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Bertold Brecht
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(Es de noche. El farol rojo está encendido. Los invitados de la boda
(Murmullo de aprobación).
como si remara.
EL PADRE- Como si remara, y a ponerse azul como una carpa, a todo esto tira
-lo que nos alegró, luego comimos solos fuera, al fin y al cabo el homenajeado
era yo-, bueno, por toda la mesa y cuando, por suerte, conseguimos sacarlo a
flote, me dice, con voz profunda y feliz- tenía una bonita voz de bajo y cantaba
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EL PADRE- Gracias. Así pues, el bacalao, ah sí, nos dice: Chicos, casi, me
(Risas).
EL MARIDO- Las lámparas son de mal gusto. Ese farol hace muy bonito.
encantador!
EL PADRE- La tenía un hermano del tío del viejo Weber. Era horrible oírle
hablar de ella. Luego, por la noche, resultaba imposible dormir. Por ejemplo,
contaba que…
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LA MADRE- ¿Te gusta el bacalao, Jakob?
EL MARIDO- Embriagador.
LA SEÑORA- ¿Es verdad que habéis hecho vosotros todos los muebles,
incluso el armario?
por la mañana.
negro!
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LA NOVIA- ¡Aguantarán más que tú y que todos nosotros! ¡Se sabe de qué
EL MARIDO- Es una idea estupenda. Así se encariña uno más con las cosas. Y
las cuida más. Me hubiera gustado (A su mujer) que tú hubieras hecho todas
nuestras cosas.
EL PADRE- Podría abreviar la anécdota mucho, solo unas palabras, quizá seis
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LA HERMANA- La nata batida me chifla.
LA HERMANA- Sí, ¡Hay que llenarse bien la boca! ¡Entonces te parece que no
tienes dientes!
EL PADRE- ¡Poco a poco! Johannes Segmüller solía decir, por ejemplo, que…
LA MADRE- (Yo le pongo un litro de nata líquida. Tres tazas de azúcar. Pero
tres tazas de café con leche. Un par de cucharaditas de té, de anís). Lleva
jejejé, son muy buenos… Los huevos son muy buenos, excelentes… jejejé.
EL PADRE- Sí, huevos. Tu madre, que en paz descanse, me dio una vez un
huevo para el viaje. Le pregunto: << ¿Está duro?>>. << ¡Como una piedra!>>,
a…
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LA NOVIA- ¡Por favor, papá, la nata!
EL PADRE- Gente distinta, camas distintas, decía Fritz Forst, que era
realmente original. Una vez, por ejemplo, entró en la iglesia cuando el pastor…
champán María!
EL PADRE- Ah, sé una historia de un wáter. ¡Os la tengo que contar! Cuando
(Sirven vino).
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EL PADRE- (Al Amigo). ¿Por qué lleva tres minutos dándome pataditas? ¡Ni
EL MARIDO- Me parece muy bien eso de pensar. ¡Pero no lo haga con los
pies!
(Silencio).
interrumpido!
EL PADRE- ¡Sí, de las camas! ¡Gracias, muchas gracias! ¡En ellas ha muerto
Todos.- ¡Salud!
en la boca!
LA MADRE- ¿Pero por qué no habla? ¡Sólo era una broma de su mujer!
LA SEÑORA- ¡Pst!
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LA MADRE- Jakob, ¡abróchate el chaleco, eso no está bien!
matrimonio –la casta novia y el hombre curtido por las tormentas de la vida-
Novia) vuelva los ojos a los hermosos días de su niñez, tal vez la invada una
suave nostalgia, porque ahora va a salir a la vida, una vida hostil (La Novia
fundado un hogar con sus propias manos –lo que en el presente caso debe
entenderse literalmente- , para compartir las penas y las alegrías con la elegida
de su corazón. Por ello, bebamos a la salud de estos dos jóvenes, que hoy, por
primera vez, se pertenecerán el uno al otro (La Señora ríe) ¡por toda la
interrumpe enseguida).
(Silencio).
EL MARIDO- ¿A mí?
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LA SEÑORA- ¡Sí, a ti!
