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Este libro

Este libro es un homenaje a un gran hombre y una gran


obra y es también el recuerdo de un libro y una entrevista,
el libro es Educación y democracia y la entrevista es “La
educación como un campo de combate”. Estos dos acon-
tecimientos son parte de los diversos temas y objetos que
estudian, piensan y reflexionan los autores de este libro,
ellos son: educación, democracia, campo y combate. A estos
temas o conceptos le agregamos otros, crítica, pensamien-
to, lectura, escritura, intelectual, saber, voluntad, y libertad.
Podríamos seguir citando los conceptos que definen la obra
de Zuleta y haríamos una lista infinita, como infinita es su
obra y su vida. Lo que no podemos dejar de mostrar son las
innovaciones, las rupturas, los cambios, las singularidades
y los descubrimientos que produjo Zuleta dentro y fuera de
Colombia. Sobre este acontecimiento, estos temas y con-
ceptos trata este prólogo. Recordemos que prólogo es lo que
está antes del logos y por logo se entiende un decir sobre
algo, el pensar una cosa, el razonar, o si se quiere el pensar.
Los autores de este libro quieren pensar el pensamiento y la
obra de Zuleta y a eso a lo llamamos el logos de Zuleta, su
pensar. La pregunta es ¿cómo lo hicieron, como pensaron lo
que pensaron? He aquí lo que está antes del logo.
Alejandro Gaviria titula su artículo Zuleta y la democra-
cia liberal. Dice que su ensayo tiene un sentido personal,

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estanislao zuleta y la educación: la vigencia de su pensamiento

es una escritura íntima sobre Zuleta. Para él, Zuleta es una


imagen que lleva siempre consigo, es algo que lo impulsa a
pensar lo que es la sociedad liberal, en su sentido univer-
sal y lo que es la sociedad colombiana. Liberal es Zuleta,
es su pensamiento, es su actitud, es su obra, y es su vida.
Gaviria trasciende las ideas liberales y las pone en la obra
de Zuleta y con ellas nos hace ver lo que quizás nunca ha-
bíamos visto, el Zuleta liberal como librepensador, como
libertario, como demócrata. Lo interesante de este artículo
es que la reflexión del liberalismo la hace Gaviria desde un
esquema de parejas, oposiciones, disyunciones y opuestos,
de este modo trata las ideas, las actitudes, los argumentos,
las posiciones de todo aquello que puede ser liberal, y de
todo lo que sea democracia. Así se nos aparece un Zuleta
para nada fijo, siempre en movimiento, oscilante, entre un
autor y otro, entre una sociedad y otra y entre una posición
y otra. Gaviria le gusta situar a Zuleta al lado de I. Berlín,
de Hirschman, como si entre ellos pudiera establecerse una
alianza intelectual, y también parejas de problemas, como
libertad y autoridad, justicia y paz, temas de vida y temas
de política. En fin, estamos ante un ensayo personal, como
lo dice el autor, un ensayo que habla del yo de Gaviria y los
libros de Zuleta, sus ideas, sus posiciones y sus actitudes
ante la vida y la sociedad.
El ensayo de Fabio Giraldo si bien está en la línea del ensayo
de Gaviria, pues su tema es Zuleta y la democracia liberal,
nos acerca a otro Zuleta, ya no el Zuleta personal de Gaviria
sino el Zuleta literario, el Zuleta poeta y escritor, ese Zuleta
que pudo decir, “lo que dicen los poetas es lo que permane-
ce”, que no es de Zuleta, sino de Steiner. Si Gaviria habla de
las posibles alianzas intelectuales de Zuleta, Giraldo habla
de la alianza personal de Molano que para Giraldo es una
imagen que lleva a pensar en Zuleta, los dos, inventores de
caminos, de territorios, de lugares, los dos intelectuales pú-
blicos. Está Molano y también Ordine y Sartre, que con un
Zuleta hacen un cuarteto de pensadores de la escritura, del

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estilo, del amor, de la modernidad, de la amistad. Para Gi-


