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Santiago, doce de septiembre de dos mil dieciséis.

Vistos:
En estos autos RUC 15-4-0019066-3 RIT O-292-2015, del
Juzgado de Letras del Trabajo de San Miguel, por sentencia de
veintiocho de agosto de dos mil quince, se acogió
parcialmente la demanda de indemnización de perjuicios por
accidente laboral que dedujo don Roger Salgado Contreras, en
contra de su empleador don Iben Calquin Uribe, de la
empresa contratista Balzola Construcciones Chile Limitada y
de la dueña de la obra Isotron Chile S.A., condenando,
solidariamente, a los dos primeros a pagar al actor la suma
de $60.000.000, por concepto de daño moral, la que deberá
solucionarse con los reajustes e intereses que se indican,
sin costas.
El apoderado de la empresa demandada Balzola
Construcciones Chile Ltda., dedujo recurso de nulidad en
contra de la referida sentencia, fundándolo en la causal
contemplada en el artículo 477 del Código del Trabajo, por
infracción a lo dispuesto a los artículos 5° y 77 de la Ley
Nº 16.744 y 184 del mismo cuerpo legal y, en subsidio, invocó
el motivo contenido en la letra b) del artículo 478 del
referido texto legal; impugnación que fue acogida por una
Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel, con fecha
dieciocho de noviembre de dos mil quince, desde que se
estimó que se configuró la primera causal de invalidación,
por no concurrir la causalidad entre el hecho y el daño que
se denuncian, señalando: “…En el caso concreto, no se
condice con un criterio de causa adecuada la imputación del
accidente de tránsito sufrido por el actor en relación con
los riesgos creados a partir de la actividad del empleador,
ni menos, con la negativa del principal a trasladarlo a
Calama, atendido que, se consigna en la sentencia atacada,
este traslado se realizó fuera de las normas establecidas al
efecto” (considerando 5°).
El demandante interpuso recurso de unificación de
jurisprudencia respecto de dicha decisión, solicitando se

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deje sin efecto la sentencia impugnada, y acto continuo, sin
nueva vista, se dicte una de reemplazo que fije la correcta
doctrina y, consiguientemente, se acoja la demanda en todas
sus partes, con costas.
Se trajeron los autos en relación.
Considerando:
1° Que el recurrente señala que la materia de derecho
objeto del juicio, consiste en declarar que el incumplimiento
del empleador respeto del deber de asistencia, auxilio y
traslado, constituyen las condiciones que generaron la
ocurrencia de los daños posteriores que afectaron al
trabajador, y que configuran la causalidad suficiente para
generar la responsabilidad de las demandadas. Explica, en lo
pertinente, que su representado comenzó a prestar servicios
bajo vinculo de subordinación y dependencia para don Iben
Calquin Uribe desde el día 8 de febrero del año 2014, cuya
labor era ejecutar trabajos para la empresa contratista
Balzola Construcciones Chile Ltda, consistente en la
instalación de cerco perimetral en la obra denominada
Subestación Eléctrica San Pedro 3, situada a 25 kilómetros de
la ciudad de Calama, de cargo de la mandante Isotron Chile y
que el día 9 de enero del año 2015, el actor, en
circunstancias que realizaba de forma manual labores de
excavación comenzó a sentirse enfermo debido a lo extenuante
de dicha tarea y la altitud geográfica del lugar, situación
que fue puesta en conocimiento del empleador y del personal
de la empresa contratista quienes le indicaron que se
retirara de la faena sin prestarle ayuda, razón por la cual
su compañero de trabajo decidió traslado en una camioneta a
la ciudad de Calama con el fin que fuese atendido en un
centro médico, sin embargo, durante el trayecto sufrieron un
accidente que lo dejó con múltiples lesiones, siendo
intervenido quirúrgicamente en más de una ocasión. Sostiene
que esta falta de auxilio, constituye una infracción por
parte de las demandadas a lo dispuesto en el artículo 184 del
Código del Trabajo, razón por la cual, su omisión contribuyó

