Grupo de Oración

Renovación Carismática Católica

CIELO NUEVO Y TIERA NUEVA
Parroquia Santa Rosa de Lima

Prédica jueves 7 de mayo 2020

“Hacia media noche Pablo y Silas estaban cantando himnos a Dios, y los demás
presos los escuchaban. De repente se produjo un temblor tan fuerte que se
conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a
todos los presos se les soltaron las cadenas”.
Hechos 16: 25 – 26

La palabra nos relata: “Íbamos al lugar de oración: sea cual sea ese lugar, el enemigo
pretende alejarnos, y quienes están firmes en el camino del Señor, tal como Pablo,
pueden ver la aflicción que el maligno provoca en personas que no son libres, sino
esclavos del pecado, del dinero, de la ambición de otros. En este caso se trata de una
esclava poseída por un espíritu adivino, como un artificio del demonio y de las fuerzas
oscuras que intentan negar el dominio absoluto de Dios sobre el destino de sus hijos.
Tratar de saber el propio porvenir es dudar de Dios, y es ahí donde el enemigo se
aprovecha, en el momento de la duda, para hacer su intromisión en nuestras vidas.
El enemigo reconoce al Señor a través de la esclava, sin descanso los sigue, Pablo
agotado, la libera del Espíritu adivino. Se manifiesta en ella una separación producto de
la perturbación del mal, y la tendencia natural que tenemos en nuestro corazón de
buscar a Dios.
Ante el poder de Cristo redentor y salvador las cadenas se esfuman. El Señor de la vida
es el Rey, es mas fuerte que cualquier mal. Su amor y su misericordia eterna nos
rescatan una y otra vez de las garras del enemigo.
Quienes obtienen sus riquezas recurriendo a las fuerzas oscuras, todos aquellos que
explotan, maltratan y corrompen a almas inocentes, se ven descubiertos por el poder del
Señor. Por eso se burlan de Jesús, de sus seguidores, argumentando que somos
demasiado moralistas, que todo es una mentira, que Dios no existe. Claro a ellos les
conviene que Dios no exista. Por eso, mezclado en el mundo con ellos, nos espera la
persecución, el desprecio. Estamos preparados para defender al Señor en toda
circunstancia.
Los golpes y a la cárcel, y meticulosa vigilancia, pues el mal sabe perfectamente a quien
seguimos. No solo la cárcel, sino cadenas.
Como ahora que a través de la enfermedad, el mal nos puso entre las cuatro paredes de
nuestros hogares, y ato cadenas a nuestros pies para que no podamos caminar hacia el
Señor, en las Iglesias como solíamos hacerlo.
Pero una vez más fue vencido por el Señor, poco a poco se fue encendiendo la llama del
amor de Dios en nuestros corazones y en todos lados, en nuestros hogares, en las redes
sociales, como nunca antes tenemos la posibilidad de presenciar la Santa Misa en
múltiples horarios, momentos de adoración, de sanación, de formación. El enemigo fue
vencido por el Señor que recorrió cada uno de nuestros hogares, golpeando cada puerta
para que lo dejemos entrar.
Frente a la adversidad, cantemos, alabemos, demos gracias y proclamemos la gloria de
Dios. Las puertas se abrirán y todas las cadenas se soltaran. Para todos, no hay
exclusiones.
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La luz del Señor habita en la alabanza, y ese es el lugar donde todo se sana, donde reina
el amor, donde no hay temor ni cadenas. En la alabanza nos fundimos con Dios y el nos
hace nuevos. Somos liberados de todo dolor, de toda pena.
La alabanza al Rey, al todopoderoso, cambia nuestras vidas. El Señor es más fuerte que
toda adversidad, él tiene poder sobre la vida y ha vencido a la muerte para librarnos del
pecado.
Te amamos Señor, en tus manos nuestra vida, que la alabanza se torne una constante,
que sea el lugar para encontrarnos contigo para amarte y dejarnos amar.
El efecto de la oración y la alabanza en situaciones difíciles.
La primera reacción de Pablo y Silas ante la adversidad fue adorar a Dios Humanamente
hablando, la situación no estaba para cantar. Sin embargo Pablo y Silas, olvidándose de
lo que les sucedía, abrieron sus labios, elevaron oraciones y cantaron en alta voz de tal
modo que los otros presos los oían. La adoración hizo descender la presencia de Dios a
la misma prisión. Cuando el cristiano ora, alaba y canta de corazón, hace que Dios se
mueva. Ni podemos imaginarnos el cuadro completo de cadenas profesionalmente
aseguradas a las manos y a los pies de los prisioneros, soltándose de sus cuerpos como
si fueran hebras de cabello. Imagínense la sorpresa de los demás prisioneros al verse
libres. La experiencia de Pablo y Silas debe motivarnos a ser mejores adoradores. La
adoración que agrada a Dios es la que se le ofrece en todo tiempo a pesar de las
circunstancia. Esta es la que trae su presencia a nuestras vidas.
La libertad en Cristo
Las oraciones y las alabanzas de los dos misioneros produjo una hermosa imagen de la
libertad en Cristo: “las cadenas de todos se rompieron”. Primero pensemos en las
cadenas físicas. Sin embargo, quedó demostrado que para Dios no hay nada difícil. No
existe un poder suficientemente capaz de detenerlo o de impedir que él haga lo que le
plazca. Simplemente las cadenas y los grillos de los pies se soltaron como si nada. El
poder de Dios es tan grande que las ligaduras de los demás presos también se soltaron.
Simbólicamente esto significa que la liberación que Dios ofrece por medio de Cristo es
para todos. Este acto de Dios también incluye a los oprimidos por el diablo de diversas
enfermedades corporales, emocionales y espirituales. Todas las personas pueden ser
libres por medio de nuestro Señor Jesucristo. No importa quienes sean, solamente tienen
que permitir que el Espíritu Santo toque sus vidas y su situación empezará a cambiar
inmediatamente.
Jesús único Dios y salvador
Jesucristo es el único que puede salvar a ser humano. Salvar quiere decir, librar al
pecador de la condenación eterna.
El efecto de la oración y la alabanza en las personas que las practican es extraordinario.
Provoca el poder de Dios, produce liberación, mueve al arrepentimiento y el corazón se
llena de gozo a causa de perdón que se recibe.
En esta lección aprendemos que el cristiano no debe permitir que las adversidades de la
vida opaquen la luz de Dios que ilumina su corazón. Tampoco debe dejar que las luchas
cotidianas le priven del deseo de orar y alabar a Dios. Cuando oramos y cantamos
durante los tiempos de tristezas, enfermedades, persecuciones, etc. Dios se glorifica.
Todavía él se mueve en medio de la alabanza de su pueblo. Alabemos juntos, alabemos
a título personal, oremos sin desmayar para que el poder de Dios cause un terremoto tan
grande que haga huir las circunstancias adversas que vienen a nuestras vidas. Entonces
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los demonios opresores se irán, las enfermedades serán sanadas, las heridas del corazón
serán curadas y nuestros familiares y amigos serán salvos.

