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Revista Argentina de Clínica Psicológica

ISSN: 0327-6716
racp@aigle.org.ar
Fundación Aiglé
Argentina

Linares, Juan Luis


Paseo por el Amor y el Odio: La conyugalidad desde una perspectiva evolutiva
Revista Argentina de Clínica Psicológica, vol. XIX, núm. 1, abril, 2010, pp. 75-81
Fundación Aiglé
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=281921797007

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Paseo por el Amor y el Odio:


La conyugalidad desde una perspectiva evolutiva
Juan Luis Linares*

Resumen

Se propone una visión evolutiva del amor complejo de pareja, con sus componentes cogni-
tivos, emocionales y pragmáticos, a través de las cuatro etapas que son el enamoramiento, el
amor, y, eventualmente, el desamor y los litigios. También se describe una tipología de parejas, en
función del cruce de dos dimensiones relacionales: la organización y la mitología. Finalmente, se
sugieren algunas correspondencias entre la tipología y la perspectiva evolutiva.

Palabras clave: amor complejo de pareja, nutrición relacional, estado afectivo de base, ges-
tión cotidiana, mitología.
Key words: complex couple love, nutritional relationship, basic affective state, organization,
mythology.

Introducción La conyugalidad puede ser definida de diver-


sas formas. Una remitiría al amor complejo o nutri-
La ciencia moderna ha establecido que los pri- ción relacional, aplicado a la relación entre los dos
mates pre-homínidos fueron los inventores de las miembros de la pareja parental. Según esta visión,
relaciones de pareja (Cela y Ayala, 2001). Cuando la conyugalidad nacería de la vivencia subjetiva de
los cambios climáticos empezaron a hacer clarear ser complejamente amado o amada por el otro o la
en exceso a la selva centro-africana, nuestros ante- otra. Y la complejidad residiría en la existencia, en
pasados decidieron arriesgarse a bajar de los árbo- dicha vivencia, de componentes cognitivos (como,
les, poniendo textualmente los pies en el suelo para por ejemplo, reconocimiento y valoración), compo-
buscar su alimento de forma más eficaz. Pero lo que nentes emocionales (pasión amorosa, cariño, ter-
aquí nos interesa es que, gracias a la bipedestra- nura…) y componentes pragmáticos (deseo, sexo y
ción, y a los cambios morfológicos que comportó, gestión de la vida cotidiana, entre otros). De manera
se desbrozó el camino para que los humanos se más simple y operativa, la conyugalidad equivaldría
aproximaran al amor conyugal desde unas relacio- a la capacidad de resolver los conflictos surgidos en
nes sexuales aptas para adoptar la revolucionaria el ámbito de la pareja.
posición ventro-ventral. Una postura, dicho sea de Existe otra versión del amor complejo-nutrición
paso, injustamente desacreditada como la posición relacional en la familia de origen, que hace referen-
del misionero, que permite, sin embargo una comu- cia a la forma como los padres tratan a los hijos (o
nicación mucho más rica y, sobre todo, el inequívoco a la vivencia subjetiva de los hijos sobre cómo son
reconocimiento individualizado del partener sexual. tratados por los padres), que es la parentalidad.
Así nació la pareja, e incluso la familia, puesto que Ambas dimensiones relacionales, conyugalidad y
también esa situación novedosa permitió empezar a parentalidad, son de gran importancia para definir
reconocer la paternidad. la atmósfera relacional de la familia de origen y, en
consecuencia, la personalidad y la salud mental de
los hijos. Sin embargo, aquí vamos a focalizar más
específicamente la conyugalidad, en tanto que eje
* Juan Luis Linares: Universitat Autònoma de Barcelona. Hospital de
vertebrador de la pareja.
la Sta. Cruz y San Pablo de Barcelona (España).
E-Mail:juanlinares@telefonica.net
REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XIX p.p. 75-81
© 2010 Fundación AIGLÉ.
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El ciclo vital de la pareja la percepción de cada cónyuge por el otro en esos