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a la ocurrencia del accidente que le produjo las lesiones al
trabajador; por tanto, el fallo que se impugna, al estimar
que no concurre la causalidad como elemento de la
responsabilidad que se persigue, contradice la interpretación
correcta del Derecho y, lo decidido en las sentencias de
contraste que se acompaña.
El primer fallo, fue dictado por la Corte de Apelaciones
de Santiago, en los autos rol número 197-2011, sobre
indemnización de perjuicios por accidente laboral, en el cual
el empleador ocurrido el siniestro no otorgó la atención
debida al trabajador, prohibiéndole incluso, acudir a un
centro médico, lo cual agravó las heridas que sufrió aquél
debido al derrame de desengrasante en el área en que
desarrollaba sus laborales, a su respecto sólo se transcribió
el considerando décimo del fallo de base. La segunda
sentencia que se cita, fue dictada por la Corte de
Apelaciones de Antofagasta en los autos rol número 96-2010,
al resolver un recurso de nulidad, que refiere a un
trabajador que sufrió dos accidentes, imputándole la
responsabilidad a la empleadora porque no otorgó la
capacitación necesaria y el Reglamento Interno no contenía un
protocolo para efectuar ese tipo de faena, no obstante su
peligrosidad, en lo pertinente, se estableció que conforme al
artículo 184 del Código del Trabajo “el empleador está
obligado a adoptar todas las medidas necesarias que permitan
proteger eficazmente la vida y la salud de los trabajadores,
informando de los posibles riesgos y manteniendo las
condiciones de adecuadas de higiene y seguridad en las
faenas, asimismo, debe garantizar a los trabajadores que en
caso de emergencia o accidente puedan acceder a una oportuna
y adecuada atención médica, hospitalaria y farmacéutica;
situaciones que el empleador no comprobó”.
A juicio del recurrente, dicha línea interpretativa es
la correcta, puesto que las demandadas cumplieron
imperfectamente su obligación de proteger la vida y seguridad
del trabajador, al negarle los primeros auxilios, lo cual

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obligó a su compañero a trasladarlo por sus propios medios a
la ciudad de Calama con el fin de ingresarlo a un centro
médico, por lo tanto, la referida omisión concurrió en la
generación del accidente de tránsito que afecto al demandante
al obligarlo a salir de la faena, configurándose dicha
conducta, en la condictio sine qua non que produjo el daño.
En mérito de lo expuesto, se constata que frente a una misma
situación los tribunales superiores han aplicado criterios y
decisiones contradictorias e inconciliables entre sí, y no
cabe duda que la exégesis correcta es la indicada, solicita,
en definitiva, se deje sin efecto la sentencia impugnada y
que, acto continuo y sin nueva vista, se dicte una en
unificación de jurisprudencia que rechace el recurso de
nulidad de la demandada Balzola Construcciones Chile Limitada
y se acoja la demanda deducida en autos, en todas sus
partes;
2°.- Que del análisis de las sentencias de contrastes
que se acompañan, cabe precisar que la dictada por la Corte
de Apelaciones de Santiago, no será considerada para los
efectos de cotejo que exige el presente arbitrio porque, si
bien, los presupuestos fácticos dicen relación con la
ocurrencia de un accidente de trabajo, el tribunal de
alzada, atendida las causales invocadas en los recursos de
nulidad que se dedujeron, centro el desarrollo de su
argumento en la naturaleza de la responsabilidad en que
incurrió la demandada, conforme a lo dispuesto en el artículo
183-E del Código del Trabajo en relación al artículo 66 bis
de la ley Nº 16.744 y no en el asunto debatido en autos. El
segundo fallo, en cambio, estableció que el actor sufrió un
accidente laboral, constatando que la empresa incumplió su
deber de seguridad, porque no se capacitó al trabajador para
el desarrollo de la labor que le produjo las lesiones y, en
el Reglamento Interno, tampoco, existía un protocolo que
determinara la forma en que se debía efectuar la misma,
concluyendo que correspondía a la demandada adoptar todas las
medidas necesarias para evitar el riesgo y para disminuirlo

