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“Verdaderamente, vivo en tiempos sombríos. Es insensata la palabra ingenua.

Una frente lisa


revela insensibilidad. El que ríe es que no ha oído la noticia terrible, aún no le ha llegado.”

-Bertolt Brecht

Bertolt Brecht poeta y dramaturgo alemán, es uno de nuestros grandes referentes para
colectividad intolerante y aunque podríamos definirnos en torno a su teatro épico, lo cierto es que
solo utilizaremos algunos elementos que consideramos necesarios para nuestra puesta escénica,
tales como:

 Dialéctica: Permitía mostrar las circunstancias en las que el espectador vivía para poder
desarrollar su actitud crítica. Al revelar las condiciones históricas bajo las cuáles vivía,
debía mostrarse en escena que dichas condiciones eras producto de los hombres, no se
hallaban naturalmente dadas, y en tanto hechas y mantenidas también por otros
hombres. La dialéctica, según Brecht, te obliga a buscar el conflicto, la contradicción en
todos los procesos, instituciones, ideas, etc. Pretendía que lo familiar se volviera extraño, y
por ende, cuestionable. Los misterios y problemas del mundo no se resolvían,
simplemente se mostraban.
 Distanciamiento: La gran crítica que Brecht hacía al teatro aristotélico era que no bastaba
con mostrar a un hombre en escena y permitirle al espectador identificarse con él. No, no
era suficiente ponerse en su lugar, había que ubicar al espectador frente a él, tomando
distancia, activando su actitud crítica, para mirar al hombre en escena en toda su
complejidad y bajo las condiciones específicas de su contexto histórico. (Leonor, p.9)

Nuestro objetivo no es crear revolución, no es cambiar una perspectiva, convencer o inclinar al


espectador a una postura, nuestro objetivo es visibilizar, cuestionar, criticar, observar toda la
complejidad que el ser humano y en este caso el ser mexicano conlleva, de esta forma
comprender la diversidad que habitan los escenarios mexicanos y poder de esta forma sensibilizar,
comprender y empatizar las posturas que pueden diferir de las mías.

“Para Brecht, como para Aristóteles, el teatro es un camino de conocimiento. Si bien para este
último se trata de un conocimiento ontológico y para Brecht, en cambio, de uno histórico, por
ambas vías desembocamos en el imperativo de que el teatro ha de desvelar lo que sucede en la
actualidad del espectador que lo presencia, por eso es re-presentación, presente de la presencia y
presencia del presente.”

• A pesar de todo lo que se ha aludido como el rechazo a la experiencia sentimental del


espectador del teatro brechtiano para ponderar la frialdad de su objetivación y didactismo, el
espectáculo brechtiano, paradójicamente, siempre resulta profundamente conmovedor.

• Solamente alguien muy fuerte internamente y muy valiente puede ser compasivo. Los
débiles son cobardes y egoístas. Hoy como nunca resulta escandaloso el espectáculo de la bondad.

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