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Salmos 34:1-4
David en este Salmo, eleva un canto al Señor, lo ha librado de una situación que de no
haber intervenido el Señor, David habría terminado muerto.
El expresa su gratitud a Dios, porque lo había librado.
A los 17 años, dejó su casa paterna para estudiar. Su madre, preocupada por su vida
espiritual le regaló una Biblia y en la primer hoja escribió el nombre de su hijo, el de ella
y un versículo.
Como vemos todos estos himnos tienen una historia, quien los escribió vivió una
experiencia clave que lo llevo a plasmar en una partitura musical su experiencia, hoy los
cantamos y nos parecen hermosos e inspiradores. Muchos de ellos ni siquiera son
adventistas, pero tienen la cualidad de identificar esa experiencia con la nuestra.
Quiero llevarlos a otro himno muy especial, se lo llama el Canto de Moisés y del
Cordero, Apocalipsis 15:3. Quienes son estos que han vencido a la bestia y a su imagen,
y a su marca y el número. Este canto e un canto de liberación, cuando hablamos del
Canto de Moisés, es el canto que aparece registrado en Éxodo 15.
Recordemos que fue entonado por Moisés y su hermana María después de haber vivido
uno de los momentos mas impresionantes de sus vida. Han cruzado el Mar Rojo, el
ejercito del Faraón ha quedado sepultado bajo sus aguas. Cuando todo parecía oscuro,
sin salida. Cuando la muerte parecía inminente, el Dios del Cielo, el gran YO SOY, libera a
su pueblo.
Es el Canto del Cordero, Cristo venció a la muerte, El al venir a esta tierra como un ser
humano y despojarse de su divinidad, tal como lo menciona Filipenses 2: 5-8, bajo esa
condición Cristo Jesús logra la liberación del pecado de todo aquel que acepta a Jesús
como su Salvador personal y decide vivir una vida como la que vivió nuestro Salvador.
Ahora que tiene que ver esto con los 144.000 y el canto de Moisés y el Cordero.
No nos vamos a introducir en que si son literales o simbólicos, y porque de las doce
tribus de Israel, o porque hay unas tribus distintas a las originales; eso es tema para otra
reflexión.
Analicemos quienes son estos que solo ellos pueden cantar este canto tan especial.
Apoc. 14: 3
- Estos son los que están vivos justo antes de la venida del Señor en las nubes de
los cielos.
- “Estos han salido de la gran tribulación. Son los que han lavado y emblanquecido
sus ropa en la sangre del Cordero” Apoc. 7:14
- Estos son los que jamás tuvieron contacto con mujeres, pues son vírgenes”…
Apoc. 14: 4
- “No se halló en sus labios mentira alguna, pues son irreprochables” Apoc. 14:5
- De estos se dice “Aquí esta la paciencia de los santos, de los que guardan los
mandamientos de Dios y mantienen la Fe de Jesús” Apoc. 14:12
Hermanos míos, se dan cuenta el por qué son tan especiales este grupo, ellos han
pasado por el momento mas crítico más intenso que solo unos pocos han vivido, se lo
llama “el periodo de angustia de Jacob”, lo recordamos, Jacob volvía a la casa paterna y
se entera que viene su hermano con un ejercito a buscar la revancha por lo que había
pasado mas de veinte años antes. Jacob pelea con el Ángel de Jehová, él sentía que el
Señor lo había abandonado y que estaba luchando sin tener la certeza de haber sido
perdonado.
Ese tiempo es un tiempo de angustia que han de vivir los profesos cristianos que
recibieron el sello de Dios en sus frentes, pero saben que ya no hay un mediador, están
solos, y dependen exclusivamente de su Fe. Fe que han desarrollado en el transcurso de
su experiencia con Cristo, han puesto toda su confianza en Dios, han aprendido a
caminar con Dios así como lo hizo Enoc, escuchen lo que la sierva del Señor escribe
sobre este tema, en el libro Reflejando a Cristo p. 299 se encuentran estas palabras
iluminadoras: “Enoc tuvo un carácter notable, y muchos miran su vida muy por encima de lo
que la generalidad de los mortales puede alguna vez alcanzar. Pero la vida y el carácter de Enoc,
fueron tan santos que pudo ser trasladado al cielo sin ver muerte, representa las vidas y los
caracteres de todos los que serán trasladados cuando Cristo venga”. "Por la fe Enoc fue
traspuesto para no ver muerte; . . . antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber
agradado a Dios. Dios nos llama a una comunión tal. Como fue la de Enoc debe ser la santidad
de carácter de aquellos que serán redimidos de entre los hombres en la segunda venida del
Señor” (Obreros Evangélicos, p. 55).
“Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán
estar en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin
mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia
de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal” (El
Conflicto de los Siglos p. 478.
Mis hermanos, se nos esta hablando de una generación de seres humanos que ya no
pecan, su vida es perfecta, no existe ni una sola mancha que opaque sus vidas, no existe
ni un solo reproche por parte del enemigo que ponga en peligro la tarea mas importante
de esta última generación, revindicar el nombre de Dios ante todo el universo, que la ley
de Dios se puede cumplir, el mandamiento es Santo, Justo y Bueno. Satanás es el
mentiroso.
¿Qué hará que esto sea posible? ¡Alabado sea Dios! Él quiere derramar una gran
bendición sobre la iglesia de la última generación. Una bendición que no había sido
manifestada anteriormente, porque no era necesaria. Sin embargo, en el tiempo del fin,
llega a ser una necesidad. Se la llama, la lluvia tardía. Dios sabía que la última generación
necesitaría una provisión extra de la gracia del Espíritu Santo para prepararlos para
pasar por el tiempo de la angustia de Jacob y para encontrarse con Cristo en su venida.
Así que la lluvia tardía logrará en los santos una labor más avanzada de refinamiento o
de perfección del carácter. Esto no sólo preparará a la iglesia para la venida de Cristo,
como fue declarado en la cita anterior, sino también: “La lluvia tardía es la que los revive
y fortalece para que puedan pasar por el tiempo de angustia” (Eventos de los Últimos
Días, p. 205).
Elena de White, hace esta importante declaración: “Habéis de tener hoy vuestro vaso
purificado, para que esté listo para el rocío celestial, listo para los aguaceros de la lluvia
tardía; pues la lluvia tardía vendrá, y la bendición de Dios llenará toda alma que esté
purificada de toda contaminación. Es nuestra obra hoy en día rendir nuestras almas a
Cristo, para que estemos preparados para el tiempo del refrigerio de la presencia del
Señor: preparados para el bautismo del Espíritu Santo” (El Evangelismo, p. 509).
Quizás el primer trabajo de la lluvia tardía, será sellar a los santos vivos con el sello del
Dios vivo en sus frentes. Sin embargo, observen esta cita “Ninguno de nosotros recibirá
jamás el sello de Dios mientras nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a
nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda
contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia
temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés” (Joyas de los Testimonios, t. 2, p.
69).
Otra vez esta verdad cortante se presenta con voz alta y clara: “Los que reciban el sello
del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la
imagen de Jesús” (Los Primeros Escritos, p. 71).
Sí, los ciento cuarenta y cuatro mil formarán un grupo especial de santos, una iglesia
especial. Cantarán un nuevo cántico que nadie puede cantar, excepto los ciento
cuarenta y cuatro mil. No, ni siquiera los ángeles en el cielo, porque es el canto de su
inconfundible experiencia, una experiencia tal, que ningún ser humano ni en el cielo ni
en la tierra, habrá pasado por ella. Por cierto, comprendemos porqué este grupo es tan
especial, y porqué necesitan el poder perfeccionador de la lluvia tardía, que no fue
concedida antes de las generaciones anteriores. Ahora nosotros comprendemos porqué
ellos y los mártires, recibirán honores especiales en el cielo, y en la tierra nueva.
¡Alabado sea Dios! Aunque todos estaremos perfectamente satisfechos con su posición
y su sanción, en el cielo, todavía Elena de White advierte “Esforcémonos con todo el
poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil” (Dios
nos Cuida, p 362).
Queridos amigos, Dios no ha hecho la invitación para formar parte de este grupo
especial de personas, ¿qué vas a responder? ¿quieres ser parte de este coro?.