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Capítulo XX

Réplica de Sofar de Naamat: Vuestra penetración no es


superior a la mía183.  Se dirige al equipo de consoladores de
Job, del que también él forma parte.  Voy a escuchar el
reproche que me ha llenado de rubor184:  de soslayo pretende
que Job encaje la reprensión afrentosa, pues a este tenor
tiene la posibilidad de alcanzar el espíritu de la sabiduría. Esta
expresión reviste un matiz de cortesía, como aquella que
pronunciamos en primera persona cuando decimos.— Me
guardaría muy mucho de hacer esto o lo otro, pues las
consecuencias serían funestas, cuando lo que realmente
pretendemos es que alguien sea cauteloso.  ¿Acaso lo sabes
ya desde siempre?185 Desde el comienzo de los siglos, lo
sabes. Piensa que Job, en cuanto impío, lo ignora. El ojo verá
y no añadirá186: pues no será visto.  Que a sus hijos los
disemine el malvado:  es decir, que el diablo disemine o a sus
imitadores o a los seducidos por él. Y que sus manos se le
abrasen de dolor187:  les resulten un tormento sus obras. Sus
huesos están llenos de vigor juvenil188:  se engríe de su
solidez. La ocultará bajo su lengua189:  al igual que el
tramposo, no la mostrará para servirse de ella
secretamente.  La conservará y no la soltará:  al estar
encariñado con ella y no querer verse privado de ella, no la
soltará. O también: contando con el perdón de Dios, se valdrá
de esta carta de inmunidad, pero no la soltará. Y la retendrá
en su paladar190: como cosa que le agrada. Y no podrá
socorrerse a sí mismo:  no por eso se liberará.  Hiel de áspides
en sus entrañas191:  en su interior, al poseer ocultamente la
malicia para dañar. Las riquezas amasadas injustamente las
vomitará: con profundos retortijones y angustia del
corazón. El ángel le hará salir de su casa192: siempre que las
aflicciones hagan que afloren sus secretos.  Y resplandecerá la
fiereza de los dragones:  hasta el punto de que quien al
comienzo se mantuvo oculto, delatado por las tribulaciones,
sacará ya a plena luz la fiereza de los dragones.  Y le mate
lengua de víbora193:  sea objeto de seducción diabólica. No
vea el ordeño del ganado: el fruto de las ovejas. Es decir, que
no practique las obras de justicia, hasta el punto que
entienda que puede liberarse con ellas.  Ni los torrentes de
miel y de mantequilla194:  las obras buenas hechas con caridad
y alegría de corazón altruista y entregado. Porque la
mantequilla no es sino leche cuajada.  Ha trabajado en vano y
sin fruto195: dado que no comprende que hay que trabajar a
partir de las cosas que pertenecen a la misericordia. Por eso
se dice que el Señor comerá leche y miel196, porque estas
cosas se las presentarán personificadas en sus
humildes. Cosas que serán como algo duro, que no puede
masticarse ni deglutirse197: algo duro, no sé si la maldad o la
soberbia. No le salvará lo que tanto anheló198:  porque el
objeto de su codicia era la maldad.  No quedará rastro de su
comida199: pasan ya sus apetencias.  Cuando crea estar harto
se ahogará200: la hartura de los apetitos, más que saciedad,
procura ahogo. Con tal de que llene su vientre: le
sobrevendrá tal penuria, que dude si llenará su vientre,
siendo así que se busca esto para conjurar el hambre. Y dijo
esto porque cuanto más tiene, más quiere. Mandará contra él
el furor de su cólera201: porque no le ha visto hacer obras
buenas. Que le hiera la flecha inmaterial202: perpetua.  Que le
traspase un venablo:  que penetre en él la tentación y que le
hiera tanto en sus expectativas como en las realidades que
deja, como traspasado de parte a parte. Los rayos en su
tienda203: los terrores repentinos en sus pensamientos. Que
el extranjero arruine su casa204: el diablo, que es el tentador
adventicio, habida cuenta de que el hombre ya tiene sus
propias tentaciones.  Y que el cielo revele su impiedad205: el
juicio celestial. Y la posesión de sus bienes le llegará del
superintendente206: se los donará Dios.

