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Mapuches y Orelie Antoine de Tounens

Consideraciones en torno al mito del Rey de la Araucanía.*

Jorge Licanqueo Huichao


Profesor de Historia y Ciencias Sociales.
Mención Arte y Patrimonio Cultural. Mención
Relaciones Internacionales.

En 1858, Orelie Antoine de Tounens, francés nacido el 12 de mayo de 1825 en una aldea cercana
Bordeaux (150 km), ingresa a Chile a través de Coquimbo, para llegar en 1860 a la Araucanía, territorio
ubicado al sur de la frontera establecida en el Biobío, donde permanecerá aproximadamente por dos años.

La conformación de una monarquía mapuche y la elección de un Rey de la Araucanía y la Patagonia,


como se auto titularía Orelie, constituye un acontecimiento peculiar dentro de la historia nacional, enmarcado
en la etapa previa a la campaña denominada “Pacificación de la Araucanía” que consolidó el avance del Estado
chileno más allá de la línea fronteriza del Biobío. Las acciones y acontecimientos acaecidos tras la aventura de
Orelie en territorio mapuche, hicieron que se lo tildara de loco, debido a los extraños métodos que le valieron
la “conquista” de su reino y la carencia nociones claras de las implicancias de su empresa. Esto permitió que el
Estado chileno, lo tomara preso para luego extraditarlo. Un diagnóstico más especifico, basado en los
antecedentes que se disponen de su persona, indicarían que este sujeto padecía de Ideas delirantes paranoicas1
lo que explica, por una parte, su tendencia a las grandes y utópicas empresas, pero por otro lado, un grado de
dificultad para identificar qué partes de los relatos escritos por él, son verdaderos y cuáles no. Lo anterior es
un asunto de vital importancia, considerando que la información con la que contamos del Reino de la
Araucanía como tal, ha sido escrita únicamente por el francés. Esto nos obliga, lógicamente, a contrastar los
sucesos mencionados en su libro, con la realidad interna de la sociedad mapuche. Dicho contraste será
realizado sobre la base de los antecedentes de la época y las crónicas de viajeros, pues, a modo de hipótesis
podemos sostener que no había un proyecto viable de reino al no existir una sociedad mapuche unificada, sino
segmentada en grupos que interactuaban sustentados en reciprocidades e intercambio de diversa índole.

A mediados del siglo XIX la coyuntura existente en Francia, Chile y el territorio mapuche, provoca que
el proyecto de Orelie Antoine de Tounens comenzara a tomar ribetes insospechados. Inclusive, Chile llegó a
ver sus intereses perjudicados frente a la posibilidad de trascendencia de estos hechos. Francia, por su parte, se
encontraba en un proceso de expansión colonial, anexándose, en ese período, los territorios del norte de África,
Nueva Caledonia y Senegal. Anteriormente, había intervenido en América Latina, en el bloqueo del Rio de la

*
Este artículo es parte de la investigación realizada el año 2009 para la Jornada de Etnohistoria “Aproximaciones culturales y
antropológicas. Tres estudios de caso” que fue realizada con el apoyo del Fondo Artístico y Cultural 2009(FAUP) de la Universidad
del Pacífico, con el apoyo del Centro de Estudios Multiculturales (CEM) y guiada por el profesor Carlos Ortiz Aguilera.
1
Enrique Laval; Sergio Rodríguez. Orllie Antoine de Tounens, rey de la Araucanía y de la Patagonia. Semblanza histórica y estudio
psicopatográfico. Centro de Investigaciones de Historia de la medicina de la Universidad de Chile. Apartado del boletín de la
Academia Chilena de la Historia Nº60. Santiago, 1959. Pág. 18
Plata en 1845 y en Ecuador en 18532. Probablemente, estos hechos influenciaron las ideas de Tounens, quien
en diversas ocasiones solicitó apoyo al gobierno Francés (dinero y armas), condicionando al Estado Chileno a
pensar que su intervención podría motivar la aparición de otros personajes con ideas similares o países que se
encontraran expandiendo sus territorios, como la propia Francia. Según Francisco Encina (1950), esto habría
motivado al Estado a acelerar el proceso de pacificación de la Araucanía, impulsado por Cornelio Saavedra a
principios de la década de 1860. Por otro lado, las implicancias de las acciones de Orelie, motivaron las quejas
de la diplomacia chilena, a través de Alberto Blest Gana cuando algunos medios galos comenzaron a replicar
la idea de un nuevo reino para Francia en la Araucanía.3 Además, quedaba en evidencia que no existía control
ni defensa de este territorio frente a un eventual ataque extranjero, más allá del discurso que las autoridades
chilenas pudieran haber realizado.

