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referencia, es decir, un punto desde el cual podamos realizar una comparación entre lo normal
y lo no-normal. Existen por lo menos seis criterios que han sido y son ampliamente utilizados
para definir la normalidad de un comportamiento sexual: a) el criterio estadístico, b) el criterio
biológico o filogenético, c) el criterio moral tradicional, d) el criterio legal, e) el criterio social, f)
el criterio clínico o de salud mental. A continuación analizaremos cada uno de ellos.
Del término normal se deriva lo que es una norma, y podría decirse que una norma es
una conducta manifestada, avalada y permitida por la mayoría de una comunidad en un
momento sociohistórico específico; y hablando de sexualidad las normas tampoco están
exentas de componentes arbitrarios ni de componentes subjetivos.
El intento por definir lo que es sexualmente normal y lo que no lo es, constituye uno de
los dilemas más confusos de la sexología actual. Generalmente el término normal hace
hincapié en el cumplimiento de un nivel o de una pauta establecida que se asocia con el
bienestar, aunque se basa en la tendencia de grupos y no en un ideal arbitrario.
Categorizar y definir la palabra normal o natural no es tarea sencilla y más aún si como
en nuestro caso lo enfocamos a la sexualidad, pues reiteradamente caemos en el
cuestionamiento: ¿Normal? ¿Para quién, bajo qué circunstancias, en qué ámbito? pues
una misma conducta puede ser reprimida con voracidad en alguna cultura y altamente
ensalzada en otra.
El ser humano tiende a categorizar los fenómenos que percibe, y esta categorización no
es una realidad. Por lo tanto, hay que aceptar que para un problema dado pueden existir
varios enfoques alternativos, o sea, diversas modalidades de conceptualización y de
explicación de los fenómenos que se presentan en nuestro universo circundante
(conceptos anímicos, mágico-religiosos, científicos, sociales, etc.).
El proceso de socialización obliga al hombre a hacer suyos los valores de la comunidad,
por esto es necesario dividir las conductas del ser humano en deseables e indeseables.
Con el lenguaje aparecen una serie de signos y de sonidos llamados semas, los cuales
son emotivos y valorativos, y que no sólo describen un fenómeno sino que expresan un
juicio o una opinión del sujeto que los enuncia. A través del uso constante de estos
semas cuyo contenido semántico es un juicio de valor, el individuo percibe los valores
de la comunidad, los integra a su existencia y los transmite a sus descendientes. Así, la
gente aprende a vivir de hábitos y actúa como se le ha condicionado a actuar.
Los modelos y las pautas del comportamiento sexual varían según el tiempo y el lugar,
y según los intereses de un grupo o de una cultura en particular.
Las características biológicas son prácticamente las mismas para todos los seres
humanos de todas las razas, en todas las culturas y en todos los momentos de la historia
(la diferencia genética entre un nórdico, un hispano, un asiático y una persona de raza
negra es del 0.2%); pero el comportamiento sexual es diferente de una raza a otra, de
una cultura a otra, de una persona a otra y también dependen del momento
sociohistórico que se viva.
En las ligas que aparecen anexas a este artículo podrás conocer las características de
cada una de estas tres dimensiones de la sexualidad.
La homosexualidad (del griego antiguo ὁμός, ‘igual’, y el latín sexus, ‘sexo’) es una atracción
romántica, atracción sexual o comportamiento sexual entre miembros del mismo sexo o
género. Como orientación sexual, la homosexualidad es "un patrón duradero de atracción
emocional, romántica y/o sexual" hacia personas del mismo sexo. "También se refiere al
sentido de identidad basado en esas atracciones, los comportamientos relacionados, y la
pertenencia a una comunidad que comparte esas atracciones".
Según los autores Kaplan y Sadock, el 70% de los hombres y el 20% de las mujeres
continúan siendo sexualmente activos a partir de los 60 años. De todas maneras, la
actividad sexual frecuentemente se ve limitada por la ausencia de pareja y por el estado
de salud.
Tal y como concluyeron los expertos Masters y Johnson, el envejecimiento tiende a
disminuir la actividad sexual, pero no a terminar con ella. Además, la forma más eficaz
para mantener la actividad sexual en la vejez es practicar el sexo con frecuencia durante
la juventud y en la madurez.
Cambios en el hombre
Cambios en la mujer
A partir de los cincuenta, aunque varía según las mujeres, sobrevienen los síntomas
físicos y psicológicos de la menopausia. El ciclo menstrual cesa, los ovarios disminuyen
su actividad y descienden los niveles de hormonas como los estrógenos y la
progesterona. El deseo sexual continua así como la obtención de placer y orgasmos con
el clítoris como órgano sexual central.