40 años de bonificación que tocaría convivir ahora?
Pero la pareja no está exenta de servidumbres En cualquier caso, la separación y el divorcio,
con respecto al ciclo vital, así que la comprensión consecuencias naturales del desamor, deben ser
de las complejidades de su dinámica relacional contemplados por los terapeutas de pareja, y por
exige la introducción de una perspectiva evolutiva. la sociedad en general, como etapas del ciclo vital
Distinguiremos cuatro etapas, de las cuales dos, el de la pareja: nacemos, crecemos y maduramos, nos
enamoramiento y el amor, son prácticamente inevi- enamoramos, hacemos y deshacemos parejas, y
tables, mientras que las otras dos, el desamor y el morimos. Mientras menos carga de culpa o de fraca-
litigio, pueden o no presentarse. Ocurre, sin embar- so conlleve el proceso, menos doloroso será. Y me-
go, que la enorme importancia clínica de estas úl- nos graves las consecuencias para la salud mental
timas aconseja su contemplación desde una óptica de los cónyuges y de sus hijos.
terapéutica. Si la relación hace crisis y el desamor se instau-
El enamoramiento puede ser definido como un ra, la preparación de la separación y el divorcio de-
estado psico-relacional que conjuga alegría con de- bería conllevar una reconversión de la conyugalidad
seo, excitación y una sensación de bienestar, todo en post-conyugalidad, con un predominio de los
ello en presencia de la persona que lo provoca o componentes pragmáticos del amor complejo, ade-
evocado por su representación mental. Como fenó- cuadamente reformulados hacia cuestiones como la
meno psicológico, está teñido fundamentalmente división del patrimonio común y la adecuada ges-
de emociones positivas, aunque la amenaza de la tión de los hijos.
pérdida, y más aún su materialización, puede gene- Pero, si la relación de pareja no se reformula
rar afectos negativos de gran destructividad, como armoniosamente como post-conyugal, es probable
agresividad o depresión. En tanto que fenómeno re- que se entre en la etapa de litigio, definida por la
lacional, suele presentarse en los primeros momen- confrontación. En ella predominan de nuevo los
tos del ciclo vital de la pareja, aunque existen ex- componentes emocionales, aunque ahora de signo
cepciones de enamoramientos tardíos de relaciones negativo, configurando una especie de enamora-
preexistentes. Algunas descripciones enfatizan los miento a la inversa. En ese caldo de cultivo prolife-
aspectos físicos, que pueden incluir el aumento de ran fenómenos como el mal llamado “Síndrome de
la frecuencia cardíaca y respiratoria o del tono mus- Alienación Parental” (Giovanazzi y Linares, 2007),
cular, la rubefacción, etc., aunque no es ciertamente que entretienen durante años a magistrados, me-
esa dimensión la que aquí nos interesa. diadores y terapeutas.
El amor propiamente dicho es la etapa de ple- A efectos de entender mejor los múltiples avata-
nitud y madurez de la relación de pareja, en la que res del amor complejo, vale la pena repasar separa-
ésta se consolida y se hace compatible con la vida damente la evolución de algunos de sus principales
en sociedad y con las actividades creativas. Una pro- componentes a través de las etapas que acabamos
longación excesiva del enamoramiento no permitiría de describir. Es, evidentemente, un artificio con fines
mucho más que la consagración en cuerpo y alma al didácticos, puesto que en realidad no existen solu-
ser amado, por no hablar del obstáculo que supon- ciones de continuidad entre tales componentes.
dría para el ejercicio de la parentalidad. Por eso es
comprensible que las tormentas emocionales cedan La evolución del “pensar” amoroso
el paso a un predominio de los componentes cogni-
tivos del amor. El reconocimiento es un componente cognitivo
El desamor, como resultado de una evolución ne- del amor complejo que implica la aceptación, en
gativa del amor, ha existido seguramente siempre, términos relacionales, de la existencia del otro. Es
pero en los últimos tiempos ha adquirido carta de difícil de definir y de entender, porque, en el contex-
naturaleza, a caballo de la generalización de fenó- to de la pareja (y aún más en el de la familia de ori-
menos como la separación y el divorcio. Y es proba- gen), parece que la existencia del otro se imponga
ble que en ello influya el espectacular incremento de por sí sola. ¿Cómo no voy a aceptar la existencia de
la longevidad. Hay que tener en cuenta que, hasta alguien a quien he elegido para acompañarme en la
hace pocos años, los humanos estábamos progra- vida, con quien hago el amor y con quien tengo hi-
mados para vivir no mucho más de la edad fértil de jos? Y, efectivamente, ese reconocimiento de la exis-
la mujer. Que el continuo desafío a la naturaleza que tencia física del otro es obvia y no plantea mayores
nos caracteriza como especie haya duplicado el pro- problemas. Pero, a nivel relacional, la existencia del
medio de vida no puede sino tener consecuencias otro comporta una plena autonomía, con sus pro-
sobre el desarrollo de la pareja. ¿Cómo evolucionará
Paseo por el Amor y el Odio: La conyugalidad desde una perspectiva evolutiva 77

