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Resumen
Por primera vez, se dispone de un conjunto completo de definiciones que no hace referencia
a ningún patrón materializado, propiedad de material o medición específica. Estos cambios
permiten realizar todas las unidades con una exactitud que, en última instancia, solo está
limitada por la estructura cuántica de la naturaleza y nuestras capacidades técnicas, pero no
por las definiciones en sí mismas.
De esta forma, cualquier ecuación válida de la física que relacione las constantes definitorias
con una unidad puede usarse para realizar dicha unidad en cualquier parte, con mayor
exactitud a medida que mejore la tecnología, lo que supone un avance significativo e
histórico. (Adaptado del prólogo a la 9ª edición de la publicación “El Sistema Internacional
de Unidades (SI)”, BIPM.)
En este artículo analizamos los cambios introducidos en el SI, su razón de ser y la repercusión
futura de los mismos.
1. INTRODUCCIÓN
Para conocer el mundo que nos rodea, comprender los fenómenos que en él suceden y lograr
el progreso de la ciencia y la tecnología, siempre ha sido necesario medir con la exactitud y
la incertidumbre requeridas, tal como preconiza la metrología, ciencia de la medida.
Las magnitudes básicas del actual SI son: longitud, masa, tiempo, intensidad de corriente
eléctrica, temperatura termodinámica, cantidad de sustancia e intensidad luminosa, siendo
sus correspondientes unidades SI: metro, kilogramo, segundo, amperio, kelvin, mol y
candela.
El SI ofrece además una serie de prefijos, de gran utilidad para expresar los valores de
magnitudes mayores y menores que la unidad SI correspondiente, que permiten formar
múltiplos y submúltiplos decimales de dichas unidades [3].
Los Estados adheridos a la Convención del Metro representan hoy en día alrededor del 98 %
de la economía mundial, por lo que el SI es la base misma del comercio internacional y el
soporte de la infraestructura metrológica mundial, a través de los institutos nacionales de
metrología.
La revisión del SI surgió para dar respuesta a las cada vez mayores exigencias científico-
tecnológicas, que requieren menores incertidumbres de medida (1) en todos los campos para
poder garantizar con la mayor seguridad desde resultados de experimentos que confirmen
hipótesis de teorías físicas, hasta el cumplimiento de las estrechísimas tolerancias de
fabricación exigidas hoy en día en la industria o en campos como el de las nanotecnologías.
Sin embargo, adjudicar el valor unidad a las constantes naturales, como propuso Planck,
conduciría a valores nada prácticos de las unidades de longitud, tiempo, masa y
temperatura(4), muy alejados de la dimensión “humana” que, desde el comienzo de la historia,
utilizamos en nuestra vida diaria.
Así pues, aunque el SI revisado retoma en cierto modo la vía sugerida años atrás por Planck,
Maxwell y otros, al basarse en constantes universales, dadas sus ventajas en cuanto a
perdurabilidad, lo hace, no partiendo de valores unitarios de las constantes, sino de sus
valores numéricos actuales, obtenidos experimentalmente a partir de las unidades SI
utilizadas hasta ahora.
Por ello, la Resolución 1 de la CGPM en su 24ª reunión de 2011 propuso ligar las definiciones
del kilogramo, amperio, kelvin y mol, a valores numéricos exactos de la constante de Planck
h, la carga elemental e, la constante de Boltzmann k y la constante de Avogadro NA,
respectivamente. También propuso actualizar la redacción de todas las definiciones de las
unidades SI, de forma que fueran más homogéneas entre sí y aparecieran de manera explícita
las constantes utilizadas en su revisión.
Sin embargo, posteriormente, la Resolución 1 de la CGPM, en su 25ª reunión de 2014 [5],
consideró que, a pesar de los progresos ciertos realizados hasta entonces, los datos
disponibles sobre la determinación de h, e, k y NA y sus incertidumbres, aún no eran lo
suficientemente robustos como para poder adoptar la revisión del SI, por lo que hubo que
esperar al 16 de noviembre de 2018, para obtener su aprobación por la 26ª CGPM.