Es cierto que el orgasmo tarda más en llegar y es de menor duración, precisándose más
estimulación. Las paredes vaginales pierden elasticidad y lubricación, por lo que el coito
se vuelve, en ocasiones, menos agradable. Los senos también pierden firmeza y
disminuye el tono muscular general. En estas situaciones puede ser útil el uso de
lubricantes y la toma de hormonas.
Una investigación llevada a cabo en Stanford (EEUU) demostró que tan sólo el 48% de
las mujeres menopáusicas sintieron una disminución del interés sexual, mientras este
deseo incluso se incrementó en el 20% de los casos.
Por una sexualidad saludable en la tercera edad
Una vez vistos los cambios en el envejecimiento que influyen en el sexo, podemos
concluir que las personas pueden tener una sexualidad activa en la vejez.
Sin embargo es cierto que para muchas personas de ambos sexos envejecer es un factor
causante de ansiedad lo que provoca trastornos en la función sexual. El miedo del
hombre a fallar en el acto sexual se une a la falsa idea de que la potencia sexual a una
edad avanzada se reduce.
Una educación adecuada sobre los aspectos normales del envejecimiento sexual y el
reconocimiento de que el sexo no es exclusivo de los jóvenes, son fundamentales para la
comprensión y actividad del sexo en edades avanzadas.
Los factores más importantes que influyen en la actividad sexual de personas mayores
son:
Una buena salud y el interés sexual, lo que influye al compañero o compañera sexual.
Una buena información sobre sus posibilidades sexuales.
Hablar abiertamente de la situación y de las necesidades de cada uno, de dudas o
temores, ya que es absolutamente necesario para conseguir una sexualidad buena y
saludable. La comunicación es fundamental para reforzar el vínculo de la pareja, la
autoestima de cada uno y la confianza.
Está demostrado científicamente que las personas pueden disfrutar de la vida sexual en
todo su ámbito sin importar su edad. Incluso, por ejemplo, un hombre mayor puede ser
mejor amante cuando la “urgencia” orgánica ha disminuido ya que podrá tomarse más
tiempo para satisfacer a su compañera.
Cabe pensar, por todo ello, que una vida sexual activa en la vejez sólo tiene
consecuencias positivas: los mayores se sentirán más apreciados por sus parejas, más
queridos y deseados, y su sentimiento de vitalidad será enorme. Desde el punto de vista
de la salud, resulta también recomendable ya que nos mantiene en una buena forma
física y mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular.
Consiste en el deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del sexo opuesto, que
suele acompañarse por sentimientos de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico
propio y de deseos de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que el
propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido.
Consiste en llevar ropas del sexo opuesto durante una parte de la propia existencia a fin
de disfrutar de la experiencia transitoria de pertenecer al sexo opuesto, pero sin ningún
deseo de llevar a cabo un cambio de sexo permanente y menos aún de ser sometido a
una intervención quirúrgica para ello. Debe ser distinguido del transvestismo fetichista,
en el que hay una excitación sexual acompañando a estas experiencias de cambio de
vestido (F65.1).
Se trata de trastornos que suelen manifestarse por primera vez durante la primera
infancia (siempre mucho antes de la pubertad) caracterizados por un malestar intenso y
persistente debido al sexo propio, junto al deseo (o insistencia) de pertenecer al sexo
opuesto. Hay una preocupación constante con el vestido o las actividades del sexo
opuesto o un rechazo hacia el propio sexo. Se cree que estos trastornos son
relativamente raros y no deben confundirse con la falta de conformidad con el papel
sexual socialmente aceptado, que es mucho más frecuente. El diagnóstico del trastorno
de la identidad sexual en la infancia requiere una profunda alteración en el sentimiento
normal de masculinidad o feminidad. No es suficiente la simple masculinización de los
hábitos en las chicas o el afeminamiento en los chicos. El diagnóstico no puede
realizarse cuando el individuo ha alcanzado la pubertad.
Debido a que el trastorno de identidad sexual en la infancia tiene muchos rasgos en
común con otros trastornos de la identidad de esta sección, se ha considerado más
conveniente clasificarlo en F64.- en lugar de F90-F98.
Estos trastornos han sido mejor estudiados en chicos que en chicas. Lo más
característico es que desde los años de preescolar los chicos se interesan por juegos y
otras actividades que corrientemente se asocian con mujeres y suele haber una
preferencia por vestirse con atuendos femeninos. Sin embargo, este transvestismo no es
causa de excitación sexual (a diferencia del transvestismo fetichista en adultos, F65.1).