Capítulo XXI

Respuesta de Job: Carezca yo de este consuelo que me


dais1:  el pensar que hay que gozar de los bienes temporales,
siendo como son comunes a los buenos y a los malos, y que
si eventualmente apareciera algún malvado, la revancha se
tomara contra él a base de estos bienes. Job, por el contrario,
dice que estos bienes temporales les duran a los malos hasta
la tumba, y la venganza contra ellos no tiene lugar
recurriendo a estos bienes. ¿Y qué? ¿Es que mi castigo me
viene de un hombre? El escarmiento me viene de Dios. Por
eso, el consuelo sólo puede venirme de él, no de vosotros.  ¿Y
por qué no habría de impacientarme?2 Por tanto, no me deis
esa clase de consuelo, pues estoy viendo la dicha de los
malos.  Volveos hacia mí y asombraos3: es como si dijera
vaguedades.  Yo, al acordarme, me horrorizo: retrotrayendo
hacia el pasado los sentimientos que le embargan
actualmente, confiesa las maldades de la vida humana. Y mis
carnes están agarrotadas por el dolor4:  mi dolor es
carnal. ¿Cómo es que viven los impíos?5 Les pregunta el
porqué, ya que andaban pregonando que aquí había un
castigo para los impíos. Y sus ovejas se mantienen en una
especie de decrepitud6:  ¿hasta qué punto pueden mantenerse
así? No durarán siempre.  Había bienes en sus manos7:  no les
arrebató esos mismos bienes cuando se expresaban así. Es
más, la lámpara de los impíos se apagará8:  alusión al
esplendor temporal, aunque no lo interpretaran como
aquéllos. Que sus hijos derrochen sus bienes9:  se refiere a
los bienes con que los fascinó. Es decir, los bienes
temporales, sean del anticristo o del diablo. Que sus propios
ojos vean su ruina10: quiere decir que los que gozan de la
abundancia son inconscientes de esa misma prosperidad.
Pero en el futuro irá a parar a la misma sensación de los
impíos. Porque detrás de él ya no se cumplirá ninguno de sus
deseos en su propia casa: dado que en su conciencia no
siguieron al Señor en sus tribulaciones.  Aunque el número de
sus meses haya sido reducido a la mitad11: aunque dio culto a
Dios en el presente, no esperó en las realidades futuras que
conjuntamente integran la plenitud de los meses. ¿Porque es
él quien juzga los homicidios?12: ya que los impíos, al inculcar
la impiedad mediante el amor a la impiedad carnal,
indefectiblemente mueren para el siglo futuro. Pero de tales
homicidios no son jueces los hombres, sino sólo Dios. Morirá
en la plenitud de su simplicidad13: da la impresión de ser
vengador de los homicidios ocultos al hacer mención del
dadivoso y del avaro, porque a los hombres ricos y generosos
se les tiene por buenos. Sus vísceras están cubiertas de
grosura:  tiene alegría.  Y su medula se esparce14:  la de sus
vísceras. La razón estriba en que no retiene sus bienes de
manera egoísta, sino que los emplea tanto en favor de sí
mismo como en favor de los demás. Y así sé que me insistís
temerariamente15:  pues no habláis reflexivamente.  Andáis
preguntando: ¿dónde está la casa del príncipe? La del impío o
la del soberbio. Pensaban que se les despojaba aquí de sus
bienes, cuando de hecho la mayoría acababa sus días en la
abundancia para ser castigados con ellos.  ¿Y dónde está el
toldillo de las tiendas de los impíos? 16:  el
honor. Preguntádselo a los viandantes:  a los que no se
recrean en el camino, sino que pasan por él. Y no dejaréis de
reconocer sus señales17: o las de los impíos que dan los
transeúntes al predecirles el futuro, o las que permiten
conocer a los impíos. ¿Quién denunciará delante de él su
proceder?18 En presencia del impío nadie pone al descubierto
su conducta. Sólo lo hace el Señor con aplomo y seguridad en
sí mismo, porque le hace frente. Y, con todo,  él mismo —el
Señor—  fue llevado al sepulcro:  por eso no hay que esperar
para aquí el premio de la piedad.  Y veló sobre la
muchedumbre19: porque resucitó con anterioridad al grupo de
los resucitadores. ¡Dulces le fueron los guijarros del
torrente!,  aquellos a los que no abatió el mundo: sus
discípulos. Y  todo el mundo se va tras él, y ante él gente
incontable20. O bien: en pos de él marcha todo hombre, es
decir, el único hombre:  y ante él, innumerables: los que
ahora se consideran incluidos en el número de los hombres. O
bien: en pos de él avanza la turba de los creyentes, y ante él
los patriarcas y los profetas.  ¿A qué, pues, me ofrecéis vanos
consuelos?21 Al sugerirme los bienes o males presentes.