En el SI anterior, las unidades básicas, sobre todo las basadas en patrones materializados,
tenían asignada por definición una incertidumbre nula. Y las mediciones experimentales
realizadas con esas unidades, entre ellas las de las constantes fundamentales, tenían una
incertidumbre asociada. En el momento del paso al SI revisado cambia el esquema,
atribuyéndose incertidumbre nula a los valores numéricos de las constantes elegidas. En ese
mismo instante las unidades “heredan” las incertidumbres anteriormente atribuidas a los
valores numéricos de las constantes. Andando el tiempo, en el SI revisado las unidades se
mantendrán y evolucionarán de forma experimental, por lo que contarán con una
incertidumbre asociada a su realización práctica. Es de suponer además que dicha
incertidumbre vaya disminuyendo, a medida que la ciencia y la tecnología progresen.
2 “Yet, after all, the dimensions of our earth and its time of rotation, though, relatively to our
present means of comparison, very permanent, are not so by any physical necessity. The
earth might contract by cooling, or it might be enlarged by a layer of meteorites falling on
it, or its rate of revolution might slowly slacken, and yet it would continue to be as much a
planet as before. But a molecule, say of hydrogen, if either its mass or its time of vibration
were to be altered in the least, would no longer be a molecule of hydrogen.
If, then, we wish to obtain standards of length, time and mass which shall be absolutely
permanent, we must seek them not in the dimensions, or the motion, or the mass of our planet,
but in the wave-length, the period of vibration, and the absolute mass of these imperishable
and unalterable and perfectly similar molecules”. Discurso ante la sección de física de la
Asociación Británica para el Avance de las Ciencias, Liverpool, 1870.
3 “…with the help of fundamental constants we have the possibility of establishing units of
length, time, mass and temperature, which necessarily retain their significance for all
cultures, even unearthly and nonhuman ones”, Ann. Physik 1, 69-122 (1900).
La ventaja de utilizar una constante para definir una unidad es que desconecta la definición
de la realización, ofreciendo la posibilidad de desarrollar realizaciones prácticas
completamente diferentes o nuevas y mejores, a medida que las tecnologías evolucionan, sin
necesidad de cambiar la definición.
Las siete constantes definitorias se han elegido de forma que proporcionen referencias
fundamentales, estables y universales y que, al mismo tiempo, permitan realizaciones
prácticas de las unidades, con las menores incertidumbres. Como hemos dicho en la
introducción, las constantes elegidas poseen distinta naturaleza, habiendo desde constantes
fundamentales hasta constantes técnicas.
Por ejemplo, tanto la constante de Planck h como la velocidad de la luz en el vacío c son
fundamentales, ya que determinan los efectos cuánticos y las propiedades del espacio-
tiempo, respectivamente, y afectan a todas las partículas y campos por igual, en todas las
escalas y en todos los entornos.
La carga eléctrica, por su parte, es una propiedad física intrínseca de algunas partículas
subatómicas que se manifiesta mediante fuerzas de atracción y repulsión entre ellas a través
de campos electromagnéticos. La interacción electromagnética entre carga y campo eléctrico
es una de las cuatro interacciones fundamentales de la física y tiene naturaleza discreta, según
demostró experimentalmente Robert Millikan [6]. La carga elemental e es la unidad más
elemental de carga, siendo la que posee el electrón. El flujo de cargas elementales por unidad
de tiempo es lo que denominamos intensidad de corriente eléctrica.
Finalmente, la eficacia luminosa Kcd es una constante técnica que proporciona una relación
numérica exacta entre las características físicas de la potencia radiante que estimula el ojo
humano (W) y la respuesta fotobiológica de éste.
Para poder aprobar el nuevo SI revisado, los distintos Comités Consultivos del Comité
Internacional de Pesas y Medidas (CIPM) establecieron unos requisitos previos con el fin de,
por una parte, mantener la continuidad del propio SI y, por otra, determinar los valores
numéricos de las constantes sobre las que fundamentar el nuevo SI, con las menores
incertidumbres posibles.
Así, para el caso de la unidad de masa, el Comité Consultivo de Masa (CCM) estableció,
entre otros requisitos, los dos siguientes [7]:
Por su parte, para implantar la nueva definición del kelvin, basada en el valor numérico de la
constante de Boltzmann k, el Comité Consultivo de Termometría (CCT) requirió [8]:
Para poder cumplir los requisitos anteriores, hace años que venían realizándose distintos
experimentos.