raldo Zuleta, Ordine, y Sartre fueron los verdaderos lectores
de la modernidad, lo que entendieron la democracia y su
relación con la libertad.
Giraldo como Gaviria recurren en su ensayo sobre Zuleta
a pensar su obra literaria desde oposiciones, y parejas: Al
conocimiento científico Zuleta supo oponerle el literario, al
odio, el amor, a la ciencia política, el arte y la democracia,
al exterior, el interior, a la objetividad, la subjetividad, a la
razón, la psiquis. Si Giraldo sitúa a Zuleta en las cumbres
de estos grandes pensadores es para llevar su pensamiento
a lo universal, a lo más alto, y para hacer ver que desde estas
cumbres no se olvidó de pensar las cosas y temas locales, su
sociedad, la enseñanza, el sentido de la educación que no es
otro que el sentido de la vida.
El ensayo de Fabio Jurado La lectura y la escucha crítica en
la obra de Zuleta nos descubre otro Zuleta, si bien defensor
de la democracia y la libertad, esta vez los temas se defien-
den desde su sentido de crítica y desde su texto mil veces
citado, Sobre la lectura. El ensayo se abre con el enunciado
zuletista de “la democracia es la angustia de tener que de-
cidir por uno mismo” y continúa con la demostración de la
relación entre Zuleta, su sentido de la lectura, la escucha y
su relación con las ciencias de la comunicación, la lingüísti-
ca, la fonología, y la lectura que hizo Zuleta de las obras de
Platón, Bajtín, Jacobson. Obras que le permitieron a Zuleta
pensar en el lenguaje de otro modo que no es el de la infor-
mación, un lenguaje del código, de la interpretación, y el
desciframiento que han de llevar a su defensa del diálogo no
solo como instrumento lingüístico sino educativo, pedagó-
gico y de apuesta política.
La lectura y la escucha crítica para Jurado fueron dos ma-
neras de romper la enseñanza escolar de tipo oficial y de
enseñanza de la información. Con esos dos conceptos Zule-
ta irrumpe en la escuela y en la enseñanza y con ellos se hace

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posible la lectura de los clásicos, de la literatura universal,


el Quijote, Kafka, Dostovieky, el mismo Bajtín, de este autor
retoma Zuleta sus categorías de dialogismo, discurso, escu-
cha y la lectura de los códigos de una cultura. En especial
Jurado cita la lectura que hace Zuleta de La Montaña má-
gica de T. Mann. Más allá de enseñar a leer los clásicos,
Zuleta logró relacionar la lectura con el pensamiento, cómo
había que leer en relación con un problema, una duda, una
pasión y un deseo.
El artículo de Hernán Suárez, La vigencia del pensamiento
educativo de Estanislao Zuleta, es un artículo pensado des-
de los maestros y ese gran movimiento educativo y cultural
que representó el Movimiento Pedagógico de los años 80 y
90. Es un artículo inspirado en el profundo agradecimiento
y la deuda de gratitud por la entrevista que le concedió en
1985, gracias a la cual quedó para la posteridad su pensa-
miento educativo sobre el devenir y el porvenir de nuestras
escuelas y en especial las lecciones que dejó sobre lo que
significa ser maestro en nuestro tiempo.
El llamado del Maestro Estanislao a los educadores es tan
simple como revolucionario: la escuela y los maestros de-
ben enseñar a pensar. Todo un manifiesto pedagógico y
educativo de larga duración. Un ideario educativo aún por
realizar. Las reflexiones de Hernán Suárez van dirigidas a
los educadores. Es una invitación a pensar el sentido de su
profesión. Ella entraña una enorme responsabilidad, pero
también una inmensa posibilidad de transformar la edu-
cación y contribuir a una construir una mejor sociedad,
menos inequitativa, menos excluyente y clasista, verdade-
ramente democrática. Una invitación a asumir una nueva
forma de ser maestro, enteramente distinta, placentera, gra-
ta. Es también una invitación al reencuentro de los maestros
con la pedagogía, con la ciencia, con la cultura, con el saber,
con la democracia. La transformación de la educación no
vendrá porque lo decidan las leyes y los gobernantes, ven-

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drá cuando los maestros asuman ese gran desafío que nos
dejó Zuleta: “La educación es un campo de combate; los
educadores tienen un espacio abierto allí y es necesario que
tomen conciencia de su importancia y de las posibilidades
que ofrece”.
El ensayo de H. Quiceno se titula Estanislao Zuleta como
formador. El autor nos muestra una faceta del maestro Zule-
ta que es la del formador, es decir, el pedagogo, recordemos
que pedagogo en Grecia es el formador de los jóvenes. Zu-
leta como formador se dedicó a formar jóvenes, no un joven
como Sócrates o Séneca, sino los jóvenes que asistían a sus
lecciones, que eran verdaderas pedagogías de aprendizaje,
esto es, un teatro para pensar, para aprender y dar cuenta
del conocimiento. Quiceno nos muestra qué eran las leccio-
nes de Zuleta, su enseñanza oral, y su pasión por la palabra.
Aunque Zuleta no escribió, todos los autores de este libro lo
consideran un escritor, y como lo dice Quiceno esta aparente
contradicción entre enseñanza oral y escritura, se resuelve
diciendo que Zuleta creía saber que la palabra y sus distintas
formas de encadenamientos tenían la forma de la escritura.
Zuleta fue un formador, un pedagogo, que enseñó a escri-
bir desde la enseñanza de la palabra, como si hablar fuera el
mismo acto de escribir, todo ello no muy lejos de lo que pien-
sa la filosofía y el psicoanálisis sobre lo que es el lenguaje.
Quiceno defiende la idea de Zuleta como pedagogo, lo cual
quiere decir, no como un pedagogo de la escuela o del Es-
tado, sino como un pedagogo que pensó la educación y el
educar no como hechos concretos sino como estrategias
para pensar y criticar, desde una posición ética, estética,
desde el conocimiento del otro y de sí mismo, y desde su
máxima aventura filosófica como libertad del pensamiento.
Es desde esta libertad como Quiceno ensaya interpretar la
frase famosa “la educación como un campo combate”, para
este autor es la frase enuncia el problema del poder, com-
bate es poder, no el poder estatal sino el poder personal, el