Puede existir un intenso deseo de participar en los juegos y pasatiempos de las chicas y
las muñecas son un juguete favorito y por lo general prefieren a las chicas como
compañeros de juego. El ostracismo social tiende a presentarse durante los primeros
años de la escolarización y tiende a alcanzar su máximo en la segunda infancia, con la
presencia de bromas humillantes por parte de los compañeros. El comportamiento
abiertamente femenino pueden disminuir durante la adolescencia temprana pero los
estudios de seguimiento demuestran que de un tercio a dos tercios de los chicos con un
trastorno de la identidad sexual en la infancia presentan una orientación homosexual
durante la adolescencia y después de ella. Sin embargo, muy pocos presentan
transexualismo en la vida adulta (aunque muchos adultos con transexualismo refieren
haber presentado problemas de identidad sexual en la infancia).
Excluye:
Orientación sexual egodistónica (F66.1).
Trastornos de la maduración sexual (F66.0).
F64.8 Otros trastornos de la identidad sexual
La violación es un delito que se basa en una agresión de tipo sexual que se produce cuando
una persona tiene acceso sexual hacia otra, mediante el empleo de violencias físicas o
psicológicas o mediante el uso de mecanismos que anulen el consentimiento de los ofendidos.
También se habla de violación cuando la víctima no puede dar su consentimiento, como en los
casos de incapaces mentales, menores de edad, o personas que se encuentran en estado de
inconsciencia.
Concepto
Una penetración física por coacción de la vulva o el ano, con un pene, otras partes del
cuerpo o un objeto.1
. TRASTORNOS SEXUALES:
2. PARAFILIAS
1. Exhibicionismo
2.Fetichismo
3.Frotteurismo
4.Pedofilia
5.Masoquismo sexual
6.Sadismo sexual
7.Fetichismo transvestista
8.Voyeurismo
9.Parafilia no especificada
TRASTORNOS SEXUALES
En principio es importante diferenciar dos tipos o grupos de trastornos sexuales:
PARAFILIAS
1. Objetos no humanos
2. Sufrimiento o humillación propia o del compañero
3. Niños o personas que no consienten
Hay que tener muy en cuenta que las imágenes o fantasías parafílicas pueden
ser estímulo de excitación sexual para una persona sin ello llegar a ser una
parafilia. Por ejemplo, la ropa interior femenina suele ser excitante para muchos
hombres. Será parafilia sólo cuando el individuo actúe sobre ellas o cuando le
afecten en exceso.
Exhibicionismo
La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades
sexuales recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis
meses de duración, ligadas a la exposición de los propios genitales a una persona
extraña. En ocasiones el individuo se masturba al exponerse o al tener estas
fantasías.
Fetichismo
Frotteurismo
Pedofilia
Masoquismo sexual
Sadismo sexual
Fetichismo transvestista
Voyeurismo
DISFUNCIONES SEXUALES
Es la disfunción sexual más frecuente en la mujer, llegando a una incidencia del 33%
entre los 18 y 59 años y hasta el 45% en la menopausia.
El deseo sexual tiene su raíz en el rinencéfalo y en la región límbica del cerebro, altamente
dependientes de las hormonas (andrógenos, estrógenos) y modulado por diferentes
estados mentales como el estado de ánimo y la depresión. Factores motivacionales,
afectivos y cognitivos son fundamentales para una adecuada dirección del deseo sexual.
Las alteraciones del deseo sexual tienen diferentes orígenes, tanto biológicos como
afectivo-motivacionales (relación de pareja) y cognitivos.
Endocrinas
Hipoestrogenismo
Hipoandrogenismo
Hiperprolactinemia
Hipotiroidismo
Trastornos afectivos
Depresión
Ansiedad y / o fobia
Trastornos neurovegetativos
Hot flashes
Insomnio
Fármacos y tóxicos
Alcohol y drogas
Antidepresivos
Antiandrógenos
Levosulpiride
Si los trastornos del deseo sexual son la consecuencia de otros trastornos sexuales
(excitabilidad, orgasmo, dolor coital), estos deberán ser oportunamente valorados y
tratados.
El tratamiento irá dirigido a tratar los factores que pueden inhibir el deseo sexual de
forma individual. A parte se trabajará:
Tanto para los hombres como para las mujeres, estas disfunciones pueden ser la
respuesta a una aversión o rechazo al contacto sexual con una pareja. En los hombres,
puede aparecer como una incapacidad total o parcial para lograr o mantener una
erección, o como una falta de excitación sexual y placer durante la actividad sexual. En
las mujeres, a menudo se presenta como una incapacidad para lubricar lo suficiente
como para completar el acto sexual.
Como hemos visto, aproximadamente el 50% de todos los hombres en algún momento
pueden ser incapaces de lograr o mantener una erección, pero esto no significa que sean
incapaces de participar plenamente en relaciones sexuales.
Los factores de riesgo más comunes para la impotencia masculina son la edad, la
ansiedad, el estrés y las relaciones conflictivas.
