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RESUMEN:
Desde sur orígenes, la historia del arte es un campo disciplinar atravesado por contradicciones y en pugna con otros
en su esfuerzo por dar cuenta y justificar al arte. De ello dan cuenta los dispositivos metafóricos que subyacen sus
fenómenos tecnológicos, de mercantilización, patrimonialización y afán de espectáculo, llevan a la historia del arte a
Mientras escribo estas primeras líneas, mi mirada se desvía a los estantes que albergan
las diversas historias del arte, desde las enciclopédicas a las de referencia obligada: la ya
venerable del catalán José Pijoán, la muy consultada de Ernst Gombrich, la de Honour y
historia del arte” de Udo Kultermann, la “Teoría y metodología de la historia del arte”
etc. etc. Es decir, un océano de letras de y sobre la historia del arte, una afirmación
empresa intelectual con identidad, pero que ya en muchos de estos mismos trabajos se
señalan los cambios sustanciales sufridos por esta área de conocimiento, afectando su
singularidad disciplinaria. Sin embargo, una constatación obvia: el arte, tal como lo
entendemos hasta hoy, solo es posible porque descansa sobre un pedestal de discursos,
desde la historia del arte a la filosofía del arte, de la crítica a las biografías de artistas, de
aún a materializarse totalmente, los estudios visuales. En tal legitimación no han tenido
las diversas prácticas discursivas el mismo peso, ha variado a lo largo del tiempo no
En tanto la historia del arte se consolida como discurso autónomo, casi al tiempo en el
que los artistas intentan escribir tratados sobre su quehacer y resucitan lecturas
clasificar, relacionar y explicar aquellas prácticas que en cada cultura pudiesen tener
afinidad con el trabajo de los hábiles hacedores renacentistas, así las asimilaciones
estratégica de esta historia particular, como lo haría también con otras narrativas
1
Para Latinoamérica, es particularmente interesante esta revisión, no sólo por las diferencias de
incorporación o rechazo del pasado precolombino a los imaginarios de construcción de lo nacional, sino
por el modo como se tejen las relaciones interdiscursivas, los vaivenes de los imaginarios de las élites y
los contextos de aparición de las instituciones relacionadas con el arte. Para ello, ver González Stephan,
Beatriz y Andermann, Jens ( eds.). 2006.
para crear o disolver lazos con ciertos eventos del pasado, de la geografía, de las
través de este arte historizado2. Habrá que esperar unos siglos, aquellos de la
historia del arte vaya mezclando sus aguas, primero, con otros discursos (filosofía del
Se trata de una instancia no sólo económica, como piensan a veces los economistas,
sino también productora de sentido (….)”. En este punto, serán las prácticas del
subordinan los anteriores discursos de, desde y sobre el arte: el mundo de las subastas,
marchantes de arte, los curadores o comisarios, etc. A estas fuerzas, habrá que
exigibles para el trabajo artístico, que ha de ser repetitivo, disponible, tener unos
caracteres mercantiles y de moda 3. El otro gran agente reconfigurador corre por cuenta
formas de creación artística (el Net Art como la forma más conspicua), la circulación y
exhibición (desde los sitios de los museos hasta los de galerías virtuales), de
2
En pleno espíritu ilustrado, “El arte burgués despertaba, al mismo tiempo, dos expectativas en su
público. Por un lado, el lego que gozaba con el arte debía educarse hasta convertirse en un especialista.
Por el otro, también debía comportarse como un consumidor competente que utiliza el arte y vincula sus
experiencias estéticas a los problemas de su propia vida.” ( Habermas, 1995)
3
Smith, Terry “ Coda: Canons and Contemporaneity” in Brzyski, 2007, pp.309 ss.
4
(…)el entorno digital actúa al mismo tiempo como un nuevo proceso civilizador y, para algunos,
universal (la globalización a veces fácil de la tecnología digital), y también como el espacio donde se
desarrollan prácticas específicas y formas muy definidas de saber que conviene examinar en detalle y
comparar con los modelos del pasado” Doueihi, 2010, pp.15-16
comercialización, de crítica y desarrollo teórico (revistas electrónicas, blogs, etc.).
Todas estas fuerzas reconfigurarán a su vez a los venerables museos santuario, a los
exhibitorios y al papel mismo del artista. No deja de ser irónico que sea precisamente en
incluso imposibilidad de una historia global del arte. No siempre estos encuentros se
abarcadura dentro del otrora proyecto de una historia universal del arte. Al respecto,
Mascullando no sólo ‘¿Quién es quién?’ sino ‘¿Quién es este?’, pasé dando traspiés por
los polemistas daneses, los poetas senegaleses, los memorialistas italianos, las poetisas
surafricanas, los dramaturgos nigerianos, los filósofos vascos, los ensayistas alemanes,
los sincretistas rusos (…)”. Cámbiense simplemente los campos de trabajo por
igualmente tortuoso.