Capítulo XXII

Réplica de Elifaz de Temán:  ¿No es el Señor el que enseña la


sensatez y la ciencia?22 Es como si le reprochara a Job no
haber juzgado con rectitud, puesto que a Dios no se le puede
reprender más que a través de la inteligencia, en la que nos
aventaja, dado que el hombre la recibe de él.  ¿Y entrará en
juicio contigo?23:  para que te compares con él. Tu luz se ha
convertido en tinieblas: tu dignidad.  Y mientras duermes te
cubrieron las aguas24: la riada de la tribulación cuando te
sientes seguro.  ¿Puede discernir a través de las nubes?
25
:  Como si no pudiera ver a través de la niebla.  Las nubes le
sirven de escondrijo y no se le ve: se le ocultan las realidades
de la tierra. Y se pasea por la inmensidad del
cielo26:  metáfora no aplicable a la tierra. ¿Es que quieres
guardar la senda del siglo?27: como si Job pensara que Dios
no se preocupa de los avatares humanos. ¿Por qué los
cogieron antes de madurar?28:  inmaduros, según su opinión,
ya que pensaban permanecer aquí para siempre, o en todo
caso antes de acceder a la sabiduría. Pero estos amigos de
Job hablaban de oídas, no expresaban sentimientos
propios.  El pensamiento de los impíos está lejos de él y llena
sus casas de riqueza29:  el pensamiento del impío está lejos
del Señor porque Dios no actúa de acuerdo con las
expectativas de él, bien porque al impío le resulta la impiedad
gratificante o apetitosa, o bien porque no acaba de verla. Los
justos, al verlo, se echaron a reír:  los que comprenden.
Aunque éstos no lo comprendieran, al estimar que los impíos
reciben su galardón aquí.  Y el inocente se mofará de
ellos30:  de los impíos.  Sé duro si eres capaz de resistir31: es
decir, mantente firme. Y alejarás de tu tienda la
iniquidad32: tu trato personal o la misma vida. Y esto aunque
todo lo entiendan en sentido carnal. Y colocándolo sobre un
terraplén, como sobre una roca33: lo contrario de esta otra
expresión: sus cimientos son un río que corre34. Porque se
humilló a sí mismo:  la luz misma.  Y tú dirás: se ha realzado
contra el orgullo35:  contra los orgullosos.  Salva al inocente y
tú te salvarás mediante la pureza de tus manos36: no te
desanimes en tus buenas acciones, porque de las realidades
humanas se ocupa Dios.

