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DOI: https://doi.org/10.22518/usergioa/jour/ccsh/2019.1/a01
Keywords
Mutual recognition, orders of worth, translation work, Paul Ricœur.
14 Manuel Prada Londoño
la traducción, defiende la tesis según la cual la esperan ser recibidos en una sociedad que no
capacidad de «moverse entre escalas de gran- ha roto los vasos comunicantes entre tradición
deza», cuyo alcance puede ampliarse a la capa- y crítica.
cidad de moverse entre la diversidad de proyec-
tos de vida, reivindicaciones de justicia, luchas La estima social requiere que los sujetos
sociales, puede leerse a la luz de la idea de un sean considerados por sus propias capacidades
trabajo de traducción. individuales, cuya pluralidad enriquece la vida
social. A esta forma de valoración se le conoce
Reconocimiento mutuo y como prestigio, que “nombra el grado de reco-
escalas de grandeza nocimiento social que merece el singular por la
forma de autorrealización, porque con ella con-
Con Hegel y Honneth como compañeros
tribuye en una determinada medida a la con-
de trayecto, Paul Ricœur señala que el reco-
versión práctica de los objetivos abstractamen-
nocimiento mutuo se realiza en tres instancias
te definidos de la sociedad” (Honneth, 1997,
diferentes: las relaciones amorosas, el ámbito
p. 155). No se pierda de vista que en el prestigio
del derecho y la estima social (Ricœur, 2004,
se ve cómo opera la relación individuo-sociedad
pp. 294-315; Prada, 2015). Esta última, que
a la que nos acabamos de referir: por un lado,
usaremos como pretexto para emprender nues-
en la sociedad ya están definidas pautas de va-
tra reflexión, se refiere a la valoración social de loración, prácticas sociales e instituciones que
las cualidades y diferencias personales de cada deberían servir como caldo de cultivo para que
quien (Honneth, 1997), y requiere dos movi- cada quien alcance la estima que puede y a la
mientos complementarios: uno concerniente que aspira; por otro, el sujeto asume y aprovecha
al sujeto, que ha aprendido en el transcurso de dichas pautas, a la vez que las transforma, al en-
su vida a aprobarse a sí mismo, sentirse valio- riquecerlas, criticarlas o abandonarlas, con la no-
so para la sociedad y referir a sí todos los lo- vedad que le es propia a su capacidad de acción.
gros por los cuales su vida es valorada como
realizada (Honneth, 1997); otro relativo a la
Ahora bien, debe tenerse presente que al
evaluación que hace la sociedad de las diversas
hablar de valoración social, nos referimos no
dimensiones que constituyen una vida en tanto solo a conflictos que acaecen entre identidades
realizada: profesional, laboral, económica, polí- culturales o de otra índole que pugnan por ser
tica, estética, etc., que no es posible sino gracias reconocidos4; también ha de considerarse que
a la existencia de un horizonte de valores inter- un mismo sujeto en una misma sociedad es es-
subjetivamente compartido. timado en diferentes contextos, según criterios
diversos que, incluso, pueden llegar a entrar en
Tal horizonte es resultado de un proceso contradicción, y que no están vinculados –al
de sedimentación en el que confluyen muchas menos no directamente– a problemas propios
fuentes de sentido, introducidas por sujetos plu- de lo que suele llamarse identidad cultural. Para
rales, históricamente situados; las aspiraciones abordar este asunto particular del reconoci-
de estos sujetos injertan proyectos inéditos de miento mutuo, en Parcours de la reconnaissan-
vida realizada en las aspiraciones ya existentes, ce Ricœur se remite al trabajo de Luc Boltanski
que comienzan a ser considerados plausibles y y Laurent Thévenot titulado De la justification.
abren objetivos éticos que ingresan al acervo de Les économies de la grandeur5.