Algunos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden contribuir a la
impotencia. Estos son los diuréticos, antidepresivos tricíclicos, beta-bloqueantes y
hormonas.
Las causas físicas de la impotencia son los traumatismos y enfermedades tales como:
diabetes, cirugía pélvica, lesión de la médula y los problemas glandulares.
Cuando una mujer no alcanza la excitación sexual antes o durante las relaciones
sexuales, puede presentar diferentes modalidades:
Por otro lado, las dos hormonas que tienen más relación con la libido son la hormona
del crecimiento humano (HGH) y la testosterona. La terapia hormonal con
testosterona en el ámbito sexual se utiliza para mejorar la función eréctil y la HGH se
administra para incrementar el deseo sexual.
En las personas mayores el deterioro del sistema vascular a menudo juega un papel
importante en la disfunción sexual. El suministro de sangre al pene y la vagina debe ser
saludable para el óptimo funcionamiento de estas zonas. Por este motivo un médico
especializado deberá valorar si hay algún problema vascular y ofrecer el tratamiento
médico adecuado en cada caso.
Las causas de la disfunción sexual son tan variadas y la interacción tan compleja, que lo
mejor es buscar a un especialista con experiencia en el tema.
En ambos sexos el trastorno puede ser primario cuando la persona nunca ha conseguido
el orgasmo, o secundario cuando éste aparece tras un periodo de respuesta normal.
Cuando no se consigue alcanzar el orgasmo en determinadas situaciones o condiciones
hablamos de anorgasmia situacional (como por ejemplo alcanzar o no el orgasmo según
la pareja, o según el método de estimulación utilizado). Un tipo de anorgasmia situacional
muy frecuente es la anorgasmia coital en las mujeres, en que éstas son incapaces de
conseguir el orgasmo durante el coito, pero lo consiguen con otros tipos de actividad
sexual (caricias, estimulación directa del clítoris, masturbación, etc.). Cuando la mujer
aprende a alcanzar el orgasmo, generalmente no pierde esta capacidad a menos que exista
una pobre comunicación sexual, un conflicto en la relación, una experiencia traumática,
una alteración del ánimo o un trastorno físico.
El trastorno del orgasmo es más frecuente en el sexo femenino, con una frecuencia de
entre 16%-30% en la población general. En varones supone una frecuencia del 8%. La
anorgasmia es una de las disfunciones sexuales más frecuentes en las mujeres y es el
segundo problema sexual por el que consultan (por detrás de la falta de interés sexual).
Los datos epidemiológicos en la población general indican que entre un 16%-30% de las
mujeres padece este trastorno y que constituye un 19% de las consultas clínicas por
disfunciones sexuales. Un 50% de las mujeres de la población general es incapaz de
experimentar un orgasmo a través de la estimulación coital; en cambio, la mayoría de las
mujeres puede alcanzar el orgasmo con la estimulación del clítoris. Cuando una mujer
responde a la estimulación del clítoris no coital pero no es capaz de alcanzar el orgasmo
durante el coito requiere una exploración sexológica cuidadosa, para juzgar si la
incapacidad para el orgasmo coital es una variación normal de la respuesta o si es debida
a psicopatología individual o interpersonal.
Las principales causas de anorgasmia son de naturaleza psicógena. Los motivos que la
producen son:
Existen recomendaciones generales para todas las disfunciones sexuales que se han
mencionado en anteriores secciones. Comentaremos las recomendaciones terapéuticas
específicas para este trastorno:
1.
1. autoobservación del cuerpo y los genitales
2. autoexploración de los genitales
3. localización de las áreas más placenteras
4. auto estimulación y fantasías eróticas
5. masturbación con vibrador
6. focalización sensorial no genital
7. masturbación en presencia de la pareja
8. focalización sensorial genital
9. coito
¿Cómo evoluciona?
Esta disfunción puede presentarse tanto en la relación sexual con la pareja, como en la
masturbación. Las causas de la anorgasmia masculina atienden con mayor frecuencia a
causas psicológicas y son similares a las de otras disfunciones sexuales: la ansiedad y la
excesiva presión bloquean o retrasan la eyaculación. También puede darse en el caso que
haya lesiones de la médula espinal y enfermedades neurológicas. Y, como en el caso de
las mujeres, algunos fármacos también pueden desencadenar este trastorno (por ejemplo,
los antihipertensivos, antidepresivos, benzodiacepinas).
1.
1. masturbación en presencia de la pareja
2. consecución de la eyaculación con estimulación de la pareja
3. eyaculación lo más cerca posible de la entrada vaginal
4. estimulación precoital intensa del pene y penetración con movimientos
progresivos de la mujer, en posición superior
Parece ser que se produce una asociación de la penetración vaginal con la sensación de
peligro; es como si el sistema defensivo estuviera en extremo activado, de manera que
cualquier intento de penetración produce esta respuesta refleja. En muchas ocasiones no
tiene una fácil explicación para la mujer que lo padece, debido a que en el momento
actual su deseo y sus ideas se dirigen a tener una relación coital plena y satisfactoria.