Capítulo XXIII
Respuesta de Job: Sé a ciencia cierta que el reproche procede
de mi mano:  de mis pecados.  Y mi mano ha dejado caer su
peso sobre mis gemidos37: me has pegado para que me
duela.  ¿Y llegar hasta su trono?38 Para que mi santidad sea lo
suficientemente grande como para acercarme a quienes son
asiento de Dios. Entonces podré decir y escuchar verdades.
Razón por la que a los santos se les llama cielos.  Y conoceré
las réplicas que me dirige:  el aporte de razones con las que
demuestra que todos sus juicios son justos. Y oiré lo que me
dice39:  estando ya tan cercano a él. ¿Discutirá conmigo
alegando su gran poder?: hasta el punto de ofrecerme
resistencia valiéndose de su poder. En absoluto. Que no
abuse de mí recurriendo al terror:  que no se aproveche de
mí, aterrorizado como estoy a causa de mis pecados. Por lo
demás, cuando me llegue a él40: en aquella libertad con que
me acercaré a su trono, lo amaré todo, y su poder no será
impedimento, aunque ahora pueda abusar de mí, pecador
como soy. Es decir, que haga de mí lo que quiera, incluso
castigándome, aunque justamente.  De él procede la verdad y
la reprimenda:  es decir, su reproche no es injusto. Lleva
hasta el final la sentencia sobre mí41:  si ahora aplica un
correctivo, luego la hará pública.  Porque si soy el primero en
desfilar, ya no apareceré después42: ni esperar con arrogancia
ni desesperar sin fe; es decir, ni desbandarse a la izquierda ni
a la derecha. Así se lee:  si subo al cielo, allí estás
tú43. ¿Quién puede arrojarme de allí?, etc. No acabo de
comprender lo que hace desde la izquierda. Es repetición de
lo anterior. Al estar entregado a las realidades temporales,
dice que no se comprenderá desde la izquierda. Se volverá
hacia la derecha y no lo veré44.  Por eso no debo mantenerme
a la izquierda. Dijo se volverá, porque se halla entre los
espirituales de los que yo me aparto cuando estoy a la
izquierda.  El conoce mis caminos: de modo que le seguiré
aunque me lleve a través de las tribulaciones.  Me probó como
al oro45: en las tentaciones. Caminaré en sus
mandamientos46:  saldré de mis tinieblas, pero siempre en sus
mandamientos. Si, por el contrario, él lo juzgó
así47: probarme como el oro por medio de las
tribulaciones. Por eso me he disparado hacia él:  por haberme
hecho sufrir me he lanzado hacia él abandonando las
realidades temporales. Y prevenido por él, siento inquietud
por él48:  para evitar el suplicio eterno con estos sufrimientos
carnales. Por eso me estremeceré ante él49:  me estremeceré
ahora, para evitar el juicio futuro que me barrunto, y donde
tendrá lugar su manifestación.  Y Dios ha ablandado mi
corazón50:  atribuye a la misericordia de Dios ese mismo
temor con que evita los castigos futuros. Porque desconocería
los castigos y tinieblas que caerán sobre los malvados si Dios
no hubiera ablandado su corazón con el sufrimiento actual.
Justamente ocurre lo contrario cuando se dice que Dios
endureció el corazón del Faraón51.

