Mi corazón es puro en sus palabras54: no tiene doblez. El
espíritu de Dios quien me hizo55: se sobrentiende —es— para que sea: El espíritu de Dios es quien me hizo. ¿Cómo, pues, dices: soy justo y no me ha escuchado?56 como si Job replicase a un adversario. El Señor habla una vez57: como si el Señor hubiera realizado de una vez el llamamiento de todos los justos, y su divina providencia lo fuera haciendo temporalmente en cada persona. En sueños o en visión nocturna: en la ignorancia o en la tribulación. Cuando desciende sobre los hombres el sopor mientras duermen en el lecho58: seguros. Y libre su cuerpo de la perdición59: en sentido figurado, igual que los huesos. Y libró su vida de la muerte60: una vez que le convierte, le perdona. Porque sobrevendrá la guerra y volverá a castigarle con dolores en su cama: vuelve a probarle después de su conversión, para que no presuma de sus propias fuerzas. Y el conjunto de sus huesos se marchitó61: la confianza en sí mismo. No será capaz de comer todo alimento62: el consuelo de las realidades temporales. Y renovará su cuerpo como una mancha en la pared63: el cambio de vida. Metáfora aplicable en este caso a la sociedad, representada en la construcción. Y hará su carne tierna como la de un niño64: para que no sea duro por la soberbia, conforme al pensar de Elihú, el Job humilde se ve tentado por la innovación. Y penetró con cara alegre con su propósito65: preparado para las tentaciones. Salva mi vida, no caiga en la corrupción66: aquí está la tentación de la muerte. Esto ocurre tres veces con el hombre67: la conversión, la prueba y la muerte. Pero libró mi alma de la muerte: porque aún resta esta de la muerte. Para que mi alma le alabe en la luz68: entonces es cuando cesarán las plegarias porque no habrá carencia de nada.
Capítulo XXXIV
Replicando dijo Elihú.69 Igual que se dice: Y añadió. Y los que
poseéis la ciencia, oíd con vuestros oídos: 70 espirituales. Pues el oído discierne las palabras:71 este oído carnal. ¿Qué tiene de bueno que Job diga: «yo soy justo»?72 ¿Qué dijo de bueno al hablar? Y en mi juicio él mintió73. Por eso se dice: Yo esperaba bienes74. Por eso decayó en su esperanza, porque mintió. ¿Qué hombre hay como Job?75 Prosiguen las palabras de Job. Puesto que ha dicho que no será visitado el hombre que camina al lado de Dios:76 cree que en este punto está en un error, por haber hecho todo aquello esperando en eso, o bien porque no cree que sea visitado para bien aquel que camina al lado de Dios. Lejos del Señor la maldad77: tanto la de no visitar para bien a aquel que camine con él, como, en el caso de que le visite en la tentación, la de actuar con maldad e injusticia. Malvado es el que dice al rey: obras injustamente78. Y tú no debes decirlo, porque no eres malvado. El que dice es una buena expresión, no «el que dijo», no fuera que se hiciese tal por eso mismo. Como se dice también «se hizo», el que hace esto. Y el que dice a los nobles: Obráis con la máxima impiedad79: como si dijera a los ángeles: a excepción de vuestro príncipe Miguel, obráis con suma impiedad. Y si se califica así de impíos a los príncipes, ¿cuánto más al rey? Porque abusaron vilmente al ser excluidos por débiles80. Han hecho mal uso de esta exclusión, al ser excluidos a causa de su debilidad de aquella visión por la que se ve que todas las cosas están ordenadísimas y administradas con sumo orden por Dios. Y han usado mal de esta exclusión porque prefirieron seguir su opinión de que Dios no se preocupa de estas cosas. Por ello les resultará totalmente inútil acudir con ruegos al hombre en sus necesidades cuando a quien debían rogar es a Dios. No habrá lugar ni hay sombra de muerte donde puedan esconderse los malhechores81: la sombra de muerte no existe para ocultarlos. Es lo que dice el texto: No son los ancianos los sabios82, porque la vejez no es causa de sabiduría. Y también: No saludes al hereje83, en cuanto hereje. Y derribará la noche y quedarán aplastados84: de modo que quede sobre ellos lo que estaba bajo ellos, es decir, que los aplaste lo que les estaba sometido. Y extinguió a los malvados85: daba la impresión de que brillaban para sí mismos. Y no conocieron sus justicias86: cuenta los bienes que Dios sacó de su maldad, hasta el punto de que llega a él el grito del desvalido87. El dará el descanso, ¿quién le podrá condenar?88 No el descanso que buscan los hombres que se ven turbados por aquellas tribulaciones. Si Dios es el que justifica, ¿quién podrá condenar?89 Y a la vez contra el hombre90: contra los gentiles y los judíos. Que hace que reine el hipócrita por culpa de la perversidad del pueblo 91: a él se le dice: ¿Tuque enseñas a otro, no te enseñas a ti mismo? 92 Veré sin mí. Manifiéstamelo tú: al reprenderte a ti, ¿es que no veo la necesidad de reprenderme a mí mismo? Con interrogante. Si he hecho el mal, no volveré a repetirlo 93: una vez corregido por ti. ¿Es que él te la va a pedir, una vez que le rechazaste?94 Le reprendiste. Y el varón sabio oirá mis palabras95: que Dios cuida de todo. Pero Job no habló cuerdamente96: pensando que algo malo le iba a venir de parte de Dios.
