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06.

PATRIMONIO SOCIAL : El patrimonio social es el conjunto de relaciones jurídicas de las que es


titular el ente societario. Esas relaciones sobres cosas corporales o incorporales, o con personas,
pueden ser de propiedad, de goce, de garantía, de créditos, etcétera. La naturaleza de esas
relaciones atribuye al patrimonio su carácter esencialmente mutable, por oposición, como
veremos, al capital social. No obstante, siempre conserva su carácter jurídico de universalidad de
derecho perteneciente a la sociedad. Su unidad se comprueba en el único inventario, en el único
balance social y en la unidad de garantía que todos sus bienes ofrecen a los acreedores sociales.
En cambio, con un punto de vista estrictamente económico, podríamos considerarlo como el
conjunto de bienes, derechos y obligaciones pertenecientes a un apersona física o jurídica.

El patrimonio de la sociedad en un inicio se forma por el capital aportado; más tarde, por los
bienes y derechos que ha ido adquiriendo y/o las deudas que contrae, dicho patrimonio puede
aumentar o disminuir.

GARRIGUES, Joaquín. "Curso de Derecho Mercantil". Tomo II. Reimpresión de la séptima


edición. Editorial Temin. 1990. Pág. 134

07. DISTRIBUCIÓN DE UTILIDADES Y PÉRDIDAS DE LA SOCIEDAD:

DISTRIBUCIÓN DE UTILIDADES: La ley señala que tienen derecho a participar en las utilidades
generadas por su empleador todos los trabajadores sujetos al régimen de la actividad privada, que
laboran en empresas que realizan actividades generadoras de rentas de tercera categoría, de
acuerdo con las disposiciones de la Ley del Impuesto a la Renta. En esa medida, no resulta
aplicable la participación de aquellas personas jurídicas que carecen de finalidad lucrativa como las
asociaciones, fundaciones, comités, entre otras, reguladas por el Código Civil.

LAS PÉRDIDAS DE LA SOCIEDAD: La causa legal de disolución que la Ley de Sociedades Anónimo
establece en el art. 260.1.4º se refiere, como ya sabemos, a las pérdidas cuando éstas dejen el
patrimonio neto, en los términos ya atendidos, reducido a la mitad de la cifra de capital. La
concurrencia de esta causa de disolución no opera de forma automática, sino que, antes bien,
debe ser necesariamente constatada por la junta general o, subsidiariamente, por el Juez (arts.
262.1 y 262.3 LSA). Sobre los administradores pesa el deber de convocar la junta general en un
plazo de dos meses desde el momento en que conozcan, o pudieran haber conocido, la situación
de pérdida cualificada en que se encuentra la sociedad (art. 262.2 LSA).

Esta causa de disolución no opera, sin embargo, cuando las pérdidas hayan conducido a la
sociedad a una situación de insolvencia y, por tanto, proceda instar la declaración del concurso
conforme a lo previsto en la Ley Concursal (art. 260.1.4º LSA). La incorporación de esta previsión
busca la disolución y liquidación de la sociedad anónima en tanto en cuanto no se encuentre en un
estado de insolvencia actual o inminente. La protección de los acreedores de la sociedad
insolvente se realiza a través de la normativa concursal.

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