Según los relatos de Orelie (2005), después de haber permanecido entre Coquimbo y Valparaíso durante
más de dos años, logra cruzar la frontera de la Araucanía en noviembre de 18604 tras haber establecido
contacto con el cacique Mañil, quién habría otorgado apoyo a su causa5. Esta comunicación no se realiza en
persona, sino a través de su hijo Kilapan, pero de todas formas corresponde a un punto trascendental en la
inserción del francés en las comunidades mapuches del interior de la frontera, pues aunque no conociera en
persona a Mañil, si tuvo contacto con el heredero de su poder6.

Es conveniente detenerse en las figuras de Mañil y su hijo Kilapan para entender el grado de injerencia
que podría haber obtenido el proyecto de Orelie dentro del territorio de Arauco. También es necesario
establecer la configuración de este espacio, a través de los Butalmapus, Ayllareguas y Reguas, para poder
efectuar la relación que llevó a Orelie a desplazarse por el lugar, con cierta facilidad, durante algún tiempo.

Estableciendo lo anterior, es necesario tener en cuenta que la regua es la construcción social primordial
en la que se basan las relaciones que establecen los distintos grupos mapuches. Esta estructura social
corresponde un linaje o grupo local de parentesco, que divide a la sociedad en partes independientes:

los linajes o grupos locales de parentesco, que viven sobre territorios reconocidos como propios y
actúan como grupos corporados, apelando a la fuerza para solucionar sus conflictos externos.
Internamente el jefe suele poseer la facultad para dictar órdenes, pero nadie puede dárselas a él. En

2
Vitale, Luis. Interpretación marxista de la historia de Chile. Ascenso y declinación de la burguesía chilena (1861-1891). Tomo IV.
LOM ediciones. Santiago, 1976. Pág. 110
3
Encina, Francisco. Historia de Chile. Editorial Nascimiento. Tomo XIII. Santiago, 1950. Pág. 289
4
Tounens, Orelie Antoine de.Orllie- Antoine I, Rey den Araucanía y Patagonia. Su asunción al trono y su cautiverio en Chile.
Relato escrito por él mismo. Traducción de Loreto Camilo Acevedo. Valente Editores, Santiago. 2005. Pág. 21
5
Orelie cruza la frontera en noviembre de 1860, según él, en estas fechas ya había muerto Mañil, sin embargo encontramos en los
escritos de Tomas Guevara que la muerte del cacique habría sido en Adencul en 1861. Guevara, Tomas. Ultimas familias i
costumbres araucanas. Imprenta, Litografía y Encuadernación “Barcelona”, Santiago. 1913. Pág. 70. Podemos corroborar esta fecha
en Pedro Ruiz Aldea. Los araucanos y sus costumbres. Biblioteca de autores chilenos, volumen 5. Santiago 1902. Pág. 76
6
Bengoa, José. Historia del pueblo mapuche. Siglos XIX y XX. Ediciones Sur. Colecciones de Estudios Históricos, Santiago. 1985.
Pág.65
razón a que los segmentos o linajes se comportan como si fuesen una unidad política, preferimos
7
utilizar la expresión de “sociedad segmentada” en lugar de tribu .

Las reguas o levo eran grupos independientes entre si y no obedecían a una autoridad mayor, salvo en los
casos en que determinadas alianzas las hacían enfrentar objetivos comunes junto a otras reguas. Esta situación
se producía en tiempos de guerra y surgía como una manera de poder enfrentar en mejor forma el conflicto, al
poder aumentar el número de guerreros o conas. La unión de varias reguas formaba estructuras sociales de
mayor envergadura, que pasaron a ser denominadas ayllareguas, lo que para Latcham es una agrupación
política y religiosa:

Políticamente podría corresponder a la tribu, puesto que entre los diferentes “levos” o “rehues” que lo
formaban había cierta cohesión; sobre todo en lo que atañía a la guerra y a las grandes calamidades o
peligros públicos. En épocas de paz y de tranquilidad general, cada “levo” era independiente y
autónomo, y solamente en ocasiones extraordinarias o para ceremonias reglamentarias, se convocaba
una reunión especial de todos los “aillarehue”. Después de la llegada de los españoles y el comienzo de
las continuas guerra entre los dos pueblos, el “aillarehue” asumía una importancia política que antes no
tenía, y algunos como los Arauco, Tucapel y Purén, figuraban constantemente en la historia de los tres
8
siglos siguientes .

