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Hace algunos artículos hablábamos de la sensibilidad que tenía que tener el diseñador a la hora de

trabajar con tipografías, sin embargo, a la hora de ejecutar este tipo de conceptos abstractos, nos
damos cuenta de lo complicados que pueden llegar a ser.
Pero:
-No es tan complicado.
-Ni los conceptos son tan abstractos tampoco.
Sólo debemos recordar y tener muy presente que el diseño de la tipografía es a la escritura, lo
que el tono de voz es a la palabra hablada.

Imaginemos la voz de nuestra profesora de primaria. Aquella que nos enseñó a leer. Posiblemente
con una voz simpática y entusiasta. Haciendo esfuerzos gigantescos para que su voz sea lo más
clara posible, tratando de enseñar palabras fáciles con sonidos muy simples, para que los niños que
tenga a su cargo no puedan confundirse al dibujar las letras (mi mamá me ama).
Imaginemos con qué voz escribiría el administrador de un edificio. Él es una persona mayor, de
unos 70 años, conservador y enchapado a la antigua. El no tranza con el idioma, y ocupa la plenitud
de su vocabulario, aunque hable con la gente del aseo, con su nieto de 6 años, o con un empresario
amigo. Es correcto, intachable, puntual y muy refinado. Sólo escucha música sinfónica y usa ropa
de tela. Posiblemente use unas zapatillitas blancas de lona los domingos emprano en la mañana,
solamente para ir a comprar el diario.

Imaginemos la voz de un tipo que ha sido el gordo simpático toda su vida. Tiene unos 30 años, pero
todavía no madura 100%. Una junta del colegio nunca sería lo mismo sin él, ya que todos están
siempre alrededor de él, para escuchar sus lamentables aventuras, que de su boca, suelen ser
relatadas con una gracia única.
La voz de un hippie puede ser algo distinta. Es cantadita, calmada y hablada con mucha sicodelia.
Habla sólo con frases prefabricadas y defiende ideales que posiblemente ni él mismo entienda. El
vive libre, anda a pie pelado, usa el pelo larguísimo y ropa artesanal con tela de saco de harina.

El joven transgresor y vanguardista está obsesionado con romper las reglas. Consume tecnología
como loco, ha reprogramado varias veces su computador, y le encanta experimentar con voces
extrañas. Es expresivo, y está más al tanto del futuro que del pasado. La historia no le interesa, pero
si la llegase a necesitar, posiblemente saque su agenda electrónica y con una conexión inalámbrica
compruebe la fuente de lo que va a decir y no está seguro.
La voz de una niña adolescente es algo más ingenua. Entusiasta, tímida y con una coquetería propia
de la edad. Es segura de si misma, dentro de todas sus simples complicaciones, y quiere pretender
tener la elegancia y la distinción de las mujeres más grandes que ella. Posiblemente su hermana
artista.

Su hermana mayor, ya es un poco más madura, ubicada y tiene claro lo que quiere. Es una artista
plástica que inagura justamente hoy su galería. Es elegante, sabe caminar con tacos de aguja y en un
evento fashion, es sofisticada y la más distinguida.
La voz de un periodista de terreno en un noticiario es muy clara. El lee sus noticias lo más formal
que puede, sin embargo, su tono deja ver la frescura propia del tipo que está ganando experiencia,
reporteando donde los hechos lo manden. Es joven, pero ya no tanto. Es centrado, estudioso, y muy
bien comportado. Posiblemente jamás le haya provocado un disgusto a nadie.

El tono de voz de un deportista, es más grueso y simple. Sin embargo, es robusto, fuerte y seguro de
si mismo. El ha entrenado para no mostrar sus debilidades en competición, y esto se traspasa a su
voz.

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