Lo que sólo aparecería como una muda de piel necesaria para que la historia del arte
siga adelante, oculta, sin embargo matices variados de mayor calado: aquello que
prácticas artísticas y a los contextos donde estas se desarrollan, desde sus inicios
mismos muestra las marcas de tectónicas diversas. Tales fisuras componen unos
paisajes donde la constelación metafórica elegida por cada historiador organiza los
según la vida avanza. Partes de él, que parecen yacer en el olvido, surgen de nuevo,
mientras otras se vuelven a hundir, porque son menos importantes. El presente dirige al
pasado como a los miembros de una orquesta”, añadiríamos que tal factor aglutinante y
emprende una tarea que contaba algunos precedentes en su siglo XVI (ver detalle en
Kultermann 1990, pp.27 ss. o Fernández 2008, pp.31 ss.): esbozar unos panegíricos de
artistas muertos, tal como lo hicieron otros antes que él, pero, como novedad,
Kunst des Altertums . Ambos, separados por siglos y culturas, utilizan el mismo
referente metafórico, como herederos que son de la idea romana en la que se equipara
historia y vida humana (infantia, adolescentia, maturitas, senectus), pero ambos juzgan a
sus época respectivas como situadas en momentos distintos: Vassari, como sita en una
madurez espléndida, mientras Winckelmann verá el rococó que le rodea como “gusto
vulgar”, época de imitadores7. En ambos, pues, la vida humana y sus etapas en tanto que
organismo viviente, son las que organizan su recorrido histórico y la valoración de sus
impronta de lo excepcional y, con ello, creando un canon referencial, y más allá también
La polémica entre el antropólogo Franz Boas y Erwin Panofsky refleja, al contrario del
la (im/posible) historia del arte. Panofsky encarna la tradicional historia del arte
(Temprano y Alto Renacimientos), MODERNO. Boas, por su parte, pensaba que cada
obra de arte y cada artista eran tan diferentes que no tenía caso agruparlos, opinión a la
que haría eco E.H. Gombrich ( quien, no obstante escribiría una excelente, y
7
Winckelmann utiliza los términos estilo antiguo, estilo elevado, estilo bello y época de los imitadores
como correspondientes con los de la tradición clásica.
eurocéntrica” “Historia del arte”). Esta posición fue calificada por Panofsky como
pensar el arte como una empresa singular que operaría bajo un principio ( la creatividad,
por ejemplo), también eliminaría la posibilidad de una historia del arte, por lo que
un fenómeno. Gombrich señala que el origen de esta actitud está en “(…) la filosofía
hegeliana de la historia (…) las ideas de Zeitgeist (espíritu de la época) y del Volkgeist
(espíritu del pueblo). Esta tradición postula que todas las manifestaciones de una época,
la filosofía, el arte, las estructuras sociales, etc., deben ser consideradas como la
Así pues, dos metáforas se oponen aquí: una historicista, taxonómica, estructural, y otra
situados en la orilla misma del arte occidental, la que hoy resuenan, sino que surgen
profesor James Elkins (2007). Es de anotar, también, como las posiciones de Boas y
Gombrich heredan la idea del artista como genio de Vassari, pero eliminan el guión
Henrich Wöllflin, también desde la construcción germana de historia del arte, propone
movimientos sucesivos en la historia del arte. Así, al arte clásico antiguo, le sucede el
Tal como argumenta in extenso Fernández ( 2008) en su texto, la idea de progreso, con
sus metáforas y figuras, atraviesa la historia del arte desde el renacimiento hasta Kant,
adquiriendo luego en Hegel una deriva propia, no tanto ya la desde una historia sino
desde una filosofía para la historia del arte (p.429 y ss.). Posteriormente, estas
metáforas, en la línea de crítica al progreso y su equiparación para todas las esferas del
que se acuña una noción post-histórica del arte, sin renunciar a lo que Fernández
reclama como “hilos conductores”, en tanto que la “Historia del Arte no es una historia
teleología al modo hegeliano abre las posibilidades a otras formas de consideración, tal
1999), con afinidades con la reescritura derridiana: nuestro presente configura lo que
vemos y pensamos del pasado, de modo que la línea de recorrido va de hoy hacia atrás,
presentando un aspecto inverso al, de, por ejemplo, Panofsky8. Así, surgen problemas
del pasado, la reelaboración activa del pasado, etc. De esta manera, la metáfora del
tiempo como flecha lanzada hacia delante, cede paso a la del tiempo revisado, recorrido
8
Algo así como un recorrido inverso: POSTMODERNISMO- Modernismo-Renacimiento-Edad Media-
Grecia Clásica- Prehistoria.