La necesidad de buscar alianzas para poder enfrentar los conflictos, no fue utilizada solamente para la
guerra contra los españoles, sino que era un mecanismo empleado dentro de la sociedad mapuche, debido a las
múltiples luchas internas producidas entre cada regua. La constante situación de conflicto vivida en la frontera,
motivó que estas alianzas se hicieran duraderas, estableciéndose también un espacio de mayor envergadura
generado por la unión de varias ayllareguas que fue bautizado con el nombre de Butalmapu:

En las historias de guerras con los españoles, hallamos frecuentes menciones de una división
geográfica mayor, llamada “vutanmapu”- tierra grande. Esta división, desconocida entre los araucanos
del tiempo de la conquista, se hizo después común, por la necesidad de reunirse varios “aillarehues”
para hacer frente al común enemigo9.

A juicio de Silva, Tellez y Goicovich los Bultalmapus surgen en el siglo XVII:


Servían para designar, en realidad, a lo que se consideraban tres enormes “cantones” que aglutinaban,
dentro de su perímetro, a incontables aillareguas o “parcialidades” aborígenes sujetas al mando
superior de toquis y, posteriormente, de “caciques-gobernadores”, reconocidos y, a veces designados,
por las autoridades coloniales como verdaderos representantes de dichas agrupaciones, gozando,
10
supuestamente, del poder y autoridad para actuar como interlocutores válidos de sus comunidades”

7
Silva, Osvaldo; Farga , Cristina. El surgimiento de hombres poderosos en las sociedades segmentadas de la frontera Inca. En
Revista de Historia Indígena N°2. Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile.
Diciembre, 1997. Pág. 23.
8
Latcham, Ricardo. La organización social y las creencias religiosas de los antiguos araucanos. Publicaciones del Museo de
Etnología y Antropología de Chile. Tomo II. Imprenta Cervantes. Santiago, 1924. Pág. 137
9
Latcham, Ricardo. Op.cit. Pp. 138-139
10
Silva, Osvaldo, Telléz, Eduardo, Goicovich, Francis. Alianzas bélicas mapuches: de las ayllareguas a los butalmapus. Artículo en
imprenta.
A mediados del siglo XIX, período en el que Orelie Antoine de Tounens ingresa a la Araucanía los
Butalmapus que se consideraban eran cinco:
La costa llamada labquen-mapu o “país marítimo”, que estaba separado del lelvun-mapu o “país llano”
por la cordillera de la costa. El inapire-mapu, denominado también como “país subandino”,
comprendía las comarcas que se encontraban bajo la línea de nieve de la cordillera de Los Andes. A
fines del siglo XVII se formó el cuarto butalmapu o pire-mapu en el macizo andino donde habitaban
los pehuenches. Finalmente durante el siglo XVIII un quinto butalmapu, eventualmente, se habría
formado entre el río Toltén y el seno del Reloncaví abarcando lo que fue el territorio de los huilliches;
11
es decir la sección meridional .

Dentro de estas divisiones Orelie establece contacto con grupos que comprenden la zona del Inapire-
mapu, espacio que en ese entonces tenía como principal cacique a Mañil. En cuanto a esto, es importante
señalar que el grado de injerencia en la zona que poseía este cacique, estaba marcado por la gran cantidad de
parientes y alianzas reciprocitarias que había formado desde su juventud.