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en el evento que se produjera, lo cual no se acreditó por
esta, siendo de su cargo, conforme lo dispone el citado
artículo 184 del Código del Trabajo.
3°.- Que, por el contrario, en la sentencia que origina
el recurso que se analiza se aprecia que el litigio se
decidió de manera opuesta. En efecto, se tuvo por establecido
que el accidente se produjo con ocasión del trabajo y, luego,
se concluyó: “Que el artículo 69 de la Ley Nº 16.744 señala
expresamente que las indemnizaciones de las que responde el
empleador por accidente del trabajo o enfermedad profesional
se sujetan a las normas del derecho común, de modo tal que
resultan exigibles los supuestos de imputabilidad, nexo
causal y daño, propios de la responsabilidad civil, sea
contractual o extracontractual.
En este sentido, la causalidad en materia de
responsabilidad indica la idea de una condición necesaria
para la producción del daño, o condictio sine qua non, es
decir que el daño se produzca a causa de una acción del
demandado…” y agrega “En el caso concreto, no se condice con
un criterio de causa adecuada la imputación del accidente de
tránsito sufrido por el actor en relación con los riesgos
creados a partir de la actividad del empleador, ni menos, con
la negativa del principal a trasladarlo a Calama, atendido
que, se consigna en la sentencia atacada, este traslado se
realizó fuera de las normas establecidas al efecto.”.
4°.- Que, resulta útil para resolver el asunto
controvertido examinar las normas que regulan la materia:
El artículo 184 del Código del Trabajo “El empleador estará
obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de los trabajadores, informando de
los posibles riesgos y manteniendo las condiciones adecuadas
de higiene y seguridad en las faenas, como también los
implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades
profesionales”.
Por su parte el artículo 183 E del mismo texto legal
señala que "la empresa principal deberá adoptar las medidas

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necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de todos
los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena,
cualquiera sea su dependencia, en conformidad a lo dispuesto
en el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 y el artículo 3º
del decreto supremo Nº 594, de 1999, del Ministerio de
Salud", norma que se complementa, entre otros, con lo
dispuesto en el artículo 66 bis de la Ley Nº 16.744, inciso
1°: "Los empleadores que contraten o subcontraten con otros
la realización de una obra, faena o servicios propios de su
giro, deberán vigilar el cumplimiento por parte de dichos
contratistas o subcontratistas de la normativa relativa a
higiene y seguridad, debiendo para ello implementar un
sistema de gestión de la seguridad y salud en el trabajo para
todos los trabajadores involucrados…”,
El artículo 68 de la Ley N° 16.744, determina que: “Las
empresas o entidades deberán implantar todas las medidas de
higiene y seguridad en el trabajo que les prescriban
directamente el Servicio Nacional de Salud o, en su caso, el
respectivo organismo administrador a que se encuentren
afectas, el que deberá indicarlas de acuerdo con las normas y
reglamentaciones vigentes”.
“El incumplimiento de tales obligaciones será sancionado
por el Servicio Nacional de Salud de acuerdo con el
procedimiento de multas y sanciones previsto en el Código
Sanitario, y en las demás disposiciones legales, sin perjuicio
de que el organismo administrador respectivo aplique, además,
un recargo en la cotización adicional, en conformidad a lo
dispuesto en la presente ley”.
“Asimismo, las empresas deberán proporcionar a sus
trabajadores, los equipos e implementos de protección
necesarios, no pudiendo en caso alguno cobrarles su valor. Si
no dieren cumplimiento a esta obligación serán sancionados en
la forma que preceptúa el inciso anterior”.
“El Servicio Nacional de Salud queda facultado para
clausurar las fábricas, talleres, minas o cualquier sitio de
trabajo que signifique un riesgo inminente para la salud de