EL MARIDO- ¡Salud!
minutos como mucho, tal vez más tarde pueda… Así pues…
EL MARIDO- ¡Salud!
EL PADRE- ¡Salud! Hidropesía. Primero fue sólo un pie, en realidad, sólo los
dedos, pero luego le llegó hasta la rodilla, fue más rápido que un embarazo, y
EL MARIDO- ¡Salud!
luego vino además lo del corazón, que aceleró las cosas. Así pues, estaba en
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abuela, le dijo en sus últimos momentos, era hacia el amanecer, la habitación
estaba ya gris –por cierto, creo que hasta las cortinas siguen ahí-, así pues, le
padre, que estaba allí, le dijo: <<Déjalo. Tiene dolores>>. Mi padre era muy
blando. Sin embargo, ella no quería, aunque sólo fuera por su alma, y tozudas
son todas las mujeres, de manera que empezó otra vez: <<August, es por tu
alma inmortal>>. Entonces, según contaba luego mi padre, el tío miró desde la
pared hacia la izquierda, para lo que tuvo que ponerse bizco, y dijo algo que no
puedo repetir aquí. Un poco basto, como era el tío August en general.
Después de decir eso, con cierto esfuerzo como cabe imaginar, se murió.
EL AMIGO- Señorita, no hay que tomarse las cosas así. ¡Bueno, salud! Es sólo
LA NOVIA- (Al NOVIO, en voz baja). ¡Que no haya sido capaz de ahorrarnos
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LA MADRE- ¡Jakob, no cortes con cuchillo las pastas!
EL MARIDO- Lo importante es que las sillas son muy anchas. ¿Caben dos?
LA MADRE- Jakob, ¿no puedes comer las pastitas con los dedos?
incrustaciones! No sé, hay gente que no tiene gusto para esas cosas. Pagan un
dinero y se llevan un mueble, como si fuera... un mueble, sin alma ni nada, sólo
y el sudor y el amor se pegan a ellas, porque son hechas por uno mismo!
LA SEÑORA- Sólo quería echar una ojeada. Pero tú siempre lo sabes todo.
Bueno pues no. Por fuera el armario no resulta tan impresionante, esas
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LA SEÑORA- ¿Pero en qué tono me hablas? ¡Otra vez has bebido demasiado!
EL NOVIO- Si quiere verlo por dentro, véalo, su interés me halaga. Aquí está la
LA SEÑORA- Quizá no haya gran cosa que ver dentro. Desde luego, cuesta
música?
EL NOVIO- No es preciso. ¡Tiene que aguantar también un trato duro! (La deja
EL AMIGO- ¡Mira, se ha roto una pata! ¡Si la hubieras dejado más suavemente!
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EL NOVIO- ¡No es nada, una tontería! ¡A bailar!
baile?
LA SEÑORA- ¡Más aprisa! ¡Más aprisa! ¡Es como un tiovivo! (Bailan bastante
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LA NOVIA- ¿Es que te resultaba demasiado rápido? ¿Tanto te has cansado?
parecido el baile?
EL NOVIO- No.
EL NOVIO- Vamos a poner otra vez la mesa en el centro. (Lo hace, ayudado
Venga canta.
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EL MARIDO- Ya no me acuerdo de ninguna canción.
LA SEÑORA- Antes cantaba siempre, pero, desde que nos casamos, dejó de
quedaba atascado cada vez con más frecuencia, como si tuviera el marasmo, y
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EL PADRE- María baila muy bien.
EL PADRE- ¿Por qué no nos sentamos otra vez a la mesa? Así no se puede
hablar.
SEÑORA). ¿No quieres sentarse ahí? (LA SEÑORA se sienta junto al NOVIO).
Papá, tú en la cabecera.
dieron una vez vino. A tu abuelo le divertía. Quería que bailases, pero tú te
quedaste dormida.
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LA SEÑORA- Entonces será mejor que no beba hoy, ¿no?
EL AMIGO- Ahora estoy en forma. Hasta ahora el ambiente estaba un poco frío.
Pero por lo demás, estupendo. (Se pone en pie). ¿Qué es esto? (Mira la silla).