argumento discursivo para una versión u otra de la historia del arte; actúan haciendo
presentificación hegeliana del Espíritu Absoluto, etc.), esto es, en el sentido de Lyotard,
un gran relato. Paralelamente, se evidencia como las historias del arte son dispositivos
discursivos que se apoyan en otros discursos, esto es, no son dispositivos autónomos,
como en el caso de ciertos guiones como los de la “muerte del arte” (o, mejor, su
Cualquiera que sea la versión de una historia del arte, esta no sólo se limita a la
obras y prácticas estéticas, sino que da forma y sustento a las maneras de exhibición, de
formatos de interacción con los espectadores y públicos… La historia del arte tampoco
escapa a las presiones ideológicas10 y a las exigencias de la agenda relacionada con las
políticas de la memoria contemporáneas. Así, crecen los adjetivos que precisan los
alcances de estas nuevas áreas: historias sociales del arte, historias feministas del arte,
historias “queer” del arte, las historias de los vencidos o de las ruinas de veta
arte, etc., etc. Francastel ( 1982) anotaba ya que la historia del arte fue durante mucho
tanto a su función social como a las incidencias que traen los nuevos materiales y
técnicas.
Ya sea que aceptemos la tesis lyotardiana del fin de los metarrelatos que sustentaron la
modernidad11, esto, es, la época del nacimiento y consolidación de las historias, o las
9
En el sentido de la historia como narración que proponen Haydn White o Paul Ricoeur
10
Como lo expresa el historiador François Dosse: “La historia ha estado siempre unida a los poderes”
11
Lyotard, J-F. La condición postmoderna. Informe sobre el saber. Madrid: Cátedra, 1987
nociones foucaultianas de archivo y arqueología, la pregunta sobre el futuro de estas se
pone en primer plano. Esa modernidad revisada, rebasada, debilitada, reescrita, líquida,
arrastra consigo las metáforas, relatos y conceptos que fueron el piso sobre el que se
edificaron y consolidaron las disciplinas históricas, con sus métodos y ópticas. Este
estudiosos, por ejemplo, Elizabeth Mansfield (ed. 2002); Dan Karlholm (2009), quien
emprende la tarea de cartografiar las posibilidades y límites de la historia del arte hoy,
todos ellos desde el mundo académico anglosajón en algún modo tratan de rescatar o
redefinir la historia del arte. Elkins (2006) propone 5 razones para pensar como
imposible este proyecto de una historia del arte hoy, y 5 más para considerarlo como
Europa occidental. 3. La historia del arte está fuertemente asimilada con la idea
“objetividad histórica”, la historia del arte está fuertemente jalonada por ideas de
dispares.
específicos. 4. La historia del arte es guiada por una serie estable de narrativas
occidental.
Como puede fácilmente concluirse, esta doble lista señala tanto la imposibilidad como
la necesidad de una historia del arte. Sin embargo, tanto unos como otros muestran la
12
Al respecto, el muy valioso trabajo de Hatt, Michael and Klonk, Charlotte ( 2006)
13
En terminología y análisis de Bernard Stiegler ( 2008)
l'emploi, o en otras palabras, confrontación entre el proyecto general de la historia del
La originalidad, otra de las metáforas fuertes derivadas del reconocimiento del artista,
de su signatura, de su estilo, que arman otra línea de historia del arte, como la presente
igualmente imposibles: “Que las obras plásticas, teatrales y cinematográficas sean cada
vez más collages de citas de obras pasadas no se explica sólo por ciertos principios
grandes figuras ni sorpresas estilísticas como en la primera mitad del siglo” ( García
Canclini, 1989), una variante al tema del neobarroco de Calabrese ( 1999). El pastiche,
Huberman( 2005) mirará a la historia del arte como proyecto anacrónico, donde la
verdad de la imagen: “Hace poco he acabado un texto sobre la imagen como mariposa.
Si realmente quieres verle las alas a una mariposa primero tienes que matarla y luego
ponerla en una vitrina. Una vez muerta, y sólo entonces, puedes contemplarla
interesante, sólo veras las alas fugazmente, muy poco tiempo, un abrir y cerrar de ojos.