Capítulo XXIV

Por lo cual al Señor no se le ocultaron los tiempos 52. Dándole


sentido causal o consecutivo. Traspasaron el fin53:  Cristo. Y
los pobres se apartaron del camino justo:  sea para imitar a
los impíos, sea porque, al ver impune la maldad con que
atentaban contra ellos los que abandonaban la justicia,
estimaban que no  existe el juicio divino. Al mismo tiempo se
ocultaron los humildes de la tierra54: con aquellos que se
apartaron del camino justo también se ocultaron los mansos
con el fin de negarme ayuda. Cuando arrecia la persecución
se contabilizan tres tipos de hombres en la Iglesia: los que
contemporizan, los que huyen y los que padecen. El prototipo
de todos éstos es Job.  Y los asnos salvajes del campo
cayeron sobre mí:  los necios y los cimarrones, que son los
soberbios, cayeron sobre mí cuando me hallaba en actitud de
confesión. Es decir, cayeron sobre la Iglesia. Y saliendo a su
tarea—  su tarea es caer sobre mí. Dios les ha confiado este
cometido. Se  le volvió pan tierno para los
adolescentes55.  Habla de pan tierno para el impío y el
perseguidor, es decir, del pan de la persecución que tanto les
gustaba cuando hacían extensiva esta persecución a los
adolescentes. El término adolescentes podemos aplicarlo, por
una parte, a los amantes de los placeres, dada la proclividad
que los adolescentes tienen hacia ellos. Por otra parte,
podemos aplicarlo a quienes han aprovechado tanto en la
Iglesia que tienen superada ya la etapa de la simplicidad que
comporta la niñez, pero que aún no han llegado a la
consistencia varonil en que incluso se llega a despreciar al
perseguidor.  Metieron la hoz en el campo antes de que le
llegase el momento56: puede referirse a aquellas clases de
persecución en que a algunas personas se las aterrorizaba
haciendo daño a los campos. O puede entenderse bajo el
nombre de campo a la Iglesia, que los perseguidores
quisieron segar antes de que llegara a sazón, es decir, antes
de que se desarrollara a la vez la cizaña destinada a la
eliminación en tiempo de la siega. Se mojarán con los
aguaceros de los montes57:  al acudir desnudos a las cavernas
donde rezuman las filtraciones. Arrancaron de los pechos al
huérfano: los huérfanos y las viudas son con frecuencia
personificación de la Iglesia: se trata de gente que es objeto
de mal trato. Y humillaron al que había caído58:  al que estaba
dejado de la mano de Dios o de algún otro, sabiendo, por lo
demás, que no tener compasión de estas personas denota
una crueldad injustificable.  En el aprieto pusieron asechanzas
con toda maldad59:  el aprieto equivale a las necesidades.  Se
les expulsaba de la ciudad y de sus hogares:  ellos expulsaban
a otros. La vida de los pequeñuelos entre ríos de
lágrimas60:  transcurrió. Dios mismo no se preocupó de
ellos61:  de los impíos. No preocupándose de ellos, por el
momento, hizo que desesperaran del juicio de Dios, ya que
cometían ultrajes impunemente. Por eso fueron entregados a
las tinieblas: a la ignorancia del juicio de Dios. Y es
imprevisible como el salteador62: aquel día les cogerá por
sorpresa. El ojo del adúltero espía en la oscuridad63:  trata de
manifestar en qué clase de tinieblas se verán los impíos en su
impunidad: no en la oscuridad que espían los adúlteros y
demás malhechores nocturnos para evitar la notoriedad de la
luz del día. Se refiere a aquella oscuridad que se cierne sobre
ellos incluso por la mañana. En las tinieblas perforan las
casas:  hace mención de otras fechorías. De día se cerraron
con sello64:  se ocultaron. No conocieron la luz, porque para
ellos perdura simultáneamente la sombra de la muerte65: no
por haber pasado la noche les volvió la espalda la sombra de
la muerte.  Aparece ingrávido sobre la superficie de las
aguas66: en comparación con la tierra se consideran más
resplandecientes quienes se ven impregnados por la luz y por
la imagen de la ingravidez. De ahí que  aparezca ingrávida
sobre ellos la sombra de la muerte,  dado que son portadores
de ella por su condición carnal. O también: la
expresión  Aparece ingrávido sobre la superficie de las
aguas  puede entenderse de quienes hacen profesión de fe en
el bautismo.  Que su porción sobre la tierra sea maldita 67:  que
todas sus opciones sean estériles. Los arrancaron del seno de
los huérfanos68:  arrebataron la palabra del corazón de los
débiles aconsejándoles mal. Luego, se hizo mención de su
pecado:  que pensaban había caído en el olvido.  Queden
desgajados como tronco podrido todos los malvados 69: los
incurables.  Maltrataba a la estéril70:  la que no cuenta con el
consuelo de los hijos.  Y al levantarse no da fe a lo que se dice
contra su vida71:  debió creer que su vida era mala y por eso
mismo levantarse. 
Que no espere la salud cuando sienta los síntomas de la
enfermedad:  cuando comiencen los sufrimientos.  Sino que
cae en la languidez72. El impío busca en la adversidad el
tiempo de consuelos que más le debilitan.  Se puso mustia
como malva en verano:  su esbeltez, porque no pudo soportar
la quemazón del sufrimiento. Hace referencia a la malva por
su flaqueza.  O como la espiga que se inclina
espontáneamente sobre la caña73: porque su punta estaba
vacía. El mismo impío opta por consuelos que agudizan su
enfermedad.  Si no es así, ¿quién me desmentirá?74  Si los
impíos se comportan de otro modo

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