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los trabajadores o de la comunidad”. A su turno el artículo
1547 del Código Civil, preceptúa que: “….La prueba de la
diligencia o cuidado incumbe al que ha debido emplearlo; la
prueba del caso fortuito al que lo alega”.
Y el artículo 21 del Decreto Supremo N° 40 de 1969
establece que los empleadores tienen la obligación de informar
oportuna y convenientemente a todos sus trabajadores acerca de
los riesgos que entrañan sus labores, de las medidas
preventivas y de los métodos de trabajo correcto.
5°.- Que esta Corte ha sostenido (Roles N°s 4.313-1997,
3619-2006, 9163-2012 y 2547-2014) que del inciso primero del
artículo 184 del Código del Trabajo, se infiere “que el
empleador se constituye en deudor de seguridad de sus
trabajadores, lo cual importa exigir la adopción de todas las
medidas correctas y eficientes destinadas a proteger la vida y
salud de aquéllos. Efectivamente, el citado precepto establece
el deber general de protección de la vida y la salud de los
trabajadores, impuesto por el legislador a los empleadores,
siendo el cabal e íntegro cumplimiento de esta obligación de
una trascendencia superior a la de una simple prestación a que
se somete una de las partes de una convención y,
evidentemente, constituye un principio que se encuentra
incorporado a todo contrato, siendo un elemento de la esencia
de éstos y la importancia de su cumplimiento no queda
entregada a la voluntad de las partes, sino que comprende una
serie de pautas cuyo contenido, forma y extensión se
encuentran reguladas mediante las normas de orden público..”.
“El citado artículo 184 del Código del Trabajo, que
establece el principio rector en materia de obligaciones de
seguridad del empleador, en concordancia con el artículo 68 de
la Ley N° 16.744, pone de carga del empleador acreditar que ha
cumplido con este deber legal de cuidado si el accidente ha
ocurrido dentro del ámbito de actividades que están bajo su
control, debiendo en principio presumirse su culpa por el
hecho propio, correspondiendo probar la diligencia o cuidado a
quien ha debido emplearlo, en el caso sub lite, a la empresa

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demandada en su calidad de empleadora. En otras palabras, si
se verifica un accidente del trabajo se presume que el
empleador no tomó todas las medidas necesarias para evitarlo,
o que las adoptadas fueron insuficientes o inapropiadas,
presunción que surge de la obligación de seguridad impuesta
por el legislador y que se califica como de resultado”, es
decir, “el empleador es un deudor de seguridad a sus
trabajadores. La obligación de otorgar seguridad en el
trabajo, bajo todos sus respectos, es una de las
manifestaciones concretas del deber general de protección del
empleador; su cabal cumplimiento es de una trascendencia
superior a la de una simple obligación de una de las partes en
un negocio jurídico, pues ella mira a la prevención de los
riesgos profesionales, lo que importa a sus trabajadores, a
sus familias y a la sociedad toda, tanto para proteger la vida
y salud de los trabajadores, como por razones éticas y
sociales. La regulación del cumplimiento de este deber no
queda entregada a la autonomía de la voluntad de las partes,
ni menos aún, a la decisión del empleador. Ella comprende en
general una serie de normas de orden público, sin perjuicio de
normativas adicionales decididas o convenidas con el
empleador”; puesto que la palabra “eficazmente”, empleada en
el artículo 184 del código laboral, aparentemente apunta a un
efecto de resultado, el que sin dudas se encuentra también
presente; pero fundamentalmente debe entendérsela referida a
la magnitud de responsabilidad y acuciosidad con que el
empleador debe dar cumplimiento a su obligación de prevención
y seguridad, en relación con lo cual cabe inferir
inequívocamente una suma exigencia del legislador” y “los
valores que tienden a preservar la obligación de seguridad, en
forma directa e inmediata, no son de índole patrimonial, sino
es propia vida, la integridad física y psíquica, y la salud
del trabajador. Atendido lo anterior, y dada la circunstancia
que el artículo 69 de la Ley N° 16.744 no determina el grado
de culpa de que debe responder el empleador en su
cumplimiento, necesario resulta concluir que éste es el propio