valoración social (Honneth, 1997). A su vez, el
sujeto se ve abocado a responder por la deuda Si con la lectura de Honneth, Ricœur
contraída tanto con aquellos que en su día abrie- hallaba la relación individuo-sociedad, con la
ron nuevos horizontes de sentido, como con los obra de estos sociólogos franceses el filósofo
que están por nacer o recién llegan al mundo y entiende que la estima social se juega en la ten-
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sión productiva entre una pluralidad de escalas bas que permiten establecer el tipo de grandeza
de grandeza y un cierto tipo de universalidad o restaurar una grandeza pretendida en determi-
que reclama que todos los seres humanos, sin nado momento. La articulación entre principios
excepción, importen independientemente de de grandeza, objetos y pruebas configura lo que
cómo sean estimados. Del lado de la pluralidad los autores denominan mundos.
está la diversidad de “empresas gramaticales de
explicitación y fijación de reglas de acuerdo”, Del lado de la universalidad, se señalan
“modelos de la competencia común exigida a varios principios que sostienen el modelo de
las personas para que este acuerdo sea posible” las economías de grandeza: (a) todos los miem-
(Boltanski y Thévenot, 1991, p. 86), que tienen bros de la ciudad ostentan, sin excepción, un
la forma de una ciudad bien ordenada que sa- título común de humanidad (Boltanski y Thé-
tisface principios superiores de bien común y venot, 1991) y una capacidad de elevarse por
sirven de criterio de justicia capaz de orientar la encima de las circunstancias particulares para
acción. Así, tenemos la ciudad inspirada, cuyos buscar el bien común (p. 178); asimismo, (b)
principios de éxito son la gracia y el amor si- no existe un modelo único de Ser Humano, al
lenciosos, que no pretenden aparecer ante otros; modo de un Adán perpetuo, sino seres humanos
la ciudad doméstica, basada en la posición je- diferentes, singulares, cuya posición (o estado)
rárquica, el rango y el linaje, que privilegia el en la ciudad puede variar, y que se valen de ob-
modelo patriarcal doméstico; la de la opinión, jetos diferentes (p. 179) que fungen como re-
que tiene en el buen nombre y el crédito y honor ferentes de los logros alcanzados en el interior
atribuidos por otros su criterio de grandeza; la de cada ciudad; del mismo modo, (c) todos los
ciudad cívica, que exalta la subordinación a seres humanos tienen un poder idéntico de ac-
la voluntad general mediante el contrato so- ceso a todos los estados posibles dentro de una
cial, “que hace que todo ciudadano contratase ciudad, estados que están bien ordenados según
consigo mismo y no opinase más que según él una (d) escala de valores, necesaria para coor-
mismo, al contrario del contrato de sumisión dinar las acciones y justificar las distribuciones
del Leviatán” (Ricœur, 2004a, p. 303); la ciu- de bienes. Como existe una tensión entre el pri-
dad mercantil (Boltanski y Thévenot, 1991, mer axioma (común humanidad) y este último,
pp. 60-82), regida por la identificación de bie- que hace evidente que hay diferencias entre los
nes raros o escasos, que interesan a todos, y por seres humanos en virtud de sus logros (que los
la regulación de los intercambios comerciales; autores denominan «grandezas»); en otras pala-
por último, la ciudad industrial, cuyo criterio bras, como no todos están en el nivel supremo
de bien común es la satisfacción de necesidades (al modo de un Edén), se requiere introducir la
(Boltanski y Thévenot, 1991, pp. 107-157). siguiente hipótesis: existe una fórmula de inver-
sión que liga los bienes de los estados superio-
res con una cuota de sacrificio necesaria con la
Boltanski y Thévenot vinculan una re-
que se accede a ellos. Para que esta hipótesis
visión de diversos manuales destinados a em-
no legitime una sociedad injusta, Boltanski y
presas o sindicatos, cuyo propósito es orientar
Thévenot acuden a dos axiomas suplementa-
concretamente la acción de los sujetos, a las
rios: (e) los bienes que se disfrutan en los es-
grandes obras de la filosofía política. A partir tados superiores benefician a toda la ciudad; en
de la revisión de estos manuales, establecen una suma, “es el beneficio de la ciudad lo que cons-
asociación entre los principios de las ciudades tituye el principio superior de todos los bienes
y determinados objetos que sirven como apoyo obtenibles” (pp. 96-103); y (f) hay que mante-
de las personas y como recurso simbólico para ner una “obligación destinada a prohibir que se
señalar la grandeza de una persona en deter- asocie de forma definitiva a las personas con
minada situación; asimismo, muestran cómo a un determinado estado de grandeza, tratándolo
cada ciudad corresponden determinadas prue- como si fuera consustancial” (Boltanski, 2014,
p. 53). Estos últimos criterios tienen que ser Por otro, la función crítica también radi-
complementados con un criterio superior, no ca en que a veces una misma situación puede
tanto desde el punto de vista del análisis socio- y debe ser juzgada a la luz de dos pruebas dis-
lógico como de su base ética y antropológica: tintas, y cada una de tales pruebas habrá de dar
(g) los seres humanos importan independien- cuenta de un aspecto constitutivo y configurar
temente de cuál sea su grandeza (Boltanski y entre ambas una distribución más equitativa de
Thévenot, 1991, p. 169). los bienes en juego.