Según Tomás Guevara, un cacique adquiere reputación en la medida que tiene una amplia descendencia
de hombres y mujeres, con ellas establece alianzas y recibe una dote cuando se casan y con los hombres
aumenta el número de guerreros:
El titulo de cacique se adquirirá entre los araucanos por herencia i por autoridad propia, es decir por
derecho i de hecho. El cacicazgo por herencia era el mas común. La antigüedad de una familia i su
pasado conocido en la guerra i en la posesión de bienes de fortuna, constituían la nobleza araucana. Los
indijenas tenían un marcado apego i respeto a esta nobleza. Para mantener la preponderancia de una
familia se necesitaba en primer lugar una parentela numerosa. Con ella podían formarse cuerpos de
guerreros más o menos fuertes para el ataque o la defensa.

La riqueza de objetos y animales venia como consecuencia, pues la del terreno, sobrante en ese tiempo,
no se tomaba en cuenta. Pero si una familia disminuía, su poder bajaba en igual proporción i hasta se
anulaba por completo.

El cacicazgo adquirido por esfuerzo propio o por formación de un grupo familiar influyente i la
adquisición de bienes mobiliarios, se consideraba con el tiempo como incorporado a la aristocracia
araucana. Si bien se mira, así se habían formado todas las familias mas antiguas i respetadas en las
diversas secciones del territorio12.

Los muchos hijos aumentaba el prestijio de una familia: los hombres trabajaban en las tierras i
13
manejaban la lanza i las mujeres aumentaban la riqueza del padre por los matrimonios .

En el Inapiremapu el grupo de mapuches denominados arribanos fue uno de los más importantes dentro
de este período, y su cacique Mañil reconocido por sus pares y por el gobierno central chileno como el líder
más influyente. En relación al relato de Guevara, Mañil y su familia, cumplían con las condiciones que
favorecían su preponderancia en el lugar, cuestión que nos reafirma el autor:

11
Ortiz, Carlos. Las alianzas interlinajes y divisiones territoriales: el surgimiento de los butalmapus. Artículo en evaluación
12
Tomas. Ultimas familias i costumbres araucanas. Imprenta, Litografía y Encuadernación “Barcelona”, Santiago. 1913. Pp. 108-109
13
Guevara, Tomas, Op. Cit 175
Los arribanos estaban formados por muchas familias parientes que habitaban la rejion comprendida
entre Malleco i Temuco. Esta parentela tan basta no tenía otra que se le asemejase en toda la
14
Araucanía.

Mañil es considerado como uno de los últimos grandes caciques, lo que se puede explicar en un
principio, por el papel que desempeño en la Guerra a Muerte y por no tener ningún contrapeso de similares
características en los otros Butalmapus, desde la muerte de Colipí. Estaba emparentado con la mayor parte de
los jefes arribanos a través de varios matrimonios15, cuestión que se afianza debido a su vasta descendencia.
Había desempeñado el puesto de Toqui durante más de veinte años y su autoridad se respetaba mucho, no sólo
por su posición y su familia, sino aun más por su sagacidad y porque había hecho más que cualquier otro para
apaciguar las disenciones internas de sus compatriotas y evitar dificultades con extraños 16.

La parentela de los arribanos vivía unida. Crecía en jente y no respetaba más que aun cacique principal.
Por eso podía sostener la guerra. Los abajinos eran innumerables parentelas cortas, que no reconocían
una sola cabeza. Sobre todo cuando murió Kolipi se pusieron mas desunidos. Se daban malones mui
17
seguidos

Las luchas internas entre las reguas era un factor determinante dentro de las políticas que aplicaba el
gobierno ya que fomentaban la desunión entre los grupos, haciendo que algunos caciques adquieran mayor
importancia y una mayor cercanía con el gobierno regional e incluso nacional18. Mañil fomentó una serie de
acciones contrarias a estas. Su poder, afianzado en un principio por su valor, con el correr del tiempo se
consolida por su carácter y por la capacidad de forjar alianzas, siendo respetado en toda el área mapuche al
oeste de la cordillera de los Andes ( Gullumapu) y reconocido, por medio de las relaciones que mantenía con
el cacique Kalfukura que dominaba en el sector argentino de la Patagonia ( Puelmapu)19. El permanente estado
de guerra que venía dándose desde la revolución de 1851, fomenta el hecho de que muchas familias mapuches
expulsadas de sus tierras se pongan bajo la protección de un cacique20. Mañil por su parte, defendía sus tierras
y no capitulaba al respecto.

