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El Banco Mundial, en inglés: World Bank WB, se creó en 1944, al mismo tiempo que el
Fondo Monetario Internacional (FMI), con el fin de impulsar principalmente a las empobrecidas
economías de los países europeos que participaron en la II Guerra Mundial. Es uno de los
organismos especializados de las Naciones Unidas y su creación fue financiada a través de la venta
de bonos mundiales.
Francia fue el primer país en recibir un préstamo de 250 millones de dólares para su
reconstrucción y el personal del Banco Mundial monitoreo el uso de estos fondos para garantizar
que se emplearan correctamente. Con el tiempo fue ampliando sus funciones y se formó el
“Grupo del Banco Mundial” compuesto por diversos bancos que otorgan distintos tipos de
préstamos.
Tanto el Banco Mundial como el FMI fueron creados para apoyar a la economía
mundial después de la II Guerra Mundial y mientras que la tarea de FMI era la de preservar la
estabilidad del sistema monetario, el Banco Mundial se fundó para apoyar el desarrollo económico
entre los países más pobres mediante la financiación de proyectos.
El Banco Mundial es en la actualidad una organización sin ánimo de lucro que tiene por
objetivo ofrecer a los países en desarrollo préstamos a bajo interés, créditos sin intereses y
donaciones. Los préstamos del Banco Mundial son por lo general para invertir en educación, salud
e infraestructura. Asimismo se utilizan para modernizar el sector financiero de un país, la
agricultura y los recursos naturales. El objetivo del Banco Mundial según lo describen ellos mismos
es “cerrar la brecha económica entre países pobres y ricos, para convertir los recursos de los
países ricos en crecimiento de los países pobres, para lograr una reducción sostenible de la
pobreza”.
Los cinco mayores accionistas son Estados Unidos que aporta el 16.98% de los fondos
del Banco Mundial, Japón 6.24%, Alemania 4.82%, Francia 4.62%) y el Reino Unido 4,62%. Todos
estos países forman el G-7 junto con Canadá e Italia. Obviamente, la nación que aporta más
recursos, es el que más influencia tiene en las decisiones.
Todos los países que componen el Banco Mundial realizan una suscripción de capital,
proporcional a su riqueza. Sin embargo, la mayoría de su financiación no procede de las
suscripciones de capital, sino que la capta en los mercados financieros mundiales gracias a la venta
de bonos a instituciones financieras, fondos de pensiones y otros inversores, así como también a
los bancos centrales. Los bonos del Banco Mundial, al estar garantizados en última instancia por
los gobiernos del mundo, se consideran como inversiones notablemente sólidas (con calificación
AAA).
Por medio de sus diferentes organismos, el Banco Mundial realiza cuatro tipos distintos
de préstamos, controlando aspectos de inversiones, desarrollo institucional y políticas públicas de
aproximadamente 150 países:
2. Préstamos sectoriales
3. Préstamos institucionales
Este tipo de préstamos fue creado teóricamente para aliviar la crisis de la deuda
externa, con el fin de convertir los recursos económicos nacionales en producción para la
exportación y fomentar la entrada de las empresas transnacionales.
ESTRUCTURA DE GOBIERNO
El Banco Mundial funciona como una cooperativa en la que sus 185 países miembros
son accionistas. Esos accionistas están representados por una Junta de Gobernadores, quienes son
los verdaderos encargados de formular las políticas en el seno del Banco. Habitualmente, los
Gobernadores son los ministros de hacienda o de desarrollo de los países miembros. Se reúnen
una vez al año en las Reuniones Anuales de las Juntas de Gobernadores del Grupo del Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Como los Gobernadores sólo se reúnen una vez al año, delegan responsabilidades
específicas en 24 Directores Ejecutivos, que trabajan en la sede del Banco. Los cinco principales
accionistas —Alemania, Estados Unidos, Francia, Japón y el Reino Unido— designan cada uno a un
Director Ejecutivo, mientras que el resto de los países miembros están representados por los otros
19 Directores Ejecutivos.
El presidente del Banco Mundial encabeza las reuniones de los Directorios Ejecutivos y
es el responsable de la administración general del Banco. Por tradición, el Presidente del Banco es
un nacional del país accionista principal —Estados Unidos—, que es también quien lo propone
como candidato. La Junta de Gobernadores elige al Presidente por un período renovable de cinco
años.
