Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Respuesta de Job: Sé a ciencia cierta que el reproche procede
de mi mano: de mis pecados. Y mi mano ha dejado caer su
peso sobre mis gemidos37: me has pegado para que me
duela. ¿Y llegar hasta su trono?38 Para que mi santidad sea lo
suficientemente grande como para acercarme a quienes son
asiento de Dios. Entonces podré decir y escuchar verdades.
Razón por la que a los santos se les llama cielos. Y conoceré
las réplicas que me dirige: el aporte de razones con las que
demuestra que todos sus juicios son justos. Y oiré lo que me
dice39: estando ya tan cercano a él. ¿Discutirá conmigo
alegando su gran poder?: hasta el punto de ofrecerme
resistencia valiéndose de su poder. En absoluto. Que no
abuse de mí recurriendo al terror: que no se aproveche de
mí, aterrorizado como estoy a causa de mis pecados. Por lo
demás, cuando me llegue a él40: en aquella libertad con que
me acercaré a su trono, lo amaré todo, y su poder no será
impedimento, aunque ahora pueda abusar de mí, pecador
como soy. Es decir, que haga de mí lo que quiera, incluso
castigándome, aunque justamente. De él procede la verdad y
la reprimenda: es decir, su reproche no es injusto. Lleva
hasta el final la sentencia sobre mí41: si ahora aplica un
correctivo, luego la hará pública. Porque si soy el primero en
desfilar, ya no apareceré después42: ni esperar con arrogancia
ni desesperar sin fe; es decir, ni desbandarse a la izquierda ni
a la derecha. Así se lee: si subo al cielo, allí estás
tú43. ¿Quién puede arrojarme de allí?, etc. No acabo de
comprender lo que hace desde la izquierda. Es repetición de
lo anterior. Al estar entregado a las realidades temporales,
dice que no se comprenderá desde la izquierda. Se volverá
hacia la derecha y no lo veré44. Por eso no debo mantenerme
a la izquierda. Dijo se volverá, porque se halla entre los
espirituales de los que yo me aparto cuando estoy a la
izquierda. El conoce mis caminos: de modo que le seguiré
aunque me lleve a través de las tribulaciones. Me probó como
al oro45: en las tentaciones. Caminaré en sus
mandamientos46: saldré de mis tinieblas, pero siempre en sus
mandamientos. Si, por el contrario, él lo juzgó
así47: probarme como el oro por medio de las
tribulaciones. Por eso me he disparado hacia él: por haberme
hecho sufrir me he lanzado hacia él abandonando las
realidades temporales. Y prevenido por él, siento inquietud
por él48: para evitar el suplicio eterno con estos sufrimientos
carnales. Por eso me estremeceré ante él49: me estremeceré
ahora, para evitar el juicio futuro que me barrunto, y donde
tendrá lugar su manifestación. Y Dios ha ablandado mi
corazón50: atribuye a la misericordia de Dios ese mismo
temor con que evita los castigos futuros. Porque desconocería
los castigos y tinieblas que caerán sobre los malvados si Dios
no hubiera ablandado su corazón con el sufrimiento actual.
Justamente ocurre lo contrario cuando se dice que Dios
endureció el corazón del Faraón51.
Capítulo XXIV