Convención. La derrota militar española precipitó la firma de la Paz de
Basilea, por la que nuestro país aceptó la pérdida de la parte española de la isla de Sto.
Domingo, y la vuelta a la tradicional alianza con Francia contra Inglaterra.
Esta alianza se selló en el Tratado de San Ildefonso, firmado en 1796, a
partir del cual la política exterior española pasa a depender de la política exterior francesa
y, como consecuencia, conduce al enfrentamiento con Inglaterra. Las consecuencias
pronto se hicieron notar: la victoria sobre Portugal, fiel aliada de Inglaterra, en 1801 en la
“Guerra de las Naranjas" y la consiguiente anexión española de Olivenza, no sirvieron
para compensar la catástrofe naval de la armada franco-española frente al almirante
inglés Nelson en Trafalgar en 1805.
Los ruinosos resultados de la alianza con Francia no impidieron que Godoy
firmara con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en 1807. Por este acuerdo, se
autorizaba la entrada y el establecimiento de tropas francesas en España con el
propósito de invadir Portugal y repartirse su territorio entre España y Francia.
A esas alturas, la figura de Godoy era crecientemente criticada en los
medios influyentes del país. Este descontento cristalizó en la formación de un grupo de
oposición (nobleza y clero) en torno al Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII,
que rápidamente se puso a trabajar para acabar con el gobierno de Godoy y, por qué no,
del rey que le había nombrado (su padre, Carlos IV).
Muy pronto se hizo evidente para todos que la entrada consentida de las
tropas napoleónicas se había convertido en una ocupación de nuestro país.
El 19 de marzo de 1808 estalló un motín popular organizado por la facción
de la Corte partidaria del Príncipe de Asturias. El Motín de Aranjuez precipitó la caída de
Godoy y, lo que fue más importante aún, obligó a Carlos IV a abdicar en su hijo con el
título de Fernando VII. El enfrentamiento entre Fernando y Carlos IV tenía un único
árbitro posible. Con las tropas del general Murat en Madrid, Napoleón llamó a padre e hijo
a Bayona, en Francia, y les forzó a abdicar en su hermano José Bonaparte. Fueron las
Abdicaciones de Bayona por las que los Borbones cedieron sus derechos a Napoleón.
Ante la evidencia de la invasión francesa, el descontento popular acabó por
estallar: el 2 de mayo de 1808 se inicia una insurrección en Madrid abortada por la
represión de las tropas napoleónicas. Los días siguientes, los levantamientos
antifranceses se extienden por todo el país. Se inicia la Guerra de la Independencia
(1808-1814).
II. BANDOS CONTENDIENTES.

Debemos considerar el doble carácter del conflicto: se trató a la vez de una


guerra de liberación y de una guerra civil que contó con los siguientes bandos
contendientes:

Bando Napoleónico: Tropas y autoridades francesas y españoles partidarios del


reformismo napoleónico (afrancesados).
Bando Español: Partidarios de la vuelta de Fernando VII y del fin de la ocupación
francesa. Sus características son las siguientes:
⮚ No era un bando homogéneo desde el punto de vista ideológico (estaba
integrado por liberales y absolutistas).
⮚ Las tropas de este bando tenían un marcado carácter popular (guerrillas8).
⮚ Contó con la participación de los ejércitos inglés y portugués (al frente de los
cuales estaba el británico duque de Wellington).
Los territorios ocupados por los sublevados antifranceses sustituyeron a las
antiguas autoridades e instituciones por nuevos órganos de poder: juntas locales, juntas
supremas provinciales y la Junta Suprema Central. Se trata de nuevos organismos de
gobierno que asumen el poder político y que dirigen la guerra contra los franceses . En
1810 la Junta Suprema Central trasladó sus poderes a un Consejo de Regencia que se
estableció en Cádiz.

III. DESARROLLO DEL CONFLICTO BÉLICO. ETAPAS DE LA


GUERRA.

A) Conquista francesa y reacción española (1808).


