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EL PODER DE LA AUTOESTIMA

Cuando hablamos de autoestima nos referimos a las creencias que tenemos


sobre nosotros mismos, la experiencia emocional derivada del sentido de
dignidad o indignidad. Dicho de otra manera, es motivación por cuidar de
sí mismo y explorar todo el potencial oculto y desconocido. Es un poder
camuflado entre innumerables sensaciones que influyen en nuestro modo de
comportarnos, en la manera de tomar decisiones, en cómo nos enfrentamos a
la vida, en la motivación por luchar persistentemente por cumplir metas y
aspiraciones personales.

Las personas con bajos niveles de autoestima tienden a considerarse


indignas de ser felices y dejan pasar de largo todo lo bueno, lo positivo o lo
importante. No son persistentes ni resistentes cuando se trata de superar
de las adversidades. Pueden buscar los mismos objetivos que las personas
con una autoestima más alta, sin embargo, están menos motivadas para
conseguirlos.

La autoestima es un concepto algo abstracto. Por eso, quienes consideran


comenzar a subir los niveles de amor propio, deberían analizar cuán cómodos
se sienten con el ambiente que los rodea y todos los elementos que allí se
encuentran.

Para explicarlo con mayor claridad plantearemos la siguiente situación: Por


ejemplo, a algunas personas les gustan los coches. Porque los coches son
importantes para ellos, estas personas toman muy buen cuidado de estos
objetos. Toman buenas decisiones acerca de dónde estacionar el coche, con
qué frecuencia deben llevarlo a mantenimiento y cómo van a conducirlo.
Pueden decorar el coche y luego mostrarlo a otras personas con orgullo. Con la
autoestima ocurre exactamente lo mismo, en este caso a quien se ama y se
cuida es a uno mismo.

Las dimensiones de la autoestima personal


La autoestima varía suavemente en cada individuo. Algunas personas tienen
una autoestima más alta, mientras que otras, ya sabemos, la tienen en bajos
niveles. Las diferencias entre estas personas no son obvias, pero se
manifiestan a través de la comparación de sus pensamientos y sentimientos
acerca de su valor.

También se cree que la autoestima varía de manera proporcional puesto que


no todos los casos de una alta autoestima son los mismos. Algunas personas
con alta autoestima han llegado a ese lugar sobre la base de logros reales, es
decir, se dan crédito para poder enfrentar nuevos retos, ya que han sido

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capaces de responder a los desafíos anteriores. Su buena opinión de sí
mismos es proporcional a los desafíos reales que tuvieron que superar en la
vida.

Por el contrario, hay otras personas cuya autoestima alta parece excesiva y
desproporcionada en relación con sus logros y acciones reales. Estas personas
piensan bien de sí mismas, pero no pueden mencionar algún logro sustantivo,
acciones o decisiones que hayan tomado para justificar la alta opinión que
tienen de sí mismos.

Su autoestima se basa más en un sentido de derecho que en cualquier logro.


Esta de alta autoestima se considera que es menos sana psicológicamente que
la variedad más proporcional de autoestima, sobre todo debido a la conducta
egoísta y egocéntrica que tiende a acompañar el sentido de derecho.

La autoestima varía tanto en términos de magnitud como en términos de su


carácter razonable, cuando se compara con los logros y acciones. Por ello, vale
la pena decirlo, los padres que buscan fomentar una buena autoestima
personal en sus hijos, necesitan nutrir y cultivar estas dos dimensiones.

Si quieres aprender sacar a flote todo el poderío que encierras dentro de ti,
aumentando exponencialmente muchos aspectos de tu vida y la de tus seres
queridos, te invitamos a leer la “Guía práctica para mejorar la
autoestima” del psicólogo y escritor Walter Riso. En ella encontrarás
diferentes técnicas para desarrollar la capacidad genuina de reconocer, sin
vergüenza ni temor, las fortalezas y virtudes que posees e integrarlas al
desarrollo de tu vida para hacerla más saludable y llevadera.

EL APEGO ES EL MAYOR MOTIVO DE SUFRIMIENTO DE LA HUMANIDAD


“Si tuviera solo una hora para salvar al
mundo, dedicaría 55 minutos a definir
bien el problema”
Frase atribuido a Albert Einstein

El primer paso para resolver un problema es identificar adecuadamente su


definición, eso nos evitará divagar en medio de posibilidades, probablemente
incorrectas, que no permitirán atacar las causas concretas eficazmente. Es
importante que tengas claro qué es y qué no es el apego o la dependencia
y qué significa, realmente, desapegarse en el amor.

En cuanto al apego, hay algo particular en el uso de este término. En nuestra


sociedad parece tener, en su uso, una connotación positiva, por lo cual vamos
a dejar antes otra cuestión clara: les hablaré del apego como sinónimo de
adicción. Yo hago la diferencia entre las adicciones que son aceptadas o están

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reglamentadas por la psicología y la psiquiatría y las que no; se tiende a
llamar apego a las adicciones que no están clasificadas. Así, cuando hablamos
de adicciones la gente suele ponerse en alerta; esa alerta es necesaria.

¿Qué significa el término "apego afectivo"?

El apego es un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se


fundamenta en cuatro creencias falsas: primera, que es permanente;
segunda, que te va a hacer feliz; tercera, que te va a dar seguridad total y,
por último, que dará sentido a tu vida. Cuando tienes un vínculo de este tipo
no estás preparado para la pérdida y, por ende, no aceptas el desprendimiento.

¿Qué es lo que pasa con una persona cuando se apega a alguien? Es


concluyente, el apego corrompe, eso te lo dirá cualquier psicólogo en este
campo. Para mí, el apego, es el principal motivo de sufrimiento en la
historia de la humanidad. Si el apego corrompe, pierdes tu dignidad, tu
respeto, tus valores más esenciales. También pierdes libertad, y no puedes
decidir cómo te vas a mover. Pierdes tranquilidad porque una de las
características del apego es el miedo a perder aquello que deseas. Finalmente,
pierdes también la alegría. Tu mente está tan metida en invertir recursos que
pierde la posibilidad de disfrutar la vida con muchas otras cosas, te absorbe.

1. El apego afectivo es una vinculación mental y emocional,


generalmente obsesiva, a ciertas personas, originada en la creencia
irracional de que ese vínculo proveerá de manera única y
permanente, placer, seguridad o autorrealización. Léase bien:
"permanente" (indestructible, eterno, inmodificable, arraigado). En
consecuencia, la persona apegada estará convencida de que sin esa
relación estrecha sentimental (adherente o dependiente) le será
imposible ser feliz, alcanzar sus metas vitales o tener una vida
normal y satisfactoria El pensamiento central que agobia a los
dependientes es como sigue: "Sin él o ella no soy nada o muy poco" o
"Sin él o ella, no podré sobrevivir ni realizarme como persona". Es
imposible vivir libre y sanamente con semejante lastre.
2. Lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de
renunciar a él cuando debe hacerse y podríamos decir que tal
renuncia es conveniente, si el vínculo resulta dañino para la salud
mental y/o el  bienestar de uno, el mundo y la gente que nos rodea.
Concretamente, respecto al amor, renunciar a una relación debería
hacerse cuando: (a) ya no te aman, (b) tu autorrealización vital se ve
afectada, y/o (c) si tus principios se ven vulnerados. (Para ampliar
este punto, puedes leer mi libro: Los límites del amor.)

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