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leyes, con sus límites bien determinados, con su jerarquía y diferencia social
bien especificada”
(ACOSTA, 1994, PAG.39)
En Platón:
- Las Leyes es un diálogo de Platón perteneciente a su época de vejez
y representa una quinta parte de su obra escrita. En él se expresan sus
teorías acerca de la política y la organización social de un modo más
realista
un filósofo desconocido que expone las ideas del político.
y la hedonista
La
namizador injusticia. Te han acusado de algo que no has hecho o has
sido humillado o maltratado. Naturalmente, sientes definido a partir de su
comportamiento político en la ciudad, no contra ella. El ciudadano se verá
enfrentado al estado, más que ser sujeto dinamizador de procesos políticos
en él. Con todo esto, se da origen a una inestabilidad critica de la ciudad-
estado lo que produce una total separación de lo ético y lo político en tanto
binomio definidor del ethos (modo de vida) de la polis hasta entonces. A
partir de ahora, el hombre griego estará en búsqueda de la vida feliz del
individuo basada en las escuelas como la cínica y la hedonista, la cual como
muchas estaba sustentada en un ideal de satisfacción y crecimiento privado
alejado de lo público: autárquico, es decir, del individuo en sí mismo. amor,
El Ecocidio como neologismo, es decir, como una “nueva” realidad conceptualizada, fue
acuñado para definir un deterioro sistemático del medio ambiente y de los recursos
naturales en un medio geo-estratégico en particular. Históricamente, esta situación ha sido
soterrada e invisibilizada a la par de relaciones de fuerza normalizadas y de sus
involucrados, pensados como sujetos objetivizados. A partir de una discursividad que
Foucault planteo como la Contrahistoria se posibilita el cuestionar, desempolvar y
legitimar luchas que constituyen subjetividades, que trasciende hasta nuestra sociedad
interconectada del siglo XXI.
Esta contrahistoria es la que introduce el modelo de la guerra para pensar la historia del
poder, se fundamenta una nueva forma de continuidad histórica: el derecho a la rebelión.
Con el objetivo puntual, según estimaba el propio Foucault (1977) “de dar por fin la palabra
a quienes no pudieron tomarla hasta el presente, a quienes fueron forzados al silencio por la
historia, por la violencia de la historia, por todos los sistemas de dominación y
explotación”.
Todo esto poniendo de manifiesto su definición “El ejercicio del poder consiste en guiar la
posibilidad de conducta y poner en orden sus efectos posibles. Básicamente el poder es más
una cuestión de gobierno que una confrontación entre dos adversarios”. El poder produce,
induce, potencializa, pero no reprime y castiga. Los presupuestos foucaltianos nos permiten
dilucidar como, el colonizado o nativo, el loco, el criminal, el degenerado, el perverso, el
judío o todo aquel categorizado como “anormal”, aparecen como los nuevos enemigos de la
sociedad. La guerra se concibe en términos de supervivencia de los más fuertes, más sanos,
más cuerdos, más arios aparentemente libres. Sin embargo, con un campo de acción y de
resistencia limitada en donde nadie está a salvo, es un flujo inconmensurable que atraviesa
todo el entramado social en donde cada uno está en situación de sufrirlo tanto como de
ejercerlo.
Cabe aclarar que en los territorios selváticos habitan 350 grupos indígenas que viven y
dependen del bosque tropical, además de etnias ocultas que han permanecido sin ningún
contacto con la civilización desde la época de la conquista en la cual fueron sometidos a los
más viles vejámenes contra su humanidad e identidad histórica y, por supuesto
categorizados y divididos por razas. Decidieron huir de las enfermedades y hostigamientos
de los españoles y portugueses para camuflarse entre lo más profundo de la selva.
Enfatizando que, los saberes ocupan un campo estratégico y son elementos de tácticas
variables usadas permanentemente por el gobierno de bolsonaro. Son discursos-fuerza no
reducidos a un estado señalado como posible principio de articulación de las relaciones de
poder múltiples y dispersas, sino como una variable estratégica que se superpone en
cualquier dominio (político, económico, ideológico, social, científico, religioso) de la
sociedad y que supera toda soberanía desde las relaciones Infinitesimales entre sujetos
“libres” hasta las relaciones diplomáticas.
Por ello suscribo, y me parece más que pertinente la tesis foucaultiana de la contrahistoria
que se deriva de concebir que la política es la guerra continuada con otros medios,
invirtiendo la DEUTSCH: “Dado que la política es la toma de decisiones por medios
públicos, se ocupa primordialmente del Gobierno, es decir, de la dirección y autodirección
de las grandes comunidades humanas. La palabra <<Política>> pone de relieve los
resultados de este proceso en términos del control y autocontrol de la comunidad, ya sea
esta la ciudad, el Estado o el país”
(CAMINAL, 1970, PAG.27)
“Desde los más remotos de las civilizaciones, las sociedades humanas han asumido como
natural que unos hombres mande y otros obedecen, a punto que los libros antiguos
consideraron, sin que eso fuese objetado por nadie, que unos seres son destinados a
obedecer y otros nacieron destinados a mandar”
(ACOSTA, 1994, PAG.28)