Sin embargo, es como si existiera una orden programada, un sistema de alarma activado
que la mujer no puede controlar. La interiorización de los mandatos materno y paterno y
el seguimiento a rajatabla de los convencionalismos sociales en materia sexual pueden
provocar desajustes entre lo que se desea y lo que uno es capaz de hacer. Además, los
rápidos cambios en las costumbres sexuales han llevado a que no exista una
concordancia entre lo que se hace y lo que se admite que se hace, en especial en la
adolescencia y la juventud. Esta disociación puede crear confusión e inseguridad en el
desempeño sexual y tener como resultado una respuesta desadaptada como lo es el
vaginismo.
Las mujeres que presentan este trastorno sienten una gran ansiedad ante la idea de
introducirse algún objeto en la vagina, ni siquiera pueden intentarlo con un dedo o un
tampón. De esta forma se va desarrollando una especie de miedo a la penetración
vaginal y se presume que será dolorosa. Cualquier intento de penetración las pone
tensas, parece que tuvieran una hipersensibilidad a la distensión vaginal. Esta tensión
produce una respuesta que tiene tres signos típicos: arqueamiento de la espalda
(lordosis), cierre de piernas (contracción de los músculos abductores de los muslos) y
espasmos involuntarios de los músculos que rodean la vagina. En estas circunstancias la
penetración es muy difícil. Si la mujer está tumbada de espaldas, tal como suele ser
habitual en los primeros intentos de penetración, la entrada de la vagina queda en una
posición no adecuada. Unido a esto, la tensión en los muslos impulsa a la mujer a cerrar
las piernas, le sigue un movimiento de retirada, de ir arrastrándose hacía atrás, que dejan
al hombre paralizado ante una negación física tan contundente, aunque de la boca de
ella salga un sí.
En terapia sexual, sobre todo en los casos de vaginismo, es muy importante la labor
educativa. Estas mujeres tienen un gran desconocimiento de su cuerpo y del cuerpo del
otro, especialmente de los genitales. Además, la estricta censura de la sexualidad
femenina ha contribuido a la falta de normalización en el habla coloquial de sus zonas
erógenas. Cuando el término pene nos resultaba bastante habitual, el de vulva no lo era
tanto. Y todavía se suelen utilizar eufemismos o apelativos despectivos para referirse a
esta parte del cuerpo. Ante esta escasa o nula educación sexual, la percepción de los
propios genitales puede estar distorsionada. La gran mayoría de mujeres que sufren
vaginismo tienen la impresión de que su vagina es muy pequeña y su entrada muy
estrecha, por lo que es muy difícil que el pene pueda entrar. También piensan que la
vagina está cerrada por el himen. La idea sobre esta membrana es muy confusa, aun en
mujeres con una formación universitaria y a pesar de la profusión de libros explicativos.
El himen no cierra la vagina de la mujer y no recubre nada. No es más que la entrada de
la vagina que termina en una membrana. Algunas personas tienen muy presente la idea
de que algo se tiene que romper, creen que el himen se encuentra en el canal vaginal.
Estas creencias sobre el himen se han encontrado en cursos de postgrado de formación
en sexología, donde los estudiantes son licenciados en medicina y psicología. Esto
corrobora la escasa información sobre sexualidad femenina. El himen es la membrana
que se encuentra en la entrada de la vagina. A propósito de tan insignificante membrana
se ha creado multitud de literatura, con no pocas imprecisiones. En primer lugar, no es
como una tela que se tenga que romper, sencillamente está en la entrada de la vagina.
En algunas mujeres, con las primeras penetraciones la entrada se hace un poco más
grande y a veces esto produce un pequeño corte en la membrana y puede salir un poco
de sangre; pero la vagina no está sellada, por ella salen el flujo menstrual y otras
secreciones. Tampoco el himen está dentro de la vagina, como una especie de pared. No
es más que el repliegue de la entrada.
Tratamiento
En el tratamiento del vaginismo es muy importante que la pareja comprenda que su caso
no es único, pero sí superable.
Dispareunia
La dispareunia es el dolor que pueden sufrir, tanto hombres como mujeres, en el área
pélvica durante o poco después de la relación sexual. El dolor puede presentarse en el
momento de la penetración, la erección o la eyaculación. Si este dolor persiste, la
persona puede perder interés en cualquier actividad sexual.
