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Protección del medio ambiente

de emisión depende del tamaño de partícula, y suele ser

inferior para las partículas pequeñas. La eficacia de los

precipitadores electrostáticos para todo el intervalo de

tamaños de partícula es diferente según los tipos, y en

algunas comunicaciones se indica que en los Estados

Unidos llega a ser tan solo el 70 por ciento en unidades

antiguas mientras que en las nuevas puede alcanzar el

99,8 por ciento [14]. En otros países que utilizan carbones

con un contenido en cenizas al parecer superior, del 15

al 40 por ciento [15, 16,17] y con sistemas de control

menos eficaces, las emisiones de las centrales térmicas

pueden ser hasta 20-3 5 g/kg [15, 18].

En la producción de electricidad se emiten menos

partículas que en otros usos industriales y domésticos

del carbón. Se ha señalado [15] que las emisiones debidas

a la combustión del carbón con fines domésticos son 3

veces superiores a las correspondientes a la producción

de electricidad [15]. En 1976, solamente el 2 por ciento

del carbón de los Estados Unidos se utilizaba para calefacción doméstica [19], mientras que en Polonia la
cifra era

del 15 por ciento [20]. Sería difícil averiguar la situación

para todos los países que contribuyen a la producción y

consumo mundial de carbón.

Para evaluar la emisión global de radionucleidos procedentes de la combustión del carbón, he supuesto
que el 50
por ciento del carbón producido en 1980, es decir,

1,95 X 109

toneladas, tenía un contenido en cenizas del

10 por ciento y se quemó con un coeficiente de emisión

de partículas bajo, de 3,3 g/kg [1], es decir, que el 0,33

por cien de la masa original del carbón, o sea 6,44 X 106

toneladas, se descargaron en la atmósfera como cenizas

volantes. Supongo que la otra mitad del carbón producido

tenía un contenido en cenizas del 20 por ciento y se

quemó con un coeficiente de emisión de partículas de

30 g/kg; es decir, que el 3 por ciento de la masa original

de carbón, o sea 5,82 X 107

toneladas, entraron en la

atmósfera como cenizas volantes. Así pues, a consecuencia de la combustión de carbón de ambos tipos
penetraron

en la atmósfera, en 1980, aproximadamente 6,5 X 107

toneladas de cenizas volantes.

De acuerdo con el cálculo del Comité Científico de

1977 [1 ], supongo que en las cenizas volantes que escapan

la concentración media de

238U es de 5 pCi/g; de

226Ra,

1 pCi/g; y de

210Pb, 10 pCi/g. Esto corresponde a un

flujo global de estos nucleidos de 325 Ci de

238U; 65 Ci
de

226Ra; y 650 Ci de

210Pb. La actividad del

23SU

correspondiente al flujo de

238U, calculada a partir de las

concentraciones de actividad de estos isótopos en el uranio

natural es aproximadamente de 16 Ci. Además del flujo

de

210Pb asociado con las partículas, este nucleido se

produce en la atmósfera a partir de su antecedente

gaseoso

222Rn liberado durante la combustión y excavación del carbón. En el carbón, el

222Rn se encuentra en

equilibrio radiactivo con el

226Ra, cuya concentración

media es 0,54 pCi/g [10]. Por ser un gas noble, el

222Rn no es retenido por los sistemas de control de

emisión de partículas. En 1980, con la masa total de

carbón quemado, escaparon a la atmósfera aproximadamente 2100 Ci de

222Rn. No hay datos disponibles sobre

la emisión de

222Rn procedente de las minas de carbón;

no obstante puede evaluarse por comparación con la

emisión media conocida de las minas de uranio, que es


5,4 X 10"3

Ci por tonelada de mineral de 0,2% de ley

[10]. Esta emisión viene acompañada de una concentración de actividad de

222Rn en el mineral de 540 pCi/g

[10], es decir, un factor unas mil veces mayor que en el

carbón. Utilizando este factor puede estimarse que, con

la masa total de carbón extraída en 1980, aproximadamente 21 000 Ci de

222Rn se liberaron en la atmósfera y

que la emisión total de

222Rn procedente del carbón fue

de 23 100 Ci. La actividad del

210Pb que se originó de

este flujo de

222Rn es aproximadamente de 11 Ci.

Como puede verse en el Cuadro 1, el flujo anual de

actividad natural de radionucleidos en la atmósfera global

es varios órdenes de magnitud superior a los flujos

correspondientes a las tres fuentes antropogénicas

estudiadas, excepto en el caso de los nucleidos

3H,

14C,

137Cs y

239Pu. Los flujos medios de estos cuatro nucleidos

debidos a los ensayos y producción de armas nucleares

entre 1945 y 1981 superaron a las otras fuentes y fueron


de 2 a 6 órdenes de magnitud superiores a los flujos

debidos a la energía nucleoeléctrica en 1981.

El flujo natural de actividad del

222Rn es el mayor de

los flujos medios atmosféricos de todos los radionucleidos

de todas las fuentes. La radiación de este nucleido y de

sus descendientes contribuye a la mayor parte de la

dosis de radiación natural recibida por la población del

mundo [21 ]. Por lo tanto, el

222Rn puede ser una base

útil para comparar la importancia relativa de determinados flujos. El flujo de

222Rn debido a la energía nucleoeléctrica en 1981 fue más de 2000 veces inferior a los flujos

debidos a fuentes naturales, y el flujo debido a las armas

nucleares más de 80 000 veces inferior. Es interesante

observar en el Cuadro 1 que, en 1981, el flujo de

222Rn

debido a la combustión y producción de carbón fue el

doble del debido a la producción de armas nucleares.

Los flujos de otros miembros de la familia del

238U y

del

235U procedentes de la combustión de carbones

excedieron a los flujos debidos a la energía nucleoeléctrica

y a las armas nucleares.

Las energías de radiación emitidas por los radionucleidos descargados en la atmósfera, que figuran en
orden decreciente en la lista del Cuadro 2, pueden ayudar

más para una evaluación relativa del riesgo ambiental,

que la comparación de los flujos de actividad. La energía

emitida por la desintegración de radionucleidos liberados

se ha calculado a partir de los datos que figuran en [22].

Como puede verse en el Cuadro 2, la energía liberada

de fuentes naturales procede en su mayor parte del

222Rn

y es de 4 a 5 órdenes de magnitud superior a la procedente de todas las fuentes antropogénicas


estudiadas.

Solamente en el caso de las armas nucleares no es el

222Rn el principal contribuyente a la emisión de energía

de radiación procedente de flujos atmosféricos de radionucleidos, siendo el tercero tras el

3H y

137Cs. Tanto

en el caso de la energía nucleoeléctrica como en el de la

combustión del carbón, la energía liberada en el medio

ambiente procedente del

222Rn es 2 órdenes de magnitud

superior a la procedente del

3H y

210Pb. Parece por lo

tanto que conviene dedicar mayor atención y estudio al

222Rn de lo que pudieran sugerir las evaluaciones basadas

en los cálculos del compromiso de dosis, que indican que

las repercusiones de la producción nucleoeléctrica a causa


de las descargas de

14C son mucho más importantes que

las debidas a otros radionucleidos [1]. Como puede verse

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