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de la culpa levísima, es decir, “la falta de aquella esmerada
diligencia que un hombre juicioso emplea en la administración
de sus negocios importantes”.
6º.- Que se debe agregar, en lo pertinente a la
controversia, que la responsabilidad establecida en el
artículo 184 del Código del Trabajo, no se agota con la sola
adopción por parte del empleador o contratista de medidas de
seguridad, sean preventivas o de protocolos para la
ejecución de las labores riesgosas, sino que aquellas se
extienden, además, a “prestar o garantizar” en caso de
accidente o emergencia el acceso a una oportuna y adecuada
atención médica, hospitalaria y farmacéutica; porque la
legislación sobre la materia, ha establecido en definitiva un
sistema de seguridad que, si bien, tiene énfasis en la
prevención, su quid radica en la protección de los atributos
más importantes del trabajador, como son su vida y salud. Por
tanto, resulta evidente que el criterio para construir la
imputación de las omisiones del empleador frente al deber de
seguridad, emana del referido principio protector, y por
tanto, el nexo causal, entre hecho y el daño, se construye
sobre la base de la conducta omisiva del contratista, al no
adoptar las medidas de seguridad que se requerían, con el fin
de evitar o disminuir el daño que se pueda ocasionar al
trabajador, en otras palabras, el eventual responsable no
cumple precisamente con aquella conducta que estaba llamado
hacerlo porque así se lo exige la ley.
7º.- Que, por consiguiente, y como ya lo ha señalado esta
Corte, las normas de seguridad impuestas por imperativo
social al empleador no se agotan ni se satisfacen con la sola
existencia de un formal reglamento de seguridad, exhortaciones
ni prevenciones hechas a la sola buena voluntad de los
trabajadores, sino que han de tenérselas por existentes sólo
cuando el empleador mantiene elementos materiales constantes y
supervigilancia auténtica en cuanto a la forma como deba o
haya de desarrollarse la actividad de los trabajadores,
especialmente tratándose de faenas peligrosas, como ocurre en

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la especie, al tratarse de una faena que se ejecuta en altura.
En el mismo sentido la doctrina ha pronunciado que los deberes
de cuidado deben ser construidos de conformidad con el
estándar del empresario diligente, estos deberes pueden
ordenarse en torno, entre otros, a una organización industrial
eficiente y, al efecto, el profesor Enrique Barros sostiene
que “La mayoría de los casos de responsabilidad civil por
accidentes laborales parece tener por antecedente un defecto
de organización que el demandante atribuye al empleador. Este
defecto se refiere especialmente al establecimiento de un
sistema de seguridad proporcionado al riesgo, a instrucciones
apropiadas y a un mecanismo de supervisión para comprobar que
el sistema y las instrucciones funcionan apropiadamente”
(Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Ed. Jurídica,
2010, página 709).
El autor José Luis Diez Schwerter en su artículo
“Responsabilidad civil derivada de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales en Chile: evolución,
funcionamiento y propuestas de racionalización (segunda
parte)” en Revista de Derecho, Universidad de Concepción
(2009), en el cual distingue dos regímenes de
responsabilidad por daños con ocasión de un accidente de
trabajo, uno para el trabajador y otro para las víctimas por
repercusión, en el caso de lo primero, señala que el
trabajador demandará por estatuto contractual de acuerdo al
cual puede exigir de su empleador el estricto cumplimiento de
la obligación de seguridad contenida en el artículo 184 del
Código del Trabajo, donde la culpa se presume y en que
resalta una fuerte objetivación de la responsabilidad del
empleador que se manifiesta en la inversión del peso de la
prueba y en considerar al empleador responsable de hasta
culpa levísima en el cumplimiento de sus deberes de
seguridad.
8°.- Que, en este contexto, es que se debe analizar la
conducta del empleador y, al respecto cabe señalar que los
sentenciadores del grado establecieron que el actor en

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calidad de trabajador subcontratado prestó servicios para la
demandada empresa Balzola Construcciones Chile, cuya labor
consistió en la instalación de un cierre perimetral de la
obra principal denominada Subestación Eléctrica San Pedro 3,
ubicada a 20 Kilómetros de la ciudad de Calama y que el día 9
de enero del año 2015, en circunstancias que ejecutaba su
trabajo, aproximadamente a las 11:00 horas, se sintió mal
producto de la altura de la zona geográfica, situación que
puso en conocimiento del personal de la empresa contratista,
encargado de la faena, quienes no le otorgaron auxilio
alguno, razón por la cual su compañero, decidió llevarlo a
Calama para que recibiera atención médica en un centro
asistencial, y que durante el trayecto sufrieron un
accidente de tránsito ocasionado por un tercero,
calificándolo como uno ocurrido “con ocasión de su trabajo”,
conforme lo dispone el artículo 5 de la Ley Nº 16.744.
9°.- Que, conforme al desarrollo normativo antes expuestos
y los supuestos fácticos descritos precedentemente, se
advierte que la atribución de responsabilidad respecto de la
empresa contratista, se verifica desde que “no prestó los
elementos necesarios para que el trabajador tuviese acceso a
una oportuna y adecuada atención médica”, exponiéndolo a que
fuera trasladado a un centro asistencial por su compañero de
trabajo, sin contar con las medidas de seguridad mínima y en
cuyo trayecto se produjo el accidente, es decir, la
demandada vulneró el artículo 184 del Código del Trabajo al
no otorgar el auxilio al que estaba obligada, y en ese
contexto, contribuyó a aumentar el riesgo del actor que
significó la ocurrencia del siniestro que le produjo las
lesiones, por lo cual resulta imputable el empleador de los
daños sufridos por el actor. En cambio, en la sentencia que se
impugna se hace un análisis de los elementos que configuran la
responsabilidad desde una visón netamente civilista,
desconociendo la forma en que ocurrieron los hechos, las
normas expuestas y los principios que informan el Derecho del
Trabajo, puesto que, la empresa contratista no obstante tener

