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El problema de la justificación del Estado. A lo largo de los últimos siglos han debatido los
filósofos del Derecho y de la Política sobre cuál puede considerarse el origen y la
justificación del Estado. Ahora bien, tal como se enfoca la cuestión hay que decir que más
bien se indaga sobre el origen y la legitimidad del poder en cualquier sociedad política,
que específicamente en el Estado.
En todo caso, se han dado múltiples respuestas, que el norteamericano John Williams
burguEss (1844-1931), pionero de la ciencia política de su país, agrupó en tres: la
teológica, la pactista y la histórica, conciliables entre sí porque destacan dimensiones
distintas, desde las filosóficas especulativas hasta las estrictamente sociológicas.
De acuerdo con la justificación teológica, el Estado es, en última instancia, obra de Dios,
bien por haberlo creado directamente (entiéndase, la sociedad política), bien por haber
impreso en la naturaleza humana la necesidad de vivir en sociedad, haciendo pues
legítimo el poder del Estado y en consecuencia de sus gobernantes. Sin embargo, no se
debe olvidar que, como señalara jEllinEK, han sido muchos y contradictorios en sus ideas
quienes han esgrimido el argumento teológico en su favor (para justificar unos el
absolutismo regio o la revolución puritana, otros el “derecho divino de los reyes” de
Jacobo I de Inglaterra o la doctrina “democrática” de la Escuela Española de Derecho
Natural, etc.).
Para la justificación pactista, el Estado es fruto de un pacto entre los hombres, en virtud
del cual la autoridad política y el deber de obediencia a los gobernantes se convierte en
legítimo. El problema está en que, según qué autores, el pacto social tiene unas causas y
unas consecuencias radicalmente diferentes, como sucede, por ejemplo, entre las
doctrinas pactistas de hobbEs, locKE y roussEau. la justificación histórica se limitaría a
reconocer un hecho acaecido en un momento determinado sin entrar en especulaciones
sobre su legitimidad o no: el Estado existe y es una realidad política multisecular e
irreemplazable en la actualidad. Como todos los argumentos de naturaleza estrictamente
sociológica, la justificación histórica del Estado adolece de un sentido moral, exigible por
la dignidad innata del ser humano, que dé legitimidad al poder del Estado. ¿Por qué ha de
ser legítimo un poder cuya única justificación es que de hecho ha existido cierto tiempo?
Otros tipos de justificación que se han dado son: la naturalista (no sería la causa del
Estado la Divinidad sino la misma Naturaleza, en la que prevalece la desigualdad “con la
consecuencia obligada de que los fuertes se impongan y los débiles hayan de
someterse… las fuerzas sociales exigen que los hombres, convencidos de que no pueden
resistirlas, se resignen a sus imperativos. El Estado es poder, es dominación; la fuerza se
justifica por sí misma… y al modo como no es posible vivir sin los agentes naturales,
tampoco es posible la vida humana sin esa organización de predominio de los
poderosos”14), las teorías jurídicas (el Estado se justifica sobre la base de una institución
jurídica preexistente, sea la familia –patriarcalismo de filmEr–, la propiedad –desde platón
y cicErón hasta hallEr– o el pacto social antes mencionado) o la necesidad racional (sea
una
necesidad psicológica, sea la perfección moral, desde aristótElEs a hEgEl) o el mismo
fenómeno jurídico (ubi societas ibi ius).
Todas ellas tienen parte de razón: el ser humano es social por naturaleza y no por
convención, necesita para el desarrollo de su vida, material y moral, un marco estable de
convivencia política en el que impere el Derecho justo, lo cual en el momento histórico de
evolución social que abarca desde el Renacimiento hasta hoy sólo el Estado puede
garantizar. El Estado, y con él su Derecho y el poder político, se justifican por exigencias
de la naturaleza humana, por la historia, por el mismo Derecho y en última instancia por
Dios como autor de la naturaleza humana y origen de toda autoridad. Que haya
gobernantes que utilicen el poder del Estado para corromper a la sociedad no significa
que el Estado no sea instrumento válido para la realización de la justicia en la sociedad,
sino que los gobernantes, como todos los hombres, pueden utilizar la libertad para hacer
el bien o para hacer el mal a sus semejantes y a ellos mismos.