La dispareunía es el dolor que pueden sufrir, tanto el hombre como la mujer, en el área pélvica
durante o poco después de la relación sexual
Es importante señalar que para que el coito sea satisfactorio se deben dar las
condiciones fisiológicas necesarias. Tanto el hombre como la mujer han de estar lo
suficientemente estimulados y esto significa lubricación vaginal y erección del pene. Un
indicativo de que el hombre está llevando a cabo una relación satisfactoria es la emisión
de las glándulas de Cooper por la uretra, unas gotas de líquido transparente que fluye
por el meato urinario y actúa como lubricante natural. La mujer, por su parte, nota cómo
se humedece la vagina. El dolor se puede sentir durante la penetración o con los
movimientos del pene en la vagina, y suele aparecer después de un período más o
menos largo de relaciones sexuales sin problemas.
Sequedad vaginal
En el caso del parto se estima conveniente esperar por lo menos 6 semanas después del
nacimiento del bebé para volver a iniciar la actividad sexual.
Un afán de limpieza mal entendida puede producir irritaciones frecuentes. Se debe tener
en cuenta que la vulva tiene su flujo natural y su olor es característico y sano.
Fimosis
Dificultad o imposibilidad para la retracción de la piel prepucial, esto es, de la piel que
recubre el extremo del pene o glande.
Frenillo
El frenillo es la pequeña lámina de piel por debajo del glande que une a éste con el
prepucio. En el pene erecto, si el frenillo es demasiado corto provoca que el prepucio se
deslice de manera automática hacia delante y puede causar dolor, lesiones y malestar.
Prostatitis
Inflamación de la próstata
Endometriosis
La endometriosis es una enfermedad benigna que afecta a las mujeres durante su vida
reproductiva. Ocurre cuando células endometriales, idénticas a sus hermanas que
conforman el endometrio (el tejido que está dentro del útero y se renueva cada mes tras
la menstruación) se sitúan fuera del útero, por ejemplo en las trompas de Falopio,
ovarios o cualquier lugar de la cavidad abdominal. Fuera por lo tanto de su sitio se
comportan como sus "hermanas" del interior del útero y evolucionan (proliferando y
secretando) siguiendo los ciclos hormonales femeninos. Es posible que la mujer no sepa
que tiene endometriosis y sólo perciba que tiene dolor durante la penetración profunda.
Hemorroides Dilataciones de las venas de los plexos venosos de la mucosa del recto o
del ano.
Infecciones vaginales
También se debe acudir al médico si se presentan otros síntomas relacionados con las
relaciones sexuales dolorosas, como sangrado, lesiones genitales, períodos menstruales
irregulares y secreción del pene o de la vagina.
C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej.,
trastorno depresivo mayor).
Una característica asociada es que el trastorno sexual excede los cambios sexuales que
habitualmente se asocian a la intoxicación y son tan graves que requieren atención
independiente.
El Trastorno sexual inducido por sustancias, al igual que el Trastorno sexual debido a una
enfermedad médica, no aparece como una categoría nosológica diferenciada de las
disfunciones sexuales, sino definida por su etiología. En el caso que tratamos, cada
trastorno se define por la sustancia que afecta los cuatro niveles en que se presentan:
deseo, excitación, orgasmo y con dolor sexual. Es decir, no se trata de una disfunción
sexual primaria, sino secundaria al uso o abuso de sustancias. Recordemos, además,
que el Trastorno sexual inducido por sustancias aparece por primera vez como una
categoría diagnóstica en Psiquiatría, en el DSM IV.
Criterios diagnósticos:
Esta categoría incluye los trastornos sexuales que no cumplen los criterios para un
trastorno sexual específico. Los ejemplos son:
RESUMEN DE LO ANTERIOR
El Concepto de sexualidad sana propuesto por Mace, Bannerman y Burton incluye tres
elementos básicos:
La Disfuncion sexual se puede definir como una dificultad surgida durante cualquier
etapa del acto sexual (Deseo, Excitación, Orgasmo y Resolución) que impide al individuo
o a la pareja el disfrute del acto sexual.
Las disfunciones pueden aparecer en cualquier etapa de la vida, algunas al comienzo de la vida
sexual y otras más adelante. Pueden desarrollarse de forma paulatina o aparecer súbitamente,
pudiendo llegar a incapacitar total o parcialmente al individuo en alguna de las fases de la
relación sexual.
Trastorno sexual: problema con la respuesta sexual que produce angustia mental a la persona.
Trastorno sexual permanente: trastorno sexual que ha estado presente desde el momento en
que la persona comenzó su funcionamiento sexual.
Trastorno sexual adquirido: un trastorno sexual que se desarrolla después de un periodo de
funcionamiento normal.
Factores psíquicos, que pueden estar relacionados con miedos, vergüenza, culpa,
traumas, etc o con las relaciones interpersonales, esto es, problemas en la relación de
pareja como falta de confianza o dificultades de comunicación.