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conocimiento del estado de salud del demandante no le prestó
el auxilio necesario para atenderlo y más aún, cuando se dejó
establecido que en la faena se contaba con un lugar para su
atención primaria y que existían protocolos para la salida de
los trabajadores que evidentemente no se cumplieron no
obstante, acrecentando el riego de su estado y que en
definitiva significó que saliera del lugar del trabajo para
obtener la ayuda médica necesaria que requería; de ello se
colige que la demandada no rindió prueba para demostrar que
personalmente o a través de sus operarios haya realizado
actividades idóneas o eficaces para prevenir la ocurrencia del
accidente, aspecto que es de suma importancia dado el capital
humano y económico que podía verse afectado.
10°.- Que, por lo reflexionado, yerran los sentenciadores
de la Corte de Apelaciones de San Miguel al estimar que se
vulneró el artículo 69 de la Ley Nº 16.744 al no acreditarse
el nexo de causalidad, “en concreto, no se condice con un
criterio de causa adecuada la imputación del accidente de
tránsito sufrido por el actor en relación con los riesgos
creados a partir de la actividad del empleador, ni menos, con
la negativa del principal a trasladarlo a Calama porque se
efectuó fuera de las normas establecidas al efecto”
11°.- Que, por las consideraciones antes dichas, y habiendo
determinado la interpretación que esta Corte estima acertada
respecto de la materia de derecho objeto del juicio, el
presente recurso de unificación de jurisprudencia será acogido
e invalidada la sentencia del grado, procediendo a dictar,
acto seguido y en forma separada, la correspondiente sentencia
de reemplazo.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en
los artículos 483 y siguientes del Código del Trabajo, se
acoge el recurso de unificación de jurisprudencia interpuesto
por la parte demandante en contra de la sentencia de dieciocho
de noviembre de dos mil quince, dictada por una sala de la
Corte de Apelaciones de San Miguel, y se declara que es nula,
y acto seguido y sin nueva vista, separadamente, se dicta la

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correspondiente sentencia de reemplazo en unificación de
jurisprudencia.
Acordada con el voto en contra del abogado integrante
señor Correa, quien fue de opinión de desestimar el recurso
en razón de que la sentencia recurrida no sostiene una
interpretación diversa de la que se contiene en las
sentencias invocadas. Aquella estimó que la conducta del
empleador no había sido causa adecuada para imputarle el
accidente sufrido por el recurrente. Para ello tuvo presente
que el accidente ocurrió fuera del lugar de trabajo, en
abierta oposición por parte del trabajador de los protocolos
de emergencia y seguridad de la demandada y como consecuencia
del actuar de un tercero. En opinión de este disidente, estas
circunstancias fácticas son jurídicamente relevantes y
distintas de aquellas que motivaron las sentencias de
contraste, donde el accidente se debió a la conducta
antijurídica del empleador.
Redacción a cargo del ministro señor Sergio Muñoz Gajardo
y la disidencia de su autor.
Regístrese.
Rol Nº37.032-15
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada
por los Ministros señores Sergio Muñoz G., Ricardo Blanco H.,
Carlos Cerda F., y los Abogados Integrantes señores Carlos
Pizarro W., y Rodrigo Correa G. No firman los abogados
integrantes señores Pizarro y Correa, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar
ambos ausentes. Santiago, doce de septiembre de dos mil
dieciséis.

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

En Santiago, a doce de septiembre de dos mil dieciséis, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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