Capítulo XXXV
¿Por qué pensaste eso? ¿Por qué has juzgado así? ¿Quién
eres tú para decir: soy justo en la presencia del Señor? 97 En presencia del Señor dijiste: soy justo. Dos cosas son reprensibles en el hombre: una, afirmar tanto orgullosa como falsamente que uno es justo, incluso según los criterios humanos de justicia; otra: nunca puede decirse con verdad, por parte de un hombre, que es justo en presencia de Dios, en cuya comparación cualquiera es un malvado. O dices: ¿De qué te sirve o qué voy a hacer si he pecado? 98 Esto es lo que piensa él que dijo Job a Dios, como si el pecado de Job fuera de provecho para Dios, en el sentido de que ese dolor le coacciona a la piedad, donde dice: No me enseñes a ser impío, o ¿te reporta un bien el que yo cometa maldad? 99 O que al pecar le infiera a Dios daño alguno, y, consiguientemente, Dios le persiga y acose como a un enemigo para que no le infiera mal alguno. En efecto, también había dicho: Si pequé, ¿qué puedo hacerte?100 A ambos argumentos responde Elihú en las palabras que siguen: Voy a responderte a ti y a tus tres amigos contigo101. Contempla el cielo y mira; considera las nubes qué altas están102. Si has pecado, ¿qué le haces? Es una confirmación de sus propias palabras: Si pequé, ¿qué puedo hacerte? Y si cometiste muchas injusticias, ¿qué podrás hacerle? 103 Mayor trascendencia tiene si cometiste muchas injusticias que lo anteriormente sentado: si pecaste. Y, sin embargo, ¿qué podrás hacerle a Dios, si ni siquiera eres capaz de dañar a las nubes? Y si eres justo, ¿qué le aportarás? Argumento por contraste: así como tu justicia no le rinde provecho alguno, tampoco tu injusticia le perjudica en nada. ¿O qué cosas va a tomar de tu mano?104 Aunque quieras dárselas. Es una referencia a los sacrificios que, a juicio de los necios, Dios acoge porque en cierto modo tiene necesidad de ellos. Que tu maldad sea para un hombre que se te parezca y que tu justicia sea para el hijo del hombre105: la primera será dañina; la segunda, provechosa. Pero vemos que estos pasajes, más que un rechazo, son una confirmación de la tesis de Job: Si pequé, ¿qué puedo hacerte?106 Por tanto, hace muy al caso que nos manifieste las razones de por qué en esta vida los hombres se ven acorralados por las injusticias de los malos, a cuyo número también pertenecen el diablo y sus ángeles, como corifeos de todas las injusticias y maldades. Y, puesto que los pecadores no le pueden hacer daño a Dios, ¿por qué los entrega a la jurisdicción de los malos para que los mortifiquen? Prosigue la exposición diciendo: Gritarán desde el tropel, clamarán aplastados por la fuerza de las masas107. Pero nadie dice: ¿dónde está el Dios que me hizo? La finalidad de estos sufrimientos es la búsqueda de Dios, para que los gritos no caigan en el vacío. Las palabras me hizo son toda una afirmación de que nunca abandonará Dios al que busca a su Hacedor. El que distribuye los turnos de noche a los centinelas108: se refiere a las épocas de este siglo, organizadas bajo poderes concretos, ya que el Creador del hombre tampoco le dejará desguarnecido en esta noche de engaños. El que me distancia de los cuadrúpedos y me hace más sabio que las aves del cielo109. Así hay que buscar al Señor en las aflicciones de esta vida: hasta el punto de no apetecer de su mano bienes terrenales. Porque ya antes de recibir este tipo de bienes somos superiores a las bestias. Allí gritarán, pero no les harás caso110. Al decir allí, se refirió al gentío, a los que claman en el aprieto del tropel y entre los empujones de la masa. Este adverbio allí puede asimismo referirse al texto: allí cayeron los obradores de la maldad111. Y la expresión no les harás caso la dijo de él. En medio de las injusticias de los malvados112: se sobrentiende «clamarán». La razón es que el Señor no quiere ver vaciedades: Dios no quiere atender a quienes demandan vaciedades y a quienes en la aflicción no gritan esperando conseguir los bienes eternos. Pues han sido objeto de segregación de entre los cuadrúpedos y han recibido una sabiduría superior a las aves del cielo. Claman a voz en grito porque no son felices entre las maldades de este mundo. Pero el Todopoderoso en persona no pierde de vista a los que obran la justicia, y me salvará113. Al igual que el que sondea las intimidades del corazón se fija en los que obran, así también salva con la salvación que él ve en la intimidad. Cosa que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre es lo que Dios tiene reservado para quienes le aman114. Por eso, aunque sufra quebranto la vana salud de los hombres, el Padre que ve en lo escondido115 acude a ampararlos en su angustia. Júzgale, pues, a él, si es que puedes alabarle tal como es116. Parece que así se expresa Job al decir: ¡Ojalá tuviéramos árbitro!117 Y ahora, que no ha recurrido a su ira, ni tiene conocimiento airado de la transgresión118: conocimiento con finalidad vindicativa. A cuento viene el texto: Porque yo conozco mi maldad119. Y en el mismo salmo: Aparta de mis pecados tu vista120. Claro que Dios tiene conocimiento de los delitos, pues por eso precisamente sufren angustias los hombres en este mundo. Pero no se trata de un conocimiento lleno de ira, porque al corregirlas das a las partes un espacio para el arrepentimiento. Y Job abrió vanamente su boca y multiplicó en su ignorancia las palabras121