Los mapuche del sector de los llanos no vivían en un grado de aislamiento mayor respecto de lo que
acontecía fuera de sus fronteras, pero si es efectivo que podrían poseer algunas percepciones herradas de la
realidad acontecida en lugares más lejanos, como por ejemplo Francia o Europa. Esto se explica por los falsos
y en algunos casos fantásticos relatos de comerciantes y lenguaraces que establecen relación con ellos, tal
como lo señalan los cronistas que visitan el lugar. El visitante inglés Edmond Reuel Smith en 1853 visita a

14
Guevara, Tomas. Op.cit. Pág. 51
15
Bengoa, José. Op.cit Pág.84
16
Edmond Reuel Smith. Los araucanos. Notas sobre una gira efectuada entre las tribus indígenas de Chile Meridional. Traducción de
Ricardo Latcham. Imprenta Universitaria. Santiago, 1914.Pág. 152
17
Guevara, Tomas, 1985. Op. Cit pág. 71
18
Este fue el caso de los caciques Colipí y Coñoepan los cuales movilizaban importantes facciones. La rivalidad entre Mangin y
Colipí hizo que estos tomaran partes absolutamente opuestas apoyando el primero a los realistas y el segundo al gobierno liberal.
19
Se denomina Gullumapu a la extensión del territorio mapuche ubicada en el lado oeste de la cordillera y Puelmapu la ubicada en
territorio argentino. Lo que se conoce como Wallmapu es el conjunto total de estos espacios. Kalfukura era el líder de mayor
trascendencia en el espacio que comprendía la Patagonia argentina.
20
Bengoa, José. Op.cit Pág.67
Mañil en compañía del lenguaraz Pantaleón Sanchez, en una conversación sostenida con el cacique demuestra
esta situación:

Especialmente deseaba saber si había visitado Lancatu-mapu (el país de las cuentas de vidrio).
Creyendo que se refería a Alemania le dije que sí.

¿Es verdad-me preguntó- que las cuentas crecen sobre los árboles en la tierra del sol poniente y que los
que las recogen entran a ese país de noche, en caballos muy ligeros y vuelven antes de salir el sol,
cuyos rayos son tan ardientes que achicharrarían de otro modo a los incautos que se quedaran allí
después del amanecer?

Me sentí indignado de que alguien, para aumentar el valor de sus mercancías, hubiese contado
semejante patraña al crédulo bárbaro, y le contesté en ese sentido. Pero Sánchez me advirtió que los
que tienen techo de vidrio no debieran arrojar piedras, y tradujo mi respuesta de una manera
diplomática para no destruir la fe de nuestro huésped. Temía, tal vez, que pudiera poner en peligro a los
21
que habían inventado la fábula; quizás él mismo tenía algún interés en su propagación.

Pedro Ruiz Aldea señala hechos similares:

La falta del idioma es tambien otro impedimento para, espedirse en las conversaciones i averiguar por
si mismo lo que se desea saber. Los interpretes no siempre dicen la verdad, ya porque no han entendido
bien las preguntas, ya porque no han sabido traducirlos literalmente a nuestro idioma; resultando de
aqui que siempre dan contestaciones favorables, ora por obtener mayor gratificacion, ora, por no
disgustar al que los emplea. De esto ocurren muchos casos en la frontera, i mui chistosos cuando el
22
intérprete es de buen humor.

Los lenguaraces jugaban un papel importante en las relaciones entre los mapuches y la nación chilena.
Sin embargo era conocido en la época, que muchas veces solo respondían a sus propios intereses, no teniendo
mayores lealtades con ninguno de los dos bandos. Al respecto, Mañil en una carta enviada a Manuel Montt,
señala:

Todos los cuatro Huitralmapus desean la pas y se atajen estos robos pues solo consiste que bos mandes
un caballero a Los Angeles y se busque al padre Victorino Palavicino que habla bien nuestra lengua
pues estoy desengañado que los lenguaraces no an llebado nuestras palabras unas beses porque no los
entienden y otras para engañar al Gobierno.

Los arribanos, además, tenían otro problema. Ellos sentían la presión de un territorio que se iba cerrando.
La configuración de los Butalmapus: Labquen-mapu, Lelvun-mapu, Inapire-mapu, Pire-mapu y el territorio de
los Huilliches, irán cediendo espacios y abriendo sus fronteras a la llegada de los chilenos por el norte y a la
colonización alemana por el sur a mediados del siglo XIX, siendo este sector uno de los últimos en ceder.