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existente y buscar el bien común: todas estas Un segundo aspecto que se puede resal-
son figuras comparadas por Ricœur con la ca- tar aquí concierne al intento de Ricœur por so-
pacidad de: brepasar la disputa entre dos formas improduc-
tivas de abordar el problema de la traducción:
Aprender una lengua extranjera hasta el punto o no es posible en absoluto traducir porque
de percibir su propia lengua como una entre cada lengua es inconmensurable, cerrada, o se
las demás. Si la traducción misma puede in- puede traducir de modo perfecto porque todas
terpretarse como un modo de hacer compara- las lenguas tienen una estructura profunda ho-
ble los incomparables… es la capacidad para
mogénea, un fondo común o lengua originaria
el compromiso la que abre la puerta privile-
(Ricœur, 2004b). La práctica de la traducción,
giada al bien común. (2004a, pp. 305-306).
de muy vieja data entre viajeros, comercian-
tes o diplomáticos, así como el testimonio de
Así las cosas, ¿en qué sentido reconocer
los que habitan en dos o más lenguas, niegan
a otros según escalas de grandeza diferenciadas
la imposibilidad radical de la traducción. Por
requiere ejercer la capacidad de traducción? De
otro lado, y como lo ha mostrado profusamente
modo más general, ¿por qué el reconocimiento la investigación contemporánea, no existe una
mutuo puede ser asumido como un trabajo de lengua universal, una gramática homogénea
traducción? subyacente a todas las lenguas, ni la posibilidad
de verificar que existe una traducción perfecta,
La respuesta a estas preguntas comienza dado que sería necesario acudir a un texto que
a plantearse a la luz de dos sentidos diferentes no solo permita comparar la traducción con el
de la traducción: uno limitado, que la asume original, sino a establecer criterios contunden-
como «transferencia de un mensaje verbal de tes para dar un veredicto7. En ausencia de un
una lengua a otra»; y otro más amplio, que la texto semejante, lo que queda es emprender una
considera como sinónimo de interpretación (Ri- traducción nueva que corrige a la anterior y que
cœur, 2004b; Steiner, 2001). En la propuesta de queda abierta a correcciones ulteriores.