Me he enganchado en algo.
EL NOVIO- No importa.
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(EL AMIGO canta la "Balada de la castidad en tono mayor")
A él redaños no faltaban
No queriendo deshonrarla
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Por calmarse los ardores
A un cabo de gastadores
champán!
gustado?
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LA NOVIA- Quizá no la haya entendido.
Dios.
EL PADRE- Hubiera tenido que decir que cuando Dios bebe se siente como un
hombre.
EL MARIDO.- (Se ríe, un poco excitado). ¡Muy bueno!. Ahora recuerdo una
EL PADRE- Hubiera tenido que contarlo de otro modo. ¡Así no tiene gracia!
LA NOVIA- No lo sé…
LA NOVIA- ( sale )
entendido la canción!
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EL MARIDO- ¿Dónde vas? (al NOVIO) ¿Su madre lleva rato en la cocina, no?
LA SEÑORA- ¡Creía que iba a decir que sí, porque están los dos muy
colorados! (Se ríe y se deja caer en la silla. La silla cruje). ¡Ay! (Se levanta).
tres centímetros.
EL AMIGO- (Metiendo la mano bajo la silla). Realmente, hay algo mal. Una
bastaron las puntas. No sabía que fuera ésta. ¡Sí no, le hubiera pedido que se
sentara en otra!
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(Silencio).
¡Bebamos!
TODOS- ¡Salud!
LA MADRE- Muy bien, pero no te tires el vino por ese hermoso chaleco, ¡ya
oficina unas sillas para los clientes, con unos asientos tan bajos que las rodillas
les quedaban a la altura de la cabeza. Eso los dejaba tan deprimidos que
Rosenberg & Co. se hizo rico. Se compró un edificio mejor, con muebles más
bonitos, pero conservó las sillas. Y siempre decía conmovido: <Con ese
EL AMIGO- ¿Bailamos?
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EL NOVIO- Siempre estás tomando bicarbonato.
EL AMIGO. Pero eso no quiere decir que esté enfermo del estómago.
(Pausa).
tuviera. Que alguien tenga talento para hacer cochinadas, ¿es una excusa?
(Silencio).
(Pausa).
estéis ahí tan tiesos! ¡Me voy a quitar la chaqueta para dar ejemplo! (Lo hace).
(Pausa).
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LA NOVIA- Pero ahora no.
(Todos se levantan).
EL PADRE- Será mejor que vayamos ahora a ver los otros muebles.
instalación eléctrica!
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LA NOVIA- ¡Por qué no habrás dejado que la hiciera un electricista!
mejor!
EL NOVIO- Y esa amiga tuya, ¡qué mujer más ordinaria! Cómo podríamos
había luz.
EL AMIGO- ¡Estorbamos?
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LA SEÑORA- ¡Todo! ¡Todo! ¡Las sillas rotas, los muebles de fabricación casera!
LA SEÑORA- Todo está roto. (Se deja caer en una silla, riéndose, la silla se
viene abajo). ¡Ésta también! ¡Ésta también! ¡Me tendré que sentar en el suelo!
plegables!
comportas así, se romperán todos los muebles y no será culpa de los muebles.
importa nada!
(Se sientan).
LA HERMANA- Lástima que no hubiera luz, las camas son realmente muy
bonitas.
LA NOVIA- Un momento.
(Salen afuera).
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LA SEÑORA- Pero ahora no se puede disimular ya que el olor a cola lo
impregna todo.
de cristal.
LA SEÑORA- Ese vestido está muy bien hecho, porque disimula que estás...
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EL NOVIO- ¿De qué habla?
he dicho.
años, y habría que preguntarse quién me ha hecho tan bruto. Yo tenía las
cuento yo, llora. Una vez tuve que tirar un cuadro al que yo tenía cariño, porque
cuadro tirado y lo colgó en su cuarto. Cuando lo tuvo allí, se puso muy contenta
podía tener eso. Ni siquiera eso, decía también de todo lo que resultaba casi
prohibitivo. Pero así es ella y así son ellas. Desde el día de la boda, uno ya no
es un animal que obedece a una señora, sino un ser humano que obedece a
(Pausa).