Factores físicos, que pueden ser debidos a múltiples causas como: diversas
enfermedades ( neuropatía diabética, esclerosis múltiple, tumores y, raramente, sífilis
terciaria), fallos en varios sistemas orgánicos (como el corazón y los pulmones),
desórdenes endocrinos (problemas en tiroides, pituitaria o glándula suprarrenal),
deficiencias hormonales (déficit de testosterona, estrógeno o andrógenos), algunas
enfermedades congénitas, consumo de drogas ( nicotina, alcohol, narcóticos,
estimulantes, antihipertensivos, antihistamínicos y algunos medicamentos
psicoterapéuticos), problemas de riego sanguíneo, problemas de espalda y daños
nerviosos.
Tipos de disfunciones:
Las disfunciones pueden clasificarse en función de la fase sexual en la que aparecen. Son
el tipo de problema sexual por el que más gente suele solicitar ayuda:
o Trastorno por aversión al sexo (el rechazo a cualquier tipo de contacto sexual).
Antes de describir las fases de la intervención, es importante remarcar que uno de los
aspectos fundamentales a trabajar en la terapia sexual son las Actitudes, esto es, el
producto de la interrelación entre los prejuicios (estereotipos mentales) y un afecto
asociado a ello, expresándose hacia el exterior en forma de conductas. De esta forma, en
orientación y terapia sexual trabajamos en tres niveles:
Fases de la Intervención
1. Creación de una buena alianza terapéutica. Cuando una persona acude a consulta para
hablar de sus problemas sexuales, hay que tener muy en cuenta que suele ser un paso
complicado y el profesional tiene que propiciar un clima de calidez y confidencialidad
para que la persona se pueda sentir comprendida y no juzgada. Ya que las dificultades
relacionadas con la sexualidad están asociadas con factores morales, de autoestima y
de intimidad, es imprescindible que la primera entrevista permita establecer una
relación empática que facilite el romper las barreras de la vergüenza.
2. Evaluación del problema y recogida de datos. Es importante encuadrar bien el
problema, descartando primero el origen orgánico (que puede darse en algunos de los
casos) y utilizando instrumentos de recogida de datos adecuados. Ello nos permitirá
observar que factores están influyendo en el origen y mantenimiento del problema,
para poder formular una hipótesis de trabajo que configure la intervención.
3. Propuesta de Tratamiento. Una vez evaluado el caso, concretando los factores que
estén implicados en la causa y mantenimiento del problema, se ofrecerá una propuesta
de tratamiento consistente en una serie de intervenciones y técnicas que se llevarán a
cabo de forma pautada por parte del sujeto o sujetos de la pareja. En ocasiones, parte
de la intervención puede consistir en cierta "reeducación sexual" con el fin de desbancar
ciertos mitos o prejuicios que puedan estar influyendo negativamente en la sexualidad
de los individuos.
Causas psicológicas
Causas psicológicas Inmediatas: Las fuentes psicologicas de los trastornos sexuales incluyen causas
inmediatas y aprendizaje previo. El aprendizaje previo se refiere a las cosas que las personas han
aprendido antes —por ejemplo, en la infancia— y que ahora inhiben su respuesta sexual. Las causas
inmediatas son diversas cosas que suceden en el acto mismo de hacer el amor y que inhiben la
respuesta sexual.
Interferencia cognitiva: pensamientos negativos que distraen a la persona de enfocarse en la experiencia erótica. Rol
de espectador: término de Masters y Johnson para el hecho de observar o juzgar la propia conducta sexual; la
hipótesis es que esto contribuye a los trastornos sexuales.
Terapia conductual
La terapia conductual tiene sus orígenes en el conductismo y en la teoría del aprendizaje. La
suposición básica es que los problemas sexuales son resultado del aprendizaje previo (como
discutimos antes) y que se mantienen por reforzamientos y castigos continuos (causas inmediatas). De
esto se deduce que tales comportamientos problemáticos pueden desaprenderse a través de nuevo
condicionamiento. Una de las técnicas clave es la desensibilización sistemática en la que se conduce
de manera gradual al paciente a través de ejercicios que reducen la ansiedad. En 1970, Masters y
Johnson informaron sobre el desarrollo de un nuevo conjunto de técnicas para la terapia sexual e
introdujeron una nueva era en este tipo de terapia. Operaban desde un modelo de terapia conductual
porque consideraban que los trastornos sexuales son comportamientos aprendidos en lugar de
síntomas de enfermedad psiquiátrica. Si los trastornos sexuales son resultado del aprendizaje, pueden
desaprenderse.
Terapia conductual: sistema de terapia basado en la teoría del aprendizaje, en el que la atención se coloca sobre el
comportamiento problemático y la manera de modificarlo o cambiarlo.