Las tropas francesas que atravesaban la Península como aliadas tras la firma del
Tratado de Fontainebleau, se transforman en enemigas a partir de los sucesos de 2 de
mayo de 1808, en los que el pueblo madrileño se rebela contra la presencia francesa y
sus manejos con la Corona, extendiéndose su rebelión rápidamente por toda España.
Una vez dentro de la Península, la victoria francesa dependía de tener el camino
despejado de Madrid a los Pirineos y ocupar cuanto antes el país. El primer objetivo contó
con el obstáculo de la resistencia de Zaragoza, que soportó heroicamente su asedio. El
segundo objetivo sufrió un gran revés con la victoria del ejército español del general
Castaños en la batalla de Bailén (19 de julio de 1808) sobre el general francés Dupont.
Esta victoria obligó a José I y al ejército francés a replegarse más allá del Ebro.

B) Ocupación francesa y fase de desgaste (1808–1811).


La derrota en Bailén obliga a Napoleón a intervenir personalmente en España,
8 Las guerillas eran pequeños grupos o bandas armadas compuestas por personas de todo tipo,
fundamentalmente de origen popular, que hostigaban, atacaban y robaban los suministros franceses por sorpresa y se
refugiaban después en bosques y montañas. Líderes guerrilleros fueron: Juan Martín Díez (El Empecinado), Francisco
Espoz y Mina, El Cura Merino (Jerónimo Merino Cob)...
dirigiendo la campaña peninsular entre noviembre de 1808 y enero de 1809, obteniendo la
victoria de Ocaña (noviembre, 1808), tras la cual acaba con la resistencia organizada en
la Península. Los franceses se dedican a sofocar los aislados centros de resistencia,
alcanzando su máximo control del suelo español en torno a 1810. Pero encuentran un
obstáculo inesperado, la gran voluntad de resistencia del pueblo español, que se plasma
en el desarrollo de la guerrilla, que contribuyó al desgaste del ejército francés facilitando,
de esta manera, que el ejército anglo–español pudiera reorganizarse y fuera capaz de
enfrentarse a las fuerzas napoleónicas.

C) Contraofensiva aliada (1812–1814).


Napoleón retira parte de su ejército en España para destinarlo a la Campaña de
Rusia en el verano de 1812. Esto es aprovechado por Wellington, cuyo ejército anglo-
portugués-español derrota a los franceses en Los Arapiles (22/7/1812), liberando
posteriormente Madrid. Los franceses hacen un último esfuerzo y concentran sus ejércitos
bajo el mando de Soult, forzando a Wellington a retirarse de nuevo a Portugal. Sin
embargo, los apuros de Napoleón en Centroeuropa, donde se enfrenta a un ejército
combinado de rusos, prusianos y austriacos, exige el traslado de más tropas desde
España hasta el frente oriental. Debilitados por esto, los franceses inician una retirada
paulatina ante la presión anglo–española, para sufrir las derrotas definitivas de Vitoria
(13/6/1813) y San Marcial (31/8/1813), que marcan la retirada definitiva de las tropas
francesas y el final de la guerra.
El 11 de diciembre de 1813, tras la firma del Tratado de Valençay, Napoleón libera
a Fernando VII, que inicia su regreso a España.

IV. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

El resultado de la guerra fue catastrófico para España, que tuvo que hacer
frente a una importante crisis demográfica y económica: campos arrasados, ciudades
destruidas, comunicaciones inutilizadas, etc.
Además, la guerra provocó un gran desorden en el medio rural, donde van
a pervivir antiguas partidas de guerrilleros convertidos ahora en bandoleros.
Por otra parte, la Guerra de Independencia va a suponer la aparición del
intervencionismo militar en la vida política española, una constante durante el siglo
XIX y buena parte del XX.
El conflicto también animó y favoreció las aspiraciones
independentistas de las colonias americanas, de tal forma que los primeros procesos
de independencia se dieron en 1808 y los demás en los años de posguerra.
Por último, puede afirmarse que la revolución liberal (Cortes de Cádiz)
que surge durante la Guerra, es en parte consecuencia del propio conflicto , al
generar un nuevo estado de cosas que los sectores políticos más interesados en el
cambio supieron aprovechar.

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