En momentos que nos parecen injustos, dolorosos y de gran prueba, tenemos la decisión
de hundirnos o de adorar y alabar al único Digno.
Las circunstancias adversas son oportunidades para honrar a Dios y darle gloria por su
amor, fidelidad y misericordia.      Muchos de nosotros estaríamos preguntándole a Dios
que había ocurrido, por qué me dejaste, donde está tu poder ahora que lo necesito.  
Posiblemente podríamos estar orando fervientemente a Dios para que nos saque de tal
condición, después de todo lo que estábamos haciendo era tu voluntad.  ¡Sácanos de
aquí!
No habían quejas, no habían lamentaciones, o arrepentimientos, o dudas de si realmente
entendieron la voluntad de Dios o no.   Solo había oraciones con alabanzas cantando
himnos a Dios. ¡Cuanto tenemos que aprender ¡Él continúa trabajando con nosotros
porque el objetivo final es llevarnos a la perfección.  .   No hay nada oculto delante de
Dios.    Él tiene control absoluto de todas las cosas y sabe qué debe hacer y cuando para
el bienestar, primeramente de su obra y luego de nosotros.    Decimos constantemente
que somos meros instrumentos de Dios, pero no queremos ser tratados como tales.   
Como instrumentos de Dios nuestra importancia es secundaria, pues lo primordial es
salvar vidas.    Nunca olvidemos que Dios dio a su único y unigénito Hijo por la
humanidad y que la voluntad de Él es que todos procedan al arrepentimiento. Pablo y
Silas no lamentaron su condición, por el contrario fue un gran motivo para cantarle al
Señor con himnos.   Pero lo otro que debemos notar en este verso es que la Biblia nos
dice claramente “y los presos los oían”.
Muchas veces no nos percatamos de las personas que están a nuestro alrededor.    Aun
sin saberlo siempre alguien está escuchándonos.   ¿Qué oyen ellos de nuestras bocas?  
¿Alabanzas al Señor o quejas y lamentos?    ¿Cómo podríamos hablar del amor de Dios
cuando nuestras vidas son una constante queja?    Dios no quiere ni aprueba esa clase de
actitud.    Cada situación en nuestras vidas debe ser una de alabanzas al Señor.  
debemos regocijarnos siempre.    Cuando tenemos visión de Dios no vemos los
obstáculos, sino las oportunidades    Estoy seguro que los otros presos estarían
anonadados viendo y oyendo a estos dos hombres mal trechos, alabando a Dios.   Repito
una vez más, ¿qué ven las personas que están a nuestro alrededor?   ¿Qué nos oyen salir
de nuestras bocas?   Frustraciones, quejas, etc. o alabanzas a Dios.  En nuestra iglesia el
lema es “Predicando el evangelio en tiempo y fuera de tiempo, de ser necesario
haciendo uso de palabras”.    Nuestra vida debe ser el vivo testimonio de lo que
creemos, o por lo menos de lo que decimos creer.    Si realmente creemos que Dios está
en control de todas nuestras situaciones, debemos actual en esa convicción y alabarle no
importando lo que esté ocurriendo. 
Cuando Dios permite el dolor en nosotros es porque algo más grande esta por venir.  
¿Podremos nosotros ver eso así?    Cuando entendemos esto hay un gran alivio en
nosotros sabiendo que de alguna manera Dios se encargará de darnos un gran premio.  
Tanto Pablo como Silas estaban en una celda con cadenas.   En lo físico estaban
prisioneros, pero en lo espiritual estaban libres.      Las alabanzas a Dios abren puertas y
sueltan cadenas.    Por un lado, los cristianos que están luchando con ataduras, y que han
orado mucho, ayunado, reprendido, confesado, y no han visto resultados, a lo mejor la
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respuesta está en alabar a Dios.   Desenfoquémonos un poco de nuestras limitaciones y