Como podemos apreciar, el territorio araucano de esta época ya no presenta el carácter de infranqueable
como se podría pensar, aún cuando se seguían produciendo diversos conflictos, la frontera en la praxis, solo
consistía en una delimitación geográfica, más no de hecho.

21
Reuel Smith, Edmond. Op.cit.Pág. 167
22
Pedro Ruiz Aldea. Los araucanos y sus costumbres. Biblioteca de autores chilenos, volumen 5. Santiago 1902. Pág. 8
En 1856, existían más de trece mil wingka habitando el territorio comprendido entre el Bíobío y el
Malleco23, mientras comerciantes traficaban con los indígenas, convoyes con ganado iban de Valdivia a
Concepción y un comercio de trueque se había establecido bajo la protección de los fuertes y de los centros
cercanos a la Frontera.24

Tal fue la magnitud de la penetración chilena en las tierras costeras de Arauco, que para mediados del
siglo pasado, la población "española" allí establecida se calculaba en 14 mil personas distribuidas en
400 fundos rústicos, en tanto que los habitantes indígenas eran estimados en sólo 1.600 personas 25.

Por otro lado, el territorio comprendido entre el Bío-Bío y el Malleco, entre la cordillera de Nahuelbuta
y la de Los Andes, cuya posesión indígena había estado amparada por largo tiempo en virtud de
diversos tratados, el último de los cuales fue el de Negrete de 1793, comienza a ser ocupado en forma
espontanea por "españoles" a contar de 1850, época en que los afuerinos adquieren de indígenas,
caciques o no, una importante cantidad de tierras en el área.

De acuerdo a los antecedentes disponibles, para 1856 habitaban en esta zona, también conocida como
"Ultra Bío-Bío", trece mil personas no araucanas, tres mil quinientos centralizadas en las poblaciones
de Nacimiento y Negrete, y los restantes esparcidos en el territorio, ya como dueños de 130
propiedades compradas a los indígenas, ya como inquilinos de estos nuevos propietarios, ya como
arrendatarios de tierras indígenas o como inquilinos de los indios mismos 26.

El carácter independiente de la nación mapuche estaba prácticamente perdido. Se añoraban los tiempos
en que se consideraban los intereses de los grupos a través de las instancias que generaban los parlamentos.
Este sentimiento será observado por algunos viajeros y deja en evidencia las razones que tenían los mapuches
de la ultra frontera para no considerar a los chilenos:

Es curioso que los indios guarden un cariño por los españoles que no lo tienen por los chilenos. Ellos
desean que vuelvan aquellos días del poder de los virreyes, cuando la voluntad del monarca se daba a
conocer por medio de parlamentos, en los cuales se recibía a los caciques con música, banderas,
regalos y otras atenciones destinadas a conquistar su buena voluntad. Bajo la República se ha seguido
una política distinta; los indios son tratados con un desprecio apenas disimulado, y ellos no dejan de
27
sentir la diferencia.

Orelie también supo ver esto:

23
Aylwin, José. Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía: Antecedentes histórico-legislativos. Pág. 1. La regulación de esta
colonización, motiva al Estado a resolver que estas transferencias solo pueden realizarse con el consentimiento de las autoridades, es
decir, el Intendente y el Gobernador de indígenas respectivo, pero esto causa de paso la pérdida de autonomía sobre los territorios al
pueblo mapuche. Entre 1850 y 1860 existieron diversos decretos que pretendían regular esta situación: 10 de marzo de 1854; 4 de
diciembre de 1855; 9 de julio de 1856; 5 de junio de 1856; 23 de marzo de 1857, sin embargo la infiltración de “españoles” no fue
posible de controlar como se esperaba. Aylwin, José. Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía: Antecedentes histórico-
legislativos (1850-1920). Serie documentos del Instituto de Estudios Indígenas Universidad de la Frontera, Nº3, Temuco. 1995. Pág.
15
24
Rossignol, Jacques. Chilenos y mapuches a mediados del siglo XIX. Compilación y traducción de Raúl Guerrero. Ediciones
Universidad del Bío-Bío, Concepción. 2007. Pág.130
25
Aylwin, José. Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía: Antecedentes histórico-legislativos (1850-1920). Serie documentos
del Instituto de Estudios Indígenas Universidad de la Frontera, Nº3, Temuco. 1995. Pág. 6
26
Aylwin, José. Op. Cit. Pág. 7
27
Edmond Reuel Smith. Op.cit.Pág. 162
Se me reprochará, quizás, no haber fundado más bien una república en lugar de una monarquía, en una
región rodeada de repúblicas. Me anticipo a responder que esta forma de gobierno habría sido
rechazada por los araucanos, que han guardado un buen recuerdo de la realista España, escrupulosa
observadora de los tratados concluidos con sus padres, y para quienes la palabra república, por el caso
28
de Chile efectivamente, se ha convertido en sinónimo de deslealtad.

