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Actividad #9
Actividad #9
SERVICIOS
ELECTRÓNICA
DOCENTE:
AMPARO YTO QUISPE
ESTUDIANTES:
CHAMBILLA CONDORI, GUIDO
2020-B
Desigualdad frente a la pandemia en el Perú
Desigualdad social
Sin duda alguna Perú fue uno de los primeros países en decretar el estado de
emergencia para controlar el contagio del covid 19, obligando a cerrar actividades que
aglomeran personas, actividades por las cuales muchas familias solventaban las
necesidades básicas en su vida diaria, sin embargo la extensión de la cuarentena obliga
al estado peruano a crear mediadas que amortigüen las necesidades de alimentación de
muchas familias, creando así en bono familiar y canasta de víveres, y también creando
un estado de desigualdad ya que muchas de estas ayudas no necesariamente eran
distribuidas a familias que lo necesitabas, más aun eras ayudas que no alcanzaban a
mantener la alimentación prolongada de los días de la cuarentena, obligando así a
buscar recursos que generen ingresos en tiempos de cuarentena, de esta manera
aumentando la informalidad en el comercio de diversos productos que por su escases
fueron sobredimensionados en su costo generando así una desigualdad social sin
comprender que el virus es una enfermedad que no distingue el estado económico de
muchas familias.
Desigualdad estudiantil
Muy pocos peruanos confían en las instituciones públicas por razones como el excesivo
cobro de impuestos a las micro empresas, los costes de necesidades básicas son muy
altas como: servicios de agua luz y gas y el seguro de salud en los hospitales, sumado a
que el sueldo mínimo ya no está para cubrir alguna de estas necesidades, mientras que
hay fondos e ingresos que entran al gobierno y está siendo mal administrada.
La confianza es indispensable para que funcione una sociedad y para que las
organizaciones cooperen y sean productivas. La desconfianza paraliza. Genera capas
adicionales de burocracia que no se pueden destrabar con un decreto de urgencia.
Aumenta el costo de las transacciones que no se pueden eliminar con un régimen
simplificado.
La desconfianza es una enfermedad crónica del sector salud, pero durante estos
primeros seis meses del nuevo gobierno está alcanzado niveles epidémicos. La epidemia
de desconfianza se manifiesta en políticas de corto y mediano plazo poco efectivas, que
no se orientan a resolver los problemas de fondo del sector. Políticas que reaccionan a la
desconfianza imponiendo mayor control, más centralización y más inacción, solo para
evitar riesgos. Pero más grave aún es el efecto de la desconfianza en el diseño de
políticas de largo plazo en el sector.