Eso es la imagen. La imagen es una mariposa. Una imagen es algo que vive y que sólo
Warburg, compartiendo con él un proyecto donde ya no son sólo las imágenes del arte
las que interesan, sino toda la gama de imágenes producidas desde registros y técnicas
ellas formuladas.
En una frontera hasta cierto modo compartida por afinidades teóricas, pero también
desde allí diferenciada, Slavoj Zizek (2000, p.88) rescata la pertenencia de la imagen al
campo simbólico, donde la flecha cronológica occidental moderna no opera: “En cuanto
histórica y el significado de estas huellas no esta dado; cambia continuamente con las
reestructura la narración del pasado, la hace legible de otro modo nuevo”. Las historias
se rearman no solo en su significado, sino en las formas de crear narrativas del pasado
reinterpretado.
“memoria viva del pasado y proyecto de un futuro valorado desaparecen juntos", pero
donde, sin embargo, “La forma artística es a la vez forma del caos y forma que
desemboca, directamente, en el caos. Es paso y abertura hacia el abismo. Este dar forma
al caos es lo que constituye la kátharsis del arte”. El lugar de la historia es bien diverso:
14
“El periodismo contemporáneo inventa cada trimestre un nuevo genio y una nueva ‘evolución’ en tal o
cual campo. Son esfuerzos comerciales eficaces para hacer girar la industria cultural, pero incapaces de
disfrazar el hecho flagrante: la cultura contemporánea es, en una primera aproximación, nula.”
(Castoriadis, 1988). Esto es, ¿es el discurso surgido del periodismo “cultural” el relevo (espurio) del de
la historia del arte?
no es la reproducción de lo mismo, sino el surgimiento de formas nuevas que no están
escritas, ni son deducibles de las condiciones presentes. La historia es, sobre todo,
creación. Frente a la idea vassariana del genio, primera impronta de la historia del arte,
de primera magnitud por cada decenio. Y he aquí, después de cerca de cincuenta años,
un universo de tres o cuatro mil millones de humanos, con una facilidad de acceso sin
caminos cerrados para esta ya imposible historia del arte, del genio o de la obra maestra.
redención derivada del arte, que con matices, se acuña modernamente en Schiller. Y sin
caverna, ni en sustituir la incertidumbre de las sombras por los contornos bien definidos
de las cosas mismas, la claridad vacilante de una llama por la luz del verdadero sol.
nosotros las cavamos infatigablemente, dar vueltas en el fondo de una calle sin salida
cuya entrada se ha cerrado a nuestras espaldas- hasta que este divagar abre,
inexplicablemente, fisuras factibles en el muro". Así, no se trata de un recorrido guiado
divinas o institucionales o internas a un presunto discurrir del arte como quehacer: una
las nociones históricas que hacen pesar leyes económicas, sociales, históricas o de
cualquier otro tipo sobre del trazado futuro del decurso creativo.
De todas maneras, permanecen las preguntas abiertas acerca de las maneras como los
tampoco impide que se sigan intentando historias del arte y de la imagen, desde
historia del arte y de disciplinas emegentes. Las derivas que se marquen desde las
respuestas a estas inquietudes, trazan el mapa de una nueva historia del arte, con
intersecciones y divergencias, pero que sigue siendo igualmente necesaria para poder
15
Por ejemplo, Debray, Régis. 1994. Vida y muerte de la imagen. Historia de la mirada en occidente.
Barcelona: Paidós, o Melot, Michel. 2007.Une brève Histoire de l’Image. Paris: L’œil 9, o desde otra
perspectiva la revisión Belting, Hans. 1983. Das Ende der Kunstgeschichte? Überlegungen zur heutigen
Kunsterfahrung und historischen Kunstforschung, Monaco : Deutscher Kunstverlag , o los diversos
artículos de José Luis Brea en Estudios Visuales.
evanescencias, encuentros y disyunciones, dibujos todos ellos donde el arte y su decurso
histórico sigue trazando la imagen de nuestros propios rostros. Allí, y del mismo modo
que sucedió antes, la historia del arte y sus discursos asociados podrán vivificarse con la
tiempo para que una nueva historia del arte, revisada, diversa, fragmentaria sin culpa,
renovada y ágil, emprenda un nuevo camino. Tal vez podría adoptar como divisa este
texto de Edmundo O’Gorman, que recoge de un modo certero mucho de lo aquí traído a
colación (en Tenorio Trillo, 2009. p. 14): “ Quiero una imprevisible historia como lo es
de venturas y desventuras; una historia tejida de sucesos que así como acontecieron
prima hermana la narrativa literaria; una historia de atrevidos vuelos y siempre en vilo
como nuestros amores; una historia espejo de mudanzas, en la manera de ser del
Profesor asociado
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