Boltanski y Thévenot, cada una de las ciuda-
des conforma una gramática en la que pode- Sobre la estima social en particular, y el
mos identificar sujetos de predicación, juicios, reconocimiento mutuo en general, podría de-
formas de enunciación, símbolos, gestos, etc. cirse algo análogo: es necesario escapar a una
Moverse entre ciudades es moverse entre gra- alternativa que plantea o la heterogeneidad ab-
máticas particulares, que es lo que hace justa- soluta entre los seres humanos, o entre formas
mente un traductor; las disputas entre ciudades de vida, proyectos, justificaciones y bienes; o
que reclaman de los sujetos esfuerzos tendien- una «igualdad» a priori que aplana o niega las
tes a establecer compromisos pueden ser análo- diferencias entre los seres humanos. Si nos ate-
gas a las disputas que acaecen entre hablantes nemos al modelo de grandezas propuesto por
de dos lenguas distintas sobre la justeza de una Boltanski y Thévenot, veremos que la mera
expresión o sobre los matices de un giro cuyo descripción de la vida humana en las socieda-
sentido se resiste a dejarse ver en la otra lengua; des en las que vivimos da cuenta de la futili-
o entre hablantes de una misma lengua que, sin dad de la idea de una heterogeneidad insupe-
embargo, no se entienden y se ven forzados a rable, pues cualquiera de nosotros puede vivir
responder o preguntar: «¿qué quiso usted decir –y de hecho vive, como se dijo atrás– en dos o
con esto (gesto, símbolo, prueba, objeto)?». más ciudades y hace tránsitos entre ciudades de
«Decir de múltiples maneras» la grandeza de forma cotidiana. Asimismo, es difícil sostener
una persona es el reto que afronta una sociedad una comprensión adecuada de la vida social li-
que pretende ampliar los marcos de referencia gada a la idea de una igualdad de capacidades
del reconocimiento mutuo. y grandezas entendida con la pretensión de que
«todos sean y valgan lo mismo»: iguales como absoluta de las lenguas o traducción perfecta,
artistas, o poseedores del mismo dinero, o de las Ricœur contrapone una alternativa más pro-
mismas habilidades para el arte, o de la misma ductiva: «fidelidad o traición» (2004b, p. 26).
capacidad de liderazgo, etc.; así también resulta ¿Fidelidad a qué? Ciertamente, al sentido de
problemática la declaración de una «igualdad» lo dicho, al sentido del texto; huelga decir que
humana ciega a las diferencias de cualquier otra tal fidelidad no presupone una equivalencia de
índole. sentidos entre las lenguas ni la eliminación de
la especificidad de cada una de ellas; más bien
Ahora bien, la renuncia a esta opción esta fidelidad al sentido se refiere a la capacidad
no atañe solo a su escaso valor descriptivo, del lenguaje de preservar el secreto del otro –de
sino que también se ampara en una demanda eso otro que es la otra lengua, la otra cultura– a
de carácter ético y político: por una parte, la pesar de todos los inconvenientes que enfrentan
declaración de una heterogeneidad absoluta los traductores, de los cuales la filosofía y la li-
entre los seres humanos es el caldo de cultivo teratura dan un testimonio fidedigno.
de la indiferencia ante los otros, la exclusión
de los que no pertenecen a mi ciudad o la mera Empero, la tarea de traducir siendo
incomunicabilidad que habrá que aceptar con fieles al sentido de un texto está conectada con
resignación; del mismo modo, puede ser el una tarea mayor: la de guardar fidelidad a un
obstáculo para configurar proyectos comunes llamado originario a vivir la unidad plural de
capaces de aunar reivindicaciones particulares lo humano que pone de presente el famoso
con exigencias globales de justicia. Por otro lado, mito de Babel (Ricœur, 2004b, pp. 34-36). Con
la insistencia en una igualdad homologadora la lectura del relato del Génesis uno parece
niega la particularidad de cada uno de los seres convencerse de que, a fin de cuentas, la gran
humanos, desconoce, por ejemplo, las destrezas empresa no era la construcción de una torre
diferenciadas entre las personas, así como la que tocara el cielo, sino la de tejer los lazos
diversidad de proyectos de vida colectivos o de fraternidad que habían dejado de ser un
de luchas que reclaman ser reconocidas como «hecho» para convertirse en una tarea después
válidas. del primer fratricidio.
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por recuperarse de la prueba de realidad que está en el corazón del reconocimiento mutuo y
siempre está levantando la alteridad del texto. de la justicia debida a cada uno: el puente apro-
Trabajo de traducción, en suma, que consiste en xima, pero no iguala las orillas del río, a pesar
levantar puentes entre las dos lenguas: de que nuestro diario transitar por él nos haga
sentir que no hay distancia. Del mismo modo,
En hacer justicia al espíritu extraño; [traducir] la cotidianidad de nuestro vivir juntos a veces
es instaurar la justa distancia entre cuerpos lin- oculta las diferencias: compartimos un mismo
güísticos. Tu lengua es tan importante como la espacio, nos encontramos en la misma calle,
mía. Es la fórmula de la equidad-igualdad. La nos comunicamos con los mismos símbolos o
fórmula de la diversidad reconocida. […] equi- participamos en las mismas instituciones. Solo
valencia sin identidad que es la fórmula mis- cuando no hay puente en esta parte del cami-
ma de la justicia en el campo de la traducción
no, o cuando se nos insta a dar una vuelta muy
(Ricœur, 2001, p. 40).