EL NOVIO- (Con cierto esfuerzo). ¿No queréis beber algo más?¡Sólo son las
nueve!
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EL AMIGO- ¡De eso ya estoy harto!
EL NOVIO- Ah, es por eso. (Se ríe). ¿Por eso te has quedado tan mustio?
EL MARIDO- Muchas gracias. Ha sido muy bonito. Pero ahora voy a ponerme
el abrigo.
EL MARIDO- (Que ha salido, vuelve ahora con las cosas de su mujer). Otra vez
empieza la realidad (La coge del brazo). Vámonos. (Se va con su mujer que le
acompaña en silencio).
LA NOVIA- ¡Antes querías que se fueran! ¿Ves cómo eres muy inestable? Y
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EL AMIGO- El olor a cola descompuesta. Y es una falta de vergüenza invitar a
EL AMIGO- Quizá prefiráis la cama del que murió de hidropesía. ¡Muy buenas
noches! (Sale).
nadie. La gente soporta muy mal estar a solas / hacerse cargo de su propia
LA HERMANA- ¡Es una pena que una velada tan bonita haya acabado así! Al
fin y al cabo, esto es lo único que tenemos. Hans dice que luego tiene uno que
reirán. Nos mirarán desde detrás de las ventanas y se reirán. Nos mirarán por
nata para todos y, lo peor, que la novia estaba embarazada. Y yo que pensaba
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EL NOVIO- ¿Y los muebles y el trabajo de cinco meses? ¿No piensas en eso?
¿Por qué se revuelcan de alegría con esas sucias indecencias que cantan?
Pues porque tu bailas con ellos como en una casa de putas, hasta que las
¡lo que importa es que aguanten y sean cómodos! Cinco meses perdidos para
terminarlos, tanto tiempo, que se nota mi estado. ¡Esos trastos, esa porquería,
EL NOVIO- Bueno, ahora se han ido y empieza nuestra noche de bodas. ¡Es
ésta!
derecha).
LA NOVIA- ¿Por qué has tenido que bailar primero con esa furcia, a la que no
(Pausa).
EL NOVIO- Eso pasa cuando se hace algo que los demás no saben hacer: se
enfurruñan. Sobre todo cuando saben que es algo bueno que no han hecho
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error de que la cola estuviera mal les ha dado la razón. ¡Bueno, no quiero
EL NOVIO- ¡Lo está haciendo ya! ¡Al diablo esta maldita cerradura! ¡Ahora todo
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LA NOVIA- Qué poca cosa pareces con ese batín! ¡Estás distinto! ¡Pero nada
bien!
EL NOVIO- ¡Y qué vieja pareces tú! ¡Cuando lloras, se te notan los años!
hacia la mesa). ¡Se lo han bebido todo! ¡Y el mantel ha tenido más suerte que
yo! ¡Las botellas están vacías, pero hay restos en los vasos! ¡Tendremos que
economizar!
EL NOVIO- ¡Al fin y al cabo, es nuestra noche de bodas! (La novia coge el
vaso, aparta la vista y bebe). Aunque no puede brindar por tu virginidad, dado
LA NOVIA- ¡Ése es el mayor insulto que he recibido hoy! ¡Te has superado a ti
mismo! ¿Quién tiene la culpa? ¡Te me echabas encima como un macho cabrío!
¡En familia y entre cuatro paredes... (La novia se ríe amargamente)... debemos
EL NOVIO- Así pues, ¡brindo por ti, querida esposa, y por que siempre seamos
felices!
(Beben).
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LA NOVIA- No has estado acertado en lo que has dicho, pero en eso tienes
LA NOVIA- ¡Esa canción era tan indecente! (Suelta una risita). <<La tumbó de
mil amores…>>. ¡Así sois los hombres! <<¿Qué no hay tiempo que perder!>>.
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EL NOVIO- ¡Da igual! (La besa).
mano). El pomo. ¡Jajajajá! Esto también. (Lo tira contra el farol, que se apaga y
cae). ¡Ven!
la cama).
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