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Lección 12 para el 19 de diciembre de 2020

El sábado nos ha acompañado desde la Creación


y seguirá acompañándonos durante toda la
eternidad (Génesis 2:1-3; Isaías 66:22-23).
Es un monumento en el tiempo. Un hito que nos
recuerda de dónde venimos, dónde estamos y
hacia dónde nos dirigimos.
Vamos a
descubrir cómo
usar ese tiempo
bendecido que
Dios nos ha
regalado.
Tiempo para aprender.
Tiempo para redescubrir.
Tiempo para priorizar.
Tiempo para conocer.
Tiempo para comunicar.
Con estas palabras, se da por concluido el relato
de la Creación.
El viernes, Adán había tenido una gran actividad.
Eva, sin embargo, solo pudo disfrutar de unas
pocas horas de ese día junto a su esposo.
Su primer día completo de existencia fue un día
especialmente bendecido. Un día santificado por la presencia
misma del Creador.
En él aprendieron juntos mucho de su Creador y de la
creación que les rodeaba. Al finalizar el día, recibieron la
invitación para disfrutar de un
nuevo día completo con Dios el
siguiente sábado (aparte de sus
visitas vespertinas diarias).
Y la invitación se sigue repitiendo cada sábado. Una
invitación a pasar un día completo aprendiendo de
nuestro maravilloso Creador.
Bajo la carga del pesado trabajo, el pueblo
de Israel había sido obligado a abandonar
el descanso sabático.
Cuando fueron liberados de Egipto, Dios
quiso que redescubrieran el sábado y, con
él, redescubrieran quién es Dios, cuánto los
amaba, y qué propósitos tenía para ellos.
El maná fue la manera que Dios escogió para
introducir el sábado con un doble milagro semanal:
1 El viernes caía el doble de maná, pero el sábado
no caía nada.
2 Lo que se cocinaba el viernes se podía comer el
sábado, pero el resto de los días se agusanaba.
Hoy Dios nos invita a seguir redescubriéndole cada
sábado, a comprender mejor su carácter y a tener
una relación más firme con Él.
“Si retrajeres a causa del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo
llamares delicia; y al día santo de Jehová, honorable; y lo honrares, no andando en tus
propios caminos, ni buscando tu negocio, ni hablando de él, entonces te deleitarás en
Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad
de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58:13-14)

Isaías 58 es un llamamiento al pueblo de Dios para


que se replantee sus prioridades. Buscaban en
ayuno a Dios para que les prosperase, mientras
explotaban a sus trabajadores y oprimían al
desvalido (v. 1-5).
Dios nos llama a darle la vuelta a este
planteamiento: preocupémonos por tratar bien a los
demás y servir a los necesitados y entonces seremos
prosperados (v. 6-12).
Esto va unido a un llamado a deleitarnos durante el
sábado en la compañía de Dios, olvidándonos
completamente de nosotros mismos y de nuestros
negocios (v. 13-14).
El sábado nos ayuda a poner a Dios en primer lugar y
colocar así todo lo demás en su prioridad correcta.
Cada sábado, se leía e interpretaba la Ley en las
sinagogas. Se buscaba un conocimiento más profundo
de la voluntad de Dios.
Pero, para cumplir lo que la Ley exigía, llegaron
a pormenorizar cada acción que se podía o no
realizar en el sábado. De esta manera, lo
convirtieron en una carga.
Jesús, con sus acciones y sus palabras, les recordó
el verdadero propósito del sábado: ser una
bendición para nosotros y para los que nos rodean.
Por eso, nos invita a ocupar las horas del sábado
en conocer más íntimamente al Señor del sábado,
basando nuestra obediencia al mandamiento en el
agradecimiento por lo que Él ha hecho por
nosotros.
“Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos,
los gentiles les rogaron que el siguiente sábado les
hablasen de estas cosas” (Hechos 13:42)
Los primeros cristianos aprovechaban los encuentros
sabáticos para, basándose en las Escrituras y en su
testimonio personal, demostrar que Jesús era el Mesías
(Hechos 13:14-45; 16:13-14; 17:1-5; 18:4).
En la actualidad, tenemos una gran oportunidad de
comunicar nuestro conocimiento de las Escrituras y dar
testimonio de Jesús a través del estudio en común
durante las clases de la escuela sabática.

Igualmente, la exposición
pública de la Biblia durante
los momentos del culto
sabático es una manera
práctica de comunicar las
verdades fundamentales
de nuestra fe.
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 6, pg. 368)

“Dios enseña que debemos


congregarnos en su casa para cultivar
los atributos del amor perfecto. Esto
preparará a los moradores de la tierra
para las mansiones que Cristo ha ido a
preparar para todos los que le aman.
Allí se congregarán en el santuario de
sábado en sábado, de luna nueva en
luna nueva, para unir sus voces en los
más sublimes acentos de alabanza y
agradecimiento a Aquel que está
sentado en el trono y al Cordero para
siempre jamás”

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