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UNIVERSIDAD LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

FACULTAD DE CIENCIAS DELA SALUD


SISTEMA DE EDUCACIÓN VIRTUAL

El coito heterosexual
De todas las formas de sexualidad, el coito entre personas de distinto sexo, es la forma
predominante de contacto sexual.
Cualquier acto de este tipo suele ir precedido de un
cortejo o fase presexual. Esta pauta de comportamiento
ha encontrado en la mayoría de las culturas e incluso en
casi todas las especies de animales superiores. El cortejo
tiene como misión aumentar el grado de excitación que
favorezca la relación sexual. A medida que aumenta el
nivel de cultura también aumenta el tiempo del cortejo.

Dentro de la amplia gama de pautas presexuales y


contactos citaremos el beso. Se distingue el “normal” o de
labios y el “profundo” o de lengua, también denominado
francés. En ambos existen componentes afectivos. En la
escalada hacia el coito, al beso le siguen las caricias. Las
caricias específicas se clasifican en manuales y/u orales.
M. Schofield puso de manifiesto que un 62% de los chicos ingleses estimulaban los
pechos por encima de la ropa y de ellos, un 49% lo hacía por debajo. También que un
85% había besado aunque sólo un 54% lo había hecho de forma profunda. La
estimulación oral, por su parte se subdivide en:

 Mamilinguo: O estimulación oral de los senos o pezones femeninos.


 Cunilinguo: O estimulación oral de los genitales femeninos por parte del hombre
o macho.
 Felacio: O estimulación oral del pene por parte de la mujer.
 Anilingus: O estimulación oral del ano.

Las caricias, como es obvio, incluyen toda una serie de técnicas o manipulaciones
dirigidas a las zonas erógenas, tantas como la imaginación y la espontaneidad puedan
sugerir.
El coito y su duración
De todos los comportamientos sexuales, el coito parece ser sobre el que recae toda la
atención de los participantes. Es en torno al coito sobre el que se
monta toda la trama sexual. No obstante en la actualidad,
descartando la relación meramente procreativa y reconsiderando
los verdaderos deseos y estimulación y de placer de la mujer éste
puede ser desplazado hacia otros comportamientos más
solicitados. Es algo así como considerar perfectamente válida
una relación sexual descoitizada y hasta desgenitalizada.
Cuando se habla de una relación descoitizada nos referimos a
que puede existir una excelente sexualidad, donde no siempre
sea imprescindible la penetración. No se trata de excluirla, sino
de situarla en su adecuado contexto. Lo mismo ocurre con la
desgenitalización de las relaciones sexuales, a favor de otras zonas erógenas a las que
se excluye por sistema. Tampoco se trata de no estimular la zona genital, la más rica en
Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual
terminaciones nerviosas y por lo tanto la más placentera, sino en reivindicar la sexualidad
para todo el cuerpo y no tan sólo para una parte concreta de él.

Descoitizar el acto sexual y desgenitalizar la sexualidad son dos aspectos de la moderna


terapia sexual, de la salud sexual y sobre todo del equilibrio de la pareja. Por otro lado, el
factor más importante que controla la duración del acto sexual entre un hombre y una
mujer es la rapidez con la que el hombre consigue su orgasmo y tras él, la pérdida de la
erección y de potencia espermática durante un cierto tiempo.

El investigador Dichinson quien fuel primero en estudiar estas cuestiones por allá en
1931, puso de manifiesto al realizar un estudio sobre una muestra de 526 parejas
estadounidenses, que el 50% de los hombres eyaculaba o conseguía el orgasmo antes de
los cinco minutos, después de la penetración. Con todo, se referían a parejas estables y
experimentadas, pero el tiempo era tan escaso como para hacer enfadar a las damas.
En lo que se refería a los jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona,
la duración del coito, cincuenta años más tarde que el estudio anterior, queda reflejada en
el siguiente cuadro. Aquí no eran parejas ni establecidas ni experimentadas, aunque el
tiempo que pasaba antes de que eyacularan era superior al del estudio anterior; de ese
estudio se desprende que un tercio de los varones estudiantes, eyacula muy rápido. Otro
tercio, lo hace después de unos minutos, entre 3 y 6 y otra parte, después de entre 6 y 10
minutos o más.
De todas formas no ser trata de que las parejas se lleven un reloj a la cama, ni de
controlar obsesivamente los tiempos como si se tratara de una competición, sino de poner
en evidencia que el hombre sigue eyaculando muy rápido, en contraste con el tiempo que
precisa la mujer para conseguir el orgasmo. Lo triste es que la mayoría de los hombres
dan por concluido el acto sexual una vez que han eyaculado.