Entre estos podemos citar, en relación con la determinación de la constante de Planck h, el
de la balanza de potencia, o balanza de Kibble, denominada así en homenaje y
reconocimiento de Bryan Kibble quien, en 1974, ya lanzó la idea de esta balanza. En relación
con la determinación de la constante de Avogadro NA, el experimento utilizado fue el de la
esfera de Silicio, conocido también como XRCD (X-ray crystal density).
En la fase estática del experimento, la fuerza ejercida por la gravedad sobre la masa m; es
decir, su peso, igual a mg, se contrarresta con la fuerza de Lorentz producida en una bobina
de longitud L recorrida por una intensidad I, suspendida dentro de un campo magnético radial
B (ILB), de donde m·g = I·L·B.
donde K es un coeficiente de calibración, y las fJ son frecuencias de microondas, con las que
se irradia la unión Josephson.
El objetivo del experimento es en realidad doble; por un lado, obtener el valor de NA con una
incertidumbre típica relativa ur(NA) inferior a 2 × 10−8 (lo que equivale a contar 100 millones
de átomos y errar en 2) y por otro, determinar la masa de la esfera, de manera independiente
a otras referencias de la misma magnitud, y emplearla para obtener una verificación, por esta
vía, del valor de la constante de Planck h que resulta del experimento de la balanza de Kibble.
Los valores de las distintas constantes y sus incertidumbres, según el último ajuste por
mínimos cuadrados realizado por CODATA en 2017, sobre los resultados procedentes de
estos y otros experimentos no presentados aquí, son los siguientes: [11]
Tabla 1: Valores CODATA 2017 recomendados para h, e, k y NA.
Entre paréntesis, los valores de las incertidumbres típicas asociadas.
Para obtener el valor final de la gravedad se aplican correcciones al valor medido (por
mareas terrestres, carga oceánica, efectos del clima local, efectos del movimiento polar,
etc.). La incertidumbre de medida es del orden de los μGal (10-8 m/s2), según datos
obtenidos en comparaciones internacionales de gravímetros auspiciadas por el Bureau
International des Poids et Mesures (BIPM), como la CCM.G-K2. – Nota: el gal, símbolo
Gal, es una unidad no perteneciente al SI, pero aceptada en los campos de la geodesia y la
geofísica.
APROBACIÓN DEL SI REVISADO, POR LA CGPM
Tras los resultados obtenidos en los experimentos anteriores y en otros no descritos aquí, que
demuestran el cumplimiento de los requisitos previamente establecidos (véase la tabla
anterior), el SI revisado fue aprobado por unanimidad en la 26ª CGPM, el 16 de noviembre
de 2018, acordándose su entrada en vigor el 20 de mayo de 2019, con objeto de hacerlo
coincidir con el Día Mundial de la Metrología en el que, como hemos dicho antes, se
conmemora la firma del Tratado de la Convención del Metro en 1875, el más antiguo que
existe en vigor.
En virtud de la Resolución 1 de la 26ª CGPM [12], el SI revisado quedó definido como aquel
en el que:
con los valores numéricos indicados carentes de incertidumbre y donde las unidades hercio,
julio, culombio, lumen y vatio, con símbolos Hz, J, C, lm y W están relacionadas,
respectivamente, con las unidades básicas segundo, metro, kilogramo, amperio, kelvin, mol
y candela, con símbolos s, m, kg, A, K, mol y cd, mediante las expresiones Hz = s–1, J = kg
m2 s–2, C = A s, lm = cd m2 m–2 = cd sr y W = kg m2 s–3.
En el SI revisado las nuevas definiciones del kilogramo (kg), amperio (A), kelvin (K) y mol
(mol) están referenciadas, respectivamente, a las constantes h, e, k y NA, pero todas las
definiciones de las unidades, tanto las citadas como las del metro (m), segundo (s) y candela
(cd) varían su redacción, de manera que resulten más homogéneas entre sí e incluyan, de
forma explícita, los valores numéricos de las constantes de las que derivan, lo que conduce a
las siguientes definiciones de las unidades básicas:
El segundo
El efecto de esta definición es que “el segundo es la duración de 9 192 631 770 períodos de
la radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado
fundamental no perturbado del átomo de 133Cs”.
Nota: El segundo, así definido, es la unidad de tiempo acorde con la teoría general de la
relatividad. Para poder contar con una escala de tiempo coordinado, se combinan las señales
de diferentes relojes primarios en diferentes ubicaciones, corregidas por los desplazamientos
relativistas de la frecuencia del cesio.