Doctrinas que niegan la legitimidad del Estado. Antecedentes y autores principales. Se
denomina anarquista a toda forma de negación del Estado o en general de cualquier
poder político en la sociedad por considerarlo innecesario, dañino o inmoral. han existido
muchas formas de negar la legitimidad del Estado, pero se suele reservar el nombre
de anarquismo a una serie de corrientes ideológicas cuyos principios se han desarrollado
después de múltiples formas. Acracia es un término afín que significa ausencia de
coacción o ausencia de poder.
Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas
residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos,
libertades y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales de Estado y de los
particulares.
Si bien existen muchas definiciones para esta palabra, así como teorías creadas para
explicar su naturaleza y funciones principales, la mayoría de concepciones de lo que es
un Estado coinciden en que es un modo de organización política y social en la cual se
crea un sujeto soberano (un colectivo capaz de tomar decisiones acerca de lo que se
hace en un determinado territorio) y se establecen normas que permiten la división social
del trabajo.
Esta división del trabajo consiste en un sistema por el cual especializarse en una
profesión permite tener acceso a una red de apoyo creada por otras personas que
trabajan en otros ámbitos. De esta manera, el Estado supone la salida definitiva del modo
de vida de los cazadores-recolectores, en el cual no existen muchos trabajos
especializados y el comercio está muy limitado.
Así, el Estado es la consecuencia del establecimiento de un complejo sistema de pactos
entre muchos colectivos diferentes. Por eso, los elementos de estado son diferentes
facetas de este grupo social extendido capaz de involucrar a miles de individuos (algo que
no pasa con el otro principal sistema de organización social: la familia).
Visto esto, repasemos de manera resumida cómo son los elementos del estado, y qué los
caracteriza.
1. Territorio
El territorio es la condición previa, fundamental y más necesaria para la aparición del
Estado. No hay que olvidar que los estados existen siempre ligados a una realidad
material, porque está muy vinculado al control de qué recursos se explotan y cómo son
procesados y comercializados. Por eso, su ámbito de influencia puede ser ubicado en un
mapa.
Además, el territorio es lo que permita que exista el asentamiento de una población;
evidentemente, sin personas tampoco hay organización social (por lo menos, no una que
sea humana).
2. Población
Tal y como hemos visto, la población también es un elemento imprescindible para que
puedan existir los estados. Además, es necesario que esta sea relativamente numerosa,
porque de otra manera apenas se tendrá posibilidad de crear un marco de comercio,
asignación de propiedad privada e influencia política o militar.
Cuando hay muchas personas viviendo en un territorio, no solo aparece la posibilidad de
especializarse en una profesión muy específica y aliarse con otros compatriotas que
actúan como una red de apoyo social. Además, se generan dinámicas culturales que
cohesionan estos colectivos: surgen hábitos y costumbres comunes, idiomas o maneras
de hablar, símbolos compartidos, sistemas de valores similares, etc.
3. Gobierno
Tal y como hemos visto, un Estado es una forma de organización social y de organización
política. El gobierno es la entidad en la que se concentra la gestión y toma de
decisiones sobre esta última.
Existen diversos mecanismos por los que el gobierno puede tomar decisiones e
implementarlas en un territorio y población, pero en los últimos siglos estos suelen surgir
de diversos órganos de gobierno que trabajan de manera coordinada pero paralela, de
manera que no sea un grupo reducido de personas el que tenga la última palabra en todo.
La principal división entre estos órganos de gobierno queda concretada en la separación
de poderes propuesta por Montesquieu y reivindicada aún hoy en día: poder ejecutivo,
poder legislativo y poder judicial.
Velar por la independencia de estos tres tipos de poderes sirve fundamentalmente para
garantizar que todo el mundo se someta a las normas de convivencia de la misma forma,
sin que se puedan crear excepciones ad hoc para mantener a una élite fuera del alcance
de la ley.
