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Contrajo parentesco con Acab: Esta manera de vincular los reinos con el lazo
del matrimonio era común en el mundo antiguo, sin embargo fue una política
imprudente para Josafat. La estrategia más sabia para la protección del reino
era la obediencia en vez del compromiso con este impío rey Acab de Israel y su
esposa, la reina Jezabel.
1 de Reyes 16:29-33 nos dice lo malo que fue Acab. El introdujo la adoración
de dioses paganos completamente nuevos. En su desobediencia, Jeroboam (el
primer rey del reino de las tribus del norte) dijo, “Yo adoraré al Señor, pero lo
haré a mi manera.” Acab dijo, “Yo quiero olvidarme por completamente del
Señor y adorar a Baal.”
Acab fue muy influenciado hacia la maldad por su esposa fenicia Jezabel. “Él
era un hombre débil, instrumento de una mujer astuta, inescrupulosa y cruel: y
algunos de los peores crímenes que se han llegado a cometer han sido cometidos
por hombres débiles, a instancias de espíritus peores – pero más fuertes – que
ellos mismos.” (Meyer)
Sube, porque Dios los entregará en mano del rey: Cuando Acab reunió a los profetas,
estos no eran profetas fieles del Señor. Estos eran profetas que se contentaban con
complacer a sus reyes, y con decirles lo que estos querían escuchar. Josafat aun quería
escuchar de un profeta de Yahvé, el Señor (¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová,
para que por medio de él preguntemos?
Le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal: Acab
odiaba al mensajero debido al mensaje. Su verdadero conflicto era con Dios, pero él
enfocaba su odio contra el profeta Micaías. Sin embargo estuvo dispuesto a escuchar al
rey de Judá cuando este aconsejó que Acab debía escuchar al profeta Micaías.
entados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas reales; en la plaza junto a la
entrada de la puerta de Samaria: Esto ilustra la antigua costumbre de celebrar la corte y
tomar decisiones a las puertas de la ciudad. Incluso había tronos para que se sentaran los
oficiales de alto tango en las puertas de la ciudad de Samaria.
Dramas de este tipo eran un método común de revelación profética (cf. Jeremías 27-28),
basándose en esta ocasión en los cuernos como símbolo de fuerza.” (Selman)