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¿Qué es la Pornografía Infantil?

Toda representación visual, gráfica o textual, incluidos dibujos animados y videojuegos que de
manera real o simulada, explícita o sugerida, involucren la participación de niños o adolescentes
en el desarrollo de actividades sexuales o exhibición de los genitales con fines sexuales.

En la actualidad, este delito se difunde a través de internet, celulares y otros medios en los que sea
posible la grabación y reproducción de imágenes o videos.

Pornografía infantil: la cara oscura de Internet

Expertos y organizaciones alertan de nuevas prácticas y herramientas en el ámbito de la


pornografía infantil en la Red y reclaman una mayor cooperación internacional para erradicarla.

El mundo de la pornografía infantil deja cifras tan alarmantes como la de que cada siete minutos
se muestra en Internet a un menor siendo objeto de abusos sexuales. Así lo denuncia Internet
Watch Foundation (IWF), un organismo que vela para que los contenidos que circulan en la Red
sean adecuados y que el año pasado eliminó 78.589 páginas web de todo el mundo que ofrecían
este tipo de imágenes. Las nuevas tecnologías han creado un entorno que facilita el acceso,
producción y distribución de esta pornografía y que hace imposible calcular el número de portales
que muestran estos abusos, como señalan los expertos. Desde 1996, IWF ha borrado más de
250.000 páginas con contenido pedófilo. “En cada fotografía, en cada vídeo, hay una agresión
sexual, una violencia ejercida y una violación de los derechos de los niños y las niñas”, señala la
responsable de Programas de Unicef Comité Español, Blanca Carazo.

La pornografía infantil es difundida a través de diversos medios, y si bien Internet es el medio por
antonomasia también se transmite por vídeos, fotografías de revistas, pornografía escrita–
apología de violencia sexual que puede acompañar imágenes, relacionadas o no, con el relato– y
aun telefónica –teléfonos que funcionan las 24 horas cuyo tema es infantil-adolescente y que se
anuncian en revistas o periódicos bajo ciertas frases identificadoras, cual suerte de hot line
infanto-juvenil–. Cuando todo esto sucede dentro de una sociedad, podemos seriamente esperar
un incremento del delito relacionado con el tema.

Se denomina pornografía infantil a toda representación de menores de edad de cualquier sexo en


conductas sexualmente explícitas. Puede tratarse de representaciones visuales, descriptivas, como
por ejemplo en ficción, o incluso sonoras.

El acceso a contenidos pornográficos en general ha evolucionado los distintos medios; literatura,


fotografía, video, cine, DVD, dibujos de animación y en los últimos años Internet. Internet ha
permitido detectar y perseguir a productores y distribuidores de contenidos ilegales que durante
décadas habían operado impunemente pero también ha facilitado enormemente el acceso a este
tipo de pornografía.1
El NCMEC (Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados)2 estima que alrededor del
20 % de toda la pornografía en Internet contiene imágenes de niños.

Proliferación y legislación

En 1998 la Interpol estimaba que el 80% de los sitios de Internet con pornografía infantil provenían
de Japón.5

Desde inicios del siglo XXI la población general ha tenido un mayor acceso a la pornografía debido
al crecimiento de Internet. Ayudado por el creciente número de noticias en prensa, radio y
televisión sobre escándalos relacionados con el descubrimiento de redes de pornografía infantil
y pederastia en internet, se ha producido alarma en ciertos sectores de la población y
preocupación respecto a la seguridad y riesgos de los menores de edad cuando navegan por
internet. La tendencia de la sociedad es de adoptar mayores restricciones. Las leyes varían
bastante según el país, pero las imágenes explícitamente sexuales de menores de edad están
prohibidas en todo el mundo. 

El Código Penal contempla delitos como: proxenetismo con menor de edad, estímulo a la
prostitución de menores y demanda de explotación sexual comercial de persona menor de 18
años, cuyas penas oscilan entre los 10 y 25 años de prisión.

El primer paso para erradicar este delito es reconocer y entender que estos comportamientos
atentan contra los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y no deben ser catalogados o
aceptados desde ninguna perspectiva.

El consumo de material pedófilo puede ser mediante los ya tradicionales sistemas de intercambio
de archivos como Kazaa o Ares, en la deep web o internet profunda, foros privados de acceso
restringido, sistemas de almacenamiento compartido en la nube o, más recientemente,
aplicaciones como WhatsApp, Skype, Facebook o Telegraph. “En estas aplicaciones, se crean
grupos cerrados en los que sus miembros van subiendo contenido pornográfico. Y, al igual que en
el resto de plataformas, si no compartes imágenes o vídeos no te aceptan”.

La Convención deja claro que los Gobiernos, las instituciones y las familias tienen la obligación de
proteger a los niños y a las niñas de todo tipo de abusos” añade Carazo. Las víctimas de
pornografía infantil, como en otros casos de explotación, necesitan una atención psicológica ya
que se llegan a sentir culpables de lo ocurrido y tienen miedo a que vuelva a ocurrir. También
necesitan ser educados para que sepan decir ‘no”.

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