pias necesidades distintas de las mías, cuyo reco- El otro gran componente cognitivo del amor
nocimiento resulta imprescindible como ingrediente complejo es la valoración, consistente en apreciar
cognitivo del amor complejo. El reconocimiento su- las cualidades del otro, aunque sean (o hasta pre-
pone la confirmación del otro, y por eso su ausencia cisamente porque sean) diferentes de las propias.
o fracaso recibe el nombre de desconfirmación. En la pareja heterosexual estándar, el género es una
En la etapa del enamoramiento (Tabla 1), la con- primera fuente de valoración: me gusta su piel sua-
ciencia está talmente polarizada en el ser amado, ve, tan distinta de la mía, o sus brazos musculosos,
que se produce un verdadero exceso de reconoci- que yo no poseo. Y, sea cual sea el sesgo sexual de
miento o híper-confirmación. El lenguaje popular la pareja, el otro debe sentirse valorado si se preten-
posee expresiones altamente significativas de esta de que se sienta amado. La ausencia de valoración
situación, como “sólo veo por sus ojos” o “no existe recibe tradicionalmente en la literatura sistémica el
otra persona que él o ella”, que ponen de manifiesto nombre de descalificación.
una inversión de la relación con el otro que llega a la En cualquier caso, el difícil ejercicio de valorar al
negación de sí mismo. En algunos casos extremos, otro en sus cualidades y en su manera de ser, se hi-
este peculiar estado anímico equivale a una cierta pertrofia en el enamoramiento hasta alcanzar nive-
locura de amor. les de mitificación. El otro, idealizado, se convierte
en un dechado de virtudes sin mezcla de defecto al-
guno. Y, cuando se alcanza la calma amorosa, el ba-
Tabla 1. Componentes cognitivos

AMOR COMPLEJO ENAMORAMIENTO AMOR DESAMOR LITIGIOS


DE PAREJA

Recono- Hiperconfirmación Confirmación Desconfirmación Reconfirmación


Componentes cimiento serena satanizadora
Cognitivos
Valoración Mitificación Valoración Descalificación Hipercrítica
positiva

lance de la valoración positiva se mantiene, aunque


Calmados los excesos del enamoramiento, la
desaparezca el idealizado monolitismo previo.
etapa del amor permite la confirmación serena del
otro, en una aceptación plena y equilibrada de su El desamor es terreno abonado para la descali-
existencia relacional. Ya no hace falta que el resto ficación. El otro ya no gusta, e incluso lo que antes
del mundo desaparezca para que la persona del ser lo distinguía favorablemente de los demás, ahora
amado destaque sobre él en nuestra apreciación se convierte en marca negativa. Lo que inicialmente
subjetiva. era percibido como originalidad pasa a ser califica-
do de histrionismo, y si antes me gustaba su delga-
Pero, si en un determinado momento se impone
dez, ahora la veo canija. Si, además, se alcanza el
la lógica del desamor, será el tiempo de la desconfir-
estadío litigante, la hipercrítica se hará desmesura-
mación. Pequeños indicios pueden estar presentes
da, alcanzando todas y cada una de las cualidades
ya en etapas anteriores, bajo el signo indiscutido del
del otro.
amor: olvidar fechas de aniversarios, no reparar en
un nuevo peinado, o hasta necesitar momentos de
intimidad sin la presencia del otro. Pero cuando esa La evolución del “sentir” amoroso
dinámica adquiere carácter predominante, se con-
vierte en desconfirmadora, poniendo de manifiesto Los componentes emocionales del amor comple-
un serio deterioro de la pareja. jo pueden ser clasificados en dos grandes grupos:
los correspondientes al estado afectivo de base, y
Por último, si ésta se instala en el litigio, se asis-
las pasiones.
tirá a un paradójico proceso de reconfirmación, aun-
que de signo negativo. La existencia del otro puede La tabla 2 muestra cómo, en el enamoramiento,
hacerse obsesivamente omnipresente desde su con- predominan las pasiones de signo positivo, que, en
dición satánica, compendiadora de todos los males. su exaltación, tiñen el estado afectivo de base. En
Se ha convertido en el enemigo y, para combatirlo, el período de plenitud amorosa, las pasiones retro-
no se le puede ignorar. ceden, limitando su presencia a algunos momentos
ocasionales, mientras que el escenario afectivo bá-
sico está presidido por la ternura y el cariño. Son
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Tabla 2. Componentes Emocionales