larga para rodear el río, nos damos cuenta de
la inconmensurabilidad de las orillas. De forma
El reconocimiento mutuo puede ser consi- análoga, podemos decir que el trabajo del reco-
derado bajo la égida del paradigma de la traduc- nocimiento mutuo se hace más evidente cuan-
ción porque participa del mismo movimiento de do parece que el puente se ha quebrado, y que,
fidelidad al otro, aunque (o a pesar de que) ese una vez restituido, incluso en el modo más fes-
otro se me resiste, me desacomoda, se mantiene tivo de hospitalidad, seguiremos confesando
inasible. Muchísimas veces los seres humanos “la diferencia insuperable entre lo propio y lo
hemos entrado en relación con los otros no con extranjero” (Ricœur, 2004b, p. 49). En otras
espíritu de fidelidad a su carácter de otro, lo que ocasiones, se nos exige que cuestionemos las
supone promesa de acogida, solicitud y cuida- seguridades de una pretendida igualdad que en
do, sino más bien con voluntad de dominio, de realidad esconde las más variadas injusticias en
imposición de nuestras propias formas de ver el disfrute de derechos y en la distribución de
el mundo, aun amparados en las mejores inten- recursos.
ciones (salvación, civilización, derechos huma-
nos, democracia son varios de los nombres que
Veamos otro rasgo de la traducción. En
han adoptado estas «buenas» intenciones) (To-
su trabajo el traductor no solo aprende más y
dorov, 2005). En otras ocasiones, la extrañeza
mejor la lengua extranjera, sino que descubre
propia de los otros se trueca en miedo, “odio a
lo extranjero, percibido como amenaza dirigi- recursos desconocidos de la suya, nuevas expre-
da contra nuestra propia identidad lingüística” siones, o palabras. Ricœur habla de éste como
(Ricœur, 2004b, p. 41), lo cual puede ampliarse un proceso de formación (Bildung), pues el tra-
a cualesquiera formas de identidad individual ductor no solo aprende más de su propio ofi-
o grupal. El reconocimiento supone, pues, un cio, sino que sobre todo se configura a sí mismo
trabajo de duelo en la medida en que me exige (Ricœur, 2004b, p. 39). Hay una configuración
consentir una de las pérdidas más decisivas de que acaece merced a la lectura que supone toda
la formación como sujetos capaces de estima de traducción, al menos si aceptamos la idea de Ri-
sí y de solicitud: la de la autosuficiencia, que se cœur según la cual la lectura configura también
acompaña de un modo de relación con el otro nuestro quién (Ricœur, 1986; Prada, 2010); en
en el que la «acogida» está condicionada a que otras palabras, uno de los aportes más signifi-
éste se asimile a lo que yo soy, hago, pienso o cativos a la formación del traductor radica en
creo (Jervolino, 2008). que su trabajo le permite empinarse para mirar
más allá de sí mismo y asumir diversas perspec-
Asimismo, la figura del puente nos re- tivas de mundo. Esta asunción, aunada a la de
cuerda una realidad de nuestra condición huma- la renuncia a la autosuficiencia, constituye otra
na que puede sonar trivial, no obstante lo cual de las claves de la formación del sujeto capaz
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de estima, solicitud y responsabilidad: quien sentido que exige el tener que volcarse sobre
traduce logra reconocer que su lengua también las cosas mismas; procesos análogos de explici-
es extranjera para otras lenguas, que es una len- tación, ampliación, cuestionamiento y transfor-
gua más, que en ella también hay zonas de in- mación viven las culturas y las religiones que se
decibilidad, imposibilidades y potencias expre- encuentran en un diálogo auténtico.