El metro
De la relación exacta c = 299 792 458 m×s−1 se obtiene la expresión para el metro, en función
de las constantes c y ΔνCs:
El kilogramo
De aquí, junto con las definiciones del segundo y el metro, se obtiene la definición de la
unidad de masa en función de las tres constantes h, ΔνCs y c:
El amperio
De la relación exacta e = 1,602 176 634 x 10−19 A.s se obtiene la expresión para la unidad
amperio en función de las constantes e y ΔνCs:
El kelvin
ΔνCs
De la relación exacta k = 1,380 649 x 10−23 kg.m2.s−2.K−1 se obtiene la expresión para el kelvin
en función de las constantes k, h y ΔνCs: 8
El efecto de esta definición es que “el mol es la cantidad de sustancia de un sistema que
contiene 6,022 140 76 × 1023 entidades elementales especificadas”.
La candela
6 La anterior definición del kilogramo fijaba el valor de la masa del prototipo internacional
del kilogramo, m(K), como exactamente igual a un kilogramo, y el valor de la constante
de Planck h se determinaba experimentalmente, teniendo una incertidumbre asociada. La
definición actual fija el valor numérico exacto de h y es la masa del prototipo la que hereda
su incertidumbre (1 x 10−8), debiendo determinarse a partir de ahora experimentalmente.
Esto mismo ocurre para el resto de las unidades.
7 Nota del Autor: Considerando E = m.c2 = h.ν, el efecto de la definición podría ser que
el kilogramo fuera la masa equivalente a la energía de 1 641 738 97 × 1023 fotones de
frecuencia ΔνCs, pero es dudoso que para masas macroscópicas lo anterior sea
estrictamente aplicable ya que en la práctica no es posible convertir la masa de un kilogramo
en esa energía y aunque la teoría permite establecer esa relación, la definición no tendría la
aplicación práctica que tiene la del metro cuando se dice que es “la distancia recorrida por
la luz en una cierta fracción de segundo”.
8 La definición anterior del kelvin establecía la temperatura del punto triple del agua, TTPW,
como exactamente igual a 273,16 K. La definición actual fija el valor numérico de k, por lo
que TTPW se determina a partir de ahora experimentalmente, “heredando” en el momento
del cambio la incertidumbre típica relativa de 3,7 × 10−7 que poseía antes k.
9 La definición anterior del mol fijaba el valor de la masa molar del carbono 12,
M(12C), como exactamente igual a 0,012 kg/mol. De acuerdo con la nueva definición, M(12C)
ya no es un valor exacto y debe determinarse experimentalmente. En el momento de adoptar
la definición actual del mol, M(12C) pasa a tener una incertidumbre típica relativa de 4,5 ×
10−10, justo la que tenía NA en el momento del cambio.
7. CONCLUSIONES
La revisión del SI, base del comercio internacional y soporte de la infraestructura metrológica
global, fue aprobada por la 26ª CGPM el 16 de noviembre de 2018, en respuesta a las nuevas
exigencias científico-tecnológicas de nuestro tiempo. Dicha revisión entró en vigor el 20 de
mayo de 2019, coincidiendo con el Día Mundial de la Metrología, en el que se conmemora
la firma del Tratado de la Convención del Metro en 1875.
Tras este cambio, todas las unidades cuentan ya con realizaciones prácticas reproducibles en
cualquier tiempo y lugar, superando definitivamente la fase de los patrones materializados.
Respecto a las unidades eléctricas, los valores exactos de h y e suponen la vuelta al SI, con
valores exactos, de las constantes de Josephson KJ = 2e/h y von Klitzing RK = h/e2, a través
de los efectos Josephson y Hall cuántico. Ello supone que el amperio, el voltio, el ohmio y
otras unidades eléctricas podrán obtenerse con una exactitud sin precedentes, acabando así
con el sistema anterior de unidades eléctricas convencionales, situado fuera del SI.
Finalmente, es clave que los libros de texto recojan cuanto antes este cambio, adaptado a los
distintos niveles de la enseñanza, para la buena formación de los futuros profesionales,
además de informar a la sociedad de la universalidad del SI e incidir en su correcta
utilización, conforme a sus propias reglas de uso.
8. REFERENCIAS