AMOR COMPLEJO DE PAREJA ENAMORAMIENTO AMOR DESAMOR LITIGIOS

Estado Pasional positivo Ternura y Aburrimiento e Pasional negativo


Componentes afectivo de base cariño irritación
Emocionales
Pasiones Exaltación amorosa Ocasionales Ocasionales Exaltación de odio

emociones serenas, que quizás no inspiran grandes En el enamoramiento el deseo suele ser acucian-
gestas literarias, pero que garantizan un buen nivel te, y su plena realización sexual conlleva experien-
de nutrición relacional. cias de máximo placer, rayano en el éxtasis. Una
Si se instaura el desamor, el estado afectivo de pareja puede hacer el amor durante días, sin apenas
base va virando hacia emociones de signo negativo, más interrupciones que las imprescindibles para las
principalmente la irritación y el aburrimiento, mien- necesidades primarias, y sin reparar en lo que suce-
tras que las pasiones mantienen un perfil bajo, limi- de a su alrededor. En cuanto a la gestión de la vida
tadas a esporádicas irrupciones. Éstas tienden a ser cotidiana, la disponibilidad de ambos miembros
progresivamente negativas, aunque a veces apare- suele ser total, produciéndose una entrega mutua
cen picos positivos en episodios de reconciliación. solidaria de gran generosidad (Tabla 3).
Si, finalmente, se instala una dinámica pleitista, se El amor estabilizado estabiliza también el deseo
produce un regreso al clima pasional, en una espe- y el sexo. Lo contrario sería insostenible en térmi-
cie de enamoramiento al revés. El odio lo invade nos evolutivos, puesto que, a plazo medio, resulta-
todo y arrastra cualquier otra vivencia. ría incompatible con cualquier actividad productiva.
Además, ése es el momento de negociar la gestión
La evolución del “hacer” amoroso de la cotidianeidad, es decir, el reparto de las res-
ponsabilidades económicas y la distribución de las
Los componentes pragmáticos del amor comple- tareas domésticas.
jo de pareja que destacamos como más importantes Resulta obvio que, si se entra en la fase de des-
son el deseo, el sexo y la gestión de la cotidianei- amor, esa negociación se deteriore, generándose
dad. El deseo es la antesala del sexo, aunque a ve- múltiples reproches que impregnan la convivencia.
ces puede haber cierta disociación entre ellos, por A su vez, el deseo y el sexo se ven afectados en el
lo que vale la pena considerarlos separadamente. sentido del empobrecimiento, aunque existen múl-
En cuanto a la gestión de la cotidianeidad, siendo tiples excepciones. Algunas parejas continúan te-
una cuestión aparentemente banal, posee un poten- niendo una vida sexual rica hasta la víspera de la
cial definitorio de la relación conyugal insospecha- separación, y tampoco son raros los episodios de
damente grande. Una pareja puede arruinarse por el apasionamiento postrero, que prolongan la agonía
enconamiento de un desacuerdo sobre quién, cómo de la relación en espejismos de eventuales reconci-
y cuándo debe fregar los platos. Y, por el contrario, liaciones. Las cosas se complican aún más cuando,
un acuerdo en esos temas brinda un margen de ma- como resultado de esos ardores tardíos, se produce
niobra extra que puede ayudar a amortiguar los con- un embarazo asumido por la pareja. Por regla gene-
flictos de forma muy significativa. ral, ello no hace sino retrasar el desenlace en forma
de ruptura, generando además dinámicas bastante
destructivas. Aunque, desde luego, tampoco en esta
Tabla 3. Componentes pragmáticos