En la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas celebrada en septiembre de 2000, los
189 Estados miembros de las Naciones Unidas reafirmaron su compromiso de luchar por un
mundo en el que la eliminación de la pobreza y la sostenibilidad del desarrollo tuvieran máxima
prioridad. La Declaración del Milenio fue firmada por 147 Jefes de Estado y aprobada por
unanimidad por los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que se derivaron de los acuerdos y
resoluciones de conferencias mundiales organizadas por las Naciones Unidas en el último decenio,
han sido aceptados generalmente como marco para la medición de los progresos en materia de
desarrollo. Los objetivos centran la labor de la comunidad mundial en la introducción de mejoras
importantes y mensurables en la vida de las personas. Establecen criterios para cuantificar los
resultados, no sólo de los países en desarrollo, sino de los países ricos que contribuyen a financiar
programas de desarrollo y de las instituciones multilaterales que ayudan a los países a aplicarlos.
El Banco Mundial centra su tarea en lograr estos objetivos de desarrollo del milenio,
que buscan combatir la pobreza y alcanzar un desarrollo sostenido, considerando que representan
metas y criterios para medir los resultados de su labor.
Las críticas al Banco Mundial y al FMI cubren una amplia gama de temas, pero
generalmente giran alrededor de los enfoques adoptados por el Banco Mundial y el FMI en la
formulación de políticas. Esto incluye los impactos económicos y sociales que dichas políticas
tienen sobre la población en países que reciben asistencia financiera de estas dos instituciones.
Los críticos del Banco Mundial y el FMI se muestran preocupados por las condiciones
impuestas a países que reciben fondos. El Banco Mundial y el FMI ponen condiciones a los
prestamos basándose en los principios del “Consenso de Washington”, que a su vez se enfoca en
la liberalización (del comercio, la inversión y el sector financiero), la desregulación y la
privatización de industrias nacionales. A menudo, estas condiciones son impuestas sin previa
evaluación de las circunstancias y las recomendaciones prescriptivas del Banco Mundial y el FMI
fracasan en resolver los problemas económicos de los países beneficiarios.
Las condiciones del FMI pueden resultar en la pérdida de autoridad de un Estado para
gobernar su propia economía, ya que las políticas económicas nacionales están predeterminadas
bajo los paquetes de ajuste estructural. Dudas sobre temas de representación surgen como
consecuencia del desplazamiento en la regulación de economías nacionales, que pasan de ser
competencia de gobiernos nacionales a competencia de una institución financiera en Washington
DC en la que los pases en vías de desarrollo tienen muy poco poder de voto.
Con respecto al Banco Mundial, las preocupaciones y dudas giran alrededor de los tipos
de proyectos financiados por el BIRD y la IDA. Muchos de los proyectos de infraestructura
financiados por el Grupo Banco Mundial tienen implicaciones a nivel social y ambiental para los
pobladores de las zonas afectadas y el criticismo se centra en los cuestionamientos éticas que
surgen de la financiación de estos proyectos. Por ejemplo, la construcción de plantas
hidroeléctricas financiadas por el Banco Mundial ha resultado en el desplazamiento de
poblaciones indígenas en ciertas áreas. También han surgido dudas alrededor de los trabajos que
el Banco Mundial realiza en sociedad con el sector privado, ya que socava el rol del Estado como
proveedor de bienes y servicios esenciales tales como la salud y la educación, lo que resulta en la
caída de estos servicios en países que más los necesitan.
Los críticos del Banco Mundial y el FMI también se muestran escépticos ante el rol de
las instituciones Bretton Woods en la formación del discurso sobre el desarrollo a través de sus
investigaciones, programas de capacitación y actividades de publicación. Debido a que el Banco
Mundial y el FMI son consideradas expertas en el campo de la regulación financiera y el desarrollo
económico, todo discurso alternativo es socavado o eliminado.
Existen también críticas contra las estructuras de gobierno del Banco Mundial y el FMI
que son dominadas por países industrializados. La toma de decisiones y las políticas
implementadas son realizadas por países industrializados -el G7-, ya que son éstos quienes
representan la mayor cantidad de donaciones, pero que carecen de información y no consultan
con países pobres o en vías de desarrollo.
El Grupo del Banco Mundial es muy consciente de este hecho y en su propia web
intentan justificar su labor y defenderse de las críticas:
“Con frecuencia se ha malinterpretado su labor en el campo del desarrollo y en la
globalización de la economía mundial. Esto ocurrió, por una parte, porque el propio Banco no
explicó muy bien su misión y labor.
Por otra parte, quienes critican a la institución tratan de culpar al Banco de todos los
problemas que se perciben como asociados a la globalización -esto es el proceso de creciente
integración de las economías y sociedades a través del mundo como resultado del mayor flujo de
bienes, servicios, capital, tecnologías e ideas-, una fuerza económica que escapa al control del
Banco
Asimismo, las protestas intentaron llamar la atención mundial sobre el problema de los
extremadamente altos niveles de endeudamiento multilateral que abruman a los países muy
pobres y que, como finalmente concordaron las naciones de ingreso alto, son insostenibles y
anulan la capacidad de los países pobres para pagar esas deudas y combatir la pobreza