Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Dialnet EnDefensaDeLaIntolerancia 6760675 PDF
Dialnet EnDefensaDeLaIntolerancia 6760675 PDF
En defensa de la intolerancia
Slavoj Zizek
Madrid, Sequitur, 2008, 123 pp.
*
Maestro en Sociología Política por el Instituto de Investigaciones Sociales Dr. José María Luis Mora. Actualmente, jefe del Departa-
mento de Formación e Investigación adscrito al Centro de Formación y Documentación Electoral del IEEM.
125
co de sujeto interroga, e inmediata- e involucrado en actividades de su
mente argumenta con lo que será su entorno y que además trasciende
idea principal: en la conformación de grupos iden-
titarios, por ejemplo, una mexicana
¿Y si la forma habitual en que se ma- inmigrante y residente en alguna
nifiesta la tolerancia multicultural ciudad de los Estados Unidos, que
no fuese… tan inocente como se nos además enfrenta problemas de des-
quiere hacer creer, por cuanto, táci- empleo y lucha por tener acceso a
tamente, acepta la despolitización la seguridad social o por educación
de la economía? para sus hijos, que acude a misa a
orar por los suyos y que, además,
Esta forma hegemónica del multicul- participa en actividades de orden po-
turalismo se basa en la tesis de que lítico; esta mujer es un actor social
vivimos en un universo post-ideoló- y político que encuentra sustento en
gico, en el que habríamos superado sus distintos posicionamientos. Al
esos viejos conflictos entre izquier- respecto, el autor señala:
da y derecha, que tantos proble-
mas causaron, y en el que las bata- Resulta evidente la diferencia entre
llas más importantes serían aquéllas esta subjetivación y el actual prolife-
que se libran por conseguir el reco- rar de “políticas identitarias” postmo-
nocimiento de los diversos estilos de dernas que pretenden exactamente lo
vida. Pero, ¿y si este multiculturalis- contrario, es decir, afirmar la identi-
mo despolitizado fuese precisamen- dad particular, el sitio de cada cual en
te, la ideología del actual capitalismo la estructura social. La política iden-
global? (Zizek, 2008, p. 11) titaria postmoderna de los estilos
de vida particulares (étnicos, sexua-
La prosa de Zizek versa en torno a la les, etc.) se adapta perfectamente a
idea de posicionamiento del sujeto, la idea de la sociedad despolitizada,
entendido muy lejanamente como de esa sociedad que “tiene en cuen-
aquél que se encuentra condiciona- ta” a cada grupo y le confiere su pro-
do por su pertenencia a una clase pio status (de víctima) en virtud de las
social (Marx, 1848), aquí argumenta discriminaciones positivas y de otras
que la condición que ocupa cada medidas ad hoc que habrían de ga-
sujeto es con base en su pertenencia rantizar la justicia social. Resulta muy
a distintos grupos sociales y la con- significativo que esta justicia ofreci-
secuente participación política y ubi- da a las minorías convertidas en víc-
cación como ciudadano, consciente timas precise de un complejo apara-
126
to policial (que sirve para identificar a toma conciencia de las propias “raí-
los grupos en cuestión, perseguir judi- ces”, de la “verdadera pertenencia”,
cialmente al que viola las normas que ese momento en el que la distancia
les protegen —¿cómo definir jurídica- propia de la reflexión liberal resul-
mente el acoso sexual o el insulto ra- ta totalmente inoperante, de repen-
cista? etc.—, proveer el trato preferen- te, vagando por el mundo, nos en-
cial que compense la injusticia sufri- contramos presos del deseo absolu-
da por esos grupos): lo que se celebra to del “hogar” y todo lo demás, todas
como “política postmoderna” (tratar nuestras pequeñas preocupaciones
reivindicaciones específicas resolvién- cotidianas, deja de importar… estos
dolas negociadamente en el contexto “retornos a la sustancia” demuestran
“racional” del orden global que asig- ser impotentes ante el avance global
na a cada parte el lugar que le corres- del Capital: son, de hecho, sus in-
ponde), no es, en definitiva, sino la trínsecos soportes, el límite/condi-
muerte de la verdadera política. (Zi- ción de su funcionamiento, porque,
zek, 2008, pp. 46-47) como hace años señaló Deleuze,
la “desterritorialización” capitalis-
Asimismo, menciona que ta va siempre acompañada del re-
surgir de las “reterritorializaciones”.
