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América Latina y sus desafíos en el 2016

La región vivirá una compleja situación económica. Las proyecciones de crecimiento


son desalentadoras.
El año 2016 será difícil para América Latina. Los desafíos políticos, sociales y
económicos estarán en el orden del día. Desde México hasta Argentina tendremos
noticias que van a poner a prueba las endebles institucionalidades que no pudieron
consolidarse durante la época de la bonanza económica regional.

Ahora, cuando el precio del petróleo da muestra de no aumentar más allá de 40 dólares,
y cuando las devaluaciones y los crecientes déficits fiscales producen grandes crisis
políticas y económicas, se pondrá de nuevo a prueba un continente al que le toca su
turno dentro de la ruleta de quiebras que se ensaña de tiempo en tiempo con el modelo
capitalista.

En ese contexto, habrá cinco desafíos regionales en este año que comienza.

En primer lugar, dos elecciones presidenciales que le pondrán mucho picante al futuro
ideológico de América Latina. La primera, en el Perú, donde Keiko Fujimori —hija del
expresidente Alberto Fujimori— podrá llegar al poder después de haber sido derrotada
en el 2011 por el actual presidente, Ollanta Humala. Keiko tiene la gran dificultad de
convencer al electorado peruano de no comulgar 100 % con las ideas de su padre. Una
apuesta difícil, pero que tiene convencida a una gran parte de los sufragantes. Su triunfo
sería el retorno de una derecha que ha puesto en dudas los derechos humanos y las
garantías fundamentales. La segunda será la hasta ahora vergonzosa y monótona
elección del nuevo presidente de los Estados Unidos. Un giro a la derecha con los
republicanos implicará la definición de una nueva agenda regional, en especial con la
situación en Cuba y Colombia. La clásica pendularidad de la política americana.

Un segundo punto tiene que ver con las crisis presidenciales. El 2016 principia con la
solicitud de destitución de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien afronta una
crisis política que recuerda los momentos del destituido expresidente Fernando Collor
de Melo en 1992. En Centroamérica la situación raya en lo tragicómico. En Panamá las
autoridades judiciales ordenaron la captura del expresidente Ricardo Martinelli; en
Salvador, el expresidente Francisco Flórez está encartado judicialmente; en Guatemala,
el expresidente Otto Pérez está capturado y el expresidente de Honduras Rafael Callejas
afronta problemas judiciales en Estados Unidos por el escándalo en la Fifa. Los cargos
contra estos exmandatarios son la sempiterna corrupción.

En tercer lugar, asistiremos al desenlace del proceso de paz colombiano entre las Farc y
el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, que pondrá a prueba el tejido
institucional colombiano. Por ahora, las cartas están en la mesa y las partes deben
aprestarse a poner fin al último conflicto armado de la Guerra Fría en la región.

Un cuarto punto tendrá que ver con la vergonzosa reacción que anticipa el gobierno de
Nicolás Maduro en Venezuela contra la MUD —Mesa de Unidad Democrática—.
Objeciones judiciales a los diputados opositores en la Asamblea Nacional, instauración
de un nuevo parlamento popular sin asidero constitucional y nombramiento a las
carreras de magistrados del Tribunal Supremo y de la defensora del pueblo. Más allá de
la presunta transición que se esperaba del dúo Maduro-Cabello, Venezuela se dirige
hacia un enfrentamiento social y político de marca mayor. La revolución bolivariana,
parafraseando a los jacobinos en la Revolución francesa, terminará devorando a sus
propios hijos.

Por último, la región vivirá una compleja situación económica. Las proyecciones de
crecimiento son lánguidas —0,7 %, según la Cepal—. Venezuela, Argentina, Brasil,
México y Colombia acusan una devaluación de sus monedas derivada de la disminución
de precios del petróleo y del aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos.
Ecuador sufre con la dolarización de su moneda y la disminución de sus ingresos
petroleros.

Este escenario producirá una huida de capitales hacia los Estados Unidos y Europa, el
desempleo aumentará golpeando la demanda interna, factor relevante dentro de la crisis
económica venidera. Infortunadamente, las economías latinoamericanas se volvieron
importadoras y olvidaron su producción nacional. De forma increíble, los ministros de
Hacienda empiezan a hablar de “sustituir importaciones”. En síntesis, volvemos a los 60
cepalinos de Lagos, Cardoso y Faletto.

Estos cinco aspectos harán que nuestro continente entre en aguas tormentosas.
Esperemos que el barco no se hunda con los pasajeros a bordo. Por desgracia, los
salvavidas —educación, tecnología e institucionalidad— están averiados. El sacudón
será fuerte.

Feliz año 2016 para todos mis lectores.

OPINION. A vivir de los préstamos y ahora no tienen como pagar, ni vendiendo


empresas y recursos. Por lo que el ciclo de 10 años al 2025 será terrible para toda la
región y especialmente para los pobres.
Excelentísimo artículo. Pero la realidad es que Desde Mexico a la Patagonia es poco lo
que los gobernantes actuales pueden hacer cuando USA,UE,Japon,China y Rusia,los 5
motores de la economía mundial, están fundidos. Especialmente cuando todos los países
de la región se acostumbraron a vivir de los pre...
Falto Bolivia Uruguay y Paraguay adicionalmente creo es importante analizar y realizar
un nuevo modelo económico para Latinoamérica.
Gran artículo. Muchísima claridad del profesor Barbosa. Cuanta falta hacen análisis así
en el periódico. Felicitaciones

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