Efectivamente, los hechos que se suscitaban en la Araucanía tenían a los mapuches en un importante
grado de tensión, puesto que, sistemáticamente veían como, además de perder sus tierras, perdían el derecho a
reclamar por ellas. La revoluciones como la de 1851, en la que participaron algunos grupos mapuches,
respondieron al deseo de recuperar lo que consideraban que por derecho propio les pertenecía:
El indio ve con amargura sus campos cultivados por extraños, poblados de intrusos; i para
reconquistarlos no piensa en la justicia, porque por mandato de ella ha sido despojado, i esa justicia
también no hace nunca para el desvalido; el indio toma la tea enfurecido i llevando adelante la
29
devastación vuelve a quedar dueño i señor de lo suyo .

En medio de este contexto, Orelie Antoine de Tounens ingresa a la Araucanía. La contingencia produce
que su empresa pueda ser escuchada y divulgada, puesto que, dadas las circunstancias en las que se encontraba
el grupo de los arribanos, es factible que un proyecto que buscara la independencia del pueblo mapuche
resultara atractivo para Mañil, algo que, en cierta forma, pretendía lograr el francés. No obstante, resulta
bastante sospechoso que fuera aceptado sin ningún tipo de condición, considerando que este tipo de
intercambio de ideas resultaba confuso y no siempre exacto, aún entre quienes conocían el lenguaje mapuche-
español, sobre todo sabiendo que Orelie ni siquiera dominaba el idioma español. Más aún, según el relato que
nos entrega el viajero, el contacto se habría propiciado solo de forma indirecta:

Fue en 1860 que crucé la frontera araucana. Con anterioridad había dado aviso al cacique Mañil del
proyecto que yo había preparado, y había recibido una respuesta de las más alentadoras. Para
asegurarme de sus buenas disposiciones, me interné hacia el Sur y tomé el camino de su residencia;
pero me anunciaron, en ruta, la muerte de ese jefe, y sin otro intermediario que mi intérprete, fui
directo a los otros caciques, todos quienes, como Mañil, dieron su asentimiento a mi proyecto. 30

Incongruente resulta, por tanto, que teniendo contactos solamente con ciertos grupos pudiera llegar a
controlar todo el territorio al que aspiraba o pretendía gobernar:
Los electores de la tribu de Quechereguas se reunieron en asamblea general en el lugar común de sus
sesiones, a dos kilómetros de la casa del cacique Millavil, bajo la presidencia de éste.

28
Tounens, Orelie Antoine de Op.cit. Pág. 7
29
Manuscrito de Pedro Ruiz Aldea, recopilado por el archivo Vicuña Mackenna, volumen 50, pieza 16. Citado en Vitale, Luis.
Medio milenio de discriminación al pueblo mapuche. Colaboración a la mesa de trabajo “Etnias indígenas y diversidad cultural del
Encuentro de Investigación 2000 de la Universidad de Chile”. Santiago, 2000. Pág 32
30
Tounens, Orelie Antoine de.Orllie- Antoine I, Rey den Araucanía y Patagonia. Su asunción al trono y su cautiverio en Chile.
Relato escrito por él mismo. Traducción de Loreto Camilo Acevedo. Valente Editores, Santiago. 2005. Pág. 21
Después de la deliberación, dichos electores me han designado y proclamado rey de la Araucanía y de
la Patagonia en los términos indicados 31