sivas; que la «propia» lengua quizá no nos es
tan propia y que es una seña más de la pasivi- Palabras finales
dad en la que se fragua nuestro ser en el mundo:
“la prueba ya no es entonces la de lo extraño Al comenzar nuestro recorrido decíamos
fuera de nuestras puertas, sino la de la extrañe- que la traducción ha sido interpretada como un
za en nuestra propia casa; es también necesa- «paradigma» para entender las preocupaciones
rio acogerse a sí mismo como otro. Inexorable filosóficas del último Ricœur. La aproximación
pluralidad, por un lado; impenetrable soledad, que hemos esbozado aquí da cuenta de que,
por otro” (Ricœur, 2001, p. 37). Y si mi lengua efectivamente, la idea ricœuriana del reconoci-
es una lengua entre otras, habré de reconocer miento mutuo –tal como aparece en Parcours
que mi «ciudad» lo es, como también lo son de la reconnaissance– puede ser ampliada si se
mi cultura, mi religión, mis convicciones. Así articula con la reflexión sobre la traducción –li-
como intento hablar y escribir del mejor modo gada, a su vez, a un problema mucho más am-
en mi lengua; así como aprendo a quererla y a plio que es de la lingüisticidad de lo humano,
pensar en ella sacando provecho de todos sus aunque de ello no nos hemos ocupado en el pre-
recursos, puedo empeñarme en vivir mis con- sente artículo–.
vicciones, siempre sometidas a la crítica, pero
no perderé de vista su condición insuperable de Ahora bien, quizás sea pertinente indicar
extranjeridad. que las consideraciones sobre la traducción son
aplicables no solo al particular problema de la
De igual modo, cabe afirmar que no solo estima social que ha sido aquí nuestro punto de
la persona del traductor, sino su propia lengua partida. De hecho, puede sugerirse que la tra-
se transforma en la traducción. Sabemos de ello ducción atraviesa todo el itinerario del recono-
gracias a los célebres ejemplos de la transfor- cimiento mutuo. ¿Acaso no se puede hablar de
mación –incluso creación del alemán– gracias una presencia análoga de la traducción entre
a la traducción que hizo Lutero de la Biblia, formas de considerar las relaciones amorosas,
o del profundo enriquecimiento del castellano entre principios del derecho y leyes, así como
gracias al encuentro con obras árabes, judías o en el entrecruce de las tres instancias del reco-
americanas. De modo análogo, los criterios es- nocimiento que, a pesar de estar diferenciadas
grimidos por cada una de las ciudades y mun- entre ellas, requieren en muchas ocasiones una
dos –para seguir con De la justification– se complementariedad en doble vía que recuerda
transforman por su contacto (tensión, discusión, la dialéctica entre las lenguas?¿No hay acaso
compromiso) con otras ciudades; podemos problemas sociales y políticos –v. gr. un pro-
abrir el panorama de nuestras consideraciones ceso de paz como el que aún se está viviendo
y mencionar el modo como las reivindicaciones en Colombia– que requiere la construcción de
de diversos movimientos sociales, al entrar en vasos comunicantes entre principios de justicia
contacto unas con otras en momentos en los que dispares, entre formas de comprender la histo-
la situación lo exige, se enriquecen mediante la ria propia y la ajena, lo cual puede pensarse a la
explicitación de sus propios recursos, así como luz del trabajo de traducción?
mediante el cuestionamiento de lo propio impli-
cado en todo diálogo que asume como su condi- Pensar estos y otros problemas concomi-
ción de posibilidad la renuncia a ser dueños del tantes no deja de llevarnos a considerar que, en
Contreras, B. (2012). La sabiduría práctica Ricœur, P. (1995). Le juste. París, France: Esprit.
en la ética de Paul Ricœur. Santiago Ricœur, P. (2000). La mémoire, l’histoire,
de Chile, Chile: Pontificia Universidad l’oubli. París, France: Seuil.
Católica de Chile - Plaza y Valdés.
Ricœur, P. (2001). Le juste 2. París, France: Esprit.