AMOR COMPLEJO DE PAREJA ENAMORAMIENTO AMOR DESAMOR LITIGIOS

Deseo Intenso y compulsivo Estable y regular Pobre y ocasional Rechazo


Componentes
Sexo Éxtasis Placentero Escaso y rutinario Inexistente
Pragmáticos
Gestióncotidiana Incondicional Acuerdos Deterioro de acuer- Boicoteo
negociados dos
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evolución negativa cabe descartar excepciones. Por de la conyugalidad se convierte en un poderoso aci-
ejemplo, estimulados por la nueva parentalidad, cate para conseguir aliados, y los hijos son, en tales
una pareja puede buscar recursos (v.g., una terapia) circunstancias, los candidatos idóneos. Ciertamente
para consolidarse. que pueden defenderse, sobre todo si cuentan con
Si se da un paso más hacia la etapa de litigios, figuras potentes en su entorno relacional portado-
el deseo se convierte en rechazo y la sola mención ras de funciones parentales delegadas (léase abue-
del sexo como posibilidad provoca malestar. En el los, tíos, etc.), pero si sucumben a las presiones en
plano de la gestión cotidiana, la economía ostenta el el juego de alianzas y contra-alianzas, quedarán
protagonismo, puesto que los ex-cónyuges suelen triangulados.
sabotearse mutuamente en lucha por el patrimonio Por último, si la pareja parental se instala en los
común. litigios, los hijos pueden vivir todo tipo de situacio-
nes disfuncionales, en un contexto relacional caóti-
Acerca de la relación con los hijos co en el que el deterioro de la parentalidad puede
correr parejo con el de la conyugalidad. No es raro
Aunque el tema de estas reflexiones es la conyu- que aparezcan entonces fenómenos como el “Sín-
galidad, no hay duda de que existen importantes in- drome del Juicio de Salomón” (Giovanazzi y Linares,
fluencias recíprocas entre ésta y la parentalidad. Por 2007) o dinámicas de “alienación parental” (Gard-
ello vale la pena detenerse brevemente en algunos ner, 1992).
aspectos evolutivos de la relación con los hijos a lo
largo de las etapas que estamos considerando. …Y una tipología de parejas
En la fase de enamoramiento, por regla general,
aún no existen hijos de la pareja. Y menos mal que Algunas de las muchas eventualidades evoluti-
es así, porque el mundo relacional en ese momento vas que acaban de ser descritas en estas páginas,
está tan limitado a la propia pareja, que los hijos se así como otras, muchas más, que han sido desa-
las verían y se las desearían para hacerse percibir rrolladas en otros lugares (Campo y Linares, 2002;
por sus padres. De hecho, es lo que ocurre en las Gottman, 1995) o que quedan por describir, depen-
situaciones especiales en que sí existen hijos de pa- den en mayor o menor medida del tipo de pareja
dres “enamorados”: reconciliaciones de gran inten- de que se trate. Por eso vale la pena proponer una
sidad pasional o nuevos enamoramientos en fami- tipología de parejas que aporte una dimensión com-
lias reconstituidas (Tabla 4). En tales circunstancias, plementaria con lo ya expuesto.
los hijos, o al menos alguno de ellos, pueden sentir- La pareja humana se constituye de acuerdo a
se olvidados por sus padres, acumulando vivencias complejas ecuaciones, en las que suele jugar un pa-
de desconfirmación. pel preponderante el equilibrio entre igualdad y di-
La etapa del amor reúne las condiciones idóneas ferencia. Y en la Tabla 5 se muestra el resultado del
para la crianza de los hijos: una buena y serena re- cruce de dos dimensiones, la organización y la mito-
lación conyugal, exenta de turbulencias positivas o logía, susceptibles de sugerir igualdad o diferencia
negativas, que permite desplegar la parentalidad en el imaginario de los dos miembros de la pareja.
atendiendo a los hijos conforme a sus necesidades. Por organización entendemos la dimensión dia-
Sin embargo, también ese amor sereno puede entra- crónica de la estructura de un sistema, es decir, lo
ñar peligros para los hijos, si los excluye demasiado que permanece de dicha estructura a lo largo de
rotundamente. La deprivación así generada (Linares las etapas del ciclo vital. Algunas cualidades de la
y Campo, 2000) puede facilitar el desarrollo de fe- organización son la cohesión, la adaptabilidad y la
nómenos depresivos o de problemáticas “límite”. jerarquía.
Si la pareja se desliza hacia el desamor, cosa que
puede ocurrir de forma lenta y solapada, el deterioro