4. Soberanía
La soberanía es el consenso acerca de quién decide qué sobre qué territorio. Es, en
resumidas cuentas, el poder supremo del que emanan todos los demás, y por ello va
relacionado con la noción de la autoridad. Al ejercer la soberanía, se toman decisiones
acerca de lo que debe hacerse dentro de los límites territoriales y diplomáticos de un
Estado, y en ocasiones, en contextos bélicos, también fuera de estos.
Este es uno de los elementos del Estado más abstractos y con más capacidad de generar
debate y polémicas, porque definir quién debe ser el sujeto soberano puede llevar a
conclusiones muy diferentes a través de razonamientos muy diversos.
Durante miles de años, en la mayoría de sociedades se asumía que quien mandaba era
fundamentalmente un rey (en las tiranías) o un grupo de personas pertenecientes a la
élite de una sociedad (en las oligarquías).
A partir del surgimiento de la Edad Moderna, sin embargo, se ha ido evolucionando hacia
un tipo de organización política en la que el sujeto soberano es la población, aunque no
de manera directa, sino mediante sistemas de democracia representativa y la celebración
de elecciones para elegir determinados representantes políticos que se ofrecen a trabajar
en los órganos de gobierno
estatales, regionales o municipales.
Por otro lado, los conflictos territoriales entre grandes grupos o entidades políticas son
también luchas por la definición del sujeto soberano. En los movimientos secesionistas,
por ejemplo, se intenta sustituir un sujeto soberano (por ejemplo, "italianos") por otro de
ámbito más local (por ejemplo, "sicilianos").
5. Coerción
Este elemento del Estado está muy relacionado con la soberanía, porque su existencia da
sentido a que aparezca un sujeto soberano con autoridad real. El efecto de la coerción
está presente incluso cuando nadie viola las normas, ya que la certeza de que los delitos
y crímenes tendrán su correspondiente castigo ejerce su influencia siempre, incluso en la
imaginación, la creación de expectativas y l toma de decisiones de las personas.
En cualquier caso, no hay que olvidar que incluso en los Estados más admirados y
considerados de mayor calidad democrática, siempre existen instancias de gobierno con
la capacidad de obligar a las personas a obedecer las normas, o al menos de evitar que
las sigan incumpliendo limitando su libertad a través de instituciones penitenciarias. Todo
este sistema de obligaciones y advertencias forma parte del poder coercitivo, y tiene un
efecto en la manera de comportarse de las personas y de los colectivos, para bien o para
mal
DERECHO CONSTITUCIONAL I
Supremacía y mecanismos de defensa de la Constitución
• El Derecho de Petición.
• Peticiones de información.
• Quejas.
• Reclamos.
• Manifestaciones.
• Habeas Corpus.
• Habeas Data.
• Acción de Tutela.
• Acción de Cumplimiento.
• Acciones Populares y de Grupo.
Derechos humanos
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción
alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra
condición. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho a la vida y a la libertad; a
no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la libertad de opinión y de expresión; a la
educación y al trabajo, entre otros muchos. Estos derechos corresponden a todas las
personas, sin discriminación alguna.
La protección de los derechos humanos, en última instancia, depende en mayor medida
de los mecanismos a nivel nacional
Ni que decir tiene que la protección de los derechos humanos y de los acuerdos
alcanzados en última instancia depende de la evolución de la situación y mecanismos a
nivel nacional. Las leyes, las políticas, los procedimientos y mecanismos en el plano
nacional son fundamentales para el disfrute de los mismos en cada país. Por lo tanto, es
esencial que los derechos humanos sean parte de los sistemas constitucionales y legales
nacionales, que los profesionales de la justicia estén capacitados acerca de cómo aplicar
sus normas y que las violaciones que se hagan sobre ellos sean condenadas y
sancionadas. Las normas nacionales tienen un impacto más directo y los procedimientos
nacionales son más accesibles que los que se encuentran en los niveles regional e
internacional. Eleanor Roosevelt observó:
¿Después de todo, dónde empiezan los derechos humanos universales? En lugares
pequeños, cerca de casa, tan cerca y tan pequeños que no se pueden ver en ningún
mapa del mundo. Sin embargo, son el mundo de la persona individual: el barrio donde
vive; la escuela o facultad a la que asiste; la fábrica, la granja o la oficina donde trabaja.