Honneth, A. (1997). La lucha por el reconoci-
miento. Por una gramática moral de los Ricœur, P. (2004a). Parcours de la reconnais-
conflictos sociales, (Trad. M. Ballestero). sance. Trois études. París, France: Stock.
Barcelona, España: Crítica.
Ricœur, P. (2004b). Sur la traduction. París,
Honneth, A. (2012). The I in We. Studies in the France: Bayard.
Theory of Recognition (Trad. J. Ganahl).
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Steiner, G. (2001). Después de Babel. Aspectos prima la idea del sujeto de derecho) y la es-
del lenguaje y la traducción (3.ª Ed.). tima social. En cada tramo, Ricœur dialoga
(Trads. A. Castañón y A. Major). México: con diversos autores que le permiten con-
Fondo de Cultura Económica. figurar su propia argumentación. Cuando
arriba a la estima social, De la justification
Taylor, C. (2009). La política del reconoci- –junto con Les puissances de l’expérience
miento. En C. Taylor y A. Gutmann de J. M Ferry y The politics of recognition
(Eds.), El multiculturalismo y la “po- de C. Taylor– es una de las obras en las que
lítica del reconocimiento” (2.ª Ed.) más se inspira el filósofo francés (sugerimos
(Trans. M. Utrilla, L. Andrade, y G. ver: Prada, 2017, pp. 147-170).
Vilar) (pp. 53-116). México: Fondo de
Cultura Económica. 4
Ricœur (2004a) resalta que la reflexión con-
Todorov, T. (2005). Nosotros y los otros. Reflexión temporánea sobre el reconocimiento se ha
sobre la diversidad humana (4.ª Ed.). centrado casi exclusivamente en el proble-
(Trad. M. Mur). México: Siglo XXI. ma de la identidad, especialmente gracias
al célebre trabajo de Charles Taylor (2009,
Woodsworth, J. (Ed.) (2018). The Fictions of pp. 53-116, original publicado en 1994).
Translation. Amsterdam - Philadelphia:
John Benjamins Publishing. 5
Este trabajo de la sociología francesa ya
había sido comentado por Ricœur en: 1995,
Notas pp. 121-142.
1
Incluso se llega a hablar de un «giro filo-
sófico de la traducción» para referirse a la
6
Ricœur relaciona esta idea con aquella de
centralidad de este asunto en la reflexión T. Nagel (2006, p. 25) según la cual toda
contemporánea (Ladmiral, 1994, pp. v-xxi, vida importa tanto como la mía.
en Jervolino, 2008, p. 8), o como una «me-
táfora maestra» para pensar problemas tanto 7
Ver la crítica que hace Steiner en Después
lingüísticos, como literarios, éticos e incluso de Babel a la idea de una matriz universal
políticos (Woodsworth, 2018). de la lengua preconizada, según él, por
Chomsky y los defensores de una gramática
2
Es necesario aclarar que en el presente traba- generativa.
jo no se pretende hacer un balance, ni plan-
tear una discusión general sobre el amplísi- 8
Esta opción de Ricœur tiene que ser leída,
mo campo de estudios sobre la traducción. no como una rendición a un contextualismo
Para un panorama general de este campo, soso que reivindica la diferencia por la dife-
ver: Bielsa, 2016; Bolaños, 2016; Lillebø, rencia, sino en clave de sabiduría práctica
2014; Maitland, 2017; Malmkjaer, 2018. que, si bien privilegia a la persona, “consiste
en inventar los comportamientos que mejor
3
Para los lectores no familiarizados con esta satisfagan la excepción exigida por la so-
obra de Ricœur, conviene mencionar que licitud, traicionando lo menos posible a la
el tercer estudio está dedicado al recono- reglaˮ (Ricœur, 1990, p. 312; sugerimos ver:
cimiento mutuo. De la mano de Hegel y Contreras, 2012).
Honneth, especialmente, Ricœur expone
tres formas de reconocimiento mutuo: las
relaciones amorosas (familiares, de pare-
ja, amicales); el ámbito jurídico (en el que