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amor propio, el amor por uno mismo. En toda parte donde


veamos el poder hay que combatirlo, hay que enfrentarlo,
y no solo en las ideas, en las estrategias, también y sobre
todo en la vida, en las formas de la vida y en las maneras de
crearse estilos de vida.
Guillermo Bustamante nos analiza en su ensayo Zuleta y el
elogio de la dificultad de pensar y educar, lo que ya había-
mos anunciado al principio, el tema de la educación como un
campo de combate, tema que surge en Colombia con ocasión
de una entrevista singular del año de 1985, que se hizo en Cali,
la ciudad de residencia de Zuleta en ese entonces. Explicare-
mos más adelante qué quiere decir que la educación sea un
combate. Bustamante nos enfoca su ensayo en varios temas:
Zuleta el educador, el crítico de la educación y el político de
la educación. Son sus subtemas, poder pensar a Zuleta como
un enseñante y un maestro de saber, Bustamante no acepta
definir a Zuleta como un docente o un funcionario de escuela,
para él es un pedagogo, un filósofo de la educación, un crítico
de la escuela. En su ensayo Bustamante analiza cada uno de
los objetos a los cuales Zuleta criticó: la escuela, el bachille-
rato, las asignaturas, la evaluación, la información y muestra
que Zuleta no sólo los criticó, sino que asumió en su vida y
con su familia otra actitud, llegó a crear una verdadera con-
tra-escuela. Otro de los aspectos de este autor es el análisis
que hace sobre cómo pensó Zuleta el saber, el aprender y el
sujeto que aprende, el niño y el joven. Las dos categorías que
están en la base de este análisis son las de deseo, y los proce-
sos de saber, lo que en el lenguaje de Bustamante definen la
practicidad del saber, que es la relación que vemos entre la
información, el saber, la vida y el conocimiento. Para Bus-
tamante Zuleta no es solo un filósofo de la educción sino un
provocador del deseo.
El ensayo de Alberto Martínez y Jhon Henry Orozco, Zuleta:
el trance educación y pensamiento, analiza la manera como
Zuleta parte de entrecruzar disciplinas y pensamientos, lue-
go preguntar sobre los problemas claves y esenciales de la

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educación, como la violencia, la educación, la democracia


y el pensar. Todo lo caracteriza como un intelectual de la
cultura y de la ética. Intelectual que se hace a un estilo de
pensamiento muy singular, en su manera de razonar, pen-
sar, en el humor que emplea, en la sabiduría que siempre lo
caracterizó. De allí se desprende el valor de su pensamiento,
en la forma como interrogó y problematizó y en la manera
como hizo un elogio de la dificultad. Todo ello se resume en
la famosa frase filosófica ¿qué significa pensar? cuyas tareas
son conocidas, crear, aprender y conocer, es decir, poder
trabajar el pensamiento. Con estas herramientas Zuleta
pensó la educación e hizo de la educación una filosofía, lo
cual quiere decir, que la educación hay que reflexionarla, y
combatirla y hacer de ella un instrumento de conquista de
la libertad y la democracia.
Lo que se muestra en este libro dedicado al maestro Zuleta
son dos aspectos que se unen: la emergencia de un inte-
lectual en su pleno sentido de la palabra. Con Zuleta esa
figura adquiere toda su dimensión, intelectual es aquel que
se compromete con un pensamiento crítico ante la socie-
dad y el Estado, que además lucha por la libertad, un estilo
de vida acorde con esa libertad y que, además, establece un
combate por cambiar la educación de una sociedad. Com-
bate quiere decir, pensar para luchar, luchar para pensar, y
hacer de la lucha y el pensamiento un estilo de vida perso-
nal y de hombre público. El intelectual es aquel que enseña
a pensar y enseñar a vivir en el presente. La pedagogía de
Zuleta se puede resumir en tres aspectos: propender por
una educación de sí mismo, una filosofía de la vida y crear
un pensamiento ético y estético.
Hernán Suárez y Humberto Quiceno,
a dos manos y un solo corazón agradecido

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