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CASTORIADIS
CASTORIADIS
del elemento imaginario: hacer ser entidades o imágenes que no podrían estar referidas
a la satisfacción del deseo, a la compensación. Se trata de una creación espontánea y a
primer nivel gratuita. Esto no está en contradicción con que la construcción de un
mundo propio implica una autofinalidad. No hay contradicción porque la finalidad no es
otra cosa que la preservación del para sí.
Éstos son los puntos de partida que nos ofrece la consideración de lo viviente para la
discusión del para sí. Las ideas principales son:
- lo viviente es para sí en tanto es autofinalidad
- crea cada vez su mundo propio
- este mundo propio es un mundo de representaciones, afectos e intenciones
¿Por qué este valor supremo de la preservación de la imagen de sí que supera el valor de
la preservación del ser real? Es consecuencia de otro rasgo del psiquismo humano: la
dominación del placer representativo sobre el placer órgano. Lo esencial para el
psiquismo humano es el placer obtenido por cierto estado de la representación, y no el
obtenido en el nivel del órgano mismo. Castoriadis denomina esto: omnipotencia real
de la representación. Para el inconsciente la cuestión no es transformar la realidad, que
ignora, sino crear una representación que lo satisfaga en el nivel de realidad que es el
suyo, “la realidad psíquica”. Para la instancia psíquica, hay omnipotencia en la medida
en que hay dominación del poder representativo sobre el placer de órgano.
Pero que la realidad psíquica sea más importante que la “realidad” es válido hasta cierto
punto. Lo que interesa es que en función de la actividad fantaseadora, de sus
representaciones, alguien pueda matarse, hacerse matar, y sin patología (guerra).