enfoquémonos más en adorar a Dios.   La Biblia nos dice claramente que Dios habita en
la alabanza de su pueblo y también nos dice que donde está el Espíritu de Dios hay
libertad.    No disfrutamos de esa libertad porque estamos absorbidos por nuestras
circunstancias las cuales no nos dejan alabar a Dios.  
¿Queremos hacer la voluntad de Dios?  
Entonces de nuestros labios tienen que salir expresiones de alabanzas continuamente.
Hay puertas por las que hemos estado orando mucho para que se abran.    Tratemos la
alabanza, es una llave que mueve el brazo de Dios.  
Paremos de quejarnos por las circunstancias que nos oprimen y agobian y comencemos
a alabar a Dios, Él tiene cuidado de nosotros.  Cuando nos disponemos alabar a Dios en
todo momento puertas se abren y cadenas son rotas.   No solo ocurre en nuestras vidas,
sino que también ocurre con los que nos están escuchando.     
La primera puerta que debe ser abierta es la puerta de la alabanza a Dios.    Debemos
despojarnos del temor. No callemos las alabanzas a Dios en nuestros medios, Dios las
desea escuchar.   Aun cuando no sintamos el deseo debemos alabarle.   Es por eso que
las alabanzas no deben ser producto de nuestras emociones porque en ocasiones no
sentimos el mínimo deseo de alabar; pero cuando obedecemos y le dejamos ver a Dios
cuan agradecidos estamos las cadenas que nos atan se sueltan y entramos en una
atmósfera de gozo y regocijo en la presencia de Dios.  
Dios nos ha dado las llaves que abren puertas, entre ellas se encuentra la llave de la
alabanza y adoración a Él.   ¿Le daremos uso a esa llave?
Estos son los sacrificios que le agradan a Dios.
Recuerda, tu vida y tu actitud de adoración impactará a otros…