Frecuencia del coito


La frecuencia, así como otros muchos factores que intervienen en el coito (lugar,
condiciones, tiempo, circunstancias específicas, etc.) son
relativos. Se sabe que todas las sociedades imponen una
normativa restrictiva a la pareja, respecto a la actividad sexual
que la obliga en ocasiones a guardar largos periodos de
abstinencia que nada tienen que ver con la capacidad erótica
del hombre o mujer.
Hay tribus, por ejemplo, que imponen a la mujer viuda un
período de abstinencia de hasta seis meses en la choza
donde murió el marido.
Otra tribu de Arizona impide a la mujer asearse y peinarse por
un período de cuatro años. El “luto” en nuestra cultura,
responde a criterios relativos, sobre todo en materia sexual,
donde el sobreviviente decide la duración de éste según su hacia el difunto.
Lo que no indica el estudio es si a partir de los 50 años desaparece la actividad coital,
cuando sabemos ciertamente que no es así. W. Masters y V. Jonson demostraron que los
hombres y mujeres eran potencialmente aptos sexualmente más allá de los 70 años.
Mediante un estudio realizado por Global Survey para la empresa de preservativos
Durex, en 27 países y en el año 2000, se determinaron algunos datos interesantes
respecto a la frecuencia del coito. La media mundial se sitúa en 96 coitos por año, lo que
equivale a una relación cada tres días aproximadamente.
Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual
Por países, Estados Unidos de Norteamérica y Rusia con 132 y 122 cópulas anuales,
respectivamente, ocupan las primeras plazas en lo que podríamos denominar el ranking
sexual. España con 90, Italia con 84 están en la zona media, y China se encuentra entre
los 40 y 60. Japón figura en último lugar con 37, lo que equivale a casi un acto cada diez
días. Lo que resulta divertido de este estudio es que los chinos en su mayor parte lo
practica el trabajo. Evidentemente no se trata de cantidad sino de calidad, pero ahí están
los datos para su libre interpretación. En la cultura occidental se sigue toda una escala
gradualista de estimulaciones encaminadas, en último fin, al coito.
Las caricias de los senos por encima de las ropas sería un primer nivel. Le seguirían la
caricia de los genitales por encima de la ropa. Caricias de los senos desnudos y
estimulación oral de los senos, serían el siguiente paso. Luego se pasaría a la
estimulación o manipulación de los genitales desnudos, la yuxtaposición, el coito y la
estimulación oral de los genitales.
La influencia de la formación en la práctica sexual salta a la vista, sobre todo en la
estimulación oral de los genitales. Parece ser que razones de tabú y de higiene,
prevalecían en los de bajo nivel.

El informe Kinsey sobre la estimulación de los genitales


masculinos, por parte de las mujeres. De todos ellos se
desprende que tanto el cunilinguo como la felacio son conductas
utilizadas y aceptadas para la estimulación sexual. En los niveles
altos las diferencias entre hombres y mujeres son escasas.
La mujer puede considerarse tan activa sexualmente como el
hombre y si no lo ha hecho antes se debe a condicionamientos
socio-culturales, pero va en camino de igualarse. En resumen,
no existe ninguna parte del cuerpo que en principio tenga más o
menos prioridad para excitar o ser excitada. En todas las
sociedades humanas e incluso en las de animales superiores,
las formas pre-copulativas de estimulación se realizan con las
manos y con la boca.
Un tipo de estimulación sexual que se practica con cierta frecuencia es la que resulta de
cierto dolor físico, como pequeños arañazos, pellizcos, presiones violentas, mordeduras al
compañero o compañera, tirones de pelo, etc.