De acuerdo a su bitácora de viaje, Tounens afirma que, en las mismas condiciones antes señaladas, las
tribus de Cangulo, Traiguén y Melín se habrían sometido a su reinado, considerando además que esto habría
ocurrido entre el 26 de diciembre y el 30 de diciembre de 1861, es decir en solo seis días y aproximadamente
un año después de su ingreso en la zona. No contamos con los antecedentes necesarios para afirmar que los
caciques de estos grupos o Mañil y después su hijo Kilapan hayan aceptado los términos que se señalan en la
Constitución que dicta Orelie solo unos días después de haber cruzado la Araucanía, específicamente el 17 de
noviembre de 1860,32cuando se declara Rey de la Araucanía. Pero resultaría un error afirmar que de ser esto
posible, el francés pueda ser validado como Rey dentro de todo el territorio mapuche. Señalamos esto debido a
la naturaleza de las reguas quienes se mostraban por lo general independientes unas de otras, actuando en
conjunto en caso de conflictos o por necesidad.

Por otro lado, Orelie no distingue cuales eran las razones que propiciaron la configuración de las alianzas
arribanas e incluso, como ha sido señalado, confunde todas las zonas habitadas por los mapuches como un
cuerpo unido, lo que incluso lo lleva a anexar a su reino la Patagonia argentina. Cabe destacar que habían
pasado tan solo tres días desde su llegada a la Araucanía, por lo tanto, este hecho resulta bastante improbable,
si se consideran las distancias que separan a ambos lugares. Esta confusión se podría explicar, porque en el
período en que el francés estuvo en la Araucanía, existían fuertes lazos de reciprocidad e intercambio entre los
mapuche de las Pampas argentinas y los arribanos de los llanos en el lado chileno, abarcando también todo el
sector cordillerano que era territorio pehuenche. Se puede considerar entonces, que factores externos, como el
clima de tensión acontecido previo a la pacificación de la Araucanía y las alianzas afianzadas por Mañil,
dieron al francés la sensación de unidad del lugar. De igual manera, y de acuerdo a los rasgos de su
personalidad, entendió que todo el territorio mapuche podría obedecer y ser dominado.

Finalmente Orelie Antoine de Tounens señala que el territorio mapuche era autónomo del gobierno
chileno y, por tanto, lo considera como una nación independiente. En esta creencia se basa para argumentar su
elección como rey, la que según relata habría sido hecha de forma libre y soberana por los naturales de la zona.
La situación se ve peligrosa, en cuanto se desvincula de los intereses que el Estado Chileno tenía en torno al
lugar, los que respondían a la necesaria relación de orden-obediencia33 que debe establecer el poder central, y
que sustentada por las leyes que entrega la Constitución, debe defenderse y respetarse como el eje principal
que fundamente su poder. Aquella relación no facilitada por los mapuches en las zonas interiores del territorio
de Arauco, provocaba la inaplicabilidad de las leyes requeridas para el aseguramiento de la soberanía y las
defensas de las fronteras. Por otro lado, los intereses de los terratenientes y la burguesía, necesitados de más
espacios para desarrollar sus negocios, en un momento de fuerte expansión del trigo, era también un factor que
debe ser considerado, para explicar la intervención del gobierno en la zona.

31
Tounens, Orelie Antoine de.Orllie- Antoine I, Rey den Araucanía y Patagonia. Su asunción al trono y su cautiverio en Chile.
Relato escrito por él mismo. Traducción de Loreto Camilo Acevedo. Valente Editores, Santiago. 2005. Pág. 41
32
Tounens, Orelie Antoine de.Orllie- Antoine I.Op.cit. Pág.21
33
Clastres, Pierre. La sociedad contra el Estado. Monte Ávila editores. Traducción de Ana Pizarro. Barcelona, 1978. Pág. 16
En definitiva, y respondiendo a la hipótesis planteada, se puede afirmar que, aún cuando el proyecto
de monarquía visualizado por el francés pudiera haber sido apoyado por distintos grupos, este no era
representativo de la totalidad de los grupos mapuches, motivo por el cual era inviable, debido al carácter
segmentado de la sociedad y los fuertes intereses del gobierno chileno. En consecuencia, estos acontecimientos
fueron utilizados como un argumento más para entrar definitivamente a ocupar el espacio al sur del Bíobío,
iniciándose el proceso conocido como Pacificación de la Araucanía.

Bibliografía

Libros

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Artículos

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