Ejercicio de enfoque en la sensación: parte de la terapia sexual desarrollada por Masters y Johnson en la que un
miembro de la pareja acaricia al otro, el otro comunica lo que es placentero y no se hacen demandas en cuanto al
desempeño.
Terapia cognitiva conductual: forma de terapia que combina la terapia conductual y la reestructuración de los
patrones de pensamiento negativo. Se expulsan los malos pensamientos, que se sustituyen con buenos
pensamientos.
Terapia de pareja
Una causa importante de los trastornos sexuales son las dificultades interpersonales. De acuerdo con
ello, algunos terapeutas sexuales emplean la terapia de pareja como una parte del tratamiento.
Este abordaje se basa en la suposición de que existe una relacion recíproca entre el conflicto
interpersonal y los problemas sexuales. Dichos problemas sexuales pueden provocar conflictos y los
conflictos pueden provocar problemas sexuales. En la terapia de pareja se trata la relación misma, con
la meta de reducir el antagonismo y las tensiones entre los miembros. A medida que mejora la
relación, debería reducirse el problema sexual.
Tratamientos específicos para problemas específicos
Se han desarrollado algunas técnicas muy específicas para el tratamiento de ciertos trastornos
sexuales.
Técnica de parada-arranque
La tecnica de parada-arranque se utiliza en el tratamiento de la eyaculacion precoz (vease figura 19.5).
La mujer utiliza su mano para estimular al hombre hasta alcanzar la ereccion. Despues detiene la
estimulacion.
Gradualmente el pierde la ereccion y ella reanuda la estimulacion, hasta que el logra otra ereccion; ella
se detiene y asi sucesivamente. El hombre aprende que puede tener una ereccion y estar sumamente
excitado sin tener un orgasmo. Al utilizar esta tecnica, la pareja puede extender su jugueteo sexual de
15 a 20 minutos y el hombre adquiere control sobre su orgasmo.
Masturbación
La forma más efectiva de terapia para las mujeres que tienen trastorno orgásmico primario es un
programa de masturbación dirigida.
Ejercicios de Kegel
Una técnica que se utiliza con las mujeres son los ejercicios de Kegel, nombrados así por el médico
que los invento (Kegel, 1952). Están diseñados para ejercitar y fortalecer el músculo pubococcígeo, o
musculo PC, que recorre los lados de la entrada de la vagina.
Biblioterapia
La biblioterapia se refiere simplemente al uso de libros de autoayuda para tratar un trastorno. La
investigación muestra que la biblioterapia es efectiva para los trastornos del orgasmo en las mujeres.
Terapias biomédicas
En el último decenio, ha habido un reconocimiento cada vez mayor de las bases biológicas de algunos
trastornos sexuales. Consistente con este enfasis, han ocurrido muchos avances en los tratamientos
médicos y farmacológicos e incluso en los tratamientos quirúrgicos.
Tratamientos farmacológicos
Se han hecho muchos avances prometedores en la identificación de fármacos que curen los trastornos
sexuales o que funcionen bien en conjunto con la terapia cognitiva conductual u otras formas
psicológicas de terapia sexual.
Viagra: un fármaco utilizado en el tratamiento del trastorno eréctil; sildenafil.
Inyección intracavernosa
La inyeccion intracavernosa (IIC) es un tratamiento para los trastornos de la erección.
Dispositivos de succión
Los dispositivos de succión son otro tratamiento para los trastornos de la erección.
Terapia quirúrgica: el pene inflable:
Prótesis peniana: tratamiento quirúrgico de la disfunción eréctil, en el que se insertan tubos inflables dentro del pene.
Terapia conductual
Terapia cognitiva conductual
Terapia de pareja
Tratamientos específicos para problemas específicos
Terapias biomédicas
El VIH se contagia principalmente por sexo desprotegido (incluido sexo anal y oral),
transfusiones de sangre contaminada, agujas hipodérmicas y de la madre al niño durante
el embarazo, parto o lactancia. Algunos fluidos corporales, como la saliva y las
lágrimas, no transmiten el VIH. Entre los métodos de prevención se encuentran el sexo
seguro, los programas de intercambio de agujas, el tratamiento a los infectados y la
circuncisión.
ORDEN EN EL LIBRO
Tipos de trastornos sexuales
Trastornos del deseo
Trastornos de la excitacion
Trastornos orgasmicos
Trastornos asociados con dolor
¿Qué causa los trastornos sexuales?
Causas fisicas
Farmacos
Causas psicologicas
Factores cognitivos y fisiologicos
combinados
Factores interpersonales
Terapias para los trastornos sexuales
Terapia conductual
Terapia cognitiva conductual
Terapia de pareja
Tratamientos especificos para problemas
especificos
Terapias biomedicas
Terapia sexual en la era del SIDA