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del pensamiento platónico
1) ÉTICA Y POLÍTICA
● El filósofo conoce cómo es la realidad y los valores que rigen la vida moral y
política, por tanto, él debe gobernar el Estado. Esta es la base de su rechazo a
la democracia, donde gobiernan los ignorantes (el pueblo), aconsejados por
ignorantes que carecen del verdadero saber (los sofistas). Además, el problema
de la corrupción llevó a Platón a tomar medidas extremas como privarlos de
familia y propiedades particulares.
● En la actualidad,
2) LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN Y LOS VALORES MORALES Y
POLÍTICOS
● La educación es fundamental para mejorar al hombre, y crear no sólo buenos
gobernantes, sino en general, buenos ciudadanos.
● En la actualidad,
3) LA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
● Platón creía, frente a los sofistas, que existían valores universales y necesarios.
● En la actualidad,
● Teocracias
4) EL SISTEMA PENITENCIARIO
Menores de edad/ Intelectualismo moral/ Emilio Calatayud / la realidad de las cárceles
5) LAS MODERNAS TECNOLOGÍAS Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
● Internet, un mundo nuevo. se vive en Internet relaciones virtuales / película Her /
Matrix
● Los medios de comunicación muchas personas viven en un mundo deformado
de sombras, preocupados, como decía Platón, solamente de cosas de poco
valor. El periódico más vendido en España es un diario deportivo: mucha gente
sabe todo sobre jugadores, entrenadores, competiciones, etc., mientras que no
sabemos mucho acerca de lo que de verdad nos concierne. Lo mismo ocurre
con los “reality”
6) LA NUEVA CAVERNA: LOS CENTROS COMERCIALES
● Los objetos de consumo
En La caverna, novela del portugués José Saramago, las sombras platónicas son los
objetos de consumo, que todos perseguimos con gran interés, convencidos como
estamos de que nuestra felicidad depende de la cantidad de objetos que podamos
permitirnos consumir.
Al tiempo que definía a los escaparates de grandes almacenes o centros comerciales como
las cavernas de la época contemporánea, 'inmenso caleidoscopio' en palabras del escritor
portugués, donde al igual que en la alegoría de Platón los prisioneros creen que ven y
describen las cosas reales cuando solamente ven y describen sus sombras o apariencias.
Aunque intentó matizar que no tenía nada en contra de los grandes almacenes, Saramago
lanzó una diatriba al hilo del argumento de su novela contra las superficies comerciales.
'La ausencia de comunicación es total en un centro comercial', señaló el premio Nobel,
'donde el comprador no necesita intercambiar ninguna frase con el dependiente, a diferencia
del diálogo inevitable que se establece en una tienda pequeña. Pero, junto a esa
circunstancia, el único espacio público del mundo de hoy es un centro comercial. Antes las
gentes se reunían en las plazas o en los jardines, pero ahora ya no son lugares seguros. Los
grandes almacenes son, a la vez, las nuevas catedrales y las nuevas universidades. No
tengo nada contra estos establecimientos, pero sí contra una forma de espíritu autista de
consumidores obsesionados por comprar'.
La dimensión filosófica de esta novela es notoria desde su propio título. Incluso al final de sus
páginas aparece una caverna física, en donde Cipriano Algor y su yerno Marcial Gacho
encuentran el estímulo necesario para dar un quiebro radical a sus vidas. Pero uno de los
aciertos de Saramago proviene, a lo que creo, de la ambigöedad que en su novela adquiere
este mito de la caverna. En gran parte se identifica con el espacio abrumador del gran Centro
Comercial, que “como perfecto distribuidor de bienes materiales y espirituales que es” acaba
participando “de la naturaleza de lo divino” (págs. 378379). Su autosuficiencia parece
obedecer al designio de que los nacidos en su seno, como podría serlo el futuro hijo de
Marcial Gacho y Marta Algor, no pudieran agotar todas sus ofertas aun viviendo 80 años y
“no habiendo salido nunca al mundo exterior” (pág. 401). En semejante caso se cumpliría, sin
embargo, con bastante exactitud el sentido filosóficamente genuino de la caverna platónica,
pues el universo de vivencias y percepciones que el Centro Comercial ofrece no es sino un
simulacro, una sombra de la realidad humana más consistente de la que el viejo alfarero
participaba. ésta es la pérdida que Saramago denuncia en La caverna, como un hecho que
está al alcance de nuestra mano.