Tabla 4. Aspectos evolutivos de la relación con los hijos

AMOR COMPLEJO DE PAREJA ENAMORAMIENTO AMOR DESAMOR LITIGIOS

No existen los hijos. Condiciones Riesgo de Riesgo de


En reconciliaciones idóneas para triangulación. caotización.
Relación con los hijos o reconstituciones, la crianza. Fenómenos de
riesgo de desconfir- Riesgo eventual “alienación pa-
mación. de deprivación. rental”.
80 Juan Luis Linares

Tabla 5. Tipología de parejas: dimensiones

TIPOLOGÍA DE PAREJAS Mitologías similares compatibles Mitologías diferentes incompatibles


(Narrativas convergentes) (Narrativas divergentes)
Tipo I Tipo II
Organización simétrica
- Seguridad en la exploración mutua. - Fuerte excitación y sensación de
(Relación basada en la igual- - Tendencia a las peleas y a los enfrenta- aventura.
dad) mientos. - Tendencia a la simetría exacerbada
- Riesgo de ruptura por confrontación. por la incomprensión mutua.
- Riesgo de violencia.
Tipo III Tipo IV
Organización
complementaria - Tranquilidad y paz en los primeros - Relación instrumental o política.
momentos. Protección y dependencia. - Tendencia a la distanciación.
(Relación basada en la dife- - Tendencia al aburrimiento. - Riesgo de ruptura por escaso compro-
rencia) - Riesgo de ruptura por desinterés. miso.

La jerarquía nos interesa aquí especialmente, ya cipal riesgo, si llega el desamor, es de ruptura por
que una de las dos dimensiones que se van a mane- confrontación.
jar a efectos clasificatorios es el grado de igualitaris-
mo o de diferencia en la organización del “sistema Tipo II
pareja”, que coincide con los clásicos parámetros
sistémicos de simetría y complementariedad (Bate- Los inicios de la pareja suelen estar marcados
son, 1936). La otra hace referencia a las mitologías, por una fuerte excitación y una arrebatadora sen-
que son los espacios de consenso, en el sistema, de sación de aventura. Se trata, probablemente, del
las narrativas individuales de sus miembros (Lina- enamoramiento más apasionado que se pueda ima-
res, 1996). En concreto, las parejas se pueden divi- ginar. Pero los códigos son tan diferentes, que no
dir en aquéllas cuyos miembros poseen narrativas es raro que se instaure la incomprensión recíproca,
individuales inscritas en mitologías familiares (de en el contexto de las más tempestuosas escaladas
origen) similares y compatibles, y aquéllas en las simétricas. Existe un marcado riesgo de violencia,
que, al contrario, las narrativas individuales de sus que puede desembocar en desenlaces trágicos (Cár-
miembros son divergentes, por proceder de mitolo- denas y Ortiz, 2005).
gías familiares diferentes e incompatibles. En el pri-
mer caso será fácil consensuar una nueva mitología
Tipo III
de la pareja y de la familia creada, mientras que en
el segundo resultará arduo y conflictivo. Del cruce
La organización complementaria y la similitud
de estas dos dimensiones se generan cuatro tipos
y compatibilidad de las narrativas propician unos
de pareja, que a continuación se describen.
inicios de gran paz y tranquilidad. Por regla gene-
ral uno protege al otro, a la vez que éste depende
Tipo I del primero, aceptando ambos que la definición de
la naturaleza de la relación sea responsabilidad de
La igualdad y la compatibilidad de las mitologías uno de ellos. Todos transitan terrenos conocidos y
que cada uno aporta desde sus familias de origen previsibles, por lo que existe poco riesgo de con-
facilitan una gran seguridad en la exploración mutua frontación y, en cambio, sí de aburrimiento y des-
en los primeros momentos. Sin embargo, pronto se motivación. Si se produce la separación, será más
pone de manifiesto una tendencia a las peleas y los por abandono de uno de los cónyuges que no por
enfrentamientos, de la mano de la organización si- ruptura confrontadora.
métrica. Se comparten valores y creencias, se cons-
truyen fácilmente rituales comunes y no se aprecian
Tipo IV
incompatibilidades para respirar la misma atmósfe-
ra emocional, pero la pugna por definir la naturaleza
Las diferencias son tan grandes, tanto a nivel
de la relación puede ser demasiado fuerte. El prin-
organizacional como mitológico, que estas parejas
Paseo por el Amor y el Odio: La conyugalidad desde una perspectiva evolutiva 81