Estos son los lugares donde cada hombre, mujer y niño busca la igualdad ante la justicia,
la igualdad de oportunidades, la igualdad de dignidad y sin discriminación. A menos que
esos derechos tengan sentido allí, tienen poco sentido en cualquier otra parte.2
El deber del Estado de respetar, promover, proteger y garantizar los derechos primarios
es primordial y por tanto los tribunales filiales regionales o internacionales entran en juego
cuando el estado viola continuadamente o deliberadamente esos derechos. Todos
conocemos ejemplos de cómo recurrir a los mecanismos regionales e internacionales se
ha convertido en necesario para el reconocimiento de las violaciones que se producen a
nivel nacional. La preocupación regional e internacional o la asistencia puede ser el
desencadenante para garantizar los derechos a nivel nacional, pero sólo se lleva a cabo
cuando las vías internas se han utilizado y agotado. Por esta razón queremos dedicar el
resto de esta sección exactamente a este escenario. ¿Qué recurso hay a la hora de
asegurar una adecuada protección para el disfrute de los derechos humanos cuando los
sistemas nacionales han fracasado?
Pregunta: ¿Por qué crees que incluso los estados con un historial de derechos humanos
muy pobre están dispuestos a firmar los tratados internacionales?
Derecho a la igualdad
Protección contra la discriminación
La no discriminación
Derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad personal
Protección contra la esclavitud
Protección contra la tortura y los tratos degradantes
Derecho al reconocimiento como persona ante la ley
Derecho a la igualdad ante la ley
Derecho a recurso ante un tribunal competente
Protección contra la detención arbitraria y el exilio
Derecho a audiencia pública
Derecho a ser considerado inocente hasta que se demuestre lo contrario
Protección contra la interferencia en la vida privada, familiar, del hogar y en la
correspondencia
Derecho a la libre circulación dentro y fuera del país
Derecho de asilo en otros países en caso de persecución
Derecho a la nacionalidad y a la libertad de cambiarla
Derecho al matrimonio y la familia
Derecho a la propiedad
Libertad de creencia y de religión
Libertad de opinión y de información
Derecho de reunión y de asociación pacífica
Derecho a participar en el gobierno y en elecciones libres
Derecho a la seguridad social
Derecho a un trabajo deseable y la posibilidad de afiliarse a sindicatos
Derecho al descanso y al ocio
Derecho a un nivel de vida adecuado
Derecho a la educación
Derecho a participar en la vida cultural de la comunidad
Derecho al orden social que articula la DUDH
La Declaración también contiene una fuerte referencia a la comunidad y a la ciudadanía
como derechos esenciales para el libre y pleno desarrollo y el respeto de los derechos y
libertades de los demás. Del mismo modo, los derechos de la declaración no pueden ser
invocados por las personas o los estados en la violación de los derechos humanos.
DERECHO CONSTITUCIONAL II
¿Como es?
El Estado colombiano está organizado en dos partes: las ramas del poder público y los
organismos del Estado.
- Las ramas del poder público son: la rama ejecutiva, la rama legislativa y la rama judicial.
-La otra parte que compone la organización del Estado es el conjunto de Organismos, estos
son: las instituciones que componen el grupo de los organismos de control como la
Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del pueblo y la Contraloría General de la
República. Un segundo grupo es el de los organismos de la Organización electoral, los cuales
son: el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría Nacional del Estado Civil. El tercer grupo
de los Organismos del Estado son el Banco de la República y la Comisión Nacional del
Servicio Civil. La Comisión Nacional de Televisión entró en liquidación el 10 de abril de 2012,
pero entidades como la Autoridad Nacional de Televisión, la Comisión de Regulación de
Comunicaciones, la Superintendencia de Industria y Comercio y la Agencia Nacional del
Espectro, son las entidades competentes en las labores que esta Comisión solía llevar a cabo.