Lugar y momento del coito


La mayoría de las parejas y no sólo las de nuestra cultura
sino las del conjunto de sociedades existentes, realizan la
cópula en la casa o habitáculo de uno de los dos siempre
que la intimidad lo permita a pesar de que en la misma casa
habiten otras personas como hijos, hermanos, primos o
demás familia. Es más, en muchas tribus incluso podría
considerarse ilícita toda relación fuera de ese lugar.-
La cama o el camastro de la propia casa parece ser lo más
cómodo, lo que no quiere decir que no se utilicen también
otros lugares oportunos como “hoteles”, casas de amigos,
apartamentos, etcétera. Las relaciones sexuales al aire libre
o en el coche, son menos frecuentes en relación con las
otras. Lugares como la playa, el campo, el bosque, el ascensor, en rellano de la escalera,

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual


los aparcamientos o aparcaderos de vehículos, los baños, etc. Responden más a
momentos de ímpetu o pasión que a situaciones pre-concebidas.
Resulta interesante por lo curioso, el estudio realizado por Germán Funes y Anselmo j.
García en 2004 sobre los lugares específicos donde preferían o habían hecho el amor un
conjunto de 200 mujeres latinas dándose como respuestas muy sugerentes el vestidor o
probador de grandes almacenes, el elevador, en aviones, globos, iglesias, discotecas,
baños de restaurantes, ferrocarriles, estaciones de tren y un largo etcétera.

En el estudio realizado en la Universidad Autónoma, a pesar de que la mayoría de los


estudiantes eran solteros, preferian la casa de uno de los dos, en especial la de él,
aprovechando la ausencia de los padres.
En segundo lugar estaban los departamentos de un amigo o compañero. Lo cierto es que
la casa proporciona más comodidades como la tranquilidad de no ser molestados, la
discreción, la cama, la ducha. Los hoteles y las pensiones, aparte del precio, podían pedir
papeles o documentos, lo que disminuía aún más la posibilidad de recurrir a ellos.

Para esta actividad, el hombre prefiere la luz, en cambio la mujer, aunque se evidencian
ciertos cambios, prefiere la oscuridad o poca luz. Este fenómeno se explica fácilmente
por la cultura y es que el hombre ha aprendido a excitarse mediante los estímulos
visuales
Asociados con el sexo, como las piernas, muslos, pechos, caderas, vello público. etc.

En cambio la mujer ha sido obligada a depender de otro tipo de estímulos como los
emotivos, sentimentales e independientes de lo visual. eso no quiere decir que la mujer no
se excite, ya que cada vez es más frecuente que lo haga al ver, en determinadas
circunstancias a un hombre desnudo, sino que como la mayor parte pornografía y el
erotismo van dirigidos al hombre y son ellos quienes la producen, ellas todavía no
adquirido este aprendizaje cultural.
Para los hombres, las noches y la luz encendida es casi la normal. Las mujeres, en
cambio, prefieren la espontaneidad de cuando “surja” y la luz semi-apagada. Desde el
punto de vista antropológico, no hay ninguna razón, de no existir causas o presiones
específicas que justifiquen que casi sean los hombres quienes tomen la iniciativa de las
demandas sexuales. Hoy por hoy en nuestra cultura occidental las mujeres lo hacen con
la misma frecuencia.

“Lo que teme un hombre cuando piensa en matrimonio,


no es atarse a una mujer,
sino separarse de todas las demás”

Ellen Rowland

García, A El nuevo libro de la vida sexual. Lexus Editores. Barcelona, 2004

Wikipedia “El coito”. Junio 2008 http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3pula

Psic. Jorge Paredes Asignatura: Comportamiento sexual

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