mientras parece que todos estamos Para decirlo con mayor precisión, la
de acuerdo en que el régimen capita- ofensiva de la globalización capita-
lista global, post-político, liberal-de- lista provoca ineludiblemente una
mocrático, es el régimen del No-acon- escisión en el ámbito de las identi-
tecimiento (del último hombre, en tér- dades específicas.
minos nietzscheanos), queda por sa-
ber dónde buscar el Acontecimiento. Por un lado, está el llamado “fun-
La respuesta es evidente: mientras ex- damentalismo”, cuya fórmula ele-
perimentemos nuestra posmoderna mental es la Identidad del propio
vida social como una vida “no-sus- grupo, que implica la exclusión del
tancial”, el acontecimiento está en Otro amenazante: Francia para los
los múltiples retornos, apasionados franceses (frente a los inmigrantes
y a menudo violentos, a las “raíces”, argelinos), Estados Unidos para los
a las distintas formas de la “sustan- estadounidenses (frente a la inva-
cia” étnica o religiosa. Y ¿qué es la sión hispana)…
sustancia en la experiencia social? Es
ese instante, emocionalmente violen- Por otro lado, está la multicultural y
to, del “reconocimiento”, cuando se postmoderna “política identitaria”,
127
que pretende la co-existencia en to- tud no consigue entender la especí-
lerancia de grupos con estilos de vi- fica jouissance [sic] cultural que in-
da “híbridos” y en continua trans- cluso una “víctima” puede encontrar
formación, grupos divididos en in- en una práctica propia de su cultu-
finitos subgrupos (mujeres hispa- ra que a nosotros nos resulta cruel y
nas, homosexuales negros, varones bárbara (las víctimas de ablación a
blancos enfermos de SIDA, madres menudo la consideran una manera
lesbianas…). Este continuo florecer de recuperar su dignidad como mu-
de grupos y subgrupos con sus iden- jeres), la segunda, no consigue en-
tidades híbridas, fluidas, mutables, tender que el otro puede estar ínti-
reivindicando cada uno su estilo de mamente dividido, es decir, que le-
vida, su propia cultura, esta incesan- jos de identificarse llanamente con
te diversificación, sólo es posible y sus costumbres, puede querer ale-
pensable en el marco de la globaliza- jarse de ellas y rebelarse: enton-
ción capitalista y es precisamente así ces la idea “occidental” de los dere-
como la globalización capitalista inci- chos humanos universales bien po-
de sobre nuestro sentimiento de per- dría ayudar a catalizar una auténtica
tenencia étnica o comunitaria: el úni- protesta contra las imposiciones de
co vínculo que une a todos esos gru- su cultura. No existe, en otras pala-
pos es el vínculo del capital, siempre bras, una justa medida entre el “de-
dispuesto a satisfacer las demandas masiado” y el “demasiado poco”.
específicas de cada grupo o subgru- Cuando el multiculturalista respon-
po (turismo gay, música hispana…). de a nuestras críticas con desespe-
(Zizek, 2008, pp. 47-48) ración “Cualquier cosa que haga es
equivocada: o soy demasiado tole-
Para Zizek (2008), “el multicultura- rante con las injusticias que pade-
lista liberal puede llegar a tolerar las ce el Otro, o le impongo mis valo-
más brutales violaciones de los de- res. Entonces, ¿qué quieres que ha-
rechos humanos o, cuando menos, ga?”, debemos responderle: “¡Nada!
no acabar de condenarlas por temor Mientras sigas aferrado a tus falsos
a imponer así sus propios valores al presupuestos, no puedes efectiva-
Otro” (p. 60). mente hacer nada”. El multicultura-
lista liberal no consigue comprender
La cuestión fundamental es enten- que cada una de las dos culturas ac-
der cómo se complementan estos tivas en esta “comunicación” es pri-
dos excesos, el DEMASIADO y el DE- sionera de un antagonismo íntimo
MASIADO POCO. Si la primera acti- que le impide llegar a ser plenamen-
128
te “sí misma” —que la única comu- ciales, actores políticos y ciudadanos,
nicación auténtica es la de la “soli- compartan el valor simbólico de la
daridad en la lucha común”, cuando participación política como premisa
descubro que el atolladero en el que de la democracia, de las batallas a
estoy es también el atolladero en el favor de la igualdad social y, más aún,
que está el Otro. ¿Significa esto que la preservación de la fe y confianza
la solución está en admitir el carác- mutua como valores del ser humano.
ter “híbrido” de toda identidad?
129