suelen ser el resultado de una relación instrumental Cárdenas, I. y Ortiz, D. (2.005). Entre el amor y el odio.
o política. Se trata a menudo de matrimonios concer- Guía práctica contra el maltrato en la pareja. Madrid:
tados, cuya tendencia en el desamor (que puede ser Síntesis.
la primera etapa del ciclo de la pareja, en ausencia
Cela Conde, C.J. y Ayala, F.J. (2.001). Senderos de la
de enamoramiento y de amor) es a la distanciación.
evolución humana. Madrid: Alianza.
El riesgo de ruptura por escaso compromiso relacio-
nal es alto, dándose de acuerdo con una lógica de Gardner, R.A. (1992). The Parental Alienation Syndrome:
repudio. A Guide for Mental Health and Legal Professionals.
Cresskill, NJ: Creative Therapeutics.

Conclusiones Giovanazzi, S, y Linares, J.L. (2.007). El síndrome del juicio


de salomón: dinámicas relacionales parentales en
El paseo por el amor y el odio ha permitido revi- torno a los hijos en el proceso de separación conyugal.
sar algunas de las más importantes características Sistemas familiares, 23(1), 64-73.
del amor complejo de pareja, reflexionando sobre la
evolución de sus componentes cognitivos, emocio- Gottman, J. (1.995). Por qué fracasan los matrimonios.
Sistemas Familiares, 11(1), 21-34.
nales y pragmáticos a lo largo de las cuatro gran-
des etapas del ciclo vital conyugal: enamoramiento, Linares, J.L. y Campo, C. (2.000). Tras la honorable fachada.
amor, desamor y litigios. Los trastornos depresivos desde una perspectiva
La inclusión de una tipología de parejas basada relacional. Barcelona: Paidós.
en el cruce de dos dimensiones, la organización y la
mitología, ayuda a comprender algunas de las infini- Linares, J.L. (1.996). Identidad y narrativa. La terapia
tas variaciones del panorama de las relaciones con- familiar en la práctica clínica. Barcelona: Paidós.
yugales. Así, por ejemplo, el tipo II es la fórmula que
aporta los casos más floridos y brillantes de ena-
moramiento, aunque puede desembocar en situa-
ciones tormentosas y violentas y, eventualmente,
en intensísimos litigios. El tipo IV es el que con más
facilidad conduce al desamor, hasta el punto de que
puede ser ésa su única etapa evolutiva significativa.
En cuanto a los tipos I y III, quizás los más frecuen-
tes, representan los ejemplos más característicos de
desarrollos simétricos y complementarios, y, como
tales, ilustran bien los modelos más conocidos de
amor y desamor.
En definitiva, algunas ideas necesariamente par-
ciales a propósito de un tema inagotable, sobre el
que habrá que volver una y otra vez.

BIBLIOGRAFÍA

Bateson, G. (1936). Naven. Un ceremonial Iatmul. Abstract: An evolutive view of complex couple love
is proposed, with its cognitive, emotional and pragmatic
Cambridge Univertity Press. Ed. Española: Júcar components, and through the four stages that are: in love, love,
Universidad, Madrid, 1990. and eventually, disaffection and litigation. It also describes a
typology of couples based on the intersection of two relational
Campo, C. y Linares, J.L. (2.002). Sobrevivir a la pareja. dimensions: organization and mythology. Finally, some correlation
Problemas y soluciones. Barcelona: Planeta. between typology and evolutionary perspective is suggested.

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