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Un joven llamado Henry Moorhouse en Dublín, Irlanda estaba considerando suicidarse debido a su vida solitaria y sin esperanza a los 20 años. Mientras sostenía un arma, escuchó una canción cristiana proveniente de otra habitación de su hotel, lo que despertó su curiosidad. Al investigar, escuchó palabras sobre el amor de Dios que cambiaron su vida, abandonando sus intenciones suicidas y convirtiéndose en un cristiano devoto que estudió las Escrituras. Uno de sus pasajes favoritos fue Juan 3:16,
Un joven llamado Henry Moorhouse en Dublín, Irlanda estaba considerando suicidarse debido a su vida solitaria y sin esperanza a los 20 años. Mientras sostenía un arma, escuchó una canción cristiana proveniente de otra habitación de su hotel, lo que despertó su curiosidad. Al investigar, escuchó palabras sobre el amor de Dios que cambiaron su vida, abandonando sus intenciones suicidas y convirtiéndose en un cristiano devoto que estudió las Escrituras. Uno de sus pasajes favoritos fue Juan 3:16,
Un joven llamado Henry Moorhouse en Dublín, Irlanda estaba considerando suicidarse debido a su vida solitaria y sin esperanza a los 20 años. Mientras sostenía un arma, escuchó una canción cristiana proveniente de otra habitación de su hotel, lo que despertó su curiosidad. Al investigar, escuchó palabras sobre el amor de Dios que cambiaron su vida, abandonando sus intenciones suicidas y convirtiéndose en un cristiano devoto que estudió las Escrituras. Uno de sus pasajes favoritos fue Juan 3:16,
En la ciudad de Dublín, Irlanda, el joven Henry Moorhouse vivía hastiado de sí
mismo. Con sus 20 años de edad y su vida libertina, solo y sin esperanza de mejorar, estaba a punto de quitarse la vida. Pero mientras sostenía el arma en su mano, para acabar con sus días, inesperadamente escuchó una canción cristiana que provenía de otra habitación del modesto hotel donde se hospedaba. Movido por la curiosidad, el angustiado muchacho se dirigió a esa habitación. Y allí escuchó las palabras relacionadas con el amor de Dios que cambiarían su vida para siempre. Abandonó su intento suicida. La fe se encendió en su corazón. Y llegó a ser un cristiano genuino, estudioso diligente de las Sagradas Escrituras. Uno de los pasajes bíblicos favoritos de Henry era San Juan 3:16, que sintetiza así la esencia del evangelio: “Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